POLÍTICAS Y GESTIÓN PÚBLICA PARA EL ESTUDIO MUNICIPAL: ÓPTICA ACADÉMICA

POL?TICAS Y GESTI?N P?BLICA PARA EL ESTUDIO MUNICIPAL: ?PTICA ACAD?MICA

Maria Cecilia Montemayor Marin y otros

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INTRODUCCIÓN

La globalización ha traído consigo una revalorización de lo local que se puede sintetizar en aquello de “pensar globalmente y actuar en lo local”. Así, frente a la concepción que sostiene que el desarrollo es responsabilidad exclusiva del Estado-Nación, a través de la planificación, más o menos centralizada, o del mercado, como aboga el enfoque neoliberal dominante, numerosas experiencias demuestran que las ciudades, en distintas escalas, y las regiones son espacios donde surgen y se desarrollan procesos de innovación y transformación, convirtiendo a lo local en un actor protagónico del desarrollo. Estos procesos le han dando forma a una nueva función de los gobiernos locales: el desarrollo local.

En América Latina el concepto moderno de desarrollo local supone un importante cambio estratégico en la concepción del desarrollo y de los roles que deben cumplir los distintos niveles del Estado. En efecto, el modelo clásico de desarrollo ha estado ligado al crecimiento económico y está asociado a la implantación de grandes fábricas, generalmente de capital transnacional, que traen consigo la generación de empleo y la proliferación de pequeñas y medianas empresas ligadas, de alguna manera, o lo que llaman encadenamientos productivos a la producción de la gran empresa.

Este modelo se considera desarrollo exógeno, ya que las fuerzas que lo impulsan arriban desde “afuera” del territorio en el que se asientan y responden a la lógica del mercado globalizado antes que a las particularidades y necesidades locales.

Así, frente a este modelo clásico se ha comenzado a difundir, la idea del desarrollo endógeno. Este modelo tiene como principal sostén la revalorización del territorio y de los recursos locales. El punto de partida es que todas las comunidades territoriales tienen recursos (económicos, humanos, institucionales y culturales) que constituyen su potencial de desarrollo. A nivel local se concentran determinadas estructuras productivas, mercados de trabajo, capacidades innovadoras, un sistema institucional, cultural y de tradiciones propias que se articulan para dar paso a procesos de crecimiento local.

Esto no significa, entonces, un rechazo a la inversión externa, sino que se plantea que ésta y las de carácter local deben articularse para obtener un adecuado aprovechamiento de todas las capacidades disponibles para obtener, así, un desarrollo enraizado en el territorio y la comunidad local.

Es necesario diferenciar las políticas de promoción económica de las de desarrollo local. Las primeras tienen por objetivo el crecimiento económico, en este caso local. Este último es entendido como el crecimiento del producto bruto territorial, o local. Este tipo de políticas corre el riesgo de generar enclaves desarrollados y competitivos aislados de la sociedad local ya que no se plantea, necesariamente, una política que articule con las fuerzas productivas y sociales, generando también el desarrollo de la comunidad. En cambio, la concepción de desarrollo local plantea como elemento central la articulación de los actores locales en pos no sólo del crecimiento económico, sino también del desarrollo de las instituciones y de la sociedad local.

Se trata, entonces, de buscar nuevos caminos de crecimiento y de cambio estructural que permitan un mejor aprovechamiento de los recursos existentes en el territorio a fin de contribuir a la creación de empresas y de empleo y a la mejora de la calidad de vida de la población.

Así entendemos el desarrollo local como la capacidad de llevar adelante un proyecto de desarrollo sustentable, que contemple la equitativa distribución de la riqueza aprovechando eficientemente las capacidades de la sociedad local, alentando su participación y, finalmente, que tienda a la inserción en la globalización, conservando la identidad local.

El desarrollo local requiere de la dirigencia local, tanto política como social, un cambio de visión tanto del gobierno como de la sociedad. En efecto, sin negar el papel que tanto el Estado y el mercado tienen en el desarrollo, es necesario dirigir la mirada a la sociedad local para buscar y potenciar sus fortalezas y tratar de reducir sus debilidades. Al poner en marcha procesos de desarrollo local se generan cambios y resignificaciones de los actores locales que requieren conducción y contención social y política. La política local pasa, entonces, a ser un proceso de construcción de un poder local que se nutre de la capacidad de convocar, concertar, movilizar y coordinar las potencialidades de los actores locales a partir de los atributos de decisión del gobierno local, atendiendo no sólo a la diversidad cultural sino también a las contradicciones que en estos procesos surgen.

Las visiones y prácticas económicas y sociales se encuentran arraigadas en contextos culturales, políticos e institucionales específicos de cada comunidad local. Por lo tanto la dirección que tome un proyecto de desarrollo local será el resultado de las opciones estratégicas que adoptan los actores de esas sociedades. El gobierno local tendrá, por su propio peso en el entramado de las instituciones locales, un papel central en la “orientación” que tome el desarrollo, debiendo atender a las contradicciones de intereses que esa orientación genere. Así, debido la cercanía de los actores sociales al gobierno local se puede afirmar que “el desarrollo local es el tipo más político y societal de desarrollo socioeconómico”

En términos muy generales se puede decir que el rol de del estado nacional será el de generar las condiciones macroeconómicas para el desarrollo, pero también el de marcar el rumbo general, establecer las prioridades con criterios de equidad regional y, eventualmente, obtener y facilitar el financiamiento.

De esta manera, el proceso desarrollo local es, fundamentalmente, una construcción política que reclama modificaciones en el actual modelo de gestión local y en la concepción y el comportamiento de la propia sociedad local.