BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (266 páginas, 475 kb) pulsando aquí

 

 

 

 

 

SI, Y SOLO SI...

- Si estás totalmente convencido de que tienes la razón:

* quizá no la tengas.

- Si crees que debes obligar a los demás a que acepten tu verdad:

* estás rotundamente equivocado.

- Si entiendes, que aunque estás completamente convencido de tu verdad, el otro tiene también razón:

* entonces vas camino a la sabiduría.

- Si eres capaz de formar tu verdad, con la unión de las verdades de todos los demás:

* ¡Felicidades! eres un sabio.

SOBRE LAS DEUDAS I

Siempre que tengas una deuda, págala. Nunca dejes un compromiso pendiente, porque cuando dejas un débito sin saldar, nunca te queda claro con quién te las tendrás que ver, ni con qué réditos liquidarás. Cuando tú hagas una cosa malhecha, enderézala... Intenta componerla, porque no sabes exactamente a quién le hiciste mal, ni quién te vendrá a cobrar.

El dueño de todas las cosas es un Espíritu Superior de bondad y de verdad que todo lo domina, que todo lo guía, que todo lo mide, que todo lo ordena, que todo lo crea; y ello lo hace en beneficio tuyo y de los demás. Ese Espíritu de Bondad domina el universo, impera sobre el cosmos, creó el firmamento; y de una manera que no nos explicamos, lo llena de bondad, lo llena de gracia, lo llena de abundante cosa buena.

Cuando tú le faltas a alguien, cuando tú ofendes a otro; créemelo, no molestaste sólo a ese prójimo, sino que enfadaste a alguien más grande que está por encima de ese ser al que tú conoces, y que sólo es una muestra de algo mayor que está más atrás.

Es como si nuestros semejantes fueran como la ventana de una casa, se ve un poco de lo que hay adentro, pero en realidad no ves todo lo que hay en ella. Del mismo modo, siempre que vemos a otro ser humano, estamos viendo un poco de lo mucho que hay, una parte de algo mayor que no podemos ver en su totalidad; estamos con la mira en “la punta del iceberg”, sin reparar que la verdadera dimensión de tal objeto se oculta a nuestra vista.

¡No lo hemos visto todo!

Es como si alguien muy grandote se ocultara detrás de la cortina y asomara sólo un dedo y nosotros, al ver, dijéramos: ¡Éjele, ahí está un dedo! Y sí, tenemos razón, ahí está un dedo. Pero que quede claro que detrás de ese dedo hay una mano, y detrás de esa mano hay un brazo y todo un cuerpo, y detrás de ese cuerpo hay una inteligencia, y detrás de esa inteligencia hay una poderosa razón de ser, de moverse, que a fin de cuentas es quien hace que se mueva el dedo.

Entonces no solamente digamos: ¡Hey!, ahí está un dedo, sino también pensemos: ¿Quién está detrás de ese dedo? ¿De quién es ese dedo? De tal forma que si se te ocurre darle una mordida al dedo, el problema tuyo no va a ser con el dedo; tu problema va a ser con lo que está detrás del dedo.

De la misma manera, cuando ofendemos a una persona, tomemos en cuenta que no hemos atacado sólo a un ser humano; no, no ha sido sólo eso; habremos molestado a alguien más, a quien está detrás de ese semejante, que le da sustento a esa persona, que le da razón de ser a ese individuo, que le organiza y le lleva para allá y para acá, que le creó y que le tiene una misión y un porqué y para qué a esa persona.

Cuando tú le debes algo a alguno, porque a ese alguien tú le faltaste, le ofendiste o no le cumpliste una promesa; ten la seguridad de que el problema no es tan insignificante como en principio parece; ten la seguridad de que es como si subieras tú una piedra arriba de tu cabeza y la dejaras pendiente de que alguien la suelte. Ten la seguridad de que es como si tú apuntaras un arma hacia ti y dijeras: disparen.

Cuando tú estás deseando que a otra persona le vaya mal, se caiga o le pase algo, ten la seguridad de que es una petición que estás expresando; es como si dijeras: ¡Hey, hey, hey!,por favor, que a mí me vaya mal. ¡Hey, hey, hey, a ti que diriges la vida, te suplico que por favor me vaya mal, que me rompa un pie, que por favor me caiga. Cuando tú deseas algo, estás pidiendo; y si lo deseas para otro, lo pides para ti; si lo deseas para ti, lo pides para otro.

Si estás deseando que el universo se ponga a tus pies, de alguna manera estás pidiendo que el universo se ponga a los pies de los demás, pero como tú eres parte de ese universo, de alguna manera estás suplicando, estás orando y diciendo: ¡Hey, hey, hey! ... que yo me ponga a los pies de los demás. Cuando tú deseas remediar los males de otro y dices: ¡Hey!, por favor, ojalá se cure fulano, tú estás diciendo: ¡hey, hey, hey!, ojalá me cure yo.

De alguna manera, los males que vemos en los demás, son los males que tenemos nosotros. De alguna manera, que yo no entiendo y no entendemos, los demás son un espejo en el que nos vemos. De alguna forma, la energía que nos mueve, nosotros la creamos o la encausamos con las actitudes que tenemos hacia los demás o hacia la vida que nos rodea.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios