LAS FINANZAS PÚBLICAS EN MÉXICO. 1988-2006

LAS FINANZAS P?BLICAS EN M?XICO. 1988-2006

Hilario Barcelata Chávez

Volver al índice

 

 

 

 

IMPUESTOS, SALARIOS Y CONSUMO

2 de abril de 2001

La profunda crisis fiscal que enfrenta el Estado mexicano tiene su causa primordial en la escasez de fuentes de ingresos tributarios y en su precariedad. La mitad de los ingresos públicos se derivan de la recaudación tributaria y ésta depende, fundamentalmente de sólo tres impuestos: El impuesto sobre la renta (ISR); el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Estos representan, en conjunto, el 90% de la captación tributaria total y el 44% de los ingresos públicos nacionales, por lo que su comportamiento impacta de manera definitiva las finanzas públicas. De aquí es posible afirmar que, los factores que determinan la recaudación de estos impuestos, son los factores que explican, la situación financiera del Estado.

La recaudación de estos tres impuestos está asociada al nivel de ingreso de las personas y a la forma en que éstas participan en la distribución de ese ingreso. Esto determina, a su vez, el volumen de gasto de consumo de las personas y el gasto de inversión de las empresas. De este modo, se puede afirmar, que la recaudación depende de la dinámica de la actividad económica nacional y, por supuesto, de los factores políticos que determinan las exenciones fiscales y el mayor o menor peso que tienen las utilidades y los salarios en la distribución del ingreso.

El ISR es pagado tanto por personas físicas como por empresas en razón de su nivel de ingreso. En la medida que hay una mayor actividad económica el nivel de recaudación se incrementa. De igual modo, en la medida en que la distribución del ingreso sea más equitativa, más personas contribuyen al pago del impuesto. Actualmente México tiene una estructura del ingreso altamente concentrada por lo que, a pesar del ritmo de crecimiento económico, la recaudación es baja, ya que el cobro se concentra en una proporción muy reducida de la población. Según datos de la Secretaría de Hacienda, el 10% de los mexicanos con mayores ingresos aporta el 88% de los impuestos pagados anualmente. Esto es así, porque cerca del 40% del ingreso nacional se concentra en el 10% de los hogares, el resto de la población no contribuye de la misma manera, simple y sencillamente porque recibe una proporción muy pequeña del ingreso nacional. Según la misma dependencia, el 60% de la población se encuentra en el nivel de menores ingresos y, por tanto, no paga este impuesto, y de hecho, recibe un subsidio fiscal (el crédito al salario). Así, el 60% de los 14.5 millones de asalariados en el país tienen un ingreso mensual que se ubica en un nivel no mayor a tres salarios mínimos, (es decir no más de 3,600 pesos) Por tanto su capacidad para contribuir es prácticamente nula. En constaste, hay en el país un millón 305 mil trabajadores que reciben ingresos superiores a 10 salarios mínimos, (esto es, más de 12 mil pesos), los cuales contribuyen con el 93% de lo recaudado por ISR.

Los otros dos impuestos, el IVA y el IEPS, aunque gravan el consumo, también dependen del nivel de ingreso de la población, ya que la capacidad de consumo está en función al nivel de ingreso. Por esto, el volumen este tipo de recaudación depende, también, del nivel de ingreso, pues entre mayor sea éste, mayor será el consumo y mayor la contribución. Aquí también influye la distribución del ingreso, puesto que entre más personas de menores salarios haya, menor será la magnitud del consumo nacional y menor será la contribución de estas personas. Esto vale también para las empresas, porque entre mayor sea el ingreso de las empresas mayor será su contribución y entre más empresas medianas y grandes haya, más contribuirán. El problema en México es que, la mayor parte de la población consume poco, porque su ingreso es muy bajo. De igual modo, el gasto en inversión de las empresas es reducido porque la mayor parte de las empresas son micro o pequeñas, lo que también limita su capacidad para contribuir con estos impuestos. Así, la solución al problema de la crisis fiscal del Estado parece estar por el lado de incrementar el ingreso de las personas mediante el incremento de los salarios, para hacer crecer su capacidad de contribución al ISR, porque que cada persona de modo individual contribuirá más, al tiempo que, de modo general, el número de personas que contribuyen se incrementará, porque el aumento del salario disminuye la concentración del ingreso. Pero este incremento salarial, también mejorará la recaudación vía IVA e IEPS, porque con un mayor salario habría un mayor consumo, adicionalmente a lo cual, se incrementará el consumo en más bienes gravados, que ahora no se consumen porque son más caros.

Por último en la medida en que las personas incrementen su ingreso, reducirán la presión sobre los servicios públicos gratuitos (educación, salud, etc.) lo que reducirá las presiones para el incremento del gasto público. Debe quedar claro que una política económica que comprime los salarios, como la que ha habido en el país en las últimas décadas, reduce, las posibilidades de incrementar la recaudación fiscal y amplía la necesidad de incrementar el gasto público. Es necesario salir de ese círculo vicioso, la solución está en los salarios y el consumo. Así de keynesiano es el asunto, aunque no estén de acuerdo los Monetaristas.