BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

MÉXICO EN LA ALDEA GLOBAL

Coordinador: Alfredo Rojas Díaz Durán

 

 

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LA GUERRA Y LA PAZ: LA TRANSICIÓN PENDIENTE

Rafael Sandoval

El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con su marcha de la dignidad, no sólo volvió a romper el cerco militar, político e informativo, sino que reactivó el movimiento zapatista a nivel nacional y con ello al Consejo Nacional Indigenista (CNI) y los pueblos indios de México. También se retomaron y crearon relaciones con movimientos y organizaciones sociales, y se exhibió a quienes están por continuar la guerra por la guerra misma y a quienes estamos en ella pero no la deseamos. El EZLN, más allá de las evidencias, no es sólo un movimiento de resistencia sino esencialmente una rebelión ética, un movimiento por nuevas relaciones sociales. No lucha por el poder ni por ser partido político, sino por una forma de hacer política con ética. Al EZLN lo rige el mandar obedeciendo, necesario entre gobernantes y gobernados. El EZ lucha por un México donde quepan todos los méxicos. El zapatismo es un movimiento generador de iniciativas puentes para unir en la diversidad.

El EZLN, con su marcha, cierra una fase de lucha que inició con la Quinta Declaración de la Selva Lacandona hace tres años, con la iniciativa política que daría definición sobre el tipo de transición política a la que se aspira. Una transición aun México donde se reconocen los derechos y cultura indígenas y como primer paso para un diálogo nacional que trajera acuerdos y consenso sobre el tipo de democracia y justicia que a todas y a todos los mexicanos así conviniera. Se contribuía sin duda a la derrota del partido de Estado, pero también a generar un movimiento diferente al que representan los partidos políticos y las Organizaciones no gubernamentales(ONG’s) que apostaban sólo a la alternancia en el poder gubernamental.

La marcha zapatista responde a los tres millones de mexicanos que en la consulta nacional demandaban se legislara sobre la base de la iniciativa de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) cumpliéndose los Acuerdos de San Andrés, pero también se debió a la derrota que los ciudadanos infligieron al PRI en julio del 2000. El EZLN, como todas las fuerzas políticas, interpretó que se había derrotado al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que la victoria era de los ciudadanos, dejando espacios vacíos en la dirección hegemónica de la clase política priísta. Vacíos difíciles de llenar a corto plazo por cualquier otra fuerza política. Inmediatamente, los partidos políticos y los políticos profesionales de las ONG’sy otras organizaciones sociales apuestan a llenar los huecos al viejo estilo de la política, sustituyendo un poder con otro poder. El EZLN apostó a llenar los vacíos con movilización y acción política de los ciudadanos, para obligar a los que mandan en el gobierno a que manden obedeciendo. El EZLN y el CNI lograron una representación de 41 pueblos indígenas que como tales suscribieron los resolutivos del “Tercer Congreso Nacional Indígena” realizado en Nuria, Michoacán. Los pueblos indios, a partir de ahí y con un proceso de lucha común en los últimos siete años, asumen como propia la iniciativa de Cocopa y la defensa del EZLN.

Después de más de un año en el poder, el bloque foxista negocia con los partidos políticos. Pero se espera poco de un sistema plural de partidos que, en vez de aumentar la legítima representatividad por efecto de la inclusión de la diversidad, parece que cada vez menos expresa las nuevas fuerzas políticas. Las pugnas intra y extrapartidistas evidencian que en el interior de los partidos lo que prevalece es la lucha por los espacios de poder y el control de los recursos económicos que reciben. El caso de los funcionarios públicos o de puestos de elección popular deja entrever que su política obedece a los intereses de actores y factores de poder económicos, quienes determinan la política neoliberal prevaleciente. Todos los partidos acordaron el actual presupuesto federal, por ejemplo. En el nuevo modelo plural partidario, más bien habrá que observar cómo fluyen los recursos que se aplican al sostén de las campañas electorales, así como también observar la afluencia de los fondos extralegales para mantener como políticos profesionales a las burocracias de los partidos y de ONG’s, que han optado por actuar como agencias subcontratadas de losgobiernos de alternancia y de los grupos de poder económico que apostaron por la transición política del régimen.

Por su parte, las ONG’s y organismos civiles hicieron eco de la estrategia foxista de cuestionar tanto la representación del EZLN y del CNI respecto de los pueblos indios de México, como cuestionar el discurso radical que utiliza Marcos para enfrentar el discurso y la política radical de Fox y el bloque de poder neoliberal que representa, coadyuvando a generar una opinión pública favorable al proyecto político y económico deFox. La continuidad del neoliberalismo en su fase actual cuenta con la venia de los centros de poder mundiales, que exigen el respeto de los derechos humanos y la democracia representativa como condición para seguir aplicando con éxito sus políticas de acumulación de capital. No se explica de otra manera la flexibilización que se ha dado en el ámbito de la democracia electoral, con tal de que se garantice la política económica. La apuesta es fijar ámbitos de exclusión e inclusión que garanticen la continuidad neoliberal, que a las fuerzas políticas contrarias al neoliberalismo se les deje en el ámbito de la disputa por los espacios de poder político, pero por debajo de las instancias de decisión y aplicación de la política liberal como secretarías, subsecretarías y direcciones claves del gobierno federal, el Banco de México e instituciones descentralizadas y desconcentradas federales.

Incluso, se observa cómo se copan las instancias e instituciones públicas que operan la política económica en su traducción al ámbito de control social, como es el caso del Instituto de Desarrollo Social (Indesol), que ponen en manos de Rogelio Gómez Hermosillo (dirigente político de la red de organismos no gubernamentales de derechos humanos y por la democracia), que cuenta con una amplia red de ONG’s y aposicionadas como agencias subcontratadas por los gobiernos de alternancia panista y perredista en ámbitos estatal y municipal.

Cuando el anquilosado corporativismo de Estado encuentra dificultades para continuar, Fox se acerca a los viejos charros dando cauce a un neocorporativismo. Pero ahora la renovación estamental no se sustenta más en obreros oficialistas que en cientos de ONG’s beneficiadas por la añeja tradición del arte del asistencialismo y de “conseguir” financiamiento para “acompañar” movimientos sociales. No pueden interpretarse de otra manera las declaraciones del nuevo titular del “nuevo” Indesol, quien advierte que se canalizarán mayores fondos a las ONG’s, señalando además que ha llegado la oportunidad de construir la nueva relación entre la sociedad civil y el gobierno (El Universal, 6 de marzo). En el mismo sentido, resulta significativo el silencio al que se sometieron muchas ONG’s ante los medios a propósito de los asuntos electorales, así como de la transición, y que ante la marcha zapatista simplemente no se pronunciaron, mucho menos estuvieron presentes en los trabajos que de ella se desprendieron como foros estatales de pueblos indígenas y movilizaciones públicas.

Las presentes observaciones de ninguna manera pretenden reclamar su posicionamiento o falta de pronunciamientos públicos; nuestra única intención es dar cuenta de un proceso complejo en el que las organizaciones de la sociedad civil optan por diferentes opciones de transición a la democracia.


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