Otras raíces
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

¡GUA!, EL INSOSPECHADO ORIGEN DEL LENGUAJE

Alfonso Klauer

 

 

 

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Otras raíces

No obstante, dentro del abrumador conjunto de datos que hemos encontrado en la toponimia mundial, queremos mostrar otras raíces también presentes, y sobre las que vale la pena hacer algunas observaciones.

El Cuadro Nº 46 muestra las que nos han parecido más relevantes.

Cuadro Nº 46 / Otras raíces remotas presentes en el mundo Raíz África América Asia Europa Oceanía Total Anawa 61 125 131 4 16 337 Arawa 116 242 151 9 23 541 Wanka 28 266 16 4 -314 Kao 39 1 102 -1 143 Kara 54 130 71 2 4 261 Wacho 5 49 12 3 -69 Wando 42 24 12 11 8 97 Wanta 79 42 46 1 6 174 Kaka 12 50 7 3 4 76 Kaiwa10 18 8 1 4 41 Wanaka / o 20 80 6 -2 108 Wako 139 124 18 8 10 299 Wayko 4 82 11 -6 103 Wayna 17 34 29 1 11 92 Jawa 132 363 394 4 15 908 Yewa 6 6 131 -3 146   Anawa "Anawa" es sin duda la raíz presente en Anáhuac, el nombre de la extensa meseta de México que fue escenario del desarrollo de la gran cultura azteca y de las que la precedieron. Es pues un nombre emblemático en la historia de ese país, y de América Central en general, porque durante mucho tiempo esa voz representó a toda esa área.

Francisco J. Clavijero, en su Historia Antigua de México, afirma que esa voz, en náhuatl, significa junto al agua 235. Alfredo Ávila refiere que significa lugar rodeado de agua 236. Pero parece más precisa la etimología que ofrece el Diccionario Nahua – Español compilado por Manuel Rodríguez V.: lugar en la orilla del agua 237, seguramente, como asumimos, en referencia a los lagos que caracterizaron el paisaje de la meseta hasta hace unos siglos. En todo caso, ningún autor pone en duda la extirpe centroamericana de la voz.

Sin duda, entre las raíces del protolenguaje que venimos presentando, la más próxima a Anáhuac es "nawa". Pero Nahua o Náhuatl es también el nombre de la etnia, y su lengua, que más impacto tuvo en Centroamérica. Y para esta voz el ya referido diccionario reconoce las siguientes acepciones: 1) ser nahua, o mexicano o azteca; 2) sonar bien, y; 3) bailar asidos de la mano.

Y para una voz casi idéntica, "nagual", Daniel O. Brinton, tras rastrear voces como "naual" (= brujo o hechicero), en el dialecto maya Quiche–Cakchiquel; "naual" (un tipo de danza nativa entre los mayas de Yucatán); "naua" (= danzar tomados de la mano) y "naualli" (= brujo o hechicero), ambas en náhuatl; y la raíz zapoteca "na" (= saber, conocer); sin poner en duda el carácter nativo centroamericano de esas voces, concluye que "nagual" significa conocimiento, con la denotación especial de conocimiento místico 238.

Son pues imprecisas y no relacionables las significaciones que se da a "anawa" y "nawa". Pero ahora que sabemos que la raíz "nawa" está presente por lo menos 1 021 veces en la toponimia mundial, y que la todavía más compleja raíz "anawa" está presente 337 veces, en ambos casos sin excepción en los cinco continentes, difícilmente podemos seguir aceptando el carácter nativo de esas voces a las que, en Centroamérica, se atribuye origen maya, zapoteca, y náhuatl o azteca, aunque debe aceptarse que sus significados sí son nativos.

Menos aceptable nos parecería todavía que, eventualmente, se intentase generalizar para aquellos 1 021 topónimos con la raíz "nawa", una presunta división silábica y significante de ésta en la que "na" significaría saber o conocer, y se mantuviese sin embargo como enigma el significado de "wa".

Resulta muy difícil ensayar hipótesis sobre el significado primigenio de voces tan antiguas como las raíces que venimos revisando. No obstante, tentativamente, y a partir de "anawa", presentamos una para el caso de "nawa".

La unanimidad de los especialistas en relacionar la raíz "anawa" con cercanía o proximidad al agua, permite por ejemplo asumir que   "nawa" bien pudo significar originalmente gente que vive al lado del mar.

Mal podría extrañarnos que así haya sido, considerando que la voz habría surgido en el territorio Suroeste del Sahara. Y es que, en efecto, entre Senegal y Camerún hay 4 mil kilómetros de costas bañadas por el océano Atlántico. Pero además, en la lenta ocupación del territorio del planeta, hasta llegar a América, casi con seguridad los grupos que se desplazaban fueron bordeando las costas, donde con más seguridad se encontraban con las desembocaduras de los ríos que les proveían de agua dulce. Es decir, durante milenios fueron gente que vivía al lado del mar.

Ya en Centroamérica, y después en las Antillas, viviendo siempre al borde del océano, siguieron siéndolo. Pero cuando en México se alejaron de las costas y ocuparon la gran meseta, no lo fueron más, aún cuando se asentaron en torno a los lagos. A esta altura del análisis resulta muy significativo conocer que, precisamente en la lengua "nahua", la partícula "a–" equivale a "no", prefijo de negación. Así las cosas, "a–nawa" podría pues equivaler a gente que ya no vive al lado del mar o a gente que vivió al lado del mar. Y, por el mecanismo de transferencia de significados que antes hemos visto, también los "a–nawa" habrían terminado por endosar su propia nueva denominación al territorio en el que finalmente quedaron asentados.

Arawa "Arawa", por su parte, es sin duda la raíz presente en Arawac. Y éste es el nombre de una etnia, su lengua, y de una familia lingüística, que tuvo gran trascendencia en la historia de Florida, Centroamérica, las Antillas y gran parte de Sudamérica (Guyanas, Amazonía, Bolivia, Argentina y Chile). También se les presenta como "arawak", "arahuaca", "arahuaco" y "arauaco", atribuyéndoseles la creación de voces como piragua, piraguacique, cacique, maíz, batata, bejuco, maní, yuca, tabaco, tiburón y guacamayo. Sin embargo, y contradictoriamente, a algunas de esas voces se les atribuye origen caribe, es decir, provendrían de una lengua diferente, y nada menos que del pueblo que supuestamente desalojó a los arawa de las Antillas.

Pero "arawa" es también, y exactamente, la raíz presente en "aragua", el nombre de una palma (Roystonea venezuelana), que en el Estado de Aragua, en Venezuela, se conoce hoy como chaguaramo, y a la que los caribes denominaban araugua 239. Está también presente en "araguaney", el nombre del árbol nacional de Venezuela (Tabebui chrysanta). En "araguato", un tipo de mono aullador de la Amazonía.

En "arahuana", un pez amazónico (Osteoglossum bicirrhosum), y también nombre de una variedad amazónica de la yuca, en el Perú.

La voz "arawa" está contenida en 541 topónimos de todo el mundo. De ellos, 77 nombres, un significativo 14 %, corresponden soloa Sri Lanka, la isla del océano Índico al sureste de India. Los especialistas pueden objetar la presencia de dicha raíz en nombres como Yakarawatta, porque en realidad estarían presentes "rawa" y "wata"; o en Habarawa, pues en realidad estaría presente "rawa". Quizá resulte   más difícil objetar su presencia en Marawa, aunque también podría reivindicarse que en realidad la que está presente es "rawa".

Pero, estando los guiones en los nombres oficiales, muy difícilmente podrá pensarse que no está presente en: Arawa Arawakumbura Doragoda–arawa Ehalagaha–arawa Ellearawa Gandoda–arawa Gungoda–arawa Kotika–arawa Mariarawa Polkotan–arawa Ritigaha–arawa Uda–arawa (2) ¿Y puede dudarse de su presencia en Arawa, de Japón; Arawain, de Indonesia; y Guin–arauayan, de Filipinas? En definitiva, hay muchas evidencias en las cuales fundar la conclusión de que "arawa" es también una raíz que llegó desde Asia con los primeros pobladores de América.

Wanka Por su parte, la raíz "wanka" corresponde exactamente al nombre de la importante etnia peruana a la que se representa tanto como "huanca", "wanca" y "wanka". Desde hace milenios ocupan el más amplio y generoso valle interandino de los Andes peruanos. Y, hasta donde sabemos, nunca había pasado por la mente de nadie en el Perú la posibilidad de que el nombre no sea legítima e invariablemente nativo.

Recordemos sin embargo que antes hemos citado la existencia en Nigeria de los topónimos Uanka y Wanka, así como otras en otras partes del mundo. Adicionalmente presentamos acá: Wankaka, en Uganda; Wankako, en Sierra Leona; Wankapaw, en Myanmar; Minnewanka, en Canadá; y Owanka, en Estados Unidos, tanto en Dakota del Sur como en Minnesota.

Mas, como está dicho, estos no son sino una pequeña fracción de los 314 nombres que contienen esa raíz en el mundo, estando solo ausente en Oceanía. No es pues tampoco una voz nativa andina, y menos pues quechua. Vino con los primeros ocupantes del continente.

Kao Cao, por su parte, no solo no es un topoguánimo, sino que solo está presente dos veces en la toponimia mayor del Perú: como Santiago de Cao y Magdalena de Cao, ambos en la región La Libertad. Sin embargo, este último es célebre porque en su territorio se encuentra el complejo arqueológico El Brujo, donde han sido puestas al descubierto magníficas y diversas expresiones de la cultura Moche, con una antigüedad de hasta 2 mil años. Sin embargo, la ocupación pre–cerámica más remota en la zona, en el sitio de Huaca Prieta, data de 4 500 años 240.

El conjunto está a 65 kilómetros de la desembocadura del río Jequetepeque. Este nombre, sin duda alguna de nuestra parte, es una variante fonética de Jequetepec, o una voz similar, pero igualmente terminada en la raíz "–pec", o, aún más general, en la raíz "–ec"; y está rodeado de un conjunto de otros topónimos en los que claramente en la   antigüedad estuvo presente esa misma raíz: Ascope, Chocope, Quirripe, y hasta nos atrevemos a decir que incluso el que hoy aparece como Guadalupe.

Los Moche, pero también los Mochica y Chimú –histórica y geográficamente emparentados–, en base a sus mitos fundacionales se consideran el resultado de una migración llegada por mar desde un lugar sobre el que nunca ha intentado hacer precisiones la historiografía más conocida entre los peruanos. No obstante, como largamente lo hemos manifestado en El mundo pre-inka: los abismos del cóndor 241, hay muchas razones para suponer que provino desde las costas del istmo de Tehuantepec, al sur de México, donde más de 200 topónimos terminan con la misma raíz "–pec".

Pues bien, el único topoguánimo de América que contiene la raíz "kao" = "cao", es Huacao, en el estado de Michoacán de Ocampo, en México, 500 kilómetros al noroeste del citado istmo. Asumimos pues que, con más verosimilitud, esa voz puede dividirse en Hua–cao, antes que en Huaca–o. Pero en Oaxaca, en el propio istmo, están El Cacao y dos veces Cacaotal. Pero hay un gran número de topónimos en los que aparece la raíz "coa" (no pues "cao"), como por ejemplo en: Coalatilla, en Colima; Coahuayana y Coalcomán, en Michoacán de Ocampo; Coacoyular, Coacoyulito, Coacoyul y Coapinola, en Guerrero; Coatlán, 7 veces en Oaxaca, en el propio istmo; y Coapa y Coatán, en Chiapas, también en el istmo. Muy probablemente, como muchas otras transformaciones fonéticas registradas por los lingüistas, "coa" sería pues resultado de la inversión vocálica de "cao".

Se sostiene que "cacao" es una voz de origen americano derivada del náhuatl "cacáhuatl". Y que "caoba" es una voz de origen caribe.

Uno y otro han pasado a ser nombres emblemáticos en el léxico español.

Pero muy poco se sabe en cambio de la voz, Cacaopera, nombre de un pueblo amerindio, de lengua homónima, que habitó Nicaragua y El Salvador 242.

Cao pues, como la raíz "–ec", habrían sido voces llegadas al norte del Perú, a través de una migración marítima desde el istmo de Tehuantepec, muy posiblemente hace 4 mil años, en la que sus protagonistas huían de los estragos a que daba lugar una gravísima sequía.

Pero también, sin duda alguna, fue una voz que llegó a México, fundamentalmente desde Asia, donde por muchas generaciones vivieron los antecesores de los hombres que finalmente arribaron a América.

Para más señas, hoy en Vietnam todavía se habla la lengua Cao Lan. Y en China la lengua Cao Miao 243.

Karal Casi al comienzo de este trabajo hemos mencionado a Caral, el último de los sensacionales descubrimientos de la arqueología peruana: una ciudad con siete monumentales pirámides de piedra del período pre–cerámico, con tanto como 5 mil años de antigüedad.

Caral no solo está a orillas del río Supe, sino que además dista 25 kilómetros del pueblo de Supe. Quizá resulte ocioso decir que   invariablemente nos viene a la mente con este nombre aquella terminación "–pec" a la que acabamos de referirnos, harto presente en México.

Pero quizá más significativa resulta la existencia de un pueblo llamado Wakili Zupe, en Nigeria, y de otro denominado Sup`ê, en Etiopía. Pero el nombre Supe, idéntico pues a los del Perú, se encuentra también en Indonesia e India.

No obstante, todavía más significativo resulta descubrir que Wakili Zupe, de Nigeria, comparte el mismo valle, pero a 45 kilómetros de distancia, con un poblado de nombre Wuro Karal; y, siempre en el mismo valle, pero esta vez a 175 kilómetros de distancia, con otro de simple y transparente nombre Karal. La proximidad Zupe – Karal, en Nigeria, y Supe – Caral, en el Perú, no puede considerarse una simple coincidencia. Es tan asombrosa que no resiste a la ley de probabilidades.

En el Cuadro Nº 46 vimos que la raíz "karal", estando presente130 veces en América, está adicionalmente presente 54 veces en África, 71 veces en Asia, y, por añadidura, 2 veces en Europa y 4 en Oceanía.

Es pues también una voz presente en todo el planeta. Se gestó enÁfrica, se difundió en Asia, pero, por razones que nos resultan todavía inaccesibles, alcanzó gran fortuna en América, por lo menos dentro del mundo del /ua/. Porque debe tenerse presente que todas las veces que hemos contando la raíz "karal" es solo entre topoguánimos. Fuera de éstos debe estar pues mucho más presente.

Los estudios especializados y minuciosos que se viene haciendo en la cuenca del Mediterráneo, tanto en el sur alpino de Europa comoen el norte de África, muestran que la raíz preindoeuropea / kar / = piedra, es muy recurrente. Se le identifica presente en nombres como Caron, Carollier, Carroley, Carraz, Carroz y Querriaz. Y, con evidencia de variaciones fonéticas, en Charra, Charnière, Char y Cher 244.

Pero, como en esos casos, es entonces posible que también los especialistas confirmen su presencia en nombres como Carrantouhill, Carn, Carron y Caradal, de Escocia. En Carran, de Irlanda; Carrone, de Italia; Carral, tanto en Galicia como en Castilla y León, de España; y en Caracal, de Rumania. También en Karátoulas, hasta tres veces presente en Grecia. Y en Caron y Caroona, de Australia. Pero asimismo en el en Caravelí y otros, de Perú; Caracaral (tres veces en Venezuela), Caran (Bolivia, Perú y Filipinas), Carapal (Venezuela) y Caratal (Trinidad y Tobago, y cuatro veces en Venezuela). ¿Y, dada la reiteración con que se presenta en Venezuela, no puede presumirse además que está en Caracas, el nombre de su capital, y en Carabobo, nombre de uno de sus estados, una y otro ubicados en zonas montañosas? Muy posiblemente el morfema / kar / esté también presente entodos aquellos pueblos de África y Asia en los que el grafema correspondiente es "khar". Es nada menos que el caso de Khartoum o Jartum, la capital de Sudán. Pero también, y para solo citar algunos, el caso de: Khartom (Líbano), Kharasom (India), Karatukhum (Uzbekistán), Kharashtom (Irán), Khar Totak (Afganistán), Khartova (Bielorrusia),   Kharatlu (Armenia), Kharrouba y Kharrouch (Argelia), Kharrouba (Marruecos). Pero asimismo, y de gran significación, en Karakoram, la cordillera que separa China de Pakistán.

En definitiva, dominando absolutamente la piedra en las construcciones de Caral, ¿será posible que la raíz de este nombre sea la misma que, para el preindoeuropeo, los especialistas han identificado como /kar/. Es posible. Sería una maravillosa prueba de raíces comunes entre la lengua o protolengua que dio origen a la familia lingüística indoeuropea, y la lengua o protolengua que dio origen a diversas familias lingüísticas de América.

Wacho y Wando A solo 35 kilómetros de Supe se encuentra la ciudad de Huacho, y todavía 70 kilómetros más al sur se encuentra Huando. La raíz "wacho" no solo está presente en Aniwachor, de Nigeria; Wachoke, de Pakistán, Wachong, de Myanmar; en Wachon (2) y Wacho–ri, de Corea del Sur; y en Wachow, de Alemania. Sino que puede encontrársele también en Guachochi, Tenguacho y Guacholula, de México. Pero asimismo en Komak Wuacho y El Guacho, en Estados Unidos, en Arizona y Nuevo México, respectivamente. Pero estos no son sino doce de los 69 nombres en que está presente esa raíz en el mundo.

En el caso de Huando, esa raíz está en Wando, de Nigeria (2); Wandou, de Benin; Uando, de Etiopía; en Guandong, de China; Wando, de Corea del Sur; Wando, de Estados Unidos (3); y, como parte de un conjunto total de 97 nombres, en Guando de Australia. Wando y Wacho, como muchos otros, resultan también evidentemente voces traídas por los primeros migrantes que llegaron a América.

Wanta Para el caso de Huanta, con raíz "wanta", vimos ya que se trata de un nombre muy estrechamente relacionado con la ocupación más antigua del territorio andino. Y, de los 174 topónimos que contienen esa raíz en el mundo entero, hemos dado también diversos nombres. Considérese sin embargo acá adicionalmente los siguientes: Wantatagay, en Níger; Guantai, tres veces en China (Hebei, Henan y Shandong); Wantah, en Indonesia; Wanta, en Papúa – Nueva Guinea; y Tawanta y Wantagh, ambos en Estados Unidos, el primero en Mississippi y dos veces el segundo en Nueva York. Sin duda es pues también una voz quese originó en África, donde está concentrado un muy significativo 45 % de los nombres.

Kaka "Kaka" es sin duda la raíz presente en Titicaca, el afamado lago navegable más alto del mundo, en la altiplanicie andina que comparten Bolivia y Perú, a cuyas orillas se erigió la célebre civilización Tiahuanaco, varios siglos antes del Imperio Inka.

Pero es además la raíz presente en topónimos como Cacahuacho y Huacaca, en Arequipa; Cacahuasi, en Ayacucho; Huamancaca, en Junín; y Cacahuara, en Moquegua Y Ocacahua, en Apurímac. Y también en Cacahuallo, de La Paz, el área conexa al lago en Bolivia.

  Gráfico Nº 62 -Lago Titicaca En español, "caca" significa excremento, tanto humano como animal. De allí que a muchos hispanoparlantes les resulte semánticamente poco apreciado el nombre del extenso y bello lago.

Son muy escasas en español las voces con la raíz "caca". La gran mayoría de las que existen, como cacahuate y sus derivados, y cacao y sus derivados, provienen de lenguas nativas americanas, o, en el caso de cacatúa, del malayo "kakatw" 245.

En quechua hay apenas siete voces conteniendo esa raíz. Re-presentada como "kaka" significa tío, y como "qaqa", roca, peña 246, o peñasco, según Guardia Mayorga 247. Y para Titicaca se da como significado peña de plomo 248. Según otra versión, esa voz derivaría del nombre de la isla Intiqarka, que a su vez provendría de las voces aymaras "inti" (= sol) y "qarka" (= peñasco) 249. "Inti" aparece sin embargo también como una voz quechua, significando igualmente sol. Es una voz emblemática en la historia quechua, y más todavía en la del Imperio Inka.

Como en otras ocasiones, las etimologías que se nos ofrece ayudan poco, por lo menos directamente. En el caso presente, la significación peña de plomo para el nombre del lago no solo nos parece absurda: ¿cómo aceptar que se dio por nombre "peña" a un lago? Sino que, en todo caso, es muy nueva para nuestros propósitos. Porque la diferenciación del plomo del resto de los minerales es, en términos históricos, muy reciente. Sin duda peña de plomo parece más apropiado, en todo caso, como nombre de una isla, por ejemplo de aquella que supuestamente dio su nombre al lago. Pero a su vez, nos resulta difícil aceptar que primero se dio nombre a una isla dentro del lago que al lago mismo, siendo que éste, además, es sobrecogedor, tanto por el paisaje que crea como por sus grandes proporciones.

A diferencia del quechua y del aymara, en el náhuatl la raíz "kaka" está muy presente. Como "caca" se encuentra nada menos que en 165 voces. Pero, paradójicamente, no hay definición de ella.

Por lo demás, allí donde se consolidó o influyó la lengua náhuatl, son diversos los topónimos que contienen esa raíz. Es el caso de Cacahuanó, en Chiapas; Cacahuacán, en México; Cacahuatepec y Cacaloxtepec, en Oaxaca; Cacaraguas, en Sinaloa; Cacahuatal, en Veracruz – Llave; y de Cacahuananche y Cacahuamilpa, en Morelos.

Siendo este último también el nombre de un Parque Nacional en México. Pero en la toponimia menor hemos encontrado además Cacahoatan 250, en Chiapas, y como él debe haber otros.

Tras las fronteras de México esa raíz está presente en topónimos de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Y en las Antillas en topónimos de Cuba. Pero además en Venezuela y Brasil. Es decir, ni quechuas ni aymaras, ni aztecas ni caribes pueden presumir de su autoría.

La gran meseta central de México, Anáhuac, albergó hasta hace poco un gran lago, hoy seco, denominado Texcoco. En uno de sus islotes, en 1325 –según una fuente 251–, o en 1345 –según otra 252–, los   aztecas fundaron Tenochtitlan, la gran ciudad que, con 200 mil habitantes, alcanzaron a dominar casi dos siglos más tarde los conquistadores españoles.

Nos interesa indagar por la etimología de Texcoco, cuya voz final no podemos dejar de relacionar con la de Titicaca. Ambos, además de ser lagos, históricamente son emblemáticos. De éste partieron los inkas para fundar su imperio. Y a aquél llegaron los aztecas a fundar el suyo.

Según su propia mitología, los aztecas llegaron a Texcoco en busca de la tierra prometida 253. De un imprecisado lugar en el occidente de México, los aztecas, conjuntamente con «los xochimilca, los chalca, los cuitlahuaca, los de Tacuba, Coyohuacan, Azcapotzalco y Culhuacan » 254, migraron hasta terminar asentándose en sus orillas, islas e islotes. Y, aunque la historiografía oficial no lo diga, agregaremos que desalojando de ese espacio o sometiendo a sus antiguos ocupantes.

Porque no estamos dispuestos a creer que en el siglo XIV de nuestra era aquel espectacular territorio estaba desierto. ¿Qué pudo expulsar de sus tierras a tantos grupos distintos, obligándolos a buscar otra? Tampoco lo dice la historiografía oficial.

Los inkas, por su parte, y todo indica que por el mismo período, huyendo de la sequía que por entonces asoló al altiplano, en busca pues de tierra fértil, terminaron volviendo al valle del Cusco desde donde, varios siglos atrás, habían emigrado también en razón de una sequía 255.

Bien estudiado está que cuando en el Cusco hay sequías llueve en cambio en el Altiplano, y viceversa.

Todo sugiere pues que un gran episodio del fenómeno océanoatmosférico del Pacífico Sur, El Niño – La Niña, expulsó a los inkas del altiplano lacustre, en el hemisferio Sur, y llevó a los aztecas en torno al lago Texcoco, en el hemisferio Norte. Pero volvamos al tema que nos ocupa.

Según el Diccionario Náhuatl – Español al que venimos refiriéndonos ya más de una vez, Texcoco, derivada de Tezcococ, significa lugar en la jarilla de los riscos. Pero siendo que jarilla, o verdasca, es una suerte de vara o hierba muy gruesa que crece en los llanos, esa definición nos resulta incomprensible, por decir lo menos: ¿lugar en la jarilla de los riscos? Para otra fuente, Texcoco, derivada del náhuatl Tetzcoco, significaría en las varas duras y resistentes 256. No nos parece más feliz esta definición. Según otra fuente, «con base en la etimología náhuatl y en los códices, así como en las reglas fonéticas, Tezcoco tiene las siguientes raíces»: "tlacolt" (= jarilla) y "texcalli" (= peñasco o risco), «por lo que su traducción probablemente sea en la jarilla de los riscos» 257.

Pero, ¿y "coco"? De una última fuente podemos deducir que Texcoco, derivaría de "texco", que a su vez derivaría al propio tiempo de "tlacolt" (= jarilla) y "texcalli" (= peñasco o risco), y "co" que significa "en" 258, de allí pues la significación de en la jarilla de los riscos. Pero igualmente nos   resulta insatisfactoria esta definición. Resulta tan esclarecedora como aquella que define al Titicaca como una peña.

Pero, independientemente de las poco familiares voces a que debemos apelar, y de las imprecisas y ambiguas etimologías, resulta muy llamativo que tanto en el caso de Titicaca, como en el de Texcoco, se haga referencia a "peñasco", siendo que otra característica común entre ambos lagos es que se encuentran en áreas cordilleranas, donde el paisaje es pétreo por antonomasia.

En todas las etimologías a las que hemos recurrido hasta esta parte del trabajo, se da como común denominador la búsqueda de significados, o posibles significados, en las lenguas que para los estudiosos resultan las "más aparentes", las que ellos presumen como "más obviamente" apelables: latín, griego, germano o lenguas prerromanas, en el caso de Europa; y náhuatl, quechua, aymara y otras, en América.

Pero qué duda cabe de que todas esas lenguas, en términos históricos, son "historia reciente". Con lucidez y certeza se afirma que «los topónimos tienden a ser persistentes en la memoria histórica de los pueblos y forman parte del patrimonio cultural de éstos. La pervivencia de topónimos antiguos de lenguas desaparecidas es, muchas veces, el principal y, en ocasiones, el único vestigio de una población» 259.

Es decir, y en rigor, habiendo desaparecido la población que lo creó, si como vestigio ha quedado el topónimo, es porque otra lo tomó en posta, haciéndolo entonces pervivir, ya sea con conocimiento o desconocimiento de su significado, o con respeto o distorsión del mismo, y del nombre que lo contiene.

Perfectamente sabemos que todo el planeta estuvo habitado antes de que aparecieran todas las lenguas a las que hoy apelamos en busca de significados. Es decir, miles de nombres ya estaban puestos sobre la tierra antes de que aparecieran o quedaran desarrolladas esas lenguas. Muchos nombres pues, como hoy mismo ocurre, en posta –insistimos–, han seguido usándose aun cuando no se tenía idea alguna de su significado. Incluso hoy, a pesar del extraordinario desarrollo de las lenguas, y de una enorme cantidad de sonidos no utilizados en cada una, es más fácil adoptar un nombre existente, e incluso transformarlo, que crear uno nuevo. Así, en América, cómo dudar que quechuas, aymaras, mapuches, nahuas, etc., haciendo posta, tomaron de otros y transformaron nombres cuyo significado a su vez desconocían y además distorsionaron.

En la base de datos que venimos manejando, entre más de 71 mil nombres, la raíz "kaka" está presente, en los cinco continentes, un total de 76 veces. La raíz "koko", en cambio, solo aparece en 18 nombres, y solo en tres continentes. No obstante, resulta curioso encontrarlo en Kokoua, del Congo, y –como presentado en espejo–, en Uacoco, de Brasil. Dicho sea de paso, otro tanto ocurre entre el topónimo Cacahuanó, de Chiapas, y el etnónimo Wanokaka, de Indonesia.

En cuanto a etnónimos, recuérdese el ya citado nombre Cacaopera, etnia extinta de Centroamérica. Y téngase ahora presente el   nombre Cacán, lengua de la etnia diaguita que habitó la región montañosa del noroeste de Argentina. Como ella, también se ha extinguido la lengua Kakauhua, a la que también se conoció por Kaukaue y Cacahue, en Chile 260. Pero además, y en inminente peligro de extinción, todavía se hablan en Camerún las lenguas Caka y Bakaka. Otro tanto ocurre con el Kopkaka y el Wanukaka o Wanokaka de Indonesia; el Cashibo–Cacataibo, del Perú; el Dakaka, de Vanuatu. En Papúa – Nueva Guinea se habla la lengua Kakabai. En Guinea la lengua Kakabe. En Nigeria la lengua Kakanda Y, con casi tres millones de hablantes, en Senegal y Guinea se habla Maninkakan.

Pero frente a esos trece nombres, hay que admitir la existencia de siete con la raíz "koko": Bakoko, hablada en Camerún; Kokoda, en peligro de extinción en Indonesia; Kokola, que se habla en Malawi; Kokota, en peligro de extinción en Islas Salomón; Kokoy, un dialecto del creole que se habla en Antigua y Barbuda; Chamacoco, en peligro de extinción en Paraguay; y Cocopa, en peligro de extinción, en el noreste de México y sur de Estados Unidos.

Recordando que entre todas las raíces que venimos postulando como originarias, además de la preeminencia absoluta de la /a/, no está presente una sola vez la /o/, que a todas luces apareció después, es pues más probable que los aztecas asumieron un nombre que, terminado en "kaka", quedó a la postre transformado en "koko", representado como "coco", en mérito a la grafía del conquistador español. "Kaka", pues, sin que conozcamos su significado primigenio, nos resulta a todas lucesuna voz llegada de África con los primeros hombres que pasaron a América.

Kaiwa En cuanto a la "caigua" (Cyclanthera pedata Schrad), la Academia Española la define como «planta de la familia de las Cucurbitáceas, indígena del Perú…» 261. Por cierto es muy probable que la planta sea oriunda de lo que hoy es territorio del Perú, y en particular de su zona costera central, que es donde hoy más se produce 262.

Pero no puede decirse lo mismo del nombre, pues la raíz correspondiente, "kaiwa", aparece en 41 topónimos en los cinco continentes.

Dando el nombre completo está por ejemplo en Kaiwa, de Nigeria; Kaywa, de Chad (3) y Níger; Caihua, Kaihua (2) y Caiwan, de China; Kaywa, en Myanmar; y Kaihua, en Finlandia.

Pero además, entre los etnoguánimos está en la lengua Kaiwá, de Brasil, a la que también se conoce como Caiwa, Cayua y Caiua; y en la etnia Caiguá, que habitaba los montes de Paraguay y Uruguay.

No pues, este nombre tampoco es oriundo del Perú, y menos aún de su pequeña costa central. Sin duda pertenece a la familia de la raíz "ywa", de vieja extirpe en el protolenguaje humano.

Wanako En cuanto a "guanaco", es muy probable que fuera el primer nombre que los primeros habitantes de los Andes dieron a los que, con-   juntamente con la llama, la alpaca y la vicuña, en general "auquénidos" dentro del mundo andino, los especialistas reconocen hoy como camélidos sudamericanos.

La raíz del nombre es sin duda "wanaka". Y difícilmente se discutirá que es la misma que está presente en Guanakayun, de Liberia; Wanakaha, de Costa de Marfil; Wanakaya y Wanakajir, de Indonesia; Wanaka, de Nueva Zelanda (2); y Wanakah, de Nueva York, en Estados Unidos. Pero también es la raíz presente en Wanakom y Wanakonde, de Nigeria; y en Kawanaka de Japón (2). Y en Guanaca, el nombre de una etnia de la zona de Cauca, en Colombia.

Por cierto es también la raíz presente en Tiahuanaco, el nombre de la afamada civilización del altiplano andino antes citada, que muchos especialistas de Bolivia presentan orgullosamente como Tiwanaco 263, y a cuya cultura primigenia hay quienes incluso le reconocen 5 500 años de antigüedad 264.

Sin duda la trascendencia de la cultura Tiahuanaco fue enorme.

Y fueron probablemente sus pobladores quienes difundieron la voz "guanaco" en un amplio espectro de la geografía andina de Sudamérica.

De allí que en Argentina encontremos el topónimo Guanaco en las provincias de Córdoba, Santiago del Estero, Buenos Aires e incluso en Neuquén, a 2 500 kilómetros del lago Titicaca. En la frontera de Argentina y Chile, entre San Juan y Atacama, hasta un glaciar –que hoy es centro de una gran defensa ambientalista 265– ha merecido ese nombre.

¿Pero puede decirse lo mismo del nombre Guanacaste, 39 veces reiterado en Centroamérica; y del nombre Guanacay, de Cuba? No. Y en todo caso, muy difícilmente. Guanacaste es un frondoso árbol (Enterolobium cyclocarpum Griseb), que crece en los bosques y sabanas de América, desde México hasta el norte de Brasil 266. El Diccionario Nahua – Español afirma que la voz proviene del náhuatl "cuauhnacaztli" 267. Pero sería igualmente absurdo que los aztecas pretendieran que esavoz es también la base de los ya citados nombres de África y Asia, o de Tiahuanaco. No, debe admitirse que la raíz "wanaka", común al mamífero y al árbol, llegó también de África.

Wako Para nadie es un secreto que la voz "huaco" es paradigmática en la historia andina. Es el nombre que se da a los célebres ceramios de las culturas prehispánicas de los Andes Centrales, desde Colombia hasta el norte de Argentina y Chile. Pero sin duda los más afamados son los de Ecuador y Perú.

De allí que, desde la Conquista a nuestros días, han sido objeto de un tráfico internacional muy intenso. Para los traficantes y coleccionistas es claro que, mientras más antiguo, más valioso es un ceramio.

Así, sin reparo alguno, hoy a través de Internet, se ofrece piezas –como la de la foto adjunta–, a las que se atribuye 6 mil años de antigüedad 268. Es decir, más remotas que las más antiguas de América, de la cultura Valdivia, en Ecuador, a las que se ha datado un máximo Gráfico Nº 63 -Huaco de 5 500 años 269.

  Sin embargo, no ha habido civilización alguna en la que no se haya desarrollado intensamente la cerámica en relación con la alimentación, bebida, almacenamiento, arte y religión. Hace algo más de 8 mil años aparecieron las primeras manifestaciones de ella 270. Pero la voz "huaco", para referirse a los ceramios, parece privativa de América, y en particular de la zona andina.

Es decir, como en otros casos, no dudamos que la significación del vocablo es nativa. De la misma manera que no ponemos en tela de juicio que la voz quechua "waku" 271 o "wakuy" 272 significa ceramio o cántaro de barro. Ni que la voz aymara "wakulla" signifique otro tanto 273. Ni nos sorprende que la voz "huaco", aunque contenida en ocho vocablos náhuatl, no esté definida 274.

¿Pero estando la raíz "wako" presente en 139 topónimos de África, 18 de Asia, 8 de Europa y 10 de Oceanía, puede seguirse pretendiendo que esa voz es nativa de los Andes? ¿Desde esta parte del mundo llegó a México, donde se le encuentra en Sinaloa, Hidalgo, Michoacán de Ocampo (2) y Sonora? ¿Y a Surinam, Venezuela, El Salvador, Guatemala y Estados Unidos, donde solo en este último se le encuentra 25 veces? No, sería absurdo.

Apareciendo como Guako, en Nigeria; como Wako, en Liberia y Burkina Faso (2), y Níger; como Wakou, en Benin; y como Wakoro, enMalí (2); y en otros 130 topónimos de África, difícilmente puede dejarde pensarse que también llegó de África. ¿Con qué significado? Es un enigma. Pero en los Andes, en un momento por ahora indeterminable, pasó a significar cántaro o ceramio en general.

Wayko y Wayna El DRAE define "huaico" como una voz derivada del quechua "wayq’u" significando «masa enorme de lodo y peñas que las lluvias torrenciales desprenden de las alturas de los Andes…» 275. No hemos encontrado voces equivalentes en el aymara ni en el mapuche.

No obstante, la raíz "wayco" está presente en 27 topónimos de Bolivia, entre los que puede citarse Charahuaico, Huayco y Waykho.

También en Guaico, de Maule, en Chile. Y en Huaico, tanto en Santiago del Estero como en Tucumán, en Argentina. En todos esos casos por eventual influencia quechua y/o aymara.

Pero está también presente por lo menos una vez en México, en Guaycora, de Sonora. Asimismo dos veces en Trinidad y Tobago: Guaico. Y en Guaicohondo, de Antioquia, en Colombia. Mas ya en estos casos es difícil presumir que por influencia quechua, y menos pues aymara.

Y qué decir de la presencia de esa raíz en Huaikouzhen, de Sichuan, en China. Y nueve veces como Houayko, en Laos. Y en Sawaikot, en Pakistán. Pero asimismo en Meyenwaikosimeyie, en Ghana; y en Nawaikoke, en Uganda. Pero finalmente también en Waikokopu, de Nueva Zelanda y en Waikoloa, de Hawai. No obstante, no puede discutirse que esa raíz está más presente en Bolivia y Perú que en todo el resto del mundo.

Gráfico Nº 64 -Huaco Toltec   Mas con "wayna" no ocurre lo mismo. Está más presente fuera de América que en ella. En quechua "wayna" significa joven. Y es una de las 42 voces que en esa lengua se inician con la raíz "way", que por lo visto tuvo gran acogida en ella. Pero "wayna" es además una voz emblemática en la historia inka, corresponde al nombre del emperador inka tras el cual sobrevino la conquista española del imperio: Huayna Cápac. En quechua se le presenta como Wayna Qapaq (= joven poderoso) 276. Y no puede menos que sorprender que en la lengua Popoluca, hablada en la costa atlántica de México, joven se exprese con la voz "yawayna" 277.

Pero además de Perú y Bolivia, dicha raíz está presente en topónimos de Colombia (Huaina y Uainambí), Venezuela (Guaina y Uainama), México (Huayna) y Cuba (Guaina). En China está presente en Huainan, de Anjui y Fujian; y en Wainapu de Gansu. En Laos como "uayna", hasta seis veces. Bajo las formas "wayna", "waina" o "wayná" se le encuentra en Iraq, India, Indonesia, Afganistán, Líbano, Qatar, Siria, Omán, Yemen, Egipto, Libia, Sudán y Túnez. Jabal Uwaynat espor ejemplo el nombre de un volcán de África.

En Oceanía se le encuentra en Kauaina, Kawaina y Tawaina, de Papúa – Nueva Guinea. Así como en Pawaina de Hawai; Wainandirao, en Islas Fiji; y Wainaworasi, en Islas Salomón. Y en Bélgica se le encuentra como Wainage.

En síntesis, "wayko" y "wayna" parecen también voces claramente llegadas con los primeros habitantes de América.

Jawa De todas las raíces que hemos resumido en el Cuadro Nº 45, más que cualquiera de las que estamos presentando en esta parte está presente la voz "jawa": por lo menos 908 veces. Está dicho que solo a partir de Edad Media el grafema "j" (= jota, derivado del latín iota) fue incorporado al alfabeto latino 278 para representar la que venía siendo una /i/ larga de valor consonántico 279, como la que aparece en topónimos creados en el siglo I aC, durante la conquista romana de España: Iuliobriga (= Ciudad de Julio) y Pax Iulia (= Paz Juliana) 280. En su evolución fonética hoy es en español claramente una consonante.

Podemos tener pues casi por seguro que la raíz "jawa" no es sino una variante moderna de /iawa/ = "yawa". No obstante, las hemos cuantificado por separado.

En el léxico común de muchos pueblos de América, quizá la voz más característica conteniendo esa raíz es "jaguar", nombre de varios felinos (Panthera onca, Felis yagouaroundi, etc.) a los que también se reconoce como "jahuar", "yahuar", "otorongo" y "tigre americano".

El DRAE reconoce que la voz deriva de "yaguar" 281, pero no precisa el origen lingüístico de esa palabra. Otras fuentes indican genéricamente que proviene de la voz americana "yaguá" (= fiera) 282, que se postula de origen guaraní 283. Y que "yaguareté", como más se le conoce en la zona meridional de Sudamérica, significa pues fiera verdadera.

 Pero hay incluso quienes postulan que el nombre derivaría del quechua "yawar" (= sangre).

En muchas culturas americanas el jaguar ha sido considerado animal sagrado, siendo el centro y esencia de una vasta iconografía en culturas desde México hasta Bolivia. Sin embargo, en América Central siempre se le ha conocido más como ocelote, derivado de la voz náhuatl "ocelotl".

Pero hay razones para pensar que las voces nativas sudamericanas "yaguá", "yaguar" o "yawar" recogen mejor la ancestral voz que habría venido con los primeros inmigrantes que llegaron a América. Y es que a diferencia de "ocelotl", la voz "jawa" está harto expandida en el mundo.

En América es sin duda la raíz presente en Ajagua, Bijagua, Jagua, Jagual, Damajagua, muy reiteradas en las Antillas, Colombia, Venezuela, Centroamérica y otros espacios. Así como en las raíces "jaua" y "jagua" con que se inician 50 topónimos de Brasil.

En África aparece 16 veces en Nigeria como Hawa, Jawa, Ajawa, Anjawa y Ajaguayibo, por ejemplo. En Liberia también aparece como Jawa, Jawake y Jawata. En Sudán como Hawa, Hawad y Hawak.

En Túnez como Hawádid y Jawábir. En Yemen como Hawad y Jawharí, etc. En Somalia como Jawhar. En las islas Canarias como Jagua. Etc.

En Iraq como Al Jawá´ir, Hawal, Háwár, etc. En Irán como Hawál y Jawádiyeh. En India y Pakistán como Jáwad, Jawal, Jawáli, Jawar, Jawás, Jáwar, Jawáhri, etc. En Indonesia como Jawa, Jawai, etc.

En Filipinas como Hawan, Haway y Jawa. En la Polinesia ciertamente como Hawai y Hawaii. Y es posible que la misma raíz sea pues la presente en Hawangen, de Alemania; y en Hawarden, de Gales.

En la etnonimia la voz está presente en los siguientes casos: Jauarete Dialecto del Carútana, hablado en Brasil. Jauari Dialecto del Waicá, hablado en Brasil. Jawa Lengua de Indonesia, también Djawa. Jawadjag Lengua de Australia. También Yawuru, Jaudjibara y otros. Jawan Lengua de Australia, también Djauan. Jawanaua Lengua de Brasil, tambien Yawanawa. Jawaperi Dialecto del Atrowari, hablado en Brasil. Jawaperi Dialecto del Waimiri, hablado en Brasil. Jawaperi Lengua de Brasil. También Ninam, Yanam, Jawari y otros. Jawari Lengua de Brasil, también Jawaperi. En fin, presente más de 500 veces fuera de América, y más presente en Asia que en aquélla, fue sin duda una voz traída al último continente en ser poblado en la Tierra.

Yewa Con la raíz / yewa / parece haber ocurrido una historia completamente distinta a cuantas hemos presentado hasta acá. En efecto, es la única en la que el 89 % de los topónimos que la contienen está concentrado en Asia, correspondiendo el 11 % restante al conjunto de los otros cuatro continentes.

Gráfico Nº 65 -Jaguar azteca   Pero además, como en el caso de /awa/, es la única otra, entre las raíces que hemos revisado, en la que hay correspondencia fonética exacta con una voz del español: yegua, la hembra del caballo.

En América aparece en Panamá, en Ahoga Yegua. En él sin duda hace referencia a la hembra del caballo, siendo coherente el conjunto de las dos palabras de que está compuesto el nombre, aunque el mismo no deja de ser extraño. Podría tratarse de un caso de castellanización de dos voces que, siendo extrañas a los conquistadores, las remplazaron por otras fonéticamente parecidas y que les eran familiares.

En el Perú está presente en el topónimo Llehuacucho y en Yegua, nombre con el que también se identifica a la etnia Yagua, no apareciendo esa raíz en el Diccionario Quechua – Español. En México aparece en Ayehualulco y Tlayehualancinco. Y como en ellos, en idéntica forma la misma raíz está presente en ocho voces del Diccionario Nahua – Español. Una de ellas, "yehuatl", la más próxima a la raíz que nos ocupa, tiene sin embargo tres acepciones completamente distintas: a) él, ella, pronombre; b) escarcha; y c) pantalón de gamuza, piel o cuero.

Es pues poco probable que uno de ellos sea el que corresponda a la primitiva voz /yewa/.

En Canadá, en Colombia Británica, Illecillewaet es tanto el nombre de un río como de un glaciar, no habiendo encontrado nosotros la etimología de esa voz.

En África la voz está presente en Kuyewa, Kuyewana y Simayewa de Zambia. En Nallewa, de Nigeria. En Aïyewawa, de Camerún.

Y en Yewany, de Etiopía. Es decir, en todos los casos, como parte de nombres que parecen muy posteriores a las raíces sobre las que hemos tratado antes. Y otro tanto puede decirse de los tres nombres en que está presente en Oceanía: Mullewa, en Australia. Y Gaiewa y Yewai, en PNG.

En Asia el nombre solo está presente en Pakistán y Sri Lanka, pero muy desproporcionadamente: solo 4 veces en el primero, y 127 veces en éste, al que antes se conoció como Ceilán. Este número incluye 13 casos de repetición de nombres; dos de triple reiteración; y dos de cuadruple reiteración, habiendo pues solo 103 nombres distintos.

Gráfico Nº 66   Nuestra hipótesis (representada en el Gráfico Nº 66) es que, de entre todas las raíces que hemos revisado, ésta es la única en que puede postularse un origen autóctono, extraafricano. En este caso en Sri Lanka.

Sin irradiación fuera de su territorio, dado que la isla no fue nunca sede de una cultura que trascendiera sus fronteras.

En el contexto del sustrato lingüístico que se había estado creando con el protolenguaje originario que venimos postulando, esa misma voz habría aparecido después, independientemente, en otras lenguas y espacios, pero sin mucha fortuna en su difusión. O, por lo menos, en su aplicación en la toponimia, ya que fuera de Sri Lanka solo está presente 15 veces en el mundo.

Sri Lanka habría recibido desde India, durante la última glaciación, hace 12 mil años 284 (o más, según creemos), y en mérito a una faja de tierra que dejó al descubierto el descenso del océano, las raíces primarias, secundarias y terciarias que muestra en gran número. El estrecho de algo más de 30 kilómetros que lo separa del continente volvió a aislar Sri Lanka desde inicios del actual período interglaciar.

Habría sido a partir de este momento, cuando en el resto del planeta empezaron a desarrollarse las lenguas, que en la isla se creó la raíz /yewa/ como parte de la lengua de Sri Lanka. En el nombre de su capital administrativa actual, Sri Jayewardenepura, está presente la raíz, en manifiesta prueba de la gran significación de la misma en el idioma nativo.

El solo hecho de que la raíz contenga el sonido /e/, aparecido con posterioridad a los de / a / e / i /, ya insinuaba una creación tardía que, conjuntamente con muchos otros sonidos, tanto en la isla como en el resto del planeta se habría dado en el contexto de la formación de las primeras lenguas. Pero en el caso de Sri Lanka, casi en completo aislamiento. Sin embargo hay otro aspecto de la toponimia de Sri Lanka, estrechamente relacionado con la presencia de la raíz "yewa", que pone de manifiesto su tardía aparición: el carácter multisilábico de los nombres en que aparece. En efecto, mientras que todas las raíces primarias, secundarias y terciarias contienen de 1 a 3 sílabas, la raíz "yewa" no aparece ninguna vez sola, dando forma a un nombre bisílabo, y solo aparece en cuatro nombres trisílabos. El 96 % de los nombres está formado por 5 y hasta 10 sílabas. Tal es el caso de, por ejemplo, Mahadivullewa, Kokatiyagollewa, Undurawa Hammillewa, Pahala Taranagollewa y Punewa Kudapalugollewa. O del propio nombre de su capital administrativa.

La historia de Sri Lanka muestra que en el siglo V aC los nativos de la isla, yahhos 285, a los que hoy se denomina veddas 286 (¿/yewa/ J "vedda"?), fueron sometidos por un grupo del noreste de la India, quesin duda llegó remontando las costas del océano Índico. A partir de allí se impuso el cingalés como lengua de la isla.

El hecho de que Pakistán –independizado de India en 1947, y ubicado precisamente al noroeste de ésta–, sea el único otro territorio Gráfico Nº 67   de Asia donde está presente esa raíz, permite suponer que la dominación de Sri Lanka se hizo entonces desde lo que hoy es Pakistán. Y que a éste llegó la voz vía el intercambio que, como en otras latitudes, se dio entre dominadores y dominados. Ese intercambio pudo incluir el traslado al territorio del pueblo dominante de contingentes del pueblo dominado que habrían sido los que sembraron, en escala ciertamente reducida, la voz /yewa/.

Pero estos datos nos permiten además tener la certidumbre de que esa raíz nativa estuvo creada y afianzada en la isla desde mucho antes de que los veddas fueran dominados. De lo contrario, no formando parte de la lengua de dominador pakistaní, no se habría difundido tanto. Por lo demás, salvo ese pequeño común denominador, la toponimia de ambos territorios es significativamente distinta.

Un viejo topónimo latino, Yegua Erythraeum (donde "eritro" = rojo), hoy sustituido por Mar Rojo 287, permite deducir que en algún momento, y dentro de un cierto ámbito del planeta, /yewa/ también significó "mar". En todo caso, el Mar Rojo y Sri Lanka están unidos porel Mar Arábigo, que es parte del Océano Índico. Así, encontrar la misma raíz en ambos extremos de dicho mar resulta coherente, pues la relación comercial a través de las costas de India y de la península Arábiga debió ser frecuente.

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