BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

MÉXICO EN LA ALDEA GLOBAL

Coordinador: Alfredo Rojas Díaz Durán

 

 

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MEMORIAS DE CHIAPAS: 1822

El 2 de enero de 1822, el coronel don Manuel de Mier y Terán redactaba un documento, realmente notable, sobre la situación de Chiapas en el cuadro del proceso de la independencia en Centroamérica y sobre el hecho insólito de que, por la propia decisión de sus habitantes, se determinara que Chiapas eligiera unirse a México.

La provincia de Chiapa, [decía el Coronel] se gobierna por un Intendente que reside en Ciudad Real y en su territorio se comprenden dos ciudades [sintetizó]: Ciudad Real y Comitán o Llanos; tres villas, Tuxtla, Tonalá y Palenque. A su vez existían 157 pueblos.

El coronel recogía y trasladaba al documento negro sobre blanco, las noticias del censo que hiciera la curia en 1814 y que señalaba que la población tenía 130,298 habitantes divididos así: “3,539 españoles; 105,252 ‘Yndios’ y 21,507 ladinos”. La voz “ladinos” se utilizaba para hablar, en el tiempo del coronel, de los mestizos.

La primera ciudad de Chiapas, entonces, denominada Ciudad Real y después San Cristóbal de las Casas, fue fundada por Diego de Mazariegos el 31 de marzo de 1528. Bajo el reinado de Carlos I de España y V de Alemania, recibió título nobiliario en 1535 y el nombre de Ciudad Real el 7 de julio de 1536. Escudo en las piedras y una cultura en el aire.

El coronel, meticuloso, decía:

En 200 personas hay por consecuencia 5 españoles, 33 ladinos y 162 yndios. La civilización se resiente de esta desproporción de habitantes, y aunque los llamados españoles tienen por general la misma cultura que es común en los Pueblos de Méjico, a excepción de un cierto candor que se les nota, provenido del poco trato, los Indios se mantienen con mayor ignorancia y están muy envilecidos porque en esta parte de América [comprende, añade, a todo el Reyno de Guatemala] se les ha tratado con más desprecio, y se les ha obligado en todo tiempo a sumisiones muy humillantes.

[Texto a la letra. ¿Cambiaron las cosas?]

El coronel, transformado en antropólogo y sociólogo, al exponer a sus superiores la situación de la “Provincia de Chiapa” añadía un análisis, riguroso, que explicaba las raíces de la violencia y, a la vez, la opresión y miseria:

Así que cuando ellos pueden, por la distancia en que se hallan, o por su preponderancia en lugares inaccesibles, [pueden] eximirse de una subordinación tan rigurosa, incurren en el extremo opuesto: viven licenciosamente, roban los Ganados de los Hacenderos, en cuyas posesiones se atreven hasta efectuar incursiones formales...

Se formaban así, a la contra, las guardias pretorianas o, diríamos en términos modernos, las guardias paramilitares al servicio de un núcleo poderoso que nunca intentó, hasta hoy, encontrar una solución digna en términos, a la vez, culturales, sociales y económicos. La descripción que proporciona el coronel, cabeza notable que después, ya general, escribiría desde el otro lado del río Grande testimonios lapidarios sobre la situación que encontró allí: el vacío. No habiéndosele hecho ningún caso se pegaría un tiro al otro lado de la frontera. Pistoletazo impresionante. Ese hombre memorable añadía, para aviso del ejército mexicano de entonces, esta visión del mundo en Chiapas:

...por lo general los chiapanecos están decididos por el Imperio Mejicano, y la sinceridad de esta decisión se afianza en su carácter bien inclinado a favor de los Mejicanos, en contraposición de los Guatemaltecos o habitantes de la Capital [guatemalteca].

Véase esta valoración sobre el ejército:

Los que quieran proporcionarse el mejor pasaje entre los chiapanecos, que naturalmente son afables, y hospitalarios, no tienen nada más que excitarlos con el buen trato, seguros de que la gratitud y el deseo de merecer buen concepto, les hace ofrecer, cuanto se les pudiera exigir por otros medios, por lo que juzgo que un Jefe que tiene que transitar con una tropa por esta Provincia de nada debe cuidar más que de la disciplina... [¿Se le escuchó? ¿Se le escucha en la distancia y el tiempo? Contesten.]

A 178 años de ese texto, lúcido y talentoso, a 288 años de la rebelión india en Chiapas en el mes de agosto de 1712 (con el 40% de la población sublevada contra la Corona y que a punto estuvo de tomar la Ciudad Real antes de ser aniquilada la rebelión por las tropas que llegaron de Guatemala y de Tabasco), el problema de Chiapas y de las poblaciones nacionales culturalmente diferenciadas constituye, sin duda, uno de los mayores problemas éticos de la República.

Decía el coronel Mier y Terán que la población de Ciudad Real estaba compuesta, entonces, por 671 españoles, 1,818 “Yndios” y 3,709 pertenecientes a las distintas castas. Señala, minucioso, los ingresos en la Caja de la Provincia por tributos o impuestos. Sería, por cierto, una de las causas, quizá la fundamental, por el expolio que suponía de la rebelión de 1712.

Rebelión que merece la memoria y el análisis porque emergían, primarios, enhiestos, los problemas que despertaran a un presidente de la República el 1 de enero de 1994 y que volverían a repicar, hoy, en la puerta del presidente Vicente Fox, en ese espacio histórico que se llama Los Pinos. Se había comprometido a resolver el problema en 15 minutos.

Recuerdo, ahora, que cuando el 10 de mayo de 1981 François Mitterrand tomó posesión del Eliseo, en París, el presidente saliente, Valery Giscard d’Estaing, crítico y melancólico, le dijo a Mitterrand —que un día me dedicaría un libro suyo con muy amables palabras en una letra grafológicamente bien interesante— sólo esta frase: “El Elíseo es como una prisión.” Mitterrand, quizá despiadadamente, le respondió bien poco apacible: “Su único error ha sido presentarse de nuevo a la elección para un segundo mandato.” Él, Mitterrand, lo hizo una vez más. Olvidó sus propias palabras. ¿El espacio de Los Pinos? Vienen días de prueba: la hora de la verdad para un presidente legítimo y con los votos en la historia. En cuanto al hijo de Mitterrand, Jean-Christophe Mitterrand, ha ido a la cárcel por corrupción: por cobrar 12 millones de francos por venta de armas a los africanos.


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