BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

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¿POR QUÉ NUESTRAS ESCUELAS DEBEN SER LAICAS?

Entendemos por laico, lo que es ajeno a corrientes políticas o religiosas, respetuoso de las formas de pensar de los demás; ojo, no contrario a ningún pensamiento religioso. Pero para que en educación básica respetemos todas las maneras de ver el mundo, lo más simple es no tocarlas, pues como todos tenemos una creencia de la que estamos seguros que es correcta, si nos metemos a averiguar sobre ellas, haremos discusiones terribles en las que nos ofenderemos mutuamente y no saldrá nada bueno.

Los niños están en formación y por ello, poco a poco empezarán a entender el mundo, pero..., ¿Por qué no enseñarles lo que creemos que es "correcto"?

El objetivo de la escuela es formar. Los niños van a estudiar para socializarse, es decir, para conocer la cultura en la que han de vivir y para adquirir los elementos necesarios para desarrollarse en ella. Pero nosotros no sabemos todo lo necesario para vivir. Toda la vida no nos alcanza para aprender las reglas que rigen el mundo, por eso no podemos ser todo lo felices que quisiéramos. Si sólo transmitimos lo que sabemos, nuestros niños tendrán que cometer nuestros mismos errores, y la humanidad seguirá siendo igual de imperfecta por toda la eternidad. Eso no podemos permitirlo: nosotros queremos una vida mejor para ellos.

Entonces tenemos que formar a nuestros educandos para la búsqueda de la verdad. Para que ellos intenten encontrar lo que nosotros aun no sabemos, o cuando menos que tengan la posibilidad de acercarse un poco más de lo que estamos. Si al educar les enseñáramos verdades ya acabadas, si les insistiéramos en que el bien educado es el que acepta lo que les damos, si pretendemos que tomen como bueno lo que para nosotros lo es y vean como malo lo que no nos gusta, antes que educar estaremos haciendo robots repetidores de instrucciones, seres incapaces de pensar por si mismos.

Sería como si a un bebé nunca le permitiéramos que deje la andadera por miedo a que se caiga: jamás podría caminar por sí mismo y para dar un paso tendrá que hacer uso de alguien que le dé la mano, pues nunca dejaría de ser un infante.

Si la escuela dejara de ser laica, cada profesor estaría autorizado a meter en las cabecitas limpias de nuestros niños, lo que él crea que es bueno de cualquier tendencia política o religiosa. Y con cada mentor que pasaran, los educandos recibirían todo un caudal de ideas dispares y contradictorias que, antes que orientarlos, les crearía un caos en su mente joven. Esto no podemos permitirlo. Ellos tienen que crecer limpios de prejuicios que les impidan ver la vida por sí mismos. ¡¡¡Son nuestros niños!!! ¡¡¡Serán los forjadores de un mundo mejor!!!

Los papás tienen derecho a enseñar a su hijo lo que ellos creen más correcto y por eso la formación religiosa que cada pequeño reciba, debe ser aprendida al interior de la familia o por medio de las personas que expresamente los padres comisionen para ello, pero nunca en las escuelas, por respeto a las diferentes formas de pensar de cada papá y cada mamá, que pudiera ser que hubieran llevado a la escuela a su hijo, sólo a aprender la ciencia y las reglas de la vida, y no la forma personal de pensar del profesor o el director.


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