BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (266 páginas, 475 kb) pulsando aquí

 

 

 

 

 

SOBRE LAS DEUDAS II

El Espíritu Grande que domina el universo, es un espíritu mayor que lo que alcanzamos a ver; superior en tiempo y en espacio; más espacioso en sabiduría; magno en capacidad de ser comprendido.

El espíritu que da vida al universo está metido en todas las inteligencias que existen, y abarca aún más allá; de tal forma que con todas las inteligencias que existen, con todas las que podamos juntar, no podemos alcanzar a abarcar a ese espíritu superior.

Y entonces sólo nos queda intentar deducir su presencia y ver que la luz que sale de cada persona, no es sino el reflejo de una luz más grande que está escondida detrás de esos ojos, detrás de esas ventanas, detrás de esos corazones.

Incluso la inteligencia mínima o casi insignificante que puede existir en los animales, es manifestación de un espíritu más grande; la fuerza vital que sostiene y vigoriza un árbol, es parte de un espíritu todopoderoso dador de vida y de vigor; la inteligencia de una mariposa y la vida que anima a un gusano o a una hoja de pasto o a una flor; incluso la inteligencia que hace que un pajarito cante, es parte de una inteligencia superior. Y toda ella quiere estar en armonía; toda ella quiere vivir en una concordia con sus partes, toda ella necesita vivir en conformidad: cuando ella vive en armonía, es feliz.

La felicidad está en la armonía. Cuando la inteligencia superior es dañada, porque se dañó una de sus partes más ínfimas, entonces se ha dañado una parte de ella y le duele, pero le duele no como dolor ínfimo, sino como dolor grande. Y es que si la felicidad está en la concordia absoluta, la más pequeña alteración es suficiente para que la armonía ya no sea completa, y por lo tanto la felicidad se empañó, no como un negrito en el arroz, sino como un velo negro que le hubiéramos puesto por encima al arroz.

Es como si el Espíritu Superior fuera como un árbol inmenso y cada uno de nosotros, y cada una de las manifestaciones existentes de vida o de inteligencia, fueran las hojas de ese árbol. Entonces entre todas las hojas formamos una gran parte de ese árbol y éste se vería mal sin hojas; luego somos importantes para él, pero al mismo tiempo cada hoja por sí misma, si está sola, no es nada; por ello cuando tú arrancas una hoja, cuando lastimas una hoja, en realidad a quien lastimaste fue al árbol: lastimaste a la hoja y lastimaste al árbol.

Entonces, cuando tú debas algo, toma en cuenta que al ofender a alguien, crees que ofendiste sólo a una hoja, pero como la hoja está pegada al árbol, entonces también lastimaste al árbol del que para bien o para mal, tú también formas parte; tú también eres una hoja y hay que recordar que una hoja que Iastima a otra, es una hoja mala.

¿Y por qué nosotros no sentimos nada cuando lastimamos a alguien?

¿Por qué no nos damos cuenta que nos lastimamos y nos dañamos, al agredir al espíritu superior?

No lo hacemos por una sola razón: nos hemos ido acostumbrando a tapar con nuestras manos nuestros oídos para no escuchar la voz del Espíritu Grandioso que constantemente intenta comunicarse y hacerse oír. Si nosotros quisiéramos, podríamos escuchar su suave voz que se confunde con el trinar de los pájaros, con el susurro del viento al acariciar los árboles... Si quisiéramos... Y no es muy difícil que lo hagamos. Si nosotros saliéramos al campo a caminar, sin radio, sin ruido, sin personas de compañía.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios