BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

MÉXICO EN LA ALDEA GLOBAL

Coordinador: Alfredo Rojas Díaz Durán

 

 

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP (155 páginas, 733 kb) pulsando aquí

 

 

 

¿Y QUIÉN GOBERNARÁ EL GLOBO...?

En el proceso de globalización económica, las naciones del llamado “Tercer Mundo”, parecen campos de batalla. Todo se encuentra a favor de empresas multinacionales, los gobiernos promueven una serie de acuerdos comerciales para fomentar el libre intercambio y, lo peor del caso, en detrimento de sus economías internas soslayando carencias y desigualdades. Es decir, en estricto sentido, ceden la soberanía del país en perjuicio de las mayorías y sólo con el amplio beneficio de unos cuantos, homogeneizando los estilos de vida sin ningún respeto a las diversidades culturales de cada localidad y violentando sus derechos humanos.

Reflexionar sobre lo que podemos y debemos hacer como nación, en un nuevo escenario internacional donde las reglas comerciales han sido modificadas por razones económicas, nos lleva a reflexionar sobre la tasa media anual del 6.3% alcanzado por México durante más de cuarenta años a partir de los años treintas. Me refiero al México ultranacionalista, caracterizado por el intervencionismo de un Estado inversionista y empresario, rector y planificador, así como promotor del desarrollo, regulador de los mercados y del bienestar social. En la nueva fase del Estado mexicano, la tarea prioritaria de éste pasó a ser la estabilidad de los precios, para lo cual se impusieron, entre otras medidas, la eliminación del déficit fiscal y la política monetaria restrictiva.59

El neoliberalismo, se ha caracterizado por un Estado capitalista que no interviene en la economía, salvo cuando existen problemas estructurales. Sin contemplación aplica políticas públicas restrictivas como “lo nuestro”, lo que agrava las condiciones de vida de la población. La planta productiva nacional depende 90% de las exportaciones que se realizan al país vecino, que decrecen cuando éste pasa por una recesión.

Lo mejor es exportar, pero su pago es sufrir los impactos externos. Parece que resulta imposible desvincularse de la economía norteamericana, la lógica predominante de la liberalización creciente, tiende a avanzar hacia una mayor globalización de la economía en manos del libre mercado. Este proceso genera inestabilidad en los países, se aleja de un crecimiento económico equitativo, ante una pérdida de credibilidad e ingobernabilidad creciente por el descontento social.

Por lo que tenemos que reflexionar sobre intervenir en los sectores más favorecidos de la economía en épocas depresivas.60 En el contexto de la crisis de la etapa de sustitución de importaciones, el fin del Estado de Bienestar, aunado a la crisis de la deuda externa de principios de la década de los ochentas, dieron nuevo impulso a la teoría neoclásica industrial. La aplicación del modelo Hecksher-Ohiin-Sawlson o “modelo de ventajas comparativas de costos”, enfoca ahora la necesidad de una industrialización orientada hacia las exportaciones y a una separación radical de la función del mercado, así como del papel del Estado en la política de sustitución de importaciones.61 Pero, actualmente, se ha consolidado otro concepto ligado al capital financiero internacional: la globalización.

Esta era reciente de la globalización, se expresa como un elevado número de intercambios, principalmente informáticos y comerciales. La globalización, también se expresa como una feroz competencia transnacional, que ofrece ventajas y acarrea desequilibrios en los mercados internos, al elevar la demanda interna hacia un polo de oferta internacional provoca déficit en la balanza de pagos. Es decir, a pesar del sistema de cambios flotantes, puede ocasionarse que, al exportar cada vez más mercancías para comprar una misma cantidad de mercancías extranjeras, empobrezca a la nación y merme paulatinamente su riqueza económica.62 Estados Unidos, ha promovido durante ya dos décadas, la nueva economía en áreas claves como el software informático, patentes de semillas (biotecnología) y fármacos. En ese marco, de 1990 a 1996, las exportaciones de América Latina crecieron 73% y las importaciones aumentaron 127%, en el mismo periodo.63 Ante los procesos de ciclo económico recesivo mundial, empresarios y gobierno norteamericanos establecen estrategias globales para la Cuenca del Pacífico y la integración del hemisferio, satisfaciendo las perspectivas económicas del Pacífico: Estados Unidos, Japón y China, a efecto de superar la crisis financiera asiática. De la misma manera, el Plan Puebla-Panamá, es parte de ese proyecto global articulado a la estrategia de vinculación Atlántico-Pacífico. Proyecta un nuevo flujo de intercambios con los países del Cono Sur, que unen el Atlántico y el Pacífico y las principales metrópolis de la región (São Paulo, Buenos Aires, Santiago de Chile y Montevideo), inaugurando así el nuevo corredor bioceánico.

En el continente europeo, organizaciones públicas y privadas plantean la existencia de una serie de escenarios alternativos de desarrollo regional, en el marco de nuevos avances en la reestructuración económica y en la integración de la Unión Europea. Se asimila la experiencia del Imperio Romano con con el objetivo de mantener a los “bárbaros” del otro lado de las fronteras.64 Lo anterior recuerda que en la época del libre comercio se obtuvo una de las mayores victorias con la abrogación de las Leyes de Granos de Inglaterra en 1846 y con el Tratado Cobden Anglo-Francés de 1860. El libre comercio del siglo XIX terminó con grandes cambios. Los costos de producción se volvieron más competitivos, la nacionalidad de los individuos se apreciaba como algo decisivo para sus fortunas sociales y económicas. En esa época la organización colectiva de los individuos surgió como una de las armas principales de la lucha individual y colectiva. Ahora, la composición de la estructura internacional de los Estados más débiles se fragmenta ante las presiones coordinadas del capital global, provocando un nuevo desorden mundial. En esta batalla, los inversionistas, directivos y trabajadores se convierten en “guerrilleros empresariales” inmersos en el conflicto y la confusión.65 Por lo que, es poco probable que se regrese al monopolio industrial de un solo país, es decir, es probable que desaparezca la economía nacional.

Así como aumentó el número de idiomas de importancia económica y política en Europa, de 16 en 1800 a 30 en 1900 y 40 en 1937; con el surgimiento de nuevas lenguas y nacionalidades, al desintegrarse la Unión Soviética, surgen nuevas posibilidades de conflicto en todo el mundo. Es probable que podamos arribar sin daño, si los principales países del mundo logran mantener una insistencia paralela y simultánea de progreso con tolerancia. De esta manera, es probable que la política occidental, inaugure por primera vez en la historia de la humanidad, una era de unificación mundial con la participación de Oriente.

Sin embargo, crece la discriminación racial entre personas, instituciones y naciones que muchas veces aducen razones milenarias.66 La discriminación racial expresa fielmente los efectos desintegradores derivados de cualquier demora de las reformas sociales que espera la población. Las personas se convierten en signos que detentan una función. Es la normalización en la anulación social o, mejor, en la inscripción que anula. Se restablece la cala y se instaura el olvido, ante el genocidio y la lenta agonía de la hambruna.67 Se dice que, la globalización es un mercado extenso, pero, en realidad, según indicó el profesor Paul Krugman, en 1997 el 94% del comercio internacional se realizó entre los países desarrollados y las compras a países pobres alcanzaron apenas el 1.2% del producto nacional de las naciones industrializadas. Lo que sitúa en su verdadera dimensión, la política exportadora de los últimos gobiernos, en detrimento de la industria nacional.

Muchos buscan una oportunidad ante el impacto de los ciclos recesivos o expansivos del capitalismo en su fase superior, que Lenin identificó como “imperialismo”. En esta fase superior del imperialismo, podemos plantear alternativas viables seleccionando lo mejor del capitalismo y del socialismo.

El conocimiento es la mercancía del espíritu, la fase superior del humanismo. Nuestra nación, ocupa actualmente el lugar 51 en la escala del desarrollo humano. A pesar de ser la economía número 12, es la número 72 en cuanto ingreso por persona. Tenemos una economía destrozada, importamos mode- los a destiempo y fuera de lugar en lugar de que nuestras partes produzcan los mejores y más convenientes modelos para México. Por ejemplo, cuando México protegía el mercado interno y se subsidiaba al campo, estaba casi prohibido entre países desarrollados, ahora, los países postindustriales protegen subsidian al campo, cosa que se prohíbe a los países subdesarrollados.

Por ello, no resultan extrañas las movilizaciones de personas afectadas por los efectos de la globalización, para protestar en las reuniones que celebran en los países más ricos. Estos encuentros, podrían ser una pauta para buscar caminos que solucionen estructuralmente las terribles consecuencias que causan el lado oscuro de la globalización, evitando así enfrentamientos violentos entre globalifóbicos y mercadogmáticos.

En México, en épocas de recesión se asignan subsidios a efecto de rescatar al sector bancario con el FOBAPROA. En Japón, el rescate ascendió a 250 mil millones de dólares,68 y en México ascendió a cerca de 450 mil millones de pesos en el año 2000, al haber concedido tasas de interés preferenciales.

Análisis recientes indican, que se creía que las crisis bancarias se debían a mal manejo o porque hubo todo tipo de fraudes, pero ahora se sabe que las causas de las quiebras han sido, fallas específicas del sistema de reglamentación que permitieron esos malos manejos y, en muchos casos, actos ilícitos.69 Todo, gracias a las modificaciones que impulsó el gobierno de Carlos Salinas de Gortari en 1992, para modernizar el sistema financiero mexicano. Por eso, Keynes tenía razón al señalar que, al favorecer el crecimiento de las actividades financieras, las autoridades públicas alientan las finanzas especulativas obteniendo mayor ritmo de crecimiento y favoreciendo las crisis en el mercado de divisas. Este proceso ha arrastrado al país a tres crisis de insolvencia: el crack del 19 de octubre de 1987, la caída de diciembre de 1994 y la venta de Banamex en 2001.

El saldo que el país ha tenido, por casi un siglo ha sido una “monarquía democrática”, que nos ha llevado a mínimos básicos con un nivel educativo de tercero de primaria al entrar el siglo XXI. Entonces, la redefinición de la política exterior norteamericana con México, estará bajo el escudo de seguridad nacional y, el Estado Mexicano, tendrá que decidir entre insistir en los postulados históricos de paz y no intervención o la participación activa que nos lleve a comprometer la soberanía o incluso participar en una conflagración nuclear como destinatarios. Asimismo, habría que replantear que lo mejor en la actual fase de la globalización es que, en épocas de expansión el Estado no intervenga y, por el contrario, lo haga cuando hay recesión.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios