BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

TERRITORIO Y POBLACIÓN

Fabricio Vázquez

 

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Equipamiento del territorio e infraestructura

La región campesina arraigada se encuentra relativamente bien dotada de infraestructura, sobre todo si la comparamos con otras regiones que están más alejadas de la capital del país. En efecto, las infraestructuras y el equipamiento del territorio de esta región se deben exclusivamente a las tres rutas asfaltadas que conectan a Asunción con las fronteras Sur y Este de la región Oriental (ruta I a Encarnación, ruta II a Ciudad del Este y ruta III a Salto del Guairá). Así, las infraestructuras de transporte y comunicación “cruzan” esta región imprimiendo una configuración territorial particular a las que hemos denominado “ciudades-ruta”: centros urbanos altamente dependientes de los flujos que atraviesan la región, mientras que las actividades locales no logran aprovechar en forma suficiente las facilidades ofrecidas por la infraestructura vial, como por ejemplo el acceso a mercados extra zonales.

Ya hemos abordado la problemática del desarrollo urbano de las ciudades-ruta que siguen las influencias regionales y no las locales. De esta forma, las infraestructuras viales de comunicación provocan en la mayoría de estas regiones un “efecto túnel”, entendido éste como una zona por donde las rutas pasan sin activar los territorios que atraviesan. Aunque esto pareciera imposible, por lo imbricadas que están la vida de la población con las rutas, se observa que éstas no generan desarrollo económico local y producen disfunciones espaciales desestructurando los territorios en la mayoría de las ciudades-rutas y zonas aledañas.

El efecto de esta vía de comunicación sobre la estructura de las ciudades-ruta y sus sistemas urbano, económico y social, es altamente nocivo al insertar elementos extraños al sistema local. En las ciudades-ruta las vías terrestres pasan casi siempre por el centro de la ciudad, debido principalmente a que estas y otras infraestructuras fueron mejoradas sobre los caminos de tierra trazados mucho tiempo atrás y que conectaban los antiguos pueblos, los mismos que corresponden actualmente al pleno centro de estas ciudades.

Mapa N° 10. Región Campesina Tradicional y Arraigada

La falta de planificación, de visión de futuro y de prospectiva territorial hizo que las rutas se construyeran y se mejorasen sobre los caminos existentes, dando como resultado la circulación de flujos regionales, nacionales e internacionales a través de ciudades que se convierten en “pasillos” demográficos y económicos. En las ciudades-ruta la vida urbana se separa siempre en dos espacios, divididos por la ruta: la mayoría de los comercios y servicios se emplaza en los bordes de la vía terrestre, generalmente a menos de cinco metros de la misma, mientras el área residencial y el sistema urbano propiamente dicho se extiende a ambos lados, en un área de pocas manzanas paralelas a la ruta que, de esta manera, queda incluida en la dinámica urbana y es considerada por los pobladores como factor clave del desarrollo.

Este paisaje puede comprobarse a lo largo de la ruta que une Asunción con Encarnación y en la que conecta Asunción con Coronel Oviedo. En ambos casos, la vía no solo es un medio de comunicación entre los diferentes lugares sino que se convierte en un patrón de poblamiento y valorización del espacio urbano y, en menor medida, del rural colindante que se urbaniza lentamente, reproduciendo y expandiendo el sistema de la ciudad-ruta. La expansión urbana “espontánea” o “descontrolada” constituye uno de los problemas más graves de la región campesina arraigada, motivada por la inexistencia de planes de ordenamiento territorial, tanto a escala urbana como distrital.

Los servicios e infraestructuras sociales de esta región, en general se concentran en cantidad y calidad relativa en sus propios centros urbanos. Sin embargo, la centralización del poder, de la infraestructura y de los servicios en Asunción, así como su relativa proximidad y su mayor disponibilidad de prestaciones de más alta calidad, determina que las demás regiones se encuentren en relación de dependencia directa con la capital, planteando a la población la alternativa casi obligada de desplazarse hacia ella para satisfacer ciertas necesidades básicas, especialmente las relacionadas con la obtención de documentos (cédulas, pasaportes, libretas del seguro social), realizar trámites burocráticos o atender situaciones de salud más complejas. Por el contrario, en las zonas fronterizas los habitantes tienen la opción de acudir a escuelas y hospitales, acceder a mejores tecnologías e inclusive registrar a sus hijos en las oficinas de registro civil más expeditivas de los países vecinos.

En los últimos años se ha producido un fenómeno nuevo y altamente expansivo a escala nacional, relacionado con la existencia en la casi la totalidad de las ciudades capitales departamentales, de al menos una universidad privada y alguna filial de universidad nacional. La universidad pasa a representar así una valorización de la ciudad y del distrito como lugar activo, generando un nuevo circuito económico propio de la actividad educativa joven y adulta. Así mismo, la existencia de estas universidades en ámbitos locales, frena en alguna medida la migración educativa a la capital del país o a ciudades como Encarnación, Ciudad del Este o Pedro Juan Caballero, que son de las más importantes que poseen oferta educativa terciaria y que incluso atraen migrantes de países fronterizos.

Un proceso similar sucede con los Centros de Formación Docente que surgen con fuerza en esta región, orientados al mismo segmento de la población que ha finalizado su educación media. Este fenómeno de instalación de nuevas infraestructuras y nuevos servicios educativos es en apariencia muy positivo para las ciudades y distritos por la alta connotación de los estudios superiores como vías de movilidad social ascendente. Detrás de esta realidad que privilegia el modelo del éxito urbano se esconde, sin embargo, una discriminación negativa hacia el sistema de vida rural considerada arcaica y desfasada, aunque las opciones educativas en realidad promueven aquellas carreras universitaria tradicionales o modernas que forman profesiones con estatus (abogacía, economía, administración de empresas, informática) y responden mejor a posibles demandas laborales del mercado regional, antes que a las del mercado local caracterizadas aún por las actividades productivas agrícolas.


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