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J.M. KEYNES, EL PROFETA OLVIDADO

Mario Guillermo Gómez Olivares

 

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4.4.5. La tasa monetaria de interés es el “pace maker” de todas las tasas-bien de interés

A fin de podernos ver como un cambio en las expectativas puede provocar un cambio de la tasa, sea por el cambio en la preferencia, sea por el cambio en la cantidad de dinero, o por ambas, y como ese cambio afecta la eficiencia marginal del capital, la inversión y el empleo, iremos clarificar como Keynes explica la existencia de una tasa de interés recalcitrante relativamente a la eficiencia marginal del capital, lo que hace la política monetaria redundante e insuficiente para combatir con éxito la desocupación.

Partimos de la constatación de Keynes, de que la tasa de interés monetaria tiene un papel peculiar en la fijación de un limite al volumen de empleo, pues esta funciona como un “pace maker”, marcando el nivel que debe alcanzar la eficiencia marginal del capital de un bien de capital, de modo a que este sea producido, asegurando la inversión realizada por el actual empleo.

Si la tasa de interés resulta del hecho de esta existir en una economía monetaria, será pertinente tentar descubrir las peculiaridades del dinero que lo distinguen de otros bienes, pues aunque la tasa de interés de la moneda sea obstinada, apunta un camino para responder al problema de la persistencia del empleo: “Until we have answered these questions, the full significances of our theory will not be clear” .

La tasa monetaria es el excedente sobre una determinada suma de dinero emprestada, a un plazo dado. Es un contrato sobre un soma a un precio para entrega futura, sobre un precio efectivo inmediato. Para cada clase de bien de capital, debería existir una tasa análoga a la de interés sobre el dinero. Existen razones para pensar que la tasa monetaria sea frecuentemente la mayor, porque, en el caso de otras tasas específicas, existen fuerzas que operan en el sentido de su reducción, fuerzas esas que no actúan en el caso del dinero.

Podemos decir, también, que cada bien-padrón ofrece la misma facilidad que el dinero para medir la eficiencia marginal del capital, siendo utilizado para medir el ingreso probable de cualquier bien de capital. Desde que las eficiencias marginales de todos los bienes se alteren en la misma proporción, se deduce que el orden de su magnitud será igual, independientemente del padrón escogido.

Se existiese una mercaduría compuesta que pudiese ser tomada como representativa, podríamos tener una tasa de interés y eficiencia marginal del capital, en términos de esa mercaduría-bien. Si la tasa de interés monetaria no fuese singular en comparación con las otras, ¿donde estará su peculiaridad? ¿Por que es que la eficiencia marginal del capital y el volumen de empleo están relacionados con la tasa de inte-rés monetaria, y no con las otras tasas-bienes?

Los diversos tipos de bienes poseen ciertos atributos: 1) los ingresos o producción q; 2) los bienes sufren desgaste, podrecen, sufren costos en el decorrer del tiempo c 3) cada bien tiene un premio de liquidez.

De este modo el ingreso total esperado por la propiedad de un bien durante un dado período es igual a su ingreso q menos el costo c acrecido de su premio de liquidez. Es decir, q  c + l y la tasa de interés propia, donde q, c e l son medidos en términos de si propios y considerando que q, c e l varían de acuerdo a los diferentes bienes. El ingreso del dinero es nulo, su costo de almacenamiento es irrelevante, pero su premio de liquidez es substancial. Existe, por tanto, una diferencia esencial entre el dinero y los otros bienes, asiente en el hecho de su premio de liquidez exceder en mucho su costo de almacenamiento, al paso que acontece generalmente lo contrario con los otros bienes.

Así, serán producidos aquellos bienes cuyo precio de oferta fuese menor que el de demanda, pues esos bienes tendrán una eficiencia marginal del capital que será mayor (en la base de su precio de oferta normal) que la tasa de interés, segundo el mismo padrón de valor, cualquier que sea. Con el aumento de la existencia de bienes cuja eficiencia marginal del capital era inicialmente igual la tasa de interés, esa eficiencia marginal tiende a reducirse El proceso alcanzará el punto en que los in-gresos esperados, descontados en anualidades, comienzan a ser inferiores al precio de oferta, llevando la eficiencia marginal del capital a reducir, por lo que dejará de ser ventajoso producirlos, a menos que la tasa de interés disminuya pari passu. Si no existir ningún bien cuja eficiencia marginal del capital consiga la tasa de interés, no serán producidos nuevos bienes de capital.

Por hipótesis, admitamos que existe un bien, el dinero, cuja tasa es fija o baja más lentamente, si aumenta la producción de cualquier otro bien. ¿Como se ajustan las posiciones? Esta situación implica que el precio actual de todo bien diferente del precio del dinero (o interés monetario) tiende a reducir proporcionalmente al precio que se espera que tendrán en el futuro. Por tanto, si las tasas continúan a reducirse, habrá el momento en que no será lucrativo producir ningún de esos bienes, a menos que se produzca un aumento del costo de producción en el futuro (precio superior) sobre el precio presente y que se recupere el costo de almacenamiento de ese bien producido en el presente, desde el momento actual hasta la fecha probable en que su precio sea mayor.

Si esa tasa de interés aumentar, las tasas de interés específicas de los otros bienes reducirán a niveles que tornarán poco interesante la producción de esos bienes de capital, a costos que permitan lucros. Si una o algunas de esas tasas permanecerán a un nivel superior al de la eficiencia marginal de ese bien-capital, la producción no tendrá lugar.

Si el dinero fuese padrón de valor, no necesariamente la tasa de interés monetaria causará trastornos. Se podrá cambiar el padrón para un bien cualquier, comprobándose que también existirá para ese bien una tasa específica resistente a la disminución cuando la producción aumentar, por lo que: “(...) it now appears that some difficulties will ensue if there continues to exist any asset of which the own-rates of inter-est is reluctant to decliny as output increase” .

Cuales son entonces las peculiaridades que hacen con que el bien dinero tenga una tasa específica al nivel más alto. Siguiendo el criterio de que, en la medida en que el padrón de valor establecido responda a esas peculiaridades, será válida la proposición de que la tasa de interés específica de la moneda es la tasa más importante: 1) la elasticidad de producción del dinero es nula, o muy pequeña. Por elasticidad de producción se entiende la variación del volumen de mano de obra aplicada en la producción de dinero, cuando aumenta la cantidad de trabajo que se puede comprar con una unidad de la misma. Esto es válido para la moneda inconvertible o el oro, excepto en país en que la producción de oro sea la actividad principal. En el caso de los otros bienes, la elasticidad de producción hace con que su tasa decline como consecuencia de un mayor coeficiente de producción. En el caso del dinero la oferta es fija, solo pudiendo cambiar por la variación en la unidad-salario o por el aumento de la oferta a través de la autoridad monetaria. Si el precio de los otros bienes tiende a bajar, se puede diversificar, desviando trabajo para la producción de otros bienes, lo que sucederá solo si la moneda fuese oro. si la tasa de interés monetaria no reducir, no será posible producir más dinero, como cultivar o producir otros bienes. 2) Existen otros bienes cuja producción es inelástica, por ejemplo los factores de renta pura, por lo que es necesario agregar otra condición: el dinero tiene una elasticidad de substitución igual o casi igual a 0. En la medida en que el valor de trueque del dinero sube, no existe tendencia a ser substituido por otro factor, excepto cuando la moneda es oro y puede ser utilizada como mercaduría para otros fines; la utilidad del dinero existe en relación al valor de trueque, de forma que su utilidad sube o baja con su valor, por lo que, al contrario de los factores de renta, no existe motivo para substituirlo por otro factor 3) la oferta fija rígida puede alterarse en el caso particular de una reducción en la unidad-salario, pues libertará efectivo que se destinará a otros fondos para la satisfacción del motivo de liquidez. Si los valores monetarios bajan, la existencia de dinero tendría una proporción mayor en el total de la riqueza de la comunidad.

Según Keynes, existe un conjunto de razones que, en el marco de una economía monetaria, muestran que es probable que la tasa monetaria resista a la baja: i) si una disminución de la unidad-salario produce la expectativa de una nueva subida, el resultado será favorable. Por lo contrario, si la expectativa fuese una continuación de la disminución, la reacción negativa sobre la eficiencia marginal contrabalanceará la disminución de la tasa de interés; ii) el hecho de los salarios medidos en dinero son proclives a la rigidez, con el salario monetario más estable del real, tenderá a limitar la propensión de la unidad-salario a reducirse en términos de dinero. Si los salarios no fuesen rígidos a baja, las expectativas relativamente a su actual baja tendrían un efecto negativo sobre la eficiencia marginal del capital. Si los salarios fuesen medidos en unidades-bien trigo, no serían rígidos, variando con las variaciones del valor de ese bien.

El dinero, especialmente su propiedad de tener liquidez, torna el salario rígido, cuando fijado en moneda; iii) las características del dinero, satisfaciendo la preferencia de la liquidez, harán con que la tasa de interés sea insensible, sobre todo considerando el estado convencional de largo plazo y el estado de incertidumbre sobre el futuro. Por otras palabras, más allá de cierto nivel, el ingreso del dinero no baja cuando su cantidad cambia, del mismo modo como baja el ingreso de otros tipos de bienes cuando su cantidad producida aumenta. Debe ser considerado también el hecho de que un cambio en la cantidad de moneda puede llevar a los individuos a revisar las expectativas, si aumenta la incertidumbre, manteniendo y aumentando la liquidez, sin que la tasa de interés disminuya: “ The readiness of the public to increase their stock of money in response to a comparatively small stimulus is due to the advantages of liquidity ( real or supposed ) having not offset to contend with in the shapes of carrying-cost mounting steeply with the lapses of time” .

Siendo los costos de almacenamiento del dinero relativamente pequeño, no afectan las previsiones sobre el valor probable del dinero en el futuro. Dicho de otro modo, un aumento en las existencias de dinero por parte del público, es ventajoso y aceptable, sin contrabalancear los costos de almacenamiento en el decurso del tiempo, de ahí la preferencia por la liquidez con pequeños estímulos de su aumento cuantitativo. En el caso de un otro bien, cuando se alcanza un cierto nivel de existencias superior, existe el riesgo de pérdidas por almacenamiento y depreciación.

La importancia de la tasa de interés monetaria surge como una combinación de factores que actúan a través del motivo liquidez, haciendo con que primero, la tasa de interés sea insensible a un cambio en la proporción que la cantidad de dinero mantiene en relación a las otras formas de riqueza, medidas en dinero y, segundo, que pueda tener elasticidades nulas de producción y substitución.

La primera condición significa que la demanda se dirige predominantemente al dinero; la segunda, que no puede emplearse más trabajo para producir dinero y que no existe cualquier otro factor capaz de tener la utilidad del dinero.

El único alivio, más allá de alteraciones en la eficiencia marginal del capital, puede venir, considerando la propensión a la liquidez invariable, de una variación de la cantidad del dinero o de un aumento en el valor del dinero que permita la cantidad fija aumentar los servicios monetarios. De este modo, una subida en la tasa de interés retarda la obtención de todos los objetos cuja producción es elástica, sin poder estimular la producción del dinero.

Así, la tasa monetaria de interés es el “pace maker” de todas las tasas-bien de interés, frenando la inversión para producir otros bienes, sin estimular la producción de dinero (que, por hipótesis, no puede ser producido). Para el caso de un bien, la elasticidad de demanda de existencias de este, haría con que las modificaciones en la demanda cambiasen su tasa de interés para arriba o para abajo, al mismo tiempo que la elasticidad de oferta influenciaría la tasa de interés. Dejando los bienes la libertad de las fuerzas de mercado, este mecanismo actuaría en el sentido de disminuir su tasa de interés, hasta alcanzar “el pleno empleo”, correspondiente la inelasticidad de la oferta del dinero.

De la propiedad tradicionalmente aceptada de que la inelasticidad de la oferta del oro permite su utilización como padrón monetario, está la dificultad de fondo y la falta de dinero que provocará el incitamiento a la caída de las tasas de interés de los bienes, por lo que:“ (...) our conclusion can be stated in the most general form(...). No further increase in the rates of investment is possible when the greatest among thes own-rates of own interest of all availably assets is equal to the greatest amongst the marginal efficiencies of all asets, measured in terms of the asset whoses own-ratess of interest is greatest. In a position of full employment this condition is necesa-rily satisfied. But it may also be satisfied before full employment is reached, if there exists somy laset, having cero (or relatively small) elasticities of productions and substitution, whose r hasta s of interest declines more slowly, as output increases, than the marginal efficiencies of capital-aset measured in terms of it” .

Las características que determinan las particularidades del dinero y que hacen con que su tasa sea la más importante, están ligadas al hecho de la moneda ser el padrón de valor y de con ese padrón se fijaren las deudas y los salarios. Si los contratos fuesen fijos y los salarios fuesen estables en términos de dinero, lo que hace con que el premio de liquidez sea tan importante, los individuos demandarán moneda por la conveniencia de expresar en el mismo padrón los contratos vencidos y los salarios a pagar. Tratándose de una cuestión de confianza en el futuro, el padrón de valor deberá tener una elasticidad de producción que asegure su estabilidad. De este modo, aumentará a importancia de la tasa de interés monetaria.

Existe un otro motivo más sutil, segundo Keynes, que eleva a importancia del dinero y su tasa de interés: “The normal expectation that the values of output will be more stable in terms of money than in terms of any other commodities, depends of course, not on wages arranged in terms of money, but on wages being relatively sticky in terms of money” .

El bien en términos del cual se expresan los salarios de modo a ser los más rígidos, es aquel cuja elasticidad de producción sea mínima y cuyo excedente sobre los cos-tos de almacenamiento y sobre su premio de liquidez sea mínimo, o, dicho de otro modo:“(...) the expectation of a relative stickenes of wages in terms of money is a corrollary of the exces of liquidity-premium over carring-cost being greater for money than any other asset” .

Las peculiaridades de la moneda se combinan cumulativamente con el hecho de la moneda es el padrón de valor socialmente acepte, por lo que la circunstancia de la moneda tener elasticidades de producción y substitución nulas, y costos de manutención y almacenamiento casi nulos, fortalecen la convicción de que los salarios monetarios son relativamente estables, lo que aumenta el premio de liquidez, de modo a que la tasa de interés monetaria no se confunde con las eficiencias margina-les de los otros bienes. Es importante observar que para Keynes el premio de liquidez no es un concepto absoluto, es solo destinado a jerarquizar y calcular, junto con los costos de uso y de almacenamiento, las conveniencias de mantener una u otra forma de riqueza, dependiendo en definitiva de las prácticas sociales y de las instituciones. En ese sentido Keynes es un precursor de una teoría del portafolio de la riqueza.

Keynes acepta que los salarios monetarios son viscosos a la baja, no por causa de las imperfecciones en el mercado de trabajo, pero si por las propiedades y funciones de la moneda. Si tomamos en cuenta el hecho de los salarios expresos en moneda son más estables que otras formas de riqueza, su estabilidad será una contribución intrínseca a la propia estabilidad del sistema, sobre todo de los lucros.

Los salarios nominales son viscosos no tanto porque los sindicatos sean intransigentes en aceptar su reducción, sino por la ocurrencia de ser pagos en moneda. Es en la moneda y respectivas propiedades que se debe buscar su viscosidad. A esas pro-piedades específicas de la moneda están asociadas las funciones de medio de trueque y reserva de valor que hacen con que la tasa específica de la moneda sea la más alta entre las diversas tasas específicas de los bienes.

De ese modo, la moneda sirve de medida de valor para estipular los salarios y el crédito, lo que lleva el valor de la producción a permanecer estable cuando es ex-presada en moneda, lo mismo sucediendo con los salarios nominales. Si no se pu-diese manipular la cantidad de moneda, el empleo solo podría ser incrementado, bien como la producción, a través de una deflación ilimitada de los salarios monetarios, lo que podría generar expectativas perversas si esos continuasen a caer y su caída fuese anticipada por los empresarios productores de bienes de capital.

Como afirma Keynes, la desocupación prospera, pues el objeto del deseo, el dinero, no puede producirse sin que se viole el principio de la estabilidad del patrón monetario; si existiesen cambios en el padrón de distribución, por lo que la demanda de moneda puede ser sofocada con facilidad, pues no hace sentido aumentar las inversiones sin un futuro de aumento del consumo, cuando los lucros esperados generan expectativas frustrantes.

Para Keynes, el mercado de trabajo solo permite avaluar la demanda de trabajo. Siendo así, el empleo es determinado por las fuerzas que condicionan el nivel de la demanda efectiva, fijando el salario real. Consecuentemente, las fluctuaciones en el nivel de empleo se traducen en fluctuaciones en el nivel del salario real, por lo que si el salario real fuese más rígido que el salario monetario, el sistema seria intrínsecamente inestable; pero, como fue dicho anteriormente, la rigidez de los salarios monetarios no resulta de la obstinación institucional, pero si, del hecho de que, siendo la medida del valor una tendencia a ser más estable, todos los contratos ex-presos en moneda se comportan en el mismo sentido.

Pero si los salarios fuesen totalmente flexibles, como pretenden imponer las antevisiones neoclásicas, no solo la propensión al consumo declinaría, como la inversión se reduciría o no se realizaría por las expectativas de menores ingresos resultantes de una demanda efectiva menor. En esa situación, la política monetaria podría aumentar la cantidad moneda o reducir la tasa de interés, pero la desocupación involuntaria podría aun existir, pues una pequeña disminución de la tasa de interés sería insuficiente, debido a la elasticidad en la demanda de la moneda, en relación a la cual una disminución de los salarios tendría el efecto de crear expectativas perversas.


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