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TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

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INMIGRANTES O HIJOS DE INMIGRANTES

Todos los que habitamos nuestro país, somos, o inmigrantes o hijos de inmigrantes: Hasta donde la ciencia conoce, nadie tuvo su origen en este lugar. Podrá haber nacido aquí, pero sus antepasados llegaron de fuera. Inclusive los que habitaron estos bellos parajes desde la época prehispánica, también ellos, o venían de fuera o nacieron aquí de familias forasteras.

¿Quién llegó primero?

Hasta dónde sabemos, no lo sabemos. Pero lo que sí es cierto, es que unos primero y otros después, todos formamos parte de una misma peregrinación que inició en tiempos ignotos y ha seguido desfilando por montes y valles hasta llegar aquí, y lo seguirá haciendo mientras el sol se mueva, el viento sople y el arrollo cante.

¿Pero, cuál es la importancia del asunto? La cuestión es que el tiempo es un río y nosotros somos como lanchas sobre de él. Un día empezamos a navegar y ya no paramos. ¡No paramos! Nada está estático. Ninguna clasificación es siempre valedera, ninguna forma de ser es eternamente válida, ni tampoco así como pienso yo, piensan los demás.

No podemos ignorar esto y decir: los de aquí somos así. ¡No! Podremos manifestar que algunos de este lugar somos de ésta u otra forma en este momento. Pero pretender que todos los habitantes de equis sitio son como yo creo que soy, sería ofenderlos con la comparación; y suponer que deban ser de una misma forma de ser todo el tiempo, es rebajarlos a seres no pensantes.

Y es que es muy fácil que algunos de nosotros, por nuestra intolerancia para con los desconocidos o para con los que son diferentes a nosotros, queramos rechazarlos. Pero como al mismo tiempo que tenemos ese deseo, queremos seguir soñando que somos buenas personas, buscamos un pretexto para justificar lo injustificable y establecer una línea divisoria entre lo que me es familiar y considero mío, y lo que no entiendo y que por ello siento ajeno.

Es en este momento en que decimos: los de aquí somos de tal y tal forma de ser. (Para que se sobreentienda que quienes no cumplan esa característica que creo tener yo, como que andan mal o están de más en este coto de personas "cultas"). Racismo pues, disfrazado de clasificación cultural, para calmar mi conciencia y decirme a mí mismo: ¿Cómo crees que yo soy racista? ¡No que bah! Si yo creo en Dios.

Racistas unos que viven allá lejos y no quieren a los negros, y yo contra los "negritos" no tengo nada. Yo nomás aclaro que los únicos que somos de aquí y que tenemos "buenas costumbres" somos los descendientes de las familias propietarias, y los demás, pos `ahí han llegado, quien sabe de onde y pos los hemos dejao porque somos buenas gentes, que si no, ¡jm!

El que emigra desde su tierra en busca de nuevos horizontes, es ante todo un ser pensante, un ser con aspiraciones. Lo caracteriza la inconformidad para con la situación imperante. En cualquier lugar y en cualquier tiempo hay gente que dice que las cosas no están bien y que se debe hacer algo, y gente que dice que las cosas no están bien pero ni modo, ¿Qué se le va a hacer? De entre la gente que quiere hacer algo, algunos quieren cambiar la situación reinante, pero ven la modorra común, se figuran que es más fácil mover piedras que conciencias dormidas y prefieren emigrar en busca de lugares más propicios para el desarrollo del espíritu.

El emigrante es pues factor de progreso en los lugares a donde llega. Veamos pues que los países que han sido destino natural de inmigrantes se caracterizan por su preponderancia en los ámbitos cultural y económico. El prototipo de ellos son los Estados Unidos, que ha sido el punto de confluencia de diversos espíritus demasiado grandes para permanecer cautivos de sus sociedades originarias, cerradas y maniatadas por tradiciones y costumbres añejas que les impedían pensar.

Repase Ud. los nombres de diez de los más famosos inventores de los EE.UU. e investigue cuántos de ellos habían nacido en América... Y luego piense si ese país sería lo que es si les hubiera cerrado sus puertas a tales inmigrantes. Y luego póngase a pensar en la cantidad de genios que llegaron siendo lumbreras. ¿Sabe quién inventó la dínamo? ¿Conoce su historia?

El punto es que todos, o somos inmigrantes o hijos de inmigrantes; y si nuestros ancestros vinieron a estas tierras fue por algo, un algo muy valioso que los impulsó a cruzar el mar en tiempos más peligrosos que los actuales, tan peligrosos que muchos, la mayoría de sus coterráneos, mejor se quedaron en su lugar de origen; y los que hoy llegan a estas tierras, también vienen impelidos por esos vientos de modernidad que son el motor del progreso.


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