BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


APROXIMACIÓN AL PERFIL DEL EMPRESARIO DE LOS MICRONEGOCIOS EN MÉXICO.
DE ACUERDO A LOS RESULTADOS INEGI (2003)

Ricardo Contreras Soto

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Perfil del Empresario de acuerdo a su posición anterior y actual en la organización.

Laura Tinajero Rodríguez
Sandra Patricia Álvarez González
Diana Sinai Pérez Gómez
Carlos Alberto Téllez Estrada
Universidad de Guanajuato
Facultad de Ciencias Administrativas
 

En el presente trabajo nos enfocaremos a estudiar a los dueños de los negocios con experiencia laboral previa por ocupación principal en el empleo anterior., según posición en el trabajo actual.

Según un importante estudio de Smith sobre el perfil del empresario mexicano señala “la realidad es que muchas empresas mexicanas están haciendo lo mejor que pueden para modernizarse, pero se están muriendo, y probablemente no sobrevivan a su propia modernización. Entendieron demasiado tarde que las reglas del juego de la economía mundial estaban cambiando. Ahora se hacen intentos desesperados por introducir nuevas tecnologías y por mejorar la calidad de los productos o de los servicios, pero aún con estos factores a favor, todavía hace falta una mentalidad más visionaria entre los altos directivos y sus ejecutivos, una visión globalizadora, que posibilite la penetración en los grandes mercados mundiales.

El perfil del empresario mexicano ante los retos de la globalización

• Arraigados conceptos tradicionales.
• Esfuerzos enfocados al producto, no al cliente.
• Desesperada búsqueda de ejecutivos con visión globalizadora.

En este principio del nuevo siglo, ya no se trata sólo de "modernizarse o morir", la realidad es que muchas empresas mexicanas están haciendo lo mejor que pueden para modernizarse, pero se están muriendo, y probablemente no sobrevivan a su propia modernización. Entendieron demasiado tarde que las reglas del juego de la economía mundial estaban cambiando. Ahora se hacen intentos desesperados por introducir nuevas tecnologías y por mejorar la calidad de los productos o de los servicios, pero aún con estos factores a favor, todavía hace falta una mentalidad más visionaria entre los altos directivos y sus ejecutivos, una visión globalizadora, que posibilite la penetración en los grandes mercados mundiales.

El fenómeno de la globalización de las economías, y la interdependencia de los mercados internacionales, han convertido al mundo en una mesa redonda de negocios, a la cual quieren acceder las más diversas empresas del planeta. La única manera de lograrlo es mediante la conformación de un equipo de altos ejecutivos que entiendan los retos del nuevo milenio, y que tengan una visión globalizadora de los mercados internacionales. La tecnología avanza a pasos agigantados. El perfil del empresario está pasando por un proceso de continua transformación. Las estrategias empresariales tienen que cambiar rápidamente, de un momento a otro, para adaptarse a nuevos e inesperados desafíos.

Las conclusiones anteriores son el producto de un estudio realizado por la empresa Smith, Reclutamiento y Selección de Ejecutivos, con sede en la ciudad de Querétaro, dirigida por Ana Luz Smith.

El caso no es privativo de México, indica el estudio. Esta desesperación por sobrevivir a la marejada de la globalización, se observa en toda la América Latina. Sólo Brasil y México han tomado la delantera en la búsqueda de ejecutivos que entiendan los mecanismos de la producción y del comercio mundial, y las nuevas y apremiantes reglas del juego de la economía globalizada.

El documento hace notar otro fenómeno que se observa, sobre todo en medianas y pequeñas empresas manufactureras: todavía existe una marcada cultura enfocada al producto, no al cliente. Apenas están en la fase en que todos sus esfuerzos se encaminan a cumplir normas de calidad oficiales, pero no van más allá de la norma. No entienden que el servicio al cliente es lo primordial en las nuevas reglas del juego del comercio mundial. Todavía siguen con el viejo concepto de que "una vez salida la mercancía no se acepta devolución". Aún están muy lejos de crear una cultura enfocada al cliente. La empresa tiene que hacer entender a todos los empleados que deben verse a si mismos como proveedores de servicio. Se debe adoptar el concepto de que todo negocio es un negocio de servicio. Que no es la empresa la que garantiza la seguridad del empleo, sino el cliente.

Al analizar los esfuerzos que se están haciendo en México a fin de adecuar el perfil de la empresa y del empresario al mundo globalizado , señala que se tiene la impresión de que "ya se nos vino todo el universo encima. De pronto nos hemos visto envueltos en el fenómeno de la globalización y de la interdependencia de los mercados internacionales. Estamos, además, en medio del torbellino del comercio electrónico, el famoso E-Commerce, propiciado por la Internet, todo lo cual ha cambiado radicalmente los conceptos tradicionales de la empresa".

Indica que no son pocos los sectores empresariales mexicanos que siguen pensando que el comercio internacional se reduce al intercambio de bienes finales. Eso era antes. Pero desde la década de los 70s comenzó a darse un cambio crucial en la forma en que funcionaba el comercio mundial. Hoy en día, la gran mayoría de las transacciones comerciales se realizan mediante el intercambio de bienes producidos en varios países y ensamblados en otro, que a su vez, exportará el bien final a otras apartadas naciones del planeta. En esto consiste la llamada globalización del proceso de producción. Esta surge debido a la planificación de la producción por parte de las grandes corporaciones multinacionales que producen cada componente del bien final en el país que mejores condiciones reúne para su fabricación.

Ya desde mediados de la década de los 70s, comenzó a tener importancia esta tendencia a la globalización de la producción, y se ha generalizado desde entonces, al implantar un nuevo sistema productivo mundial que constituye la base actual de la economía. Mientras que en los países más avanzados se puso en marcha, de inmediato, la adecuación de los modelos empresariales, en México no es sino hasta la década de los 90s cuando se comienza a observar una preocupación por los desafíos que presenta el mundo globalizado, y sólo hasta estos últimos años es cuando se empiezan a tomar medidas de emergencia, ya no sólo para beneficiarse del cambio, sino para sobrevivir.

La década de los 80s, registró una efusiva reestructuración corporativa, para orientar empresas y a empresarios hacia la nueva realidad de la globalización. Y es que fue en esa década cuando comenzaron a darse una serie de fenómenos que cambiarían el rostro de la economía mundial para siempre: acelerado avance tecnológico, marejada de fusiones y absorciones, desregulación, feroz competencia mundial, deseos cambiantes del consumidor, abandono definitivo de las formas tradicionales de producción, en que una empresa fabricaba todos los componentes de su producto. Tal era el caso, por ejemplo, de la industria automotriz, donde cada marca producía desde la carrocería hasta los asientos pasando por la tapicería y cableado. Hoy en día, en cambio, las grandes corporaciones mundiales, producen a escala internacional, venden productos en todo el mundo, e invierten en muchos países. Se puede decir que los productos ya no tienen país de origen, sino que pertenecen a la economía mundial.

¿Cómo nos vamos a adecuar a esta cambiante realidad del comercio mundial? ¿Qué pasos tienen que darse para la modernización de la empresa? ¿Cómo crear una cultura con visión globalizadora en el sector empresarial? Estas y otras preguntas tienen que plantearse los empresarios mexicanos no sólo para enfrentar los desafíos del momento, sino para participar en los grandes mercados mundiales, antes de que la empresa sea devorada por la competencia.

Basta ver las grandes inversiones que hacen las empresas que vienen del extranjero tanto en tecnología como en capital humano, para entender la urgencia de la adecuación de las empresas mexicanas. En México no tenemos un acceso fácil a la tecnología de punta, y sobre todo en las medianas y pequeñas empresas, estamos más acostumbrados a invertir en maquinaria, pero no en capital humano.

Un primer paso para fortalecer la posición competitiva de la empresa mexicana, es dotarla con una plantilla de ejecutivos no sólo audaces y tenaces, sino visionarios. La estrategia de búsqueda, selección y evaluación, debe realizarse de acuerdo con parámetros perfectamente definidos, dentro de una metodología específica, con el fin de garantizar la objetividad en todo caso. Todo esto, sin perder de vista, en ningún momento, las necesidades específicas de cada cliente; y siempre tomando en cuenta la situación presente de la empresa y sus objetivos, señala Ana Luz Smith.

En estos tiempos en que el aún incierto panorama mundial es motivo de temor, de angustia y de incertidumbre, entre muchos empresarios, la búsqueda y selección de ejecutivos de alto nivel, debe tomar en cuenta un hecho muy importante: el ejecutivo a elegir, además de las habilidades propias del puesto a cubrir, tiene que demostrar que es capaz de entregar no sólo su mente sino su corazón a la empresa. Tiene que saber vivir las pasiones y las emociones de la empresa. Ver hacia el futuro con una actitud positiva y valiente, que le permita abrir caminos sin vacilaciones ni titubeos. Solo así, podremos, como país y como empresarios, enfrentar los difíciles retos que se avizoran en el futuro inmediato, concluye Ana Luz Smith.


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