5.4 Comunicación, informalidad y cultura Organizacional.

La comunicación e informalidad eran otro de los aspectos en la cultura organizacional de la Cooperativa Financiera Avancemos que generó conflictos y creó ciertos intereses en la estructura. La comunicación como un elemento del nivel de lo manifiesto, era un componente de la cultura organizacional que vinculaba la interacción permanente de empleados y miembros de la conducción estratégica, tanto a través de documentos escritos como orales.

Un factor que sigue siendo constante ante los ojos del investigador, es el carácter restringido de las comunicaciones en la vida organizacional. Una forma de disimular esta deficiencia es teniendo estrategias eficaces que garantizan la dependencia de sus subordinados en términos de la información (quien maneja la información tiene poder, es una verdad de Perogrullo), lo que genera una posición de privilegios frente a las demás personas o instancias organizativas . En este punto de vista existía, como es lógico en cualquier organización de carácter nacional, una propuesta de comunicación que abarcaba todas las instancias organizativas. Esta tenía algunas críticas en su sistema de información que le generaban aspectos ineficientes e inadecuados en su proceder. Entre ello denotamos lineamientos prácticos que no indicaban claramente el rumbo a seguir la forma correcta de funcionamiento del modelo de desarrollo.

“Lo único que uno tiene claro es que este negocio debe funcionar en la parte financiera como tal, [...] la información es inoportuna, es insuficiente y muchas veces deficiente. Por esa falta de comunicación muchos todavía creen que aquí se funciona lo mismo que cualquier financiera de mercado.” [t.e.3].

La informalidad era parte de la cotidianidad como se ha venido exponiendo. La comunicación, lo mismo que el cumplimiento de las obligaciones en el sentido de acatar las ordenes, se tomaban bajo el esquema de la informalidad. Se reproducía así tipos de actitudes, hábitos y valores que se convertían en costumbre, y que a juicio de algunos funcionarios, no repercutían en la realización de los objetivos de la organización.

En suma, la informalidad como se presentaba en Avancemos era una tendencia importante de la cultura de los empleados que la integraban. Estas normas de comportamiento como se revelaban ante las pretensiones del proyecto social mismo, llevaron a que se trataran de incorporar otros tipos de culturas que se contraponían con la cultura organizacional “oficial”. La informalidad facilitó a su vez que en la cooperativa el don de palabra se perfilara como un elemento de poder. Existía una tradición oral más que escrita en términos de comunicación. Ello hizo carrera como algo inherente a su cultura.

Siendo la Cooperativa Avancemos una organización dedicada al negocio financiero hubo en su interior un discurso social y político más que empresarial y técnico. Se partía de la afirmación que lo empresarial y técnico debía estar subordinado a lo social y político. La razón estribaba en que se trataba de una organización cooperativa cuyos fines y objetivos principales eran de carácter social. Esto se percibía y trasmitía fundamentalmente por vía oral. De hecho significaba que quien profundizara o manejara dicho discurso social, generaba, en estas condiciones, liderazgos con las connotaciones que de ello se derivan.

La palabra contiene y trasmite también la cultura de la empresa, le presta una forma tangible. “El éxito de la retórica no solamente garantiza la autoridad, sino que también refuerza el poder colectivo, haciendo que los miembros reconozcan que ellos forman una unidad, que quieren pertenecer a esta unidad y suministrar sin rodeos todo servicio que ella necesite, trabajando diligentemente para ella y plegándose a sus exigencias” Sin duda, y pese a todas las manifestaciones de poder e intereses que comentábamos anteriormente, la Cooperativa Financiera Avancemos fue singular en su cultura organizacional. Su crecimiento alcanzado en pocos años hasta colocarse en los primeros lugares, obedeció al empuje trabajado en su cultura interna, que compartía con un sistema de valores bien definido. Tenían legado histórico, héroes, ceremonias para sus eventos, y apoyaban todas las manifestaciones culturales tanto de lo empresarial como de la región donde se ubicaban sus oficinas. “La existencia de héroes, de valores y de ritos es esencial para el vigor de una cultura” .

Este énfasis de lo cultural, lo interrelacionaban con la concepción social que tenían de la gestión empresarial era la diferencia en relación con otras empresas cooperativas. Se tenía claro eso si que la especialización financiera seguía siendo la base del proyecto empresarial avancemos.

“No es por activos que seremos los mejores, aunque estamos en las primeras cinco cooperativas financieras más grandes de Colombia, es por la consolidación del proyecto social y cultural que solo es posible con un buen éxito empresarial”