ÉTICA, PSICOLOGÍA Y CRISTIANISMO
José María Amenós Vidal y otros
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La rendición de Italia el 3 de septiembre de 1943 y la tregua militar
subsiguiente, desencadenaron una auténtica evasión de prisioneros. La mayoría
solía dirigirse a Roma para buscar refugio, a la Basílica de San Pedro, con
objeto de acogerse al antiguo privilegio de asilo eclesiástico. Algunos de ellos
habían conocido a Monseñor O´Flaherty en la época que visitaba los campos con
Monseñor Duca, y acudían a él, otros se los enviaba Secundo Constantini,
encargado de la Sección de Intereses Extranjeros de la Legación Suiza que
ocupaba parcialmente la antigua Embajada Inglesa, y había por lo menos 74.000
prisioneros de guerra británicos, también los Guardias Suizos que garantizaban
la seguridad del Vaticano escoltaban a muchos de ellos ante la petición de
auxilio... El 14 de septiembre, los alemanes ocupaban Roma, era preciso, pues,
encontrar alojamientos seguros, alimentos y recursos económicos, lo cual suponía
organizar una red de refugio y abastecimiento en las entrañas del nazismo,
mientras la SS y Gestapo sembraban el terror en la ciudad eterna.
En el Hospicio de Santa Marta, se encontraban las legaciones ante la Santa Sede,
a excepción de la planta baja ocupada por las oficinas del Vaticano, se hallaban
en el primer piso, diplomáticos yugoslavos, en la segunda, el Encargado de
Negocios de EE.UU., Mr. Harold Tittmann y su delegación, en el tercero, la
legación francesa, en la cuarta, la británica con Sir Francis Dodolphin D´Arcy
Osborne, Ministro Plenipotenciario inglés ante el Vaticano y su mayordomo, John
May, del cual Monseñor O´Flaherty diría años después : ... es un verdadero
genio, el hombre más astuto y más hábil que he encontrado en mi vida... , ...
En el Colegio Alemán o Teutónico, donde se escondieron bastantes evadidos
residían judíos, rusos y austríacos,... la princesa italiana Niní Pallavacini, y
otras destacadas personalidades como Carl Testa y el historiador Hubert Jeding,
así como el mismo Monseñor O´Flaherty, gran conocedor de la sociedad romana que
junto a John May, informante clave y profundamente familiarizado con la gente
del pueblo, desempeñaron una labor secreta sin precedentes desde las catacumbas
cristianas.
Monseñor O´Flaherty con el consentimiento implícito del Papa Pío XII, John May
con la ayuda extraoficial de Sir Francis D´Arcy, y el Conde Sarsfield Salazar de
la legación Suiza, que tramitaba las peticiones de ayuda clandestina de Secundo
Constantini, constituyeron la Junta Tripartita, que se encargaría de refugiar y
mantener escondidos en conventos y monasterios, en la misma ciudad del Vaticano
con un millar de habitaciones, y en domicilios secretos de ciudadanos romanos, a
miles de personas evadidas, durante la ocupación de Roma, y bajo amenaza de
ejecución de quienes dieran cobijo a prófugos. Monseñor O´Flaherty tendría
organizado un prodigioso sistema de huida y no tardaría en convertirse en el
legendario héroe de la novela de la Baronesa Orczy que le valdría el nombre de
¨La Pimpinela Escarlata del Vaticano¨.