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SERVICIOS ECOLÓGICOS EN HUMEDALES, EL CASO DE TIGRE, BUENOS AIRES

Leonardo Fernández

 

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Regulación hidrológica

El régimen hidrológico es el factor más característico que regula las praderas de herbáceas altas. Los bajos del interior de las islas están sometidos normalmente a oscilaciones de nivel freático aunque también pueden recibir aportes de las crecientes del río Paraná o de repuntes del río de la Plata. De esta manera, estos ecosistemas tienen la función de amortiguador de excedentes hídricos que son contenidos y luego liberados gradualmente por lentos flujos en manto y por infiltración a la napa (Kandus, 1997).

En relación a los cursos de aguas la función drenaje de las aguas representa uno de los servicios ecológicos principales de estos ecosistemas. El Paraná de las Palmas genera aguas abajo un abanico de menor amplitud, definido en la margen derecha por los ríos Carapachay y Capitán, y en la izquierda por arroyos grandes. En la porción terminal de estos abanicos se encuentra la mayor densidad de arroyos grandes, constituyendo una red que interconecta a los principales distributarios (MSF, 2000).

El predominio de arroyos grandes en el extremo sureste otorga buenas condiciones de drenaje, dada la alta capacidad de conducción de los mismos. Por otra parte, los arroyos chicos, si bien se distribuyen a lo largo de todo el Bajo Delta, presentan un patrón de mayor concentración hacia el noroeste. Estos arroyos, internos a las islas y en muchos casos ciegos, revierten periódicamente la dirección de sus aguas. A su baja capacidad de conducción se suma la fácil colmatación de sus cauces, dificultando en muchos casos la evacuación de las aguas. Complementando al patrón natural, se presenta la función de drenaje artificial constituidos por los canales y zanjones. El trazado tanto de los canales como de los zanjones tiende a facilitar el drenaje de los excedentes hídricos provocados por repuntes y crecientes. Esto es debido a que las especies vegetales del área están adaptadas a soportar periodos de anegamiento, pero estos no pueden ser muy prolongado. Por otra parte el trazado de estos canales es imprescindible en el caso de la ocupación de zonas deprimidas (pajonales), a fin de eliminar el agua que contienen. Estas canalizaciones pueden ser simples zanjas que atraviesan las plantaciones (de ancho menor que 3 m), o canales que rodean a las mismas y las atraviesan (con anchos entre 5 y 20 m). Ambos son eficientes en tanto se realicen continuas tareas de mantenimiento. De lo contrario, una vez abandonados, son invadidas por abundante vegetación acuática que dificulta la circulación del agua y el transporte de sedimentos, lo que hace que terminen colmatándose.

Pero tal vez una de las funciones de relevancia para la región la constituyen los cursos de agua que atraviesan algunas zonas de la aglomeración del Gran Buenos Aires. Estos sistemas juegan un papel fundamental en el drenaje de las precipitaciones de las zonas urbanizadas. En la zona noroeste de la aglomeración urbana sobre la cuenca del Reconquista se generan aportes por lluvias y otro tipo de desagües (desagüe cloacales e industriales) en los 50 kilómetros del río Reconquista hasta la desembocadura en el río Luján.

Figura 1. Regulación hidrológica

En relación a sistema de drenaje continental, la Dirección Provincial de Hidráulica (DPH) reguló caudales de la cuenca superior del río Reconquista a través de presas de embalse de las aguas de los arroyos La Choza y Durazno, y posteriormente, aguas debajo de la confluencia de ambos, la Presa Ing. Roggero, ya en el curso principal del río Reconquista, forma el límite superior del proyecto de regulación. Con los volúmenes de embalse creados, se ha alcanzado una regulación de las crecidas de la cuenca superior para un período de recurrencia de 100 años.

Para el control de inundaciones, en la década de 1970, la DPH construyó un canal aliviador de caudal de 7.5 km, derivando el flujo del Reconquista desde un punto distante 5 km de su desembocadura hasta el río Luján, 5 km aguas arriba de su confluencia natural. Existía un vertedero que funcionaba principalmente cuando crecía el nivel de agua del Reconquista. En 1985 debido a las grandes inundaciones, se destruye totalmente el vertedero quedando el río Reconquista comunicado directamente con el Canal Aliviador.

Los aportes de aguas para una frecuencia probable de 1 en 50 años deben tener una capacidad máxima del orden de 900 m3 por segundo en el trayecto de los 50 kilómetros del curso hasta la desembocadura (UNIREC, 1999). Los espacios verdes, los cursos de aguas y las zonas de bajos de inundación juegan un rol importante para regular el drenaje del sistema urbano. La valoración de este servicio depende de la situación local. Aunque los beneficios de este servicio son evidentes si se tiene en cuenta que en las 167.000 ha de la cuenca del Reconquista viven cerca de 2.600.000 personas en áreas muy urbanizadas.


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