BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


POLÍTICA Y APARTHEID

José María Amenós Vidal y otros

 

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b) La población negra y los estados independientes.

A comienzos de la década de los 80 la población de Sudáfrica se dividía así: blancos 4.453.274, mestizos 2.554.039, asiáticos 794.639 y negros 15.970.019. Entre la población blanca los afrikaner (descendientes de los holandeses) constituían el 60% y los de ascendencia inglesa el 40%. La población blanca representaba en su totalidad el 18.7%. La población negra que representaba en su totalidad el 67.1%, constituía entre el 52 y 55% de la población urbana total, a pesar de las fuertes políticas de confinamiento a reducidos territorios ancestrales.

Un documento publicado por las Naciones Unidas en abril de 1982 bajo el título “Un Crimen contra la Humanidad”, sintetiza la realidad cotidiana de la población no blanca del África del Sur bajo el régimen del Apartheid: “Es así como las diversas razas viven en barrios separados y viajan en buses y trenes diferentes. No pueden frecuentar los mismos lugares, ya se trate de escuelas, iglesias, restaurantes, salas de cine, playas, clubes o campos de deporte. Deben entrar y salir de todas partes por vías diferentes. Sus miembros reciben atención en hospitales separados y son enterrados en cementerios distintos. Incluso en los zoológicos, salas de arte, museos y parques públicos, las horas de apertura son distintas para los no blancos.

Numerosos empleos están prohibidos a los no blancos, quienes solo pueden ejercer empleos serviles y mal remunerados. El gobierno sudafricano rechaza toda representación parlamentaria de los no blancos y limita rigurosamente la oposición política. Ha separado de sus hogares a miles de africanos para enviarlos a reservas lejanas, y ha creado “ghettos” para las personas de sangre mezclada o de origen asiático. Líderes no blancos y miles de otras personas han sido arrestadas; muchos han sido torturados, condenados, encarcelados o ejecutados en virtud de las leyes inhumanas del Apartheid y de “seguridad”. Numerosos opositores blancos al Apartheid también han sido perseguidos y encarcelados. Según un informe de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, las restricciones impuestas a la libertad de movilización y de residencia y las prohibiciones “comprometen gravemente los derechos de los africanos, en particular el de organizar su vida privada libremente sin ninguna intervención externa”.

La segregación racial es realizada por la división del país en una zona blanca (europea) que representa el 87% de la superficie del Africa del Sur, y un número de “reservas africanas” que representa el 13% restante de la superficie, así como la creación de “zonas étnicas” dentro de la zona blanca. A pesar de que los africanos son más de cinco veces más numerosos que los blancos, las reservas africanas solo representan el 13% de la superficie del país. Esas reservas son consideradas como “Patrias” o “Bantustanías” de las unidades nacionales africanas tales como son definidas por el gobierno. Dichas unidades son, por orden de importancia, las de los pueblos siguientes: los Zulúes, los Xhosas, Los Tswanas, los Pedis, los Sothos, los Shangaans, los Swazis, los Vendas, Los Ndebeles y “otros pueblos”. Pero ni siquiera cada “Patria” está establecida sobre un territorio de un solo dueño. Las diez “naciones” están diseminadas en más de 80 pedazos de territorio separados y no contiguos. La “Patria Zulú”, por ejemplo, se compone de 29 parcelas. Los sudafricanos controlan las “Patrias” en todos los aspectos. El gobierno ha declarado que se propone convertir en autónomas todas las “bantustanías”. Transkei, Bophuthatswana, Venda y Ciskei han sido proclamados ya como “Estados independientes”.

La Asamblea General de la ONU ha denunciado esa pretendida independencia y le ha pedido a todos los gobiernos que se nieguen a reconocer las bantustanías en forma alguna. Las razones son evidentes: el territorio cedido es el menos productivo y el más pobre en recursos mineros de toda el Africa del Sur. Mientras que cerca del 50% de los africanos tienen su domicilio en las “patrias”, éstas solo producen menos del 15% del ingreso total de toda la población africana. La tasa de desempleo en las “patrias” se sitúa entre el 40 y el 80% según cifras que no se divulgan oficialmente. La población se compone de tres cuartas partes de mujeres, dado que los hombres se ven forzados a ir a buscar empleo en las zonas blancas. La infra-alimentación generalizada produce la muerte de la mitad de los niños que nacen en las “patrias”, y esto ocurre en un país que es el primer exportador de productos alimentarios de toda el Africa.

A pesar de los sufrimientos impuestos a la población africana, el gobierno sudafricano continúa enviándola a las “patrias” a la fuerza; desde 1948 más de 2.1 millones de africanos han sido deportados. Este ha sido el más grande desplazamiento de población que jamás haya tenido lugar en tiempo de paz. La Asamblea General de la ONU ha condenado la creación de las “bantustanías” y el traslado forzado de poblaciones africanas a esas zonas en cuanto “violación de sus derechos inalienables”, contraria al principio de la autodeterminación y perjudicial para la integridad territorial del país y para la unidad de la población. “El objetivo real de las “bantustanías” –ha declarado la ONU- es dividir a los africanos, enfrentar a las tribus unas con otras para debilitar el frente africano en su lucha por sus derechos justos e inalienables,... consolidar y perpetuar la dominación de una minoría blanca, el despojo y la explotación de los africanos y de otros pueblos no blancos del Africa del Sur”.


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