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EL FRACASO DEL NEOLIBERALISMO EN EL ECUADOR Y ALTERNATIVAS FRENTE A LA CRISIS

Carlos Alfredo Uquillas

 

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2.3.- CRISIS DE LOS 80 AJUSTE Y NEOLIBERALISMO

Antecedentes.- La evolución de la economía ecuatoriana en las dos últimas décadas esta marcada por el advenimiento y agudización de desequilibrios a que dio lugar el desarrollo industrial del Estado Desarrollista; precisamente la crítica a la política ISI estableció el inicio de una nueva ideología con el neoliberalismo; entendida por los contradictores no como el agotamiento del patrón de crecimiento sino como una política que estaba en contra de la ineficiencia, del intervencionismo estatal y de la industrialización.

A inicios de los 80 se detectó en el sector secundario de la economía una estructura industrial poco competitiva y desintegrada, debido al proteccionismo estatal que no permitió que se desarrolle el mercado y que los empresarios conduzcan su preocupación por mejorar la productividad. Transformándose la estructura económica y social del país de ser una economía agraria a urbano industrial; así mismo el desarrollo industrial originó un desarrollo tecnológico imitativo, legándolos a los países centros el papel dinamizador de la tecnología al permitírceles el libre ingreso a los sectores de avanzada85.

Las variables ingreso, ahorro, inversión, se manifestaron en completo decrecimiento en estas décadas causando un insuficiente dinamismo de la economía, incapaz de absorber el creciente empleo y de adaptarse a las innovaciones tecnológicas que hace posible el aprovechamiento pleno de recursos propios. Agravado en los años posteriores con la pésima distribución del ingreso, el incremento de la miseria, el atraso, la baja posibilidad de exportar y por la insuficiente capacidad instalada que no permitió generar bienes intermedios sofisticados.

Todas estas malformaciones surtieron efecto durante los 20 años últimos del siglo pasado, sumergiéndolo al país en un gran retroceso económico, en extrema recesión, altas inflaciones, crisis en balanza de pagos, etc.

A partir de los inicios de los 80 la política económica se dirigió a realizar dos procesos fundamentales con el fin de corregir los defectos mencionados: 1.- A asegurar la transferencia de recursos hacia el mercado financiero mundial; y, 2.- A controlar la estabilidad del mercado interno, especialmente las variables monetarias, crediticias y financieras86.

Para conseguir estos procesos fue necesario dar prioridad al combate de la inflación, a la que se le consideró como un fenómeno que se originaba por la expansión de la demanda interna, la que entrañaba una distorsión en el sistema de precios relativos, demanda que en lo principal estaba afectada por una política económica equivocada, especialmente en las áreas de comercio exterior, fiscal, monetario, crediticio y salarial, a las que se les culpó la falla del normal funcionamiento; Por tales razones se consideró como necesario restablecer el equilibrio, asegurar el desarrollo económico racional y sostenido en el mediano y largo plazo87.

En el área de Comercio Exterior se consideró que el déficit en cuenta corriente de balanza de pagos era causado por el proteccionismo, por el manejo de un tipo de cambio sobrevaluado y por los altos aranceles que influían directamente en el intercambio con el exterior, ante lo cual se recomendó la devaluación de la moneda.

En el campo Fiscal para detener el crecimiento de los gastos en relación con los ingresos del sector público, se aconsejó que el gasto público disminuya y a la par se elimine los subsidios.

Se culpó a la política Monetaria-Crediticia como causantes de la inflación, originado por la expansión de la masa monetaria y del crédito, ante lo cual se recomendó la restricción del crédito al sector público y el alza de las tasas de interés.

Al ámbito salarial se le adjudicó la responsabilidad de que éste a través de los incrementos salariales expandía la demanda interna y agravaba el proceso inflacionario por no guardar relación con la productividad del trabajo88.

Este esquema descrito de consideró como medio de análisis necesario para emprender cualquier posibilidad de desarrollo; expuesto así este enfoque asigna la responsabilidad de la inflación solo a la órbita de lo fiscal y a los mercados cambiario, monetario-crediticio y del trabajo; En síntesis este estudio aparentemente no posee un proyecto de desarrollo que en su accionar involucre a los distintos sectores de la economía, pudiendo darse talvez en un escenario distinto al analizado y donde la política económica estatal no exista.

La responsabilidad del Estado debe ser el asegurar el bienestar de sus miembros mediante la acción plena en el desarrollo del país; Ninguna ideología puede o debe exonerar el Estado de sus obligaciones y que puestos en términos de política económica corresponde a las funciones de velar por el pleno empleo y el crecimiento efectivo de toda la sociedad. Política económica Neoliberal que al carecer de esta perspectiva considera que el incremento del trabajo conduce al incremento de la inflación; asignando la responsabilidad del crecimiento económico a la eficiencia y a la especialización productiva, la cual encuentra amplia contradicción con el sector empresarial y laboral, condicionándolo a la primera a la apertura externa; vinculando el desarrollo al capital financiero internacional; sistema financiero que en su necesidad por recuperar sus prestamos y ganancias confinan a una grave dependencia financiera, deuda para constituir reserva, deuda para financiar las finanzas estatales y el capital de trabajo, deuda para financiar la deuda, y deuda especulativa.

La deuda es el resultado perverso de la intensa vida de relaciones internacionales la que causa dependencia y perdida de autonomía a la hora de tomar la política nacional, imposibilitándole de resolver los problemas económicos, sociales y políticos; situación que nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de replantear el comportamiento general de la economía ecuatoriana.

Hechos que a la postre están terminando por herir de muerte al modelo Neoliberal o que en lo mínimo se produzca situaciones tremendas de convulsibidad social y violentas crisis, tal cual como lo hemos señalado en los dos últimos temas del capítulo primero.

En el ámbito político se destaca en las dos décadas la presencia de gobiernos de corte neoliberalistas y uno de corte populista, así podemos encontrar que luego del infausto suceso acaecido al Ab. Jaime Roldos, la burgo oligarquía retomó el control político de la Nación, y durante casi 20 años alternadamente gobernaron oligarquía serrana y costeña.

En 1996, luego de algunos intentos fallidos el populismo retorna al poder con su tercer representante el Abogado guayaquileño Abdala Bucaram Ortíz. Personaje de carácter temperamental y fogosidad natural, Bucaram en cuanto asumió el poder se constituyó en el enemigo común de los estamentos altos y medios del País. Al acceder al poder del Estado el 10 de agosto de 1996 los cimientos de las burguesías y de las oligarquías se estremecieron brutalmente a tal punto que no pocas voces delirantes amenazaban su prematura caída sin que ni siquiera se haya producido aún la transmisión presidencial.

En ésta misma etapa, la mayoría de los medios de información colectiva se apresuraron en recoger toda suerte de vaticinios y premoniciones agoreras que coincidían con las voces de los grupos pudientes quienes no daban al electo régimen, mas de medio año de vida.

El gobierno de Bucaram no tuvo oportunidad de desarrollar ningún tipo de política relevante en ningún orden del Estado, seis meses al frente del País no es tiempo suficiente para que un gobierno tenga o pueda realizar aunque así lo quisiera nada por aquel. Bucaram y varios miembros de su gobierno fueron acusados de graves hechos de corrupción. Los proyectos sociales de “La Mochila Escolar, los planes de vivienda Popular” y otros quedaron reducidos a escombros pues no pudieron ejecutarse en ningún momento, sin embargo es de mencionar que en aquel régimen hubo altos funcionarios que rebasaron su competencia llegando a niveles de arbitrariedad con sus subalternos, cosa que ocasionó el repudio social y fueron a la vez buenos pretextos para encender los feroces ataques de las oligarquías.

A esto se sumó que el Presidente en uso de su temperamento febril y fogosidad en muchas ocasiones realizó demostraciones de sus dotes poco depuradas en las artes del canto y el baile, Tomando como caballo de batalla estas dos figuras; Las oligarquías (no el pueblo) se lanzaron con ferocidad inusitada en contra del gobierno de Bucaram, todas las facciones del poder económico de la República, exigían por un lado inicialmente la rectificación de las medidas económicas que dispuso el régimen, pero de forma hipócrita, pues cuando el Presidente en el día de cesación las derogó no cambió el cauce ya trazado de una conspiración en proceso irreversible.

Acaudilladas por las fuerzas oligárquicas, las demás fuerzas políticas incluso y de manera inaudita e inexplicable se ofrecieron como fieles concubinas, fenómeno éste que aún no termino por entender, pues como se podría explicar que lo que políticamente son agua y aceite en esos momentos se mezclaron en contra de Bucaram, cuando lo sensato hubiese sido que al menos las fuerzas de Izquierda no caigan en la tentación y la trampa tendida por la oligarquía, aunque Bucaram no se haya caracterizado por ser un hombre de izquierda sino de tendencia populista; no se si esta actitud de la Izquierda ecuatoriana se debe calificar como una traición al pueblo o un acto de ingenuidad insoslayable e imperdonable. La historia será quien deba pronunciar el último e inapelable dictamen.

No obstante, una alianza parecida ya se produjo en los años 30, la cual se determinó que se desconozca la validez de la elección de Bonifacio como presidente del Ecuador.

Se debe recordar también que a los pocos meses de gestión la oposición política dirigida por el mayor enemigo del populismo y de Bucaram en particular el expresidente Rodrigo Borja se dieron los primeros incidentes, el Presidente cayó en las provocaciones de la oposición beligerante que a través de la prensa, considerada por lo general “la única dueña de la verdad”, emprendió una campaña sin límites de insulto y agresión a través de los medios de información manejados por el poder económico, la que ante cualquier respuesta del Gobierno tomaba el papel de inocente víctima en lugar de agresora que en realidad le correspondía.

Finalmente, cuando Bucaram realizó un viaje al Perú con el objeto de entablar relaciones distendidas con el País con quien acabábamos de tener uno de los tantos incidentes territoriales, las expresiones del Presidente Ecuatoriano fueron sacadas de contexto por todos sus enemigos acusándolo de pedir perdón al enemigo peruano, cosa que desde luego no fue así. En busca de un desesperado camino constitucional para destituir al Presidente y así consumar el proceso conspirativo forjado desde antes de que el infortunado Bucaram asuma el poder, algunos partidos lo quisieron enjuiciar políticamente por cantar, bailar, comer de mala manera en público y amenizar espectáculos de beneficencia, pero esa idea se desechó porque no contaban con los votos necesarios para conseguir tal objetivo como mandaba la Constitución que regía; entonces se da el fenómeno suigeneris de aleación de las Fuerzas Políticas normalmente irreconciliables perfeccionada en diferentes reuniones conspirativas y deciden que a cualquier precio Bucaram y su gobierno debían ser defenestrados.

Aunque se diga lo contrario, el tercer gobierno populista, intentó dirigir su política en favor de los sectores más deprimidos de la Nación en el campo de la educación, la vivienda, la salud, etc. pero ello suponía reducir e incluso eliminar algunos privilegios que beneficiaba a los grupos dominantes, e implementar el sistema de convertibilidad monetaria, lo cual alarmó y enfureció hasta el delirio al poder económico, el cual por primera vez se movilizó personalmente por las calles en contra de su enemigo, de tal manera que el día 6 de febrero de 1997 salen en protesta los grupos medios y altos de la ciudad de Quito principalmente, a quienes se sumaron algunos representantes de la Izquierda todos pidiendo no la enmienda de la política del gobierno sino su salida, Bucaram quizá fue demasiado contemplativo al permitir que se expanda la violencia de la élite social, como cuando acabó con la vida de Eloy Alfaro una similar, ésta última turba enloquecida sitió al Congreso Nacional forzando a expedir la más nefasta resolución política que se haya dictado, cesando inconstitucionalmente en una sola Resolución a diferentes autoridades del Estado, tal aberración política rompió el Orden Constitucional por la voluntad de 44 hombrecillos investidos por su propia obra y gracia de poderes omnímodos, cual es el poder de la conspiración.

Las fuerzas armadas respaldaron el golpe de Estado legislativo eficazmente, igual cosa hizo la iglesia, el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica cuyo Embajador contribuyó decisivamente para derramar el vaso, y en su conjunto la prensa letal y delirante que atacó al gobierno durante todo su mandato no por sus errores sino por el crimen de proceder del pueblo llano, es decir por ser populismo. Luego de su caída Bucaram y sus principales colaboradores salieron al exilio sopena de ser apresados y condenados tengan o no culpas.

Como podemos apreciar, los gobiernos denominados “populistas” jamás han llegado a culminar su mandato Velasco, Roldos y Bucaram fueron cortados antes de que puedan terminar el período para el que fueron designados, sea por el medio que fuere, Golpe de Estado Militar o Civil las fuerzas dominantes en realidad no soportan la presencia de un gobierno con intereses diferentes a los de aquellos que se creen propietarios del País por lo que el derrocamiento es la norma para terminar rápidamente con los mismos, por esta razón es que afirmamos que “Los gobiernos populistas son gobiernos de suerte anticipada” para eterna desventura de la Patria pobre.

Estrenando nueva Constitución, la décima séptima de nuestra historia, nuestro país reinició aquello que se denomina régimen democrático, mediante un referéndum hecho al apuro y sin que la población haya tenido la oportunidad siquiera de enterarse que es lo que iba a escoger y a su vez que iba a desechar.

Los Ecuatorianos elegimos una Carta Política evidentemente inferior a la que desechamos en aquel referéndum; desechamos la Constitución de 1945 que indiscutiblemente contiene dentro de sus imperfecciones, parámetros de equidad, justicia y libertades propias de la teoría democrática. Pero lo más importante en la practica fue que con este episodio se puso fin a siete años de dictadura militar.

Periodo Roldosista.- Con tales antecedentes el 10 de agosto de 1979, asumió por voluntad soberana del pueblo al poder del Estado el abogado guayaquileño Jaime Roldos Aguilera; sin embargo, lamentablemente para nuestro pueblo desconocedor histórico de los mínimos aspectos de la doctrina política y la convivencia organizada, el Presidente electo jamás tuvo el respaldo necesario para implementar las reformas económicas necesarias, y al poco tiempo fue duramente combatido mediante protestas estudiantiles y obreras que debieron ser reprimidas con la misma violencia. La oposición de los sectores económicos no se hizo esperar a lo que se sumó el conflicto con nuestro vecino del sur, conflicto que fue manejado con patriotismo por el Presidente, logrando incluso unificar el alma de la Nación. Roldos falleció seguidamente en un extraño accidente aéreo.

Periodo de Hurtado.- Asumió el poder el vicepresidente Oswaldo Hurtado, un estadista en el que nosotros reconocemos gran valía en su opinión, haci como también aspectos discutibles; Hurtado estuvo relacionado con los sectores sociales y económicos de la sierra principalmente a quienes reconoció favores dentro del gobierno cuyos miembros en no pocas ocasiones estuvieron envueltos en escándalos de corrupción. Pero al final de cuentas terminó sin contratiempos su administración como era de esperarse. Periodo de Febres Cordero u Oligarquía Extrema .- En Agosto de 1984 alcanzó el poder el también guayaquileño León Febres Cordero, miembro nato de uno de los mayores grupos económicos y oligárquicos de la costa, logra convencer a la población de la costa fundamentalmente con tres palabras a la postre mágicas “Pan, Techo y Empleo” supuestos objetivos que se propuso alcanzar, aunque debido a su descendencia política eran simples quimeras para seducir a las multitudes. Pues lo único que en su gobierno se tuvo fue hambre, desamparo y desempleo y un régimen de violencia atroz que cobró la vida de muchos idealistas de Izquierda que resolvieron combatir al coasitirano.

Fue en suma un período de gran conflictividad política protagonizada por las funciones del Estado y la subversión que jamás lograría implantar las bases para la necesaria revolución, pero a su vez lejana revolución.

Periodo de Borja.- Luego de cuatro años de beligerancia, asumió constitucionalmente el poder, el socialdemócrata Quiteño Rodrigo Borja Cevallos, éste ciudadano tuvo por discurso “Gobernar con Justicia Social” En su campaña presidencial llegó a saludar hasta con los niños lustrabotas tratando de aparentar identidad con éste sector social, hábito efímero que luego de asumir el poder del Estado extrañamente se le olvidó. Borja representa a los sectores burgueses e industriales de la sierra compartiendo con la democracia Popular, además de grupos intelectuales, Sin embargo fue esta una administración semiestéril, que se dedicó en un primer momento a devorar todos los cargos que pudo legal e ilegalmente en la Administración Pública. Aunque repetidamente se vanagloria de haber logrado el mayor crecimiento histórico de la economía del País, no se oye que reconozca que en su gobierno los índices de la inflación también fueron de los más altos.

Enfrentó una feroz oposición del Congreso manejado por la derecha que costó el cargo de varios Ministros. Periodo de Duran Ballen.- En agosto de 1992, llegó al poder el Arquitecto Quiteño Sixto Duran Ballen, personaje de tendencia conservadora que luego de romper relaciones políticas con su ex partido el Social Cristiano, formó un movimiento propio que aglutinó a toda la Nación excepto a los social cristianos, aunque en el fondo no hubo un cambio ideológico porque estuvo totalmente de acuerdo con la política neoliberal a ultranza seguida por su Presidente Dahik. En su administración enfrentó una intransigente oposición política por parte del Congreso que determinó inclusive la renuncia de su vicepresidente Alberto Dahik, quien debió salir del país al ser enjuiciado y ordenada su prisión, con lo que quedó a medio camino las reformas económicas que ese régimen pretendió alcanzar. Un hecho curioso que se verifica en este período de democracia es que todos los presidentes de turno fueron combatidos por sus adversarios políticos desde el Congreso, quienes en innúmeras ocasiones a cada uno les habían pidido la renuncia, incluso al ex presidente Borja y a su vicepresidente Parodi en algún momento se los pensó enjuiciar políticamente por atentar al honor de la Nación.

El nuevo inicio del populismo bucaramista.- El 10 de agosto de 1996 el conjunto de la nación desesperanzada por cuatro presidentes burgo-oligárquicos llevó al poder al controversial abogado guayaquileño Abdala Bucarám Ortíz, quien tuvo su respaldo, no en los sectores intelectuales y económicos, sino en los marginales y pobres. Con Bucaram, bien podemos decir que el Congreso Nacional, al fin pudo materializar su sueño de muchos años, cual es, sacar por sí mismo a un Gobierno, aunque para ello tuvo que romper el siempre frágil papel que recoge la Constitución Política, acto que fue tramado indudablemente por casi la totalidad del sector económico, representado políticamente en la función legislativa .

Bucaram con su lema “La fuerza de los pobres” intentó redistribuir la política social.

Mediante la imposición de gravámenes a los sectores medio y alto, a través de la elevación de las tarifas de la energía eléctrica, del precio del cilindro de gas, etc, sin conseguir éxito; sin embargo, lo que realmente enloqueció a los grupos económicos y a sus representantes en el Congreso fue la idea de la convertibilidad, siendo acusado antes de cualquier intento real, de saquear los fondos públicos y de “incapacidad para gobernar”, justificativo disparatado que sirvió de pretexto para que el Congreso en un acto, inconstitucional y arbitrario, lo cesara de sus funciones antes de los seis meses de ejercicio.

Sostengo que dicho acto fue inconstitucional por motivaciones políticas sino por razonamientos simplemente jurídicos que a continuación expongo: La noche del 6 de Febrero de 1997 el Congreso reunido para analizar la situación política que se había creado en todo el País en torno al gobierno de Bucaram dictó una resolución, cuyo texto en lo principal dice: “Ante los sucesos que paralizan y conmueven a la Nación Ecuatoriana provocados por la bochornosa e ilegal conducta del Presidente de la República, atropella a la sociedad civil, amenaza y agrede a la prensa y mas medios de comunicación, utiliza a las Fuerzas Armadas en actos extraños a sus funciones perjudicando su imagen, protagoniza actividades artísticas, musicales y deportivas reñidas frontalmente con la majestad de la Presidencia de nuestra República y a montado una gigantesca red de familiares y allegados que son el eje de la corrupción , que convertida en sistema de Gobierno, azota y denigra al Ecuador; el Presidente de la República ha intentado amedrentar a los diputados impidiendo el normal tránsito al Palacio Legislativo y amenazando al Presidente del Parlamento y a los principales líderes del mismo, con apresarlos si no se somete a sus caprichos; y, la exigencia virtualmente unánime de la población es que termine este estado de caos y desafueros organizado por el Ejecutivo”. Con tales consideraciones o pretextos risibles y repudiables, el Congreso resuelve “declarar la incapacidad mental para gobernar del abogado Abdala Bucarám Ortíz, al tenor del literal d) del artículo 100 de la Constitución Política de la República y consecuentemente el cese de funciones como Presidente Constitucional de la República”. Esta es la primera violación a la Constitución, porque si bien es verdad que el artículo 100 de esa Constitución establecía entre las circunstancias por las que cesaba en sus funciones y quedaba vacante el cargo de Presidente de la República la consignada en el literal d), esto es “ la incapacidad física o mental del Presidente”, tal incapacidad se refiere a impedimentos derivados de una enfermedad clinicamente determinada, como por ejemplo si el Presidente de la República sufre un accidente grave que no le permite acudir a su despacho para ejercer sus funciones ocacionándole incapacidad para el trabajo, o a su vez hubiese quedado decerebrado, para el caso de la incapacidad mental. Como todos conocemos, jamás se practicó ningún examen físico o psiquiátrico al expresidente Bucaram que sirviera de sustento al Congreso para emitir tal declaratoria de incapacidad mental para gobernar, pues si no existía un procedimiento regulatorio para la aplicación de dicha norma, por principio de decencia política y juridicidad debió haberse remitido a lo preseptuado por el Código de Trabajo para determinar la incapacidad para el trabajo del funcionario que se quería cesar en su cargo, es decir que tal norma no era aplicable al caso, y si se la aplicó fue en ejercicio de la arbitrariedad y la injuridicidad. Adicionalmente, la misma Constitución Política preveía en el artículo 82 como una de las atribuciones del Congreso en el literal g), enjuiciar políticamente al Presidente, Vicepresidente de la República, sus ministros y demás funcionarios de los órganos de control y de la Función Judicial, determinando taxativamente que, “El Presidente y el Vicepresidente de la República solo podrán ser enjuiciados por traición a la Patria, cohecho o cualquier otra infracción que afectare gravemente al honor nacional”, para lo cual se debía seguir el procedimiento establecido en la Ley Orgánica de la Función Legislativa contemplado desde el Art. 97 al 104 lo cual determinaba el cumplimiento de ciertas solemnidades procesales y en caso de que se intentaría censurar y destituir al Presidente se requería de los votos favorables de las dos terceras partes de los miembros del Congreso Nacional al menos, y no de la simple mayoría de dicho cuerpo como se lo hizo con Bucaram. Estas normas y procedimientos son de estricta necesidad política puesto que una sociedad no puede vivir a expensas del arbitrio de pocos individuos motivados por voluntades contrarias casi siempre al requerimiento básico de estabilidad política de una nación.

En esa misma resolución el Congreso, “En aplicación del inciso 2do del artículo 1 de la Constitución y en uso de esas atribuciones, designa como Presidente Constitucional Interino de la República del Ecuador, al Doctor Fabián Alarcón Rivera, Presidente del H. Congreso Nacional para que en lapso de un año contados a partir de esa fecha, convoque a elecciones generales para designar Presidente y Vicepresidente de la República y Diputados Provinciales, Concejales y Consejeros, que deban ser renovados por la concusión de su período…”. Esta parte de la resolución contiene múltiples violaciones constitucionales, como por ejemplo es el hecho de arrogarse una competencia que no era suya, como es designar Presidente de la República, aún si este es únicamente interino, puesto que la Constitución Política detallaba en el Art. 82, 12 atribuciones concretas entre las cuales no consta la de nombrar Presidente de la República, y más bien debía interpretarse en el mejor de los casos que quien debía subrogar a Bucarám era la Vicepresidenta de la República Rosalia Arteaga, aunque no se establecía taxativamente en el Art. 101 de la Constitución.

En esa misma super resolución los Congresistas decidieron: “Fundamentados en la parte final del literal j) del Art. 82 de la Constitución Política de la República, declarar cesantes en su cargo a los señores Contralor General, Procurador General, Fiscal General, Superintendentes de Bancos, Superintendente de Compañías, Superintendente de Telecomunicaciones y Miembros del Tribunal de Garantías Constitucionales en funciones prorrogadas, para que estos organismos de control sean dirigidos por ciudadanos independientes de la influencia del régimen y cumplan con su verdadero cometido.” esta fue otra aberración de las tantas que se dieron esa noche, pues sin juicio político previo como mandaba la Constitución en el mismo Art. 82 literal g), se destituyó de un plumazo a todos los funcionarios de los órganos de control, haciéndoce trizas las normas constitucionales que señalan el periodo de funciones de cada una de esas autoridades y más normas de procedimiento para el enjuiciamiento político que señala la Ley Orgánica de la Función Legislativa desde el Art. 86 en adelante. Continuaba el texto de la resolución congresil citando todos los compromisos pactados con los diferentes movimientos llamados sociales que contribuyeron para la expulsión del poder de Bucarám. Como respuesta al “MANDATO POPULAR” presentado por el Frente Patriótico y pronunciamientos de la Asamblea de Quito y de mayoritarias organizaciones y sectores sociales del País, se demandaba al nuevo gobierno una política económica sustentada en la confianza, en la seguridad jurídica, la honestidad, la eficacia y la solidaridad, que según ellos se traducía en “medidas de austeridad fiscal y de incentivos a la producción que erradique injustos aumentos de las tarifas de los servicios públicos y que derogue las medidas económicas que tanto quebranto han causado a los ecuatorianos. Deseche el proyecto de convertibilidad, redefina el manejo de la deuda externa privilegiando la inversión social”.

Añadiéndose una serie de mandamientos cumplidos a cabalidad por Alarcón posteriormente, exigiéndose que se persiga a los funcionarios, familiares y amigos de Bucarám, se inicien enjuiciamientos por delitos de peculado y extorsión y otros delitos.

Se impuso también el mandato de crear los mecanismos para llevar a cavo una “Asamblea Constitucional” para iniciar una reforma constitucional que permita un cambio estructural del Estado y la sociedad ecuatoriana, garantizando los derechos de las organizaciones sociales y sectores productivos, reconociendo al Estado como plurinacional. etc. Dicha resolución quizá por vergüenza fue recién publicada en el Registro Oficial No. 23 del 14 de Marzo de 1997. Con sorpresa unos y descaro otros hemos tenido que ver que todo aquello que en la administración de Bucarán se objetó, hoy se ha tomado como única tabla de salvación para el País, como es el caso de la convertibilidad hoy denominada dolarización a la ecuatoriana, la eliminación de los subsidios del gas doméstico, la energía eléctrica, etc, todo lo cual es sínicamente apoyado por los mismos individuos que hace cinco años lo combatieron con ferocidad.

A continuación, el Comandante General de las Fuerzas Armadas, en representación del poder militar que tenía en ese momento el poder decisorio del caso obliga materialmente a que el Congreso expida la resolución del 9 de Febrero con la que se encargó a la entonces Vicepresidenta Rosalía Arteaga, la Presidencia de la República por el tiempo estrictamente necesario, que duraría un día porque el 11 de ese mismo mes ya sin Constitución, Leyes o procedimientos que respetar, los 44 hombrecillos del cuento volvieron a nombrar Presidente Interino, a quien hasta ese momento ejercía la Presidencia del Congreso Fabián Alarcón Rivera, Periodo de Corrupción Alarcón.- quien da inicio a un período de dictadura civil, que tenía su fuente de emanación en el mismo Congreso Nacional y las fuerzas económicas que lo dirigían, Alarcón junto con las demás funciones y órganos del poder público desató una tenaz persecución en contra de los ex funcionarios y colaboradores bucaramistas. En la Administración de Alarcón no obstante haber sido presuntamente dirigida a corregir los actos de corrupción de los que se acusó al Gobierno de Bucaram, extraña o previsiblemente este personaje y sus colaboradores provocaron un saqueo de los fondos públicos de mayor cuantía que el Gobierno cesado, razón ésta y por el peso de las circunstancias políticas lo llevaron a la cárcel.

Tales episodios, y especialmente este último, a nuestro parecer constituyen la expresión cabal de la habitual irrepudiable forma de la política ecuatoriana, actividad donde roe e impera una sola fuerza que se unifica y se divide según las circunstancias, cual abanico repulsivo, cuyos órganos de expresión nacen del sistema partidista y se canalizan a través de las funciones estatales; hecho que ha convertido a este país en un “Estado Natural” donde impera con violencia y anarquía el más fuerte. Sin exagerar diríamos que en muchos pasajes de la historia es un país sin Dios ni Ley, cómo podríamos entonces afirmar sin sacrificar la verdad que se vive en un régimen democrático o constitucional; si en nuestros días, somos testigos una vez más de la actitud de rapiña y canibalismo político, verificado incluso en la administración del ex presidente Mahuad a quien le ocurrió exactamente lo mismo que al ex presidente Bucarám, esto es que, sin importar la causa y el mecanismo, los grupos económicos predominantes, lo expulsaron del poder mediante un golpe de Estado, para el cual fue utilizado hipócritamente el levantamiento indígena de la semana del 21 de Enero del 2000. No se entiende pues cual es el sentido de ésta “democracia a la ecuatoriana”, carente de valores, identidad y principios, cuyos actores políticos fehaciente y cínicamente demuestran, que el fin exclusivo que persiguen es perpetuar su hegemonía y manipulación sobre el Estado, sus instituciones y elementos. Finalmente fue sucedido en el poder al Dr. Gustavo Noboa quien administra el Estado hasta lo que va el trabajo de ésta monografía.


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