BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


ÉTICA, PSICOLOGÍA Y CRISTIANISMO

José María Amenós Vidal y otros

 

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Documentación.

En este apartado desarrollamos el estudio basado en la bibliografía de “La exterminación de los enfermos mentales y disminuidos : las primeras cámaras de gas“ ("L'extermination des malades mentaux et des handicapés: les premières chambres à gaz") de Dominique Natanson que en “El Holocausto : un crimen contra la humanidad” (Mémoire Juive et Education. Des textes, des témoignages, des documents sur la Shoah. 2005), nos ha servido para describir las corrientes que estudian el holocausto a través de la historia más reciente y que ahora nos permite describir el horror en los frenopáticos alemanes.

En Alemania entre la Iª y IIª Guerra Mundial, como hemos dicho en repetidas ocasiones, el jurista Karl Binding y el psiquiatra Alfred Hoche desarrollaron las ideas que iban a conducir a justificar la destrucción de vidas sin valor para la sociedad. Esta concepción, que se inspiró en la eugenesia de Francis Galton y el darwinismo social condujo a la exterminación de alcohólicos, epilépticos, psicópatas, enfermos inválidos e incurables.

A través de los medios de comunicación de la época, la radio y prensa escrita, los nazis sugirieron a los alemanes concebir y admitir la eutanasia, justificando la muerte de personas incapaces de desarrollar un trabajo y que consumían los recursos de la nación, situación que se hizo insostenible cuando la Alemania del IIIer. Reich entró en guerra.

Los cálculos estadísticos en que basaban sus afirmaciones se referían a que un enfermo mental costaba diariamente al Estado unos 4 marcos, un criminal 3,5 marcos, etc ... (H.J. Gamm, Der braune Kult, Hamburg, Rútten una Loening, 1962). La solución final fue empezar a eliminar los costes mediante la aniquilación de los enfermos mentales y los epilépticos.

Una circular del ministerio del interior alemán con fecha 18 de agosto de 1939 obligaba a los médicos y a las comadronas a declarar los niños que nacían con deformidades. A éstos se les mataría mediante inyecciones de morfina o de escopolamina. Se creó un comité para el estudio científico de las enfermedades graves, hereditarias y congénitas para analizar los modos de aplicación de la eutanasia reputada por técnicas médicas (recordemos que fue a partir de la orden de 1 de septiembre de 1939 firmada por Adolf Hitler, que se autorizó a los médicos a proporcionar la muerte de los enfermos incurables, según su apreciación y que dicha operación de eliminación de internos de los hospitales, manicomios y frenopáticos que comenzó con el nombre en código de la acción T4, acróstico de la calle Tierganten, núm. 4 de la central en Berlín).

La operación comportaba la selección de víctimas por una comisión de control que juzgaba en la mayoría de los casos sobre la información contenida en los expedientes preparados a tal efecto, se efectuaba con posterioridad el traslado a una de los seis estaciones de eutanasia repartidas sobre todo el territorio de Alemania, se procedía a la ejecución mediante monóxido de carbono, porque las inyecciones de morfina o de escopolamina se mostraron ineficaces para abarcar el elevado número de muertes que crecía en número a diario, con posterioridad se efectuaría la incineración del cadáver y se enviaría una notificación de defunción con sus condolencias a las familias.

La cámara de gas del centro de exterminio de Bradenburg, era una sala de muerte antes de la instalación camuflada como cámara de gas. Los muros estaban sellados con duchas fijas en el techo y canalizaciones simuladas a lo largo del muro y a diez centímetros del suelo, corría el tubo conectado a las recargas de gas en el que se habían hecho orificios a través de los cuales se expandía por toda la sala. Las botellas de gas estaban en una habitación posterior, disimuladas por un revestimiento (E. Kogon, H. Langbein y A. Rückerl, Les chambres à gaz, secret d’Etat, París, Editions de Minuit, 1984).

Aunque las operaciones se desarrollaban con discreción, usando un lenguaje codificado en clave 14 f 13, los temores se apoderaron de las familias, los rumores circulaban lo que ocasionó que la iglesia católica se alarmara, por lo que el 3 de abril de 1941, Monseñor von Galen, Obispo de Münster, denunciaría estos asesinatos, así como los Obispos de Fulda y Limburg,, y por respuesta el 24 de agosto de 1941, Adolf Hitler que había iniciado la acción T4 con la clave 14 f 13, ordenaría la detención del programa que continuaría de forma encubierta siendo el preludio e inicio de las terribles ejecuciones oficiales en masa en los campos de concentración y exterminio de Alemania y el resto de naciones ocupadas.

En esta fecha las víctimas enfermas mentales en 6 hospitales psiquiátricos considerados los centros de exterminio más importantes eran ya 70.273 repartidas de la siguiente manera: 9.839 en Grafeneck, 9.772 en Brandenburg, 8.601 en Bemburg, 18.269 en Hartheim, 13.720 en Sonnenstein y 10.072 en Hadamar. La eliminación de los enfermos mentales e incurables continuó hasta 1945 tras generalizarse el exterminio en los campos de concentración.

Los centros e institutos de eutanasia recibían además convoyes de detenidos procedentes de los propios campos de concentración y exterminio, personas que habían sido seleccionadas y juzgadas inútiles para el trabajo. Los informes y documentos disponibles confirman la muerte, de 5.000 deportados de Mauthausen, 3.000 de Dachau, etc ... La eutanasia en su fase inicial acabó con la vida de más de 100.000 víctimas indefensas. Fue la primera vez que se realizó un exterminio de estas características y que se usarían las cámaras de gas que tras esta inicial experimentación luego servirían en las exterminaciones masivas de prisioneros en los campos de concentración.

El número de víctimas estimado en la segunda fase de la acción T4 a partir del 24 de agosto de 1941 asciende a más de 30.000. Todos los ancianos judíos internos en centros de exterminio, establecimientos terapéuticos que servían de estaciones de eutanasia, fueron asesinados. La eutanasia constituye el prólogo de la exterminación masiva en los campos de concentración (Marcel Ruby, Le Livre de la Déportation, Robert Laffont, 1995 et Francis Lachaise, Les péripéties du deshonneur allemand, Editions Lithurge, 1998).


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