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TEMAS

Francisco Javier Contreras Horta

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TU BARRIO

Si vieras que bonito siento yo aquí dentro,

al recorrer las calles de tu barrio,

al recordar las horas que pasaron.

A tanto caminar, doblo ya la esquina,

y echo a volar,

volar mi pensamiento;

creyendo que como antes, estás en la ventana,

con tu sonrisa santa,

con tu sonrisa hermana...

Y creo que el viejo poste donde yo me recargaba,

me mira como amigo,

me mira y no ve nada;

y el viento lastimero que mi llanto acompañara

se esconde allá a lo lejos,

detrás de la montaña.

Quisiera yo inundar tu barrio con mi llanto,

sentir que vienes luego,

oír que estás cantando;

ignorar que en la desdicha,

también estás llorando.

12 DE OCTUBRE

Cada doce de octubre recordamos el descubrimiento de América, y con ello la creación de muchas nuevas nacionalidades. ¿Y cuál es la importancia de la fecha? Ello equivale al día de la boda de nuestros padres: no nacimos en esa fecha, pero si se crearon en ella las condiciones para una vida nueva.

Es importante resaltar algo que todos sabemos pero no todos comprendemos: se encontraron dos culturas y nació una tercera. La nación mexicana es producto de la mezcla de indígenas y españoles, pero no es una España en México como algunos quisieran, ni tampoco una nación indígena como algotros pregonan: es México y punto.

No podemos ni debemos negar nuestra herencia hispana, pero seguir amarrados sentimentalmente a la península ibérica, es exactamente lo mismo que seguir sujetos a las faldas de nuestra mamá: simplemente seguimos siendo niños si nos comportamos así. Tampoco debemos idealizar nuestra herencia nativa, por muy orgullosos que en realidad debamos estar de ello, pues sería una negación de nuestro yo; algo parecido a lo que se dice que hace el avestruz; y negándose a ver la realidad, nunca se ha solucionado nada.

México no es la reivindicación del estado azteca que fue destruido. Los que así lo han querido ver se quedan con un complejo de derrota que los acompaña toda su vida. México tampoco es la coalición de naciones indígenas que se aliaron con el español para sacudirse el yugo mexica; porque pensar así, sería nadar entre las aguas de la traición, el entreguismo y la confusión. Sería intolerable saberse descendiente de los que se aliaron con sus enemigos para destruirse a sí mismos.

La nación mexicana es hija de dos culturas tan disímbolas como el agua y el aceite, pero al mismo tiempo, era la España de ese tiempo, la cultura europea más parecida al nivel cultural de las naciones indígenas. Y porque eran diferentes, tan inasimilables como fuertes ambas culturas, no podían crear una copia de cada una, sino una mezcla única de ellas, que tiene tanto que ver con ambas como un hijo con sus padres.

Pero ojo, no es sensato que discutamos sobre con quien tenemos más parecido, si con la mamá España o con el papá azteca, pues tenemos rasgos de ambos y somos tan parecidos a los dos, que no podemos ni debemos negar nuestra filiación, pero al mismo tiempo, somos tan nosotros mismos, que pretender hacer comparaciones entre México y España cae en el absurdo. Como es sin sentido identificarnos a ultranza con los indígenas que casi nos queremos ver como uno con ellos, pero al mismo tiempo su cultura es tan diferente a la nuestra, que incluso utilizamos la palabra indígena para referirnos a ella.

Podemos y debemos reconocer nuestra herencia hispana e indígena sin pretender ser españoles o aztecas. Apreciar que descendemos de esas dos ricas tradiciones culturales, sin que por ello perdamos nuestra gran identidad que nos hacer ser únicos en el mundo, valiosos y trascendentes: somos México, y con eso ya se dijo todo.


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