BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

Comunicación móvil y sociedad, una perspectiva global

Manuel Castells
Mireia Fernández-Ardèvol
Jack Linchuan Qiu
Araba Sey

 

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Transformación de la sociabilidad

El papel de la comunicación móvil en la esfera privada se extiende más allá de la familia, alcanzando a las redes de amigos, conocidos y otras relaciones que juntas constituyen la esfera de la sociabilidad. Por tanto, y en contraste con la percepción inicial que consideraba la telefonía móvil un instrumento exclusivo del mundo profesional, Grant y Kiesler descubrieron que los móviles se usaban tanto para propósitos laborales como sociales y que existía «una evidente transformación en la comunicación laboral y personal respecto a los patrones de comportamiento».485 Por ejemplo, el lugar de trabajo fue desde donde se realizaron y recibieron más llamadas personales, y viceversa. Palen, Salzman y Young obtuvieron unos resultados semejantes en su estudio sobre nuevos usuarios de telefonía móvil.486 Teniendo en cuenta que en el capítulo 4 trataremos en profundidad la cuestión de la sociabilidad de la gente joven, esta sección abordará los aspectos que afectan a la sociedad en su conjunto, especialmente por lo que se refiere al fortalecimiento de las redes sociales íntimas y a la creación de nuevas normas sociales.

LA «COMUNIDAD ÍNTIMA A TIEMPO COMPLETO» Uno de los elementos esenciales de la función socializadora de la tecnología móvil es la capacidad permanente y ubicua de conectividad que permite a los usuarios de los móviles estar en contacto a cualquier hora y en cualquier lugar mediante una modalidad familiar de comunicación. Basándose en el trabajo de campo etnográfico, entrevistas y análisis de diarios de comunicación, Ito afirma que este tipo de conectividad a través del keitai (teléfono móvil) es diferente de la que se consigue a través de internet porque se trata de «una membrana de filtración entre lo real y lo virtual, entre aquí y cualquier lugar, más que un portal de conectividad de alta fidelidad que exige una dedicación total y sostenida».487 El uso del SMS añade algo más de singularidad a esta tecnología porque, contrariamente a lo que ocurre con las llamadas de voz, por lo general bidireccionales y absorbentes, la mensajería de texto puede ser una forma de estar informado sobre la situación de los otros sobre la marcha, y de mantener abiertos múltiples canales de comunicación.488 En este sentido, la comunicación móvil «no es tanto una nueva posibilidad tecnológica o libertad de movimiento, sino más bien una confortable e íntima correa tecnosocial, un dispositivo personal y comunicativo que se erige como una presencia constante, ligera de peso y mundana de la vida cotidiana».489 El uso habitual de los teléfonos móviles confirma lo que Misa Matsuda llama «comunidad íntima a tiempo completo».490 Este concepto fue confirmado en una encuesta realizada en Japón, que revelaba que aquellas personas que utilizaban con mayor frecuencia internet móvil también eran las que pasaban más tiempo físico con los amigos; de ahí que «la internet móvil sirva para funciones sociales diferenciadas de las de internet fija».491 La diferencia principal radica en el hecho de que mientras que los usuarios de alta intensidad de internet a través del ordenador personal suelen pasar menos tiempo con los amigos y familiares, los usuarios intensivos de internet móvil son más activos en la comunicación y socialización interpersonal.

492 También se descubrió que los usuarios de teléfonos móviles tienden a revelar en mayor medida su ser subjetivo porque los suscriptores de móviles suelen usar la tecnología para relacionarse con otros de forma más íntima. Todo esto concuerda con los descubrimientos iniciales según los cuales los usuarios de telefonía móvil eran más sociables que los que no lo eran,493 y que el uso del correo electrónico vía teléfonos móviles favorecía la sociabilidad entre los estudiantes universitarios, tanto en mujeres como en hombres.

494 No obstante, esta «comunidad íntima a tiempo completo» facilitada por el teléfono móvil se diferencia de la tradicional comunidad presencial porque se produce un efecto dual como consecuencia de la facilidad con que uno puede mantener relaciones interpersonales clave sin importar el tiempo ni el espacio. Aunque las relaciones íntimas pueden salir reforzadas gracias al aumento de la comunicación (a menudo saludos rituales y expresiones repetitivas de afecto), en otras ocasiones el uso intensivo puede conducir al debilitamiento de los lazos comunales más allá del grupo más íntimo de amigos.495 Éste es el fenómeno que Ichiyo Habuchi describe como «tele-cocooning»,* la producción de identidades sociales reducidas y grupos sociales aislados mediante las comunicaciones móviles.496 En resumen, las tendencias culturales orientadas de forma colectiva juegan un papel fundamental en el crecimiento del internet inalámbrico en Japón.Muchos servicios i-mode intentan mantener y reforzar las relaciones sociales existentes. La mayoría de correos electrónicos intercambiados mediante teléfonos móviles provienen de individuos con quien se mantienen relaciones personales.497 En consecuencia, investigadores como Barnes o Huff creen que el rápido crecimiento en el uso de internet móvil se apoya en las creencias normativas propias de la sociedad japonesa, que otorgan un gran valor a las relaciones interpersonales.498 En China o EE.UU. se han detectado modelos similares. Por lo que se refiere a los SMS, una encuesta demuestra que esta forma de comunicación se utiliza principalmente para mantener relaciones interpersonales como, por ejemplo, chatear con los amigos, ponerse en contacto con familiares y amigos o comunicarse con otras personas de interés, un modelo muy similar al de las relaciones «íntimas» móviles descritas para el caso de Japón o Europa (véase figura 8).499 En EE.UU., los mensajes de texto también se han convertido en un instrumento útil para el mantenimiento y la administración de las relaciones amorosas, ayudando a eliminar la incomodidad típica de algunas situaciones presenciales, algo que también ocurre en Indonesia.

500 A pesar de que el SMS se encuentra en su etapa inicial en EE.UU., los usuarios ya están utilizando la mensajería de texto para las citas, tal y como puso de manifiesto un estudio realizado por AOL y Opinion Research Cop.501 Este proceso es muy similar al experimentado en Japón por los servicios de contactos online, deai, que permiten a la gente encontrarse de forma virtual o en persona, servicios «estrechamente asociados a las citas, las amistades, el sexo y el romance»502 sobre todo para heterosexuales pero también para relaciones homosexuales.

Contrariamente a lo que ocurría con los anteriores servicios para buscar pareja o amigos, «las personas (que usan deai) tienen la posibilidad de operar en aislamiento virtual, libres del peso de la estructura social y de la claustrofóbica vigilancia externa».503 De ahí que muchos servicios deai se conviertan en el semillero de citas fraudulentas, pornografía online o incluso de abiertas propuestas de prostitución.

504 Aun así, la combinación de conectividad keitai y operaciones comerciales no tiene por qué conducir necesariamente a una malvada corrupción moral. Holden y Tsuruki señalan que el deai también puede «proporcionar algunas de las ventajas de la órbita institucional, concretamente confianza y autodefensa. De esta forma se obtiene un doble beneficio: conexiones sociales establecidas y gestionadas de forma individual, y un mínimo de seguridad».505 M-ETIQUETA No sólo la telefonía móvil e internet inalámbrico son determinantes en la integración y desintegración de las comunidades, sino que también proporcionan un espacio social genérico en el que las prácticas colectivas se regularizan y formalizan, permitiendo la aparición de normas sociales que dan forma a desarrollos futuros en los usos sociales de las tecnologías. En algunas de estas situaciones, las nuevas prácticas que permite la tecnología móvil pueden entrar en conflicto con costumbres existentes. En otros casos, toman cuerpo nuevas normas sociales de forma espontánea o a través de la intervención de los proveedores de tecnología móvil, las autoridades gubernamentales y/o los empresarios privados. Esto se conoce como la formación de la m-etiqueta,506 o etiqueta móvil,507 que puede definirse como el conjunto de leyes que regulan el uso público de la telefonía móvil. Aunque ya se han publicado algunas obras sobre esta cuestión,508 aquí nos referimos a una serie de leyes no escritas que aún se están elaborando.509 Estas normas de reciente aparición definen protocolos adecuados para espacios públicos como bibliotecas, restaurantes, lugares de culto, transportes públicos, aulas e, incluso, aviones.510 En este sentido, podemos hablar de un proceso de aprendizaje social sobre cómo enfrentarse a la disponibilidad permanente, y a la creciente e inevitable intrusión de las comunicaciones inalámbricas, que presentan un importante componente aleatorio debido a lo inesperado de las interacciones (p. ej., las llamadas entrantes).511 El proceso de aprendizaje social, que también puede definirse como parte del proceso de apropiación social o domesticación, tiene dos caras. La primera de ellas tiene que ver con la conducta, ya que la gente ha aprendido cómo y cuándo debe utilizar un teléfono móvil; si bien determinadas situaciones embarazosas ya no se producen hoy en día gracias a la generalización de algunas características técnicas. Los nuevos diseños de los aparatos móviles han evolucionado en esta dirección, y actualmente se utilizan de forma generalizada los modos de vibración y silencio. El segundo aspecto tiene que ver con las costumbres, especialmente en aquellos países con un índice de penetración superior al 70 % y en los que, actualmente, todo el mundo se ha acostumbrado a oír el sonido del móvil en cualquier situación. Por ejemplo, un día cualquiera en Barcelona, Londres, Los Ángeles, Moscú, Hong Kong o Tokio es prácticamente imposible no oír un timbre telefónico ni la conversación de una tercera persona a través del móvil.

No obstante, cada país definirá qué entiende por buenas y malas maneras según las diferencias culturales y los distintos modelos de difusión que adopte la telefonía móvil. Algunas de estas normas son efectos autorreguladores, mientras que otras son iniciativa de las instituciones sociales. Y son necesarias porque, como suelen afirmar los miembros de las generaciones mayores, «las conductas [anteriores] parecen haberse evaporado en esta era de contacto perpetuo».512 De ahí que, en EE.UU., se haya propuesto una ley en Illinois para obligar a los restaurantes a tener zonas separadas para los clientes con teléfono celular.513 También en EE.UU., un estudio de Caporael y Xie reveló que los entrevistados solían apagar voluntariamente sus móviles en ciertos espacios públicos como, por ejemplo, iglesias o salas de conciertos.514 Por otro lado, a los entrevistados no les preocupaba tanto la intromisión del móvil durante sus interacciones con los amigos o la familia.

El estudio comparativo que llevó a cabo Lassen (2002) en Londres, Madrid y París nos ofrece un dato interesante relativo a las diferencias entre países por lo que se refiere al uso de la telefonía móvil en los espacios públicos. Su utilización en espacios públicos cerrados puede comportar que otros escuchen la conversación o molestar a las personas de alrededor (por ejemplo, en trenes o en una cola). En las tres ciudades, así como en toda Europa,515 una regla común del protocolo móvil es hablar en voz baja dado que se considera que los usuarios ruidosos constituyen el aspecto más negativo de la telefonía móvil en los espacios públicos.

No obstante, en Japón existen aún más restricciones a este respecto.

La sociedad japonesa es muy rápida a la hora de formular nuevas normas que regulen el uso de los teléfonos móviles cuando este uso afecta a los demás. Por ejemplo, el transporte público ofrece un tiempo-espacio particularmente accesible en el cual se ha establecido un rígido control colectivo sobre los usos del keitai. Según McVeigh: «En los trenes y en las estaciones subterráneas existen letreros en los que puede leerse lo siguiente: “Gracias por no utilizar el teléfono móvil.” Otros letreros informan de que estos teléfonos pueden afectar a los marcapasos, y que se considera que en los transportes públicos y en las aulas es necesario reducir el ruido. Además, mucha gente no responde las llamadas de sus teléfonos móviles cuando viaja en un tren abarrotado, y si lo hacen, hablan en voz muy baja.»516 De todos modos, cuando se trata de los mensajes de texto las reglas de la m-etiqueta son algo menos estrictas, tal y como revela la siguiente cita referida a Filipinas: A Faye Siytangco, de 23 años, no le sorprendió que los asistentes al velatorio de un amigo mantuvieran la cabeza agachada y la vista fija en las manos. Pero cuando las manos empezaron a emitir sonidos y los pulgares empezaron a moverse, se dio cuenta, para su asombro, de que no estaban rezando. «En realidad la gente allí sentada estaba enviando mensajes de texto», dijo Siytangco. «Los filipinos ya no lo consideraban una mala costumbre.»517 La escuela es también un lugar importante para el fomento y negociación de la m-etiqueta. En un estudio de una escuela de Tokio, Ito y Okabe (2003, p. 15) observaron que los estudiantes entrevistados ponían sus teléfonos móviles en «modo educado» (modo silencioso) en el aula.518 Otra norma importante, al menos entre los estudiantes universitarios y de instituto, consistía en que «antes de iniciar una llamada a un keitai, todos, casi sin excepción, enviaban un mensaje de texto para determinar la disponibilidad; la nueva norma social establece que debes “llamar antes de entrar”».519 Es importante destacar que la definición de los buenos modales es un proceso dinámico. Según Kasesniemi, hace unos años en Finlandia se prohibió totalmente el uso de teléfonos móviles en las escuelas, aunque esta reglamentación se ha eliminado sin excepción y ha sido reemplazada por restricciones más específicas.520 Algunas escuelas han incluido en sus regulaciones disciplinarias una sección dedicada al uso de teléfonos móviles, mientras que otras han optado por redactar protocolos completos de telefonía móvil. Una de las regulaciones más extendidas considera aceptable el uso de móviles durante el recreo pero no su uso durante las horas de clase. Estar conectado durante las horas de clase se considera un signo de rebeldía.

Esta última apreciación del caso finés nos sirve de recordatorio de que lo que debería hacerse puede diferir de lo que se hace en realidad.

La creación de un protocolo-m, como ocurre con las normas sociales generales, no es una entidad fija sino un proceso en evolución.

Resumiendo, puede afirmarse que la transformación de la sociabilidad que comporta la difusión de las tecnologías móviles está formada por procesos múltiples que ponen de relieve diversas configuraciones entre el individuo y la colectividad. De todos modos, todas estas configuraciones comparten una característica común: refuerzan las redes de interacción, ya sea entre familiares, grupos de conocidos, amigos o determinadas relaciones personales. La comunicación móvil profundiza y extiende la lógica del individualismo en red que definieron hace tiempo los investigadores de internet.521


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