CAPITULO IV. LAS FALLIDAS POLÍTICAS MACROECONÓMICAS

4.1.- CRISIS FISCAL

Al interior del periodo que va de 1900 a 1950 la economía ecuatoriana muestra grandes desfases, especialmente en lo que se refiere a la política fiscal, política que en lo principal repercute en la demanda interna y en el comportamiento de las finanzas públicas127, cuyo instrumental es muy amplio y diverso debido a que no solo tiene que ver con los egresos del gobierno, sino que también con la tributación, los ingresos, el déficit fiscal, los subsidios y otros temas.

Así se puede encontrar que en el periodo en análisis cada centro de acción de la política económica tenía sus propias reglas del juego, es decir actuaban como países independientes dentro de un solo Estado; En esta época los principales centros de los que hablamos corresponden a las ciudades de Quito, Cuenca y Guayaquil, quienes actuaban sin un sentido de unidad nacional y muchos menos con la intensión de crear un sistema de recaudación de tributos general, cada ciudad tenía su propio régimen tributario así como sus propias formas de gastarlo; Así llevada las finanzas del Estado éste apenas lograba subsistír vía ingreso de divisas que obtenía por las exportaciones de banano y cacao en lo fundamental; Debido a estas circunstancias el Estado a nuestro parecer no habría podido emprender obras de gran envergadura, impacto y cobertura a causa de la amplia limitación existente en lo que respecta a su financiamiento. Pero es, desde el periodo presidencial de Don Eloy Alfaro en el que se empieza a construir obras de gran importancia como es el caso de la red vial y de comunicaciones, un gran número de escuelas y colegios y otras obras de menor importancia; hay que resaltar que lo único que si crecía a pasos agigantados eran los gastos militares, los deseos fervientes por alcanzar el poder arbitrariamente, la miseria y la pobreza.

Este periodo es uno de los más difíciles para el Estado Ecuatoriano en el que se encuentran en varios años déficits fiscales causados principalmente por el desorden fiscal y monetario existente en la época y empeorada con las crisis políticas que a menudo ocurrían en el país. Es notorio encontrar durante los primeros 25 años de este siglo administrar la política monetaria a la banca privada, quienes a través de empréstitos al sector público financiaban los crecientes déficits fiscales del Estado. Con la llegada de la Misión Kenmerer se empezó a corregir tales defectos así fue que se emprendió una política modernizadora en los años 30, la que conseguiría logros sólo a finales de los años 40 e inicios de los 50, pero la verdadera modernización llegó con el Estado Desarrollista la que se prolongó hasta los años 70.

Con los técnicos de la CEPAL y la colaboración de los profesionales del Banco Central se realizó los primeros estudios económicos que en lo fundamental ayudaron a conformar un Estado Eficiente y Moderno. Durante este periodo no se observa déficits fiscales constantes a excepción del tramo que va de 1975 a 1980; Estos superavits financieros ocurrían gracias a la corrección fiscal y a las exportaciones de banano que permitían que el Estado tenga la suficiente capacidad de financiamiento y pueda plenamente desarrollar la estructura social que necesitaba el modelo; Con la creación de la Junta Nacional de Planificación se consiguió en toda medida corregir los desequilibrios que en el Periodo Agroexportador normalmente se suscitaban; Así mismo, por primera vez el Presupuesto General del Estado se planificó anualmente, hecho que en el anterior modelo no se lo llevaba a cabo en la que un mismo presupuesto servía para varios años.

A causa del desarrollo industrial poco a poco se fue creando en el país dependencia de importaciones de materias primas y a pesar de todo ello el Estado no registraba déficits fiscales y al contrario durante todo este periodo se logró distribuir el ingreso, subsidiar a empresas industriales, a instituciones de servicios públicos y subsidiar algunos bienes importados. Esta es una época en la que el PIB crece al 6.1% como media anual, en la que en la mayoría de sus años la balanza comercial fue positiva, pero resulta increible y sorprendente que en los últimos 10 años de desarrollismo en la que la economía ecuatoriana encuentra su mayor dinamismo con una tasa de crecimiento del 8.5% en promedio se registraran déficits fiscales como lo podemos verificar en el tramo que va de 1977 a 1981.

Las dos últimas décadas del siglo corresponden a la etapa neoliberalista en la que la crisis fiscal se ve agravada por el deterioro de los sectores productivos de la economía; Durante el gobierno del Dr. Hurtado en los cuatro años de su administración operó un déficit fiscal con una media de –3% con relación al PIB, siendo su peor año 1981 con casi -5% del PIB. Esta profundización de la crisis fiscal se lo debe en su mayoría al traspaso de la deuda privada a la deuda pública, hecho que se lo conoce como la sucretización; De 1988 a 1994 se encuentra un superhábit fiscal que en lo principal fue causado por el incremento de impuestos de carácter regresivo, emisión monetaria sin respaldo, incremento de la deuda externa, macrodevaluaciones, reducción del gasto social y corriente, etc.; Luego, hasta el final del siglo pasado solo se registró déficits fiscales causados además del mal manejo de las finanzas públicas por el problema del conflicto bélico con el Perú ocurrida el 21 de enero de 1995, por la caída del precio del barril de petróleo en el mercado internacional, la prioritaria reconstrucción de la red vial de la costa y la condonación de los créditos a agricultores que fueron afectados por el duro periodo invernal de 1998 (fenómeno del niño), la tremenda red de corrupción enquistada en todos los ámbitos del poder especialmente en los gobiernos de Duran-Ballen, Alarcón, Bucarám y Mahuad, en la que millones de dólares pertenecientes al pueblo ecuatoriano se depositaron en bancos internacionales dejando prácticamente en la quiebra las arcas fiscales.

Los gobiernos neoliberales empeñados por controlar la inflación a través del equilibrio fiscal y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios han conseguido que los sectores de la economía se encuentren en parálisis y consecuentemente se incremente la pobreza.

Los ingresos que deben hacer posible el financiamiento general del Estado se han visto a la baja en los 20 años de neoliberalismo, así la recaudación del impuesto a la renta se lo hace a un 68% de su potencial128; el impuesto a los consumos especiales I.C.E. que se graba al consumo de bebidas alcohólicas, gaseosas, aguas minerales, tabacos, tienen rendimiento mínimo que está en 0,8% con relación al PIB y producto del poder empresarial estas tarifas se han ido reduciendo paulatinamente; lo más escandaloso es la recaudación del impuesto arancelario a las importaciones lo cual explica una evasión del 50% del rendimiento potencial; el impuesto a operaciones de crédito en moneda nacional en vez de registrar un incremento en relación al PIB ha ido bajando del 0,27% en 1989 al 0,22% en 1995 y en relación al año 2000 esta participación ha seguido en descenso, lo que muestra claramente un grado de evasión; el impuesto a la propiedad urbana el cual constituye la principal fuente de financiamiento de los organismos seccionales autónomos no están siendo administrados técnicamente especialmente los catastros, los que razonablemente deben irse actualizando; las otras tasas y derechos reflejan un debilitamiento con lo que se demuestra que no existe una política fiscal sostenida. Solo los ingresos petroleros han ido en continuo aumento, con una que otra variación causada por el descenso del precio del barril de petróleo en el mercado internacional, este ingreso representa el 40% del ingreso total, causando una gran dependencia; El gasto público a consecuencia de lo anterior anotado se ha visto afectado directamente, así los gastos corrientes han reducido su significación en el gasto total, de igual manera ha sucedido con el gasto de capital; lo que si se ha ido incrementando aceleradamente es el gasto que se realiza por el pago del servicio de la deuda pública, la que muestra un enorme peso en las finanzas públicas. Por lo que el Estado ha tenido que emprender programas de reducción de su tamaño, privatizaciones de instituciones y empresas públicas, concesiones y lo que es peor congelamiento de salarios, además de otras modalidades que han adoptado los gobiernos Neoliberales a fin de poder encontrar el equilibrio entre gasto e ingreso. Por otro lado igualmente los gastos que se refieren a salud, seguridad social, se han visto afectados causando graves problemas de: concentración de la riqueza, distribución del ingreso y perdida de la calidad de vida de la población. De ahí que la finalidad de la propuesta a plantearse deba topar temas de cómo mejorar la recaudación fiscal, la disminución del peso de la deuda en las finanzas públicas, la redistribución del ingreso, la recuperación de los salarios y otros temas.

La política fiscal repercute severamente en la demanda interna manifestándose en las finanzas públicas del gobierno central y en el sector público no financiero, siendo importante para este trabajo analizar la forma como se financia los déficits fiscales porque ésta repercute en la actividad económica y es la que en los últimos años ha dificultado su pleno desenvolvimiento. Como hemos dicho en líneas anteriores este desequilibrio financiero ha encontrado contraparte bajo formas de financiamiento con recursos externos contratados: de gobierno a gobierno, con organismos multilaterales, con la banca internacional (FMI, BM, BID, CAF, PNUD), o a su vez el Ministerio de Economía a financiado este déficit a través del Banco Central, siendo esta última alternativa la que ha desestabilizado el país, porque es a través de la figura de la emisión monetaria sin respaldo la que ha provocado procesos inflacionarios tremendos en el corto plazo; A nuestro pensar esta crisis en las finanzas públicas se debe a la incapacidad de administrar adecuadamente los recursos estatales en un contexto de escasez.

La política fiscal en lo que comprende a la asignación de recursos de manera general no ha tenido el suficiente amparo o respaldo de una estrategia de planificación de mediano y largo plazo, porque a pesar de las medidas implementadas por los gobiernos tendiente a mejorar los ingresos públicos y reducir los gastos no ha sido posible encontrar mejoras en la administración tributaria (a excepción de los años 2001 y 2002); al contrario lo que se ha conseguido es la acumulación del volumen de deuda externa en términos desventajosos y sin previsión a largo plazo, que junto a la inadecuada asignación de recursos en todo el periodo neoliberalista ha provocado el arrastre de las obligaciones del sector público originando consecuentemente un proceso de acumulación de los mismos y el abultamiento del presupuesto del gobierno central, forzando el incremento de la deuda externa pública y la capitalización de los intereses por el servicio de la misma; consecuentemente restringiendo la capacidad de maniobra de la política fiscal.