BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CURSO DE TEORÍA POLÍTICA
 

Eduardo Jorge Arnoletto

 

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Capítulo 5: LA BÚSQUEDA DE MODELOS DE LA SOCIEDAD Y LA POLÍTICA

a) Los modelos como instrumentos del pensamiento.

Los modelos clásicos.

Este capítulo sigue, en lo fundamental, los lineamientos expuestos sobre el tema por Karl W. Deutsch en su libro "Los nervios del gobierno", en particular su concepción sobre los modelos como instrumentos del pensamiento..

Dice Deutsch que en la historia de la ciencia encontramos una sucesión de periodos, con una secuencia característica: generalmente, a un estadio filosófico, en el que se definen las principales líneas de interés para los temas y enfoques de futuras investigaciones, sigue un estadio empírico, en el que se trabaja sobre ellas, lo que termina siempre conduciendo a la necesidad de una revisión de conceptos fundamentales, que abre las puertas a un nuevo estadio filosófico.

Parece ser que las actuales ciencias sociales se están aproximando, o han llegado ya, a una nueva "crisis filosófica", que necesariamente llevará a un re-examen de métodos, estrategias e intereses, lo cual necesariamente implica una elección de nuevos conceptos y modelos. En medio de esta crisis epistemológica, de esta "crisis de paradigma", como diría Kuhn, es pertinente replantear el tema del papel de los modelos en la búsqueda del conocimiento, o sea como "instrumentos del pensamiento". Y para ello conviene comenzar por recordar cual ha sido el papel que siempre han tenido, y las distintas soluciones que se han propuesto a lo largo del tiempo.

Para conocer algo, debemos emplear símbolos adecuados a algunos aspectos del proceso a estudiar. En este sentido, conocer implica siempre omitir y seleccionar, razón por la cual ningún conocimiento es completamente "objetivo". Por otra parte, para conocer siempre hay que adecuar nuestras normas de selección a requisitos prácticos emergentes de la acción, razón por la cual ningún conocimiento aplicable es totalmente "subjetivo". Entre esos límites transcurre el conocer de lo político.

El conocimiento es un proceso dinámico, en el que siempre se enfrentan elementos objetivos y subjetivos. La forma que en definitiva adquiera el conocimiento depende en última instancia de cuatro factores:


1. Los intereses selectivos del sujeto.

2. Las características reales de la situación.

3. Las operaciones selectivas de experimentación y medición.

4. Los sistemas de símbolos registradores.

El primer factor es netamente subjetivo. El segundo es objetivo. El tercero y el cuarto son mixtos.

En general el conocimiento procura no limitarse a resumir el cuadro de lo conocido sino orientarse a buscar nuevos conocimientos y pronosticar regularidades que luego la experiencia confirmará o no. Para ello nos valemos de la predicción, que básicamente consiste en recoger datos, extraer alguna "pauta" de su distribución y extrapolar esa pauta hacia el futuro o hacia un espacio desconocido (como hacían los antiguos exploradores al especular sobre el interior del continente desde sus costas).

Esta visión sobre la naturaleza del conocimiento tiene claras consecuencias para las funciones de los modelos. En forma más o menos imperfecta, los modelos cumplen cuatro funciones diferentes:
 

1. Organizativa: en cuanto sirven para ordenar o relacionar datos y para mostrar similitudes o conexiones no evidentes.

2. Heurística: en cuanto su empleo hace más probables nuevos descubrimientos. Esta función es independiente de las demás.

3. Predictiva: en cuanto permite la extrapolación de pautas conocidas hacia áreas no conocidas.

4. Mensurativa: en cuanto facilita la medición, desde la obtención de indicadores generales hasta la de escalas de relaciones completas.

De los factores que mencionamos párrafos atrás, uno de ellos (la estructura real del proceso que intentamos conocer y predecir) escapa por completo a nuestro control. De los otros tres sí tenemos al menos cierto control, y ese control puede crecer al ampliarse el ámbito de nuestra experiencia y conocimiento.

El tema de los modelos se relaciona con el cuarto factor mencionado: los sistemas de símbolos registradores. Dice Deutsch que " el progreso en la eficacia de los símbolos y sistemas simbólicos es un progreso básico en la tecnología del pensamiento y en el desarrollo de la capacidad humana de introvisión y acción".(op. cit. pag.41) Necesitamos ahora precisar más el concepto de modelo. Diremos entonces que un símbolo es "una orden de hacer surgir de la memoria una cosa o evento determinados", o un conjunto de ellos. "Si empleamos varios símbolos...-dice Deutsch- debemos vincularlos con ciertas reglas operativas. El grupo de símbolos y el grupo de reglas operativas constituyen en conjunto un sistema simbólico o modelo". (op. cit. pag. 42) Son ejemplos de sistemas simbólicos o modelos: todos los lenguajes, los sistemas geométricos o aritméticos, los cálculos lógicos, los juegos, las representaciones abstractas y simplificadas de procesos físicos o sociales, etc.

Un modelo adecuado para fines cognoscitivos ha de presentar correspondencia entre sus símbolos y reglas y la distribución y secuencia de eventos del proceso que se procura conocer, de modo que las operaciones practicadas sobre el modelo sirvan para explicar o predecir los comportamientos de la realidad.

Hay dos tipos básicos de modelos: los formales y los materiales. En los modelos formales (matemáticos, geométricos, lógicos) los símbolos y reglas son abstractos y se registran mediante signos. Estos modelos suelen ser muy inadecuados para su representación visual. En los modelos materiales, los símbolos pueden ser objetos tangibles o procesos invisibles (por ejemplo, campos magnéticos). Las reglas operativas son fijadas por las propiedades físicas del sistema resultante.

En ambos casos, lo fundamental es verificar la pertinencia de los modelos mediante algún proceso crítico que confirme la adecuación del modelo al proceso en estudio y la posibilidad de obtener el grado de precisión requerido.

Todos usamos modelos en nuestro pensamiento, aunque no seamos conscientes de ello. Comprender una situación, por ejemplo, significa poseer mentalmente un modelo abstracto, dotado de paralelismos con los cambios que ocurren u ocurrirán en la situación que nos ocupa. Comprender a una persona, en cambio, puede significar dos cosas: - que comprendemos su "situación", que podemos "ponernos en su lugar"; o sea que tenemos un modelo de las condiciones en que el otro actúa.

- que comprendemos su "perspectiva", su "punto de vista" o sea que poseemos un modelo de su mente, suficientemente exacto para pronosticar cómo actuaría en condiciones en que nosotros probablemente actuaríamos de un modo muy diferente. El primer enfoque elabora modelos de situaciones y considera a la naturaleza humana como prácticamente uniforme. Es característico de la obra de Hobbes y de Locke. El segundo enfoque, en cambio, elabora modelos de personalidad, de cultura y de valor, para rastrear el origen o pronosticar la selección de objetivos y de acciones. Es característico, por ejemplo, de la "Verstehende Soziologie" de Max Weber y de la obra de los antropólogos modernos.

Este segundo enfoque, que es algo así como una "comprensión desde adentro", a su vez puede encararse de dos maneras:

- como una reconstrucción racional de la personalidad, la cultura, etc., de los actores que se estudian.

- como un acto de empatía o desempeño de roles, o sea una simulación emocional de sus sentimientos mediante la manipulación imaginativa de nuestras propias mentes.

Esta comprensión por empatía fue elaborada por Wilhem Dilthey y sus discípulos, sobre la base de la idea de que podemos sentir lo que otra persona siente aunque no aprobemos sus propósitos. A esas dos maneras se refiere Talcott Parsons cuando habla del aspecto "evaluativo" y del aspecto "catéctico" de las acciones realizadas por otra persona, en cuanto a nuestra comprensión de ella.

Pensamos pues que la comprensión de situaciones, ya sean impersonales o personales, es posible mediante modelos y quizás sólo mediante modelos. A este planteo suelen formularse dos objeciones: - la primera se basa en la incertidumbre de los hechos.

La predicción basada en modelos, no producirá una distorsión injustificada hacia determinada causalidad o determinismo, de hechos que en realidad son inciertos? La respuesta es que no es necesario incluir en los modelos más causalidad de la que esperamos encontrar en la realidad. Pueden construirse modelos probabilísticos; se pueden buscar y encontrar regularidades y probabilidades sin apelar a un concepto metafísico tal como el de causalidad absoluta.

- la segunda se basa en el carácter único e irrepetible de los acontecimientos más importantes. En un enfoque extremo, la "unicidad esencial" de cada acontecimiento histórico lo haría "inefable" y por lo tanto, "incognoscible". La exageración del argumento descubre su falacia. "Ningún objeto cognoscible puede ser completamente único: si lo fuera no podría observarse ni registrarse, y tampoco conocerse" (op. cit. pag. 45). Todo elemento capaz de interactuar con nosotros debe tener alguna similitud estructural con nosotros. "Todos los procesos e instituciones políticas que observamos contienen combinaciones de similitudes y diferencias, y de este modo se vuelven accesibles a nuestro conocimiento....Las diferencias sólo pueden reconocerse cuando resaltan sobre un fondo de similitudes".(op.cit. pag.46) El proceso de conocer va siempre de lo más simple y conocido hacia lo más complejo y único. Los científicos políticos, como los cultores de todas las ciencias del hombre, se orientan cada vez más en ese sentido, en función de las demandas que se les formulan: Cómo funciona tal ley en el contexto de un determinado sistema político? Cómo funcionaría en otro sistema? Cuáles son las características esenciales de tal sistema político? Cómo funciona? A preguntas como estas no se responde diciendo que tal país es "inefable" o que sus acontecimientos resultan "únicos" o "impredecibles". En la Ciencia Política actual ya no bastan "modelos parciales de rasgos y situaciones aislados"(pag.47): es necesario contar con "modelos capaces de representar el comportamiento de sistemas íntegros de decisión" lo que "agudiza el problema de elegir los modelos más adecuados" (pag.47).

Para elegir modelos adecuados hay que definir algunos criterios de selección. Los dos criterios más evidentes son: Pertinencia: el modelo debe "parecerse" al sistema empírico en aquellos aspectos que tendremos que conocer y manejar para hacer las cosas que queremos hacer.

Economía de representación: el modelo ha de ser mucho más "simple" que la realidad representada. Su construcción y funcionamiento ha de demandar menos recursos.

Para poder realizar predicciones, el modelo ha de tener tres propiedades básicas: Rigor: es la capacidad de dar respuestas inequívocas en cada etapa de aplicación de las reglas operativas.

Riqueza combinatoria: "se mide por el ámbito de combinaciones o pautas que se pueden generar a partir de él".(pag.48) Pertinencia prolongada o poder organizativo: "...consiste en el grado de su correspondencia con otros procesos empíricos, más allá de aquellos con respecto a los cuales se estableció primero su pertinencia (por ejemplo, para otras épocas o culturas)" (pag.49) Debe además tenerse en cuenta que "la existencia de semejanzas no puede descubrirse en el modelo sino únicamente mediante un proceso físico de verificación". "Los modelos de este tipo pueden unificar el pensamiento de quienes los utilizan...Hacen repetibles las operaciones mentales: les confieren la propiedad de rastrear el origen...si los utilizan varias personas con idénticos resultados se agrega...otra característica...: la fuerza de convicción lógica..." (pag.51) Algunos modelos clásicos en la historia del pensamiento.

Los hombres siempre han pensado bajo la forma de imágenes visuales, imprecisas pero sugestivas. Esas imágenes poseían muchas ventajas: nítidas, vívidas, parcialmente conocidas y emocionalmente impactantes. Permitían observaciones simultáneas, visualizaciones de correlaciones, etc. Muchos ejemplos de esta forma de pensamiento podemos hallar en el pensamiento griego.

Otra forma de pensamiento corresponde a entidades verbales o numéricas calculables, con implicación de símbolos abstractos, carentes de réplicas visuales estrictas u obvias. Muchos ejemplos de esta forma de pensamiento pueden hallarse en el pensamiento babilónico.

Se ha dicho que "la ciencia occidental y su vástago, la ciencia moderna, derivan de la unión, en tiempos helenísticos, de la imaginación visual de la ciencia griega clásica con las habilidades de cálculo de los babilonios" (pag.54). El hecho es que "a medida que esas imágenes se hicieron más abstractas y consistentes, se convirtieron en modelos". (pag.55) Con respecto al uso de modelos materiales como instrumentos del pensamiento, cabe decir que "todo modelo material implica un modelo formal tras de sí; todo ocurre como si "comparar dos situaciones materiales y usar una de ellas como modelo de la otra implica, por lo menos, abstraer de ambas cierto modelo formal más generalizado".(pag.55) Quizás ese sea el motivo por el cual lo que realmente cuenta en la historia del pensamiento no es el modelo material en cuanto objeto, con todas sus características físicas, sino "las propiedades idealizadas o implícitas que atribuye al modelo formal implícito que está detrás de él".(pag.55) Desde tiempos remotos, los hombres han ordenado sus pensamientos mediante modelos gráficos, extraídos de su experiencia vital, en base a la tecnología disponible en su tiempo y de acuerdo a los valores de sus sociedad y su cultura.

A continuación vamos a mencionar y describir brevemente algunos de los principales modelos del pensamiento antiguo:

1. Sociedad humana: usada como modelo para la naturaleza física, la cual es vista así como una "sociedad" de objetos animados que interactúan entre sí como los hombres en sociedad, y que por lo tanto pueden ser influenciados mágicamente por medio de adecuados encantamientos.

2. Alfarero: usado como modelo "sintetizador" para el origen de la naturaleza física, concebida como conjunto de cosas inanimadas fabricadas por un artesano invisible, a quien se dirige la palabra suplicante o propiciatoria.

En esos dos primeros modelos quedan evidenciadas las dos actitudes básicas del hombre ante el misterio metafísico, que según dice Erik Khaler, son la actitud dominante (o de intento de dominación) de la magia, y la actitud suplicante propia de la religión.

3. Ciudad: "EL plan impersonal o la ley de la ciudad... puede servir de modelo para un supuesto plan impersonal o ley de la naturaleza...sin tomar en cuenta las actividades subsiguientes de cualquier arquitecto o legislador invisibles que puedan haberla originado". (pag.56) 4. Pirámide: "con su orden riguroso de muy pocas piedras en la cúspide y muchas piedras que soportan todo el peso en la base, sirvió de modelo para la concepción de una pirámide social, o en términos más generales, de una jerarquía, ya sea de personas o de ideas, valores o propósitos, como ocurrió en la filosofía de Aristóteles".(pag.56) 5. Rueda: entraña cierta idea de movimiento y en consecuencia alguna referencia al tiempo. Su simple movimiento giratorio, por el cual sube y baja cada parte en sucesión regular, se concibió como modelo de los asuntos humanos y de la historia humana, vistos como sucesiones de ciclos reiterados. Este modelo entraña la idea de la inestabilidad de las partes y de la estabilidad del funcionamiento total.

6. Flecha, rueda y espiral: Aunque Karl Deutsch no lo menciona, creemos que conviene considerar aquí el modelo de la flecha, o sea el movimiento lineal, de trayectoria definida, entre un principio y un fin o punto de llegada, necesariamente implícito aunque no totalmente definido (por las dificultades de la trayectoria) desde el principio. Entraña la emergencia de un sentido escatológico de la vida y de la historia. Cabe hacer notar que mientras las religiones antiguas y clásicas en general han respondido a una cosmovisión estática o circular (cíclica, como lo sugiere su afinidad con el modelo de la rueda) las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islamismo) responden a un sentido escatológico y por consiguiente son afines con el modelo de la flecha; evidenciando un dinamismo histórico mucho mayor que las anteriores.

Cabe también mencionar aquí que la combinación de ambos modelos (rueda y flecha) ha dado origen al modelo de la espiral, que contiene la idea de una "direccionalidad resultante", buscada de modo envolvente, y que es característica de algunos misticismos, de escuelas iniciáticas y corrientes espiritualistas, en las que la espiral es considerada como símbolo paradigmático de las realizaciones humanas.

7. Balanza: con su par de platillos oscilantes brinda el concepto de un equilibrio por estabilización con la implicancia de reacciones compensatorias, tanto mayores cuanto más se haya perturbado el equilibrio.

8. Hebra: Ya comienza a insinuarse en este modelo, tomado de la hilandería y con fuertes alusiones en la mitología griega (las parcas) una idea de proceso, de progreso, de historia, de continuidad en el cambio. Aludde al destino, al decurso de un argumento o de una vida humana, individual o colectiva.

9. Tejido: tramado con aquellas hebras, es una obvia extensión de aquel modelo, pero con el agregado de la noción de interacción. Es curioso advertir que la palabra alemana que significa realidad(wirklichkeit), por su raíz etimológica se relaciona con esa operación textil.

Estos son los principales modelos que operaron como instrumentos del pensamiento científico y filosófico antiguo, y que prolongaron su influencia a lo largo de toda la Edad Media. Aun hoy están muy lejos de haber perdido su poder de sugerencia y guía del pensamiento, y con frecuencia volvemos a ellos para construir nuestras reflexiones.

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