60. WASSERMAN, Mark (1973) “Oligarquía e intereses extranjeros en Chihuahua durante el porfiriato”. En Historia mexicana. Vol. XXII. Núm. 3. México. Pp. 279 – 319.
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 HISTORIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN MÉXICO
(Siglos XVIII, XIX y XX)
ANTOLOGÍA BIBLIOGRÁFICA COMENTADA

Jorge Isauro Rionda Ramírez

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60. WASSERMAN, Mark (1973) “Oligarquía e intereses extranjeros en Chihuahua durante el porfiriato”. En Historia mexicana. Vol. XXII. Núm. 3. México. Pp. 279 – 319.

Durante el porfiriato por otra parte, las oligarquías locales mantenían su hegemonía en las regiones y las entidades del país. Está el caso de Chihuahua, por citar, donde la plutocracia controlaba tierras, minas, haciendas y negocios. Es evidente que si en un exacerbado paternalismo los patrones llegaban a ejercer sus propias leyes y se ponían como jueces de sus trabajadores, las leyes estatales también atendían a los intereses de esta clase privilegiada (Wasserman, 1973; 279 – 319).

Los estados por tanto eran cacicazgos familiares, donde las familias eran el otro poder tras el gobierno. En Chihuahua se dice que la familia Terrazas Creel gozaba de tantos privilegios que no pagaba impuestos. El poderío económico de esta familia llegó a controlar casi todos los bancos en el norte del país. Luis Terrazas llegó a ser el más grande terrateniente y ganadero y su fortuna era tan grande que lo encumbró como gobernador de la entidad (1904 – 1910). Así como en Chihuahua, en toda la República el poder de las “familias” oligárquicas era tal que se daban privilegios y concesiones de todo tipo y el país prácticamente les pertenecía. Las leyes era a su favor y el régimen en sí les obedecía. Poder supremo de las familias ricas del país, la democracia era ante todo un ideal muy distante de la realidad social mexicana.

Asimismo, los extranjeros eran otra clase privilegiada, que no pagaba impuestos y que gozaba con canonjías y privilegios gubernamentales que, prácticamente, eran la otra clase social dueña de la riqueza de México.

Esta situación sustenta el hecho de que muchos autores consideren que tanto en el norte como en el sur, el odio hacia estos sátrapas fue otro móvil importante de los levantamientos locales, ante la perpetuidad y la impunidad de la injusticia que se vivía, como de los abusos y privilegios que se les concedía por el régimen porfirista a estas familias como a los extranjeros. La revolución maderista en gran medida se considera una respuesta de repudio a la familia Terrazas Creel, así como el levantamiento de Pascual Orozco.


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