BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (266 páginas, 475 kb) pulsando aquí

 

 

 

 

 

¿HOMENAJEAR AL MAESTRO...O AL PROFESOR?

La pregunta implica una explicación y para ello, otra pregunta: ¿Es que no es lo mismo profesor que maestro? Como son términos convencionales, tendremos que ver que en distintos lugares, algunas personas los utilizan como sinónimos, pero no necesariamente lo son. Intentaremos resaltar las diferencias, valiéndonos de las leyes de la intuición. He aquí algunos puntos por considerar:

* El profesor transmite un conocimiento: el maestro enseña una forma de ser.

* El profesor tiene un horario y un lugar; el maestro lo es permanentemente y en todas partes.

* El profesor transmite ideas de otros y no tiene compromiso personal en la validez de los contenidos que enseña; el maestro da ejemplo y expone conceptos que personalmente lo comprometen.

* El profesor, lo es por un salario; el maestro, aunque coma de su salario, enseña como una forma de ser.

* El profesor se aflige si encuentra incomprensión; el maestro entiende a quien no lo entiende, comprende a quien no lo comprende y ama aunque no sea amado.

* El profesor es alguien que transmite a los demás las enseñanzas de un maestro.

Un maestro no es sólo el de la escuela. Cada uno de nosotros hemos tenido a alguien, que en algún momento crucial de nuestra vida, nos ha guiado; con una palabra clave, con un ejemplo por seguir o con su apoyo circunstancialmente decisivo en algún momento de vacilación.

Los maestros pueden serlo de una persona, de un grupo humano, de una comunidad, de un país o de la humanidad.

El género humano ha tenido maestros como Cristo o Buda en lo moral; como Beethoven o Mozart en la música; como Leonardo o Rembrandt en la pintura; como Miguel Ángel o Fidias en la escultura, etcétera. Guías que en algún momento han marcado un rumbo a la humanidad.

Las naciones han tenido maestros, como Washington o Lincoln lo fueron para Estados Unidos: como Moisés lo fue para los judíos o Bolívar para Hispanoamérica.

Los pueblos o grupos humanos pequeños también tienen sus maestros, sus pequeños o grandes héroes que los han guiado en un momento básico de su historia, con su ejemplo, con su liderazgo, con su consejo atinado prudente.

Es muy justo pues entonces, que se dedique un día a honrar al maestro. Pero..., ¿Cómo se honra a un maestro? ¿Con fiestecitas? ¿Con regalos? ¿Con bellas palabras? ¿Qué cosa le damos para halagarlo?

Si tomamos en cuenta que hay una ley natural que dice. “El alumno supera al maestro”, entonces sólo hay una cosa que realiza al maestro como tal: ser superado por su alumno. Y únicamente cuando el maestro ve que ha sido superado, sabe que su semilla dio el fruto debido y que su razón de vivir no fue estéril. Sólo hay una cosa entonces que puede halagar al maestro, sólo hay un homenaje digno de un verdadero maestro: ser superado por su alumno.

¡Honremos pues al maestro que más admiremos!; démosle la satisfacción de su vida: pongamos en práctica lo que tanto nos enseñó... y superémoslo


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios