BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


ÉTICA, PSICOLOGÍA Y CRISTIANISMO

José María Amenós Vidal y otros

 

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2. Declaración de Estocolmo.

El 27 de enero de 1945 los soldados aliados entraron en Auschwitz y acabaron con el campo de exterminio cuyo nombre resume como ningún otro el horror del IIIer. Reich. 55 años después del holocausto : Los líderes de 47 países denuncian en Estocolmo las "máquinas de exterminio" nazis.

"Nosotros, altos representantes de los gobiernos ante el Foro Internacional de Estocolmo sobre el Holocausto (26-28 enero 2000), declaramos : El Holocausto (Shoah) cambió las bases de la civilización. El carácter sin precedentes del Holocausto tendrá por siempre un sentido universal. Después de medio siglo, continúa siendo un evento lo suficientemente cercano en el tiempo para que los supervivientes puedan todavía brindar testimonio sobre los horrores que azotaron al pueblo judío. El terrible sufrimiento de los muchos millones de otras víctimas de los nazis ha dejado una indeleble cicatriz a lo largo de Europa.

La magnitud del Holocausto, planificado y ejecutado por los nazis, debe por siempre ser guardado en nuestra memoria colectiva. Los sacrificios de quienes desafiaron a los nazis, y al mismo tiempo dieron sus propias vidas para proteger o rescatar a las víctimas del Holocausto, deben ser inscritos en nuestros corazones. Las profundidades de ese horror, y las cumbres de su heroísmo, pueden ser piedras fundamentales en nuestra comprensión de la capacidad humana para el bien y para el mal.

Con la humanidad todavía asustada por el genocidio, la limpieza étnica, racismo, antisemitismo y xenofobia, la comunidad internacional comparte la solemne responsabilidad de combatir esas fuerzas del mal. Conjuntamente debemos elevar la terrible verdad del Holocausto contra quienes niegan su existencia. Debemos fortalecer el compromiso moral de nuestros pueblos, y el compromiso político de nuestros gobiernos, para asegurar que las generaciones futuras puedan comprender las causas del Holocausto y reflexionar sobre sus consecuencias.

Nos comprometemos a fortalecer nuestros esfuerzos para promover la educación, el recuerdo y la investigación sobre el Holocausto, tanto en los países que ya han hecho mucho, como en aquellos que elijan unirse a este esfuerzo.

Compartimos el compromiso de estimular el estudio del Holocausto en todas sus dimensiones. Promoveremos la educación sobre el Holocausto en nuestras escuelas, universidades y comunidades, y estimularemos a que se haga lo mismo en otras instituciones.

Compartimos el compromiso de conmemorar a las víctimas del Holocausto y de honrar a aquellos que se enfrentaron a él. Apoyaremos formas apropiadas de recuerdo del holocausto, incluyendo un Día Anual de Recuerdo del Holocausto en nuestros países (27 de enero será Día Oficial de la Memoria del Holocausto y la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad).

Compartimos el compromiso de arrojar luz sobre las oscuras sombras del Holocausto. Daremos todos los pasos necesarios para facilitar la apertura de los archivos para permitir que todos los documentos que contienen testimonios sobre el Holocausto estén disponibles para los investigadores.

Es apropiado que ésta, la mayor conferencia internacional del nuevo milenio, declare su compromiso en plantar las semillas de un futuro mejor en un suelo con un amargo pasado. Manifestamos nuestra empatía con el sacrificio de las víctimas y recogemos inspiración de su lucha. Nuestro compromiso debe ser rememorar a las víctimas que perecieron, respetar a los supervivientes que todavía están con nosotros, y reafirmar la aspiración común de la humanidad de llegar a la comprensión y la justicia mutuas." Tablas y Gráficos.

El Ier., IIº y IIIer. Reich son términos que se aplican especialmente a las formas imperialistas del Estado alemán.

El Ier. Reich (962-1806) o Sacro Imperio Romano Germánico alcanzó su auge en la época medieval, entrando en crisis en la Edad Moderna, tras la guerra de los Treinta Años (1648), al no poderse constituir en un Estado nacional como sus semejantes occidentales.

El IIº Reich (1871-1918), impulsado por Bismarck, se aglutinó alrededor del reino de Prusia tras la guerra franco-prusiana. La Paz de Versalles (1919) tras la Iª Guerra Mundial (1914-1918) impuso cesiones territoriales de Alemania a todos sus vecinos, la ocupación de Renania, enormes reparaciones de guerra y la reducción de su ejército. Esa humillante paz pesó negativamente sobre la consolidación de la nueva República, donde la antigua clase dirigente continuaba controlando los resortes del poder (burocracia, jueces y ejército). La inestabilidad continuó durante la postguerra: en 1923 el general Ludendorff dió un fracasado golpe de estado nacionalista en Munich que condujo a prisión a Hitler, donde escribió “Mi lucha”. El relativo equilibrio conseguido desde mediados los años veinte, pese a todas estas dificultades, acabó en la depresión de los años treinta, con sus secuelas de paro y empobrecimiento (la cifra de parados ascendió a 6 millones en 1932). La continua sangría de las reparaciones de guerra llevó a un rápido auge del nacionalismo, que favoreció al Partido Obrero Alemán Nacional Socialista (NSDAP) - segundo partido del país en las elecciones de 1930 (que le depararon el 18,3 % de los votos) y ya mayoritario en el Parlamento desde 1932 (37,4 % del total) -, apoyado por los grandes industriales y el ejército.

El IIIer. Reich (1933-1945) fue instituido por Hitler y el nacionalsocialismo.


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