Las raíces secundarias
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

¡GUA!, EL INSOSPECHADO ORIGEN DEL LENGUAJE

Alfonso Klauer

 

 

 

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Las raíces secundarias

Con posterioridad a /ua/, /wawa/ y /awa/ –a las que entre las "raíces originarias" distinguiremos como "raíces primarias"–, a partir del surgimiento de nuevos sonidos, fueron creándose las que vamos a llamar "raíces secundarias", desde /waba/ a /wata/, todas bisílabas. En el caso del quechua hemos encontrado la explicitación del lingüista César Guardia Mayorga en el sentido de que, en esa lengua, «como regla general, se puede establecer que toda palabra primitiva es bisílaba» 226.

La imitación de los sonidos de la naturaleza constituyó sin duda el mejor estímulo para que los seres parlantes fueran poniendo de manifiesto las potencialidades de que disponía su aparato fonador. Pero también su cerebro. Así habrían ido surgiendo los sonidos /b/, /k/, etc.

Siendo que las posibilidades de combinación fonética estaban reducidas a mezclar los nuevos sonidos que aparecían con /ua/ y /a/, no debe sorprendernos que las raíces secundarias que surgieron fuesen /waba/, /waka/, /wada/, etc.

Cuadro Nº 35 / Presencia de las raíces secundarias en el mundo

Su presencia en el topoguanimia mundial la presentamos en el Cuadro Nº 35. Y, por si fuera necesario, reiteramos que esas cifras solo reúnen los topóguánimos en que dichas raíces aparecen transparentemente, aunque con las variantes gráficas que con insistencia hemos mostrado.

Así como en el caso antes visto de la raíz /wawa/ quedó excluido el topónimo Kwawa, por igual presente en Nigeria, Rep. Democrática del Congo, Zambia y Papúa – Nueva Guinea, en el caso de la raíz / wana / no está incluido Kwána, de Pakistán. Ni en el caso de /wama/ están incluidos los nombres KwaMagwaza y KwaMawanda, de Sudáfrica. Y como ellos hay cientos de nombres donde la moderna grafía "kwa" quita transparencia a la presencia de la voz /ua/, pero en todo caso resulta en guánimo impuro. Y en los dos últimos ejemplos, adicionalmente, la "M" mayúscula dificulta aún más distinguir si en ellas está o no presente la raíz /wama/.

Con validez para el caso de todas las raíces, también explicitamos que, aunque sin duda derivados de la raíz /waka/, tampoco están incluidos topónimos que incluyen voces como "wako" o "waku", por ejemplo.

Solo considerando pues la presencia de raíces secundarias transparentes, o puras, están reunidos entonces 9 013 topoguánimos en el mundo, apareciendo con más frecuencia las raíces / wala /, / wara /, /waka/ y /wana/.

Las raíces secundarias, sin presencia de sonido silábico adicional alguno, en sus diversas grafías, dan nombre a 264 lugares del mundo.

La lista completa forma parte del Anexo Nº 37. Sin embargo, presentamos acá los casos de /waba/ y /waka/: Waba Territorio Waka Territorio Guaba Mozambique Guaca Colombia – Santander Gwaba Nigeria Huaca Sudamérica / Cordillera Gwaba Zambia Huaka Nigeria Huaba China – Shaanxi Waca Bolivia – Potosí Uaba Etiopía Wacal Filipinas Waba Myanmar (3) Wacat Filipinas Waba Papúa–Nueva Guinea Waka Sudán Wabach Alemania Waka Afganistán Wabag Papúa–Nueva Guinea Waka EU – Texas Wabál Omán (2) Wákad India Waban EU – Massachusetts Wakaf Malaysia Wabank EU – Pennsylvania Wákal India Wabar Arabia Saudí / Cráter Wakán Omán Wabash EU – Arkansas Wakar Nigeria Wabaw Myanmar Wakat Filipinas (2) Wábaw Myanmar Wakat Nueva Caledonia Wakaw Canadá – Saskatchewan Waqam Siria Wakas Filipinas (3) Con una presencia tan manifiesta en el mundo entero, para el caso del Perú, por donde empezó esta investigación, parecería inútil seguir insistiendo en el origen estrictamente nativo de voces como Huaraz y Huaral, y muchos otros con la raíz /wara/. O, para América en general, de voces tan emblemáticas como "huaca" y "guana", contenidas en nombres tan conocidos como Teotihuacán y Guanajuato. Por su parte, difícilmente podrá seguir reivindicando el español la paternidad de un nombre tan reiterado en el mundo como Guadalupe. O el árabe la paternidad de una voz como "wadi".

En apariencia, Oceanía, con solo 321 topónimos conteniendo raíces secundarias, mostraría que en ese vasto territorio insular ninguna alcanzó a tener mayor acogida. Sin embargo, si se compara la distribución porcentual de cada raíz por continentes, con la distribución porcentual de la población del mundo por continentes, queda en evidencia que, más bien, con excepción de la raíz / wada /, en todas las demás es en ese territorio donde mayor presencia relativa mantienen, tal como muestra el Cuadro Nº 36.

En él se destaca los casos en que la presencia porcentual de una raíz en un continente supera a la participación porcentual que el mismo   tiene en la población mundial actual (índice > 1, en verde el valor más alto y en azul el segundo). Metodológicamente, el valor de este criterio de relatividad se basa en el supuesto de que a lo largo de los últimos diez mil años, esto es, desde que estuvo plenamente ocupado todo el planeta, no habría variado significativamente la distribución porcentual de la población mundial entre los cinco continentes.

Sin embargo, algún impacto en la toponimia ancestral han podido tener las dos más grandes catástrofes demográficas de la historiahumana: en África, la que tuvo lugar a partir de la masiva trata de esclavos; y en América, la que tuvo lugar a partir de la Conquista, y don- de, para paliar sus efectos fueron trasplantados millones de esclavosprecisamente de África.

Cuadro Nº 36 / Presencia relativa de las raíces secundarias por continente

Ese resultado no debería sorprendernos. Resulta una buena demostración de que, en los últimos dos mil años, Oceanía es el territorio del planeta que menos se ha visto afectado por las diversas variantes de dominación cultural y lingüística extracontinental que han afectado a otros espacios. En otros términos, Oceanía representa el espacio del globo donde mejor han quedado preservadas las raíces originarias, y donde mayor presencia relativa tienen respecto del conjunto de su toponimia.

Sin embargo, prescindiendo por un momento del excepcional caso de Oceanía, resulta evidente la mayor presencia relativa de sietede las once raices en América. Más pues que África y Asia, donde destacan solo dos raíces en cada una. A partir de ello puede afirmarse que, después de Oceanía, es América el continente que mejor ha preservado las primeras voces el lenguaje humano. Y a título de ensayo planteamos las siguientes hipótesis explicativas.

En los últimos milenios Asia fue escenario del extraordinario desarrollo de las culturas India y China, que no solo impactaron en vastos territorios sino sobre poblaciones muy numerosas. Así, paradójicamente, el desarrollo autónomo de esas culturas, con el consiguiente desarrollo de lenguas y escrituras cada vez más ricas, habría paulatinamente mermado la presencia relativa de las raíces originarias en la toponimia.

África solo ha conocido el desarrollo de una gran cultura, la egipcia. Pero el Sahara se encargó de que el impacto de la misma en el   resto del continente fuera mínimo, casi imperceptible. Posteriormente, sobre todo el norte del continente, sufrió el impacto de fenicios, griegos, romanos, árabes y turcos. Y en los últimos siglos, virtualmentetoda África ha sido sacudida por la presencia hegemónica de españoles, portugueses, franceses, alemanes, holandeses e italianos. Pero además, y aunque casi no se ha escrito sobre ello, la esclavitud pudo haber significado el exterminio y desaparición de muchos antiguos centros poblados, sobre todo en el África Ecuatorial. Todos esos fenómenos deben haber mermado significativamente la presencia relativa de las raíces originarias en la toponimia africana.

En América en cambio, el impacto de las grandes culturas Azteca e Inka fue de una menor dimensión, tanto en territorio como población, sobre todo si le la compara con lo ocurrido en Asia. Pero además el desarrollo de esas grandes culturas fue interrumpido por la conquista europea bastante antes de que crearan y afianzaran sus propios sistemas de escritura. Y el colonialismo europeo, fundamentalmente español en Meso–Sudamérica, aun cuando tuvo gravísimo impacto económico y social, fue tan grotescamente centralista, que no solo dejó prácticamente intocada la toponimia nativa, sino que además casi no dio lugar a la formación de nuevos centros poblados con nombres nuevos alejados de la guanimia.

Pero en la mayor preservación de la toponimia ancestral de América, sobre todo en Meso–América, parecen haber contado otras dos razones muy importantes. En primer lugar, y con lo visto hasta acá, parece evidente que, entre las actuales grandes lenguas del mundo, la que por su construcción silábica característica mejor representa las raíces ancestrales es precisamente el español, en el que es característica la construcción silábica C – V, una consonante + una vocal. Es pues bastante probable que, sin que estuviera en el ánimo ni en la conciencia de los conquistadores, éstos alteraran menos las voces nativas de cuanto se ha creído hasta hoy. Pero, en segundo lugar, es muy posible que la gigantesca implantación de esclavos haya dado lugar a la reimplantación y revitalización de nombres ancestrales.

Quizá pues el conjunto de esas razones explican que Américahaya preservado mejor que África y Asia las voces originarias.

¿Qué determinó, sin embargo, que unas raíces se difundieran más que otras, al extremo que, por ejemplo, /wala/ está más de diez veces más presente que /waba/ y que /wapa/? ¿Qué razón explica que, ya sea en términos absolutos o relativos, unas raíces tuvieran más acogida que otras? Es difícil saberlo. No solo porque no conocemos el significado de cada voz. Sino que la cantidad y dispersión de los topónimos que se ha reunido, y el hecho de que no hemos dispuesto de información sobre las características geográficas y/o ecológicas relevantes de los espacios implicados, nos han impedido desentrañar significado alguno.

Pero además, en el tiempo, en un período tan largo como el que va desde la aparición de esas voces a nuestros días, se han superpuesto, en cada espacio, en cada continente, diversas razones, objetivas y sub   jetivas, de modo tal que una misma voz puede estar representando en un espacio algo muy distinto que en otro. Pero también es posible que los cambios morfológicos y ecológicos del espacio nos hagan creer en esa arbitrariedad. Como indica Neira Martínez, todo un «complejo de circunstancias se orientan en la misma dirección: hacer del topónimo un signo arbitrario, despejarlo de su motivación inicial» 227.

Pero sobre lo que no nos cabe duda es que esas voces originarias debieron representar a los elementos más significativos para los seres parlantes de entonces, como podrían serlo: bosque, árbol, fruta, fiera, desierto, río, montaña, fuego, piedra, sol, trueno, etc.

Algunas voces arcaicas pueden constituirse en el sendero por donde empiece a profundizarse en futuras investigaciones. He aquí algunas.

Guaba (= waba), es el nombre de un árbol tropical (Inga edulis, Mart.) cuyo tronco se usa para leña y carbón. La pulpa blanca, carnosa y dulce que rodea las semillas, es muy apreciada en particular entre las poblaciones rurales de Centroamérica y gran parte de Sudamérica.

También en esta parte del mundo se le conoce como guama o guamo.

Pero éstos quizá fueron cambios fonéticos posteriores. /Waba/ fue pues quizá el nombre genérico que los primeros parlantes dieron a las frutas de los árboles, que durante miles y miles de años, antes de verse obligados por la sequía a incursionar en el consumo de carne, fueron su único o casi exclusivo sustento alimenticio.

Huaca (= waka), es el nombre que en gran parte de América se da a los centros ceremoniales prehispánicos. Muchas veces incluyen entierros suntuosos. Pero también es el nombre de imágenes que los nativos consideraban sagradas. En su condición de recolectores– cazadores migrantes, para los primeros seres parlantes esta última acepción fue quizá más antigua. Y podría haber representado todo aquello que les resultaba enigmático, sobrecogedor o aterrador. La muerte, el rayo o los grandes incendios forestales, por ejemplo. En este sentido, debe tenerse presente que en la lengua swahili, la raíz "–waka" designa por igual en llamas, inflamado, iluminado; así como conceptos relacionados: enojado, doloroso. Y que en gran parte de América todavía se usa la expresión "huácala" para manifestar "sorpresa".

Guadal (= wada), es el nombre que el DRAE reconoce para «extensión de tierra arenosa…» 228. ¿Pudo /wada/ representar "desierto", siendo que esta voz, y sus derivadas, son tan frecuentes en el Sahara y su periferia inmediata? Es posible. Pero hay otra voz que de algún modo converge con esa definición: guadaña. Para ésta, que hoy representa un instrumento agrícola, el DRAE plantea que deriva del germano "waith–", y este quizá del gótico "waithô" (= prado, pastizal). Teniendo en cuenta que en el proceso de glaciación el territorio del Sahara pasó de ser una tupida selva a una sabana con vegetación no arbórea antes de convertirse en desierto, es pues posible que / wada / representara tanto al último como al penúltimo estadio.

Waga. Guágara (= waga) es una voz de Costa Rica que significa árbol, palmera. Es posible que solo en el contexto de transforma-   ción del Sahara los primeros seres parlantes pasaran a tener conciencia de ese objeto innominado que, en las condiciones que habían prevalecido antes, normalmente dominaba el paisaje: el árbol. / Waga / pudo pues significar "árbol".

Wala es una voz mapuche que representa a un ave palmípeda.

Sin embargo, la voz germana "wald" (= bosque, selva) parece una referencia más apropiada, asumiendo que derivó de / wala /. Nuestra hipótesis es que, como en el caso de "árbol", también en el contexto de transformación del Sahara se tuvo conciencia del hábitat familiar que se estaba perdiendo. /Wala/ pudo entonces significar bosque, selva.

Guama (= wama) es el nombre que en la Amazonía se da a la vegetación que flota en los ríos. Pero, en otro orden de cosas, "huamán" o "guamán" es la voz quechua con que se designa al halcón, típica ave de presa a la que en Argentina también se llama "guamango". No es pues un ave carroñera, pero por extensión pudo recibir el mismo nombre que se dio en África a las aves que competían con el hombre por los animales muertos durante la hambruna suscitada por la transformación del Sahara.

Guano (~ wana) es la materia excrementicia de las aves marinas.

Por un error muy generalizado (incluso en el DRAE), se cree que se acumula solo en islas del Pacífico Sur (Chile y Perú). Pero, por contar con características oceanográficas y climáticas casi idénticas, también seproduce en la costa suroccidental de África (Angola, Namibia y Sudáfrica), donde no parece casual que esa raíz esté tan reiteradamente presente.

Nuestra primera hipótesis a este respecto es que, en condición de excremento, recibió por extensión este nombre que originalmente sehabría dado en África a todo excremento animal. Hoy este es un producto al que la mayor parte del mundo civilizado concede muy poca o ninguna importancia.

Pero es suficiente reparar que muchas sociedades rurales y primitivas siguen usándolo como elemento de combustión, para imaginar la importancia enorme que debió tener hace miles de años. No solo para hacer fuego, sino, sobre todo, para mantenerlo vivo, más aún en las épocas de lluvia. Tanto para la preparación de alimentos como, desde mucho antes, para ahuyentar a las fieras e insectos. Es muy probable que, antes del uso generalizado de instrumentos cortantes de piedra, elexcremento de los grandes mamíferos de África fuera más usado como combustible que la madera de los árboles.

En español un sinónimo de "guano" es "caca", voz que se postula derivada del latín "cacãre", pero creemos que la voz "kaka", con lamisma significación, es mucho más remota en África. Una y otra voz están reunidas en un topónimo como Kakawana, en Zambia, y, eventualmente, en Wankaka, de Uganda. Pero también aparece en Cacahuanó, de México. Y, en lo que consideramos una magnífica prueba del original prestigio de esas voces, en Wanokaka, una lengua hablada en Indonesia. "Wano–kaka", y "Kaka–wana", como muchas otras, serían también reiteraciones, en estos casos equivalentes a "wano–wano" y "kaka–kaka".

  Pero nuestra hipótesis final sobre esta raíz es que, con el tiempo, el combustible, el "wano", recibió por transferencia el nombre del objeto para el que fue usado: el fuego, que sin duda tuvo un rol decisivo en la supervivencia de los homínidos que condujeron a la aparición del hombre. Es decir, al principio, / wana / habría significado "fuego".

Quizá la lingüística pueda demostrar verosímil la evolución: wana J wano J weno J fuego, en el caso del español; feuer, en el germano; y fire, en el anglosajón. Ello descartaría al latín "focus" como voz originaria de "fuego".

Guapa (= wapa) y guapo se presentan en español como derivados del latín "vappa", que por igual designaba hombre vil, vagabundo como vino estropeado. Hoy aquellas voces designan a una mujer buenamoza o un hombre bien parecido, pero también a una persona valiente, decidida, arriesgada. Huapo es a su vez el nombre que se da en la Amazonía a diversos tipos de monos. Nos inclinamos a pensar que, por contraposición a /wawa/, /wapa/ designó a los adultos, hombre y mujer.

Wara. Huaraz (= wara), la más importante ciudad del Callejón de Huaylas, en el Perú, es una voz a la que se reputa derivada del quechua "waraq" que significa amanecer 229. Fonéticamente es muy próxima a la voz coloquial centroamericana "güera" (= wera) que designa rubia 230. Por su parte, y también fonéticamente próxima, "gualda", sobre la que se indica que proviene del germano "walda" 231, se usa comúnmente en España para designar el amarillo brillante de la franja central de su bandera. Así, asociando amanecer, rubio y amarillo creemos pues posible que /wara/ significara "día", esto es, horas de sol.

Guasa (= wasa) y guaso son voces a las que el DRAE reputa de origen americano. Y en Chile en particular hacen referencia a personas de costumbres rurales. Pero "guasa" es también una voz caribe que significa broma, chiste, pero también bulla, conversación ruidosa. En Colombia es además el nombre que se da a un instrumento musical muy simple, consistente en un tubo vegetal conteniendo semillas o piedritas y taponado en sus extremos 232, como bien pudo ser el instrumento musical más primitivo. /Wasa/ pudo ser pues la actividad cotidiana en la que los adultos de cada grupo ocupaban en diversión las primeras horas de la noche en torno a la fogata.

Guata (= wata) es una voz mapuche que designa barriga, vientre.

En otra acepción, que se presume derivada del francés "ouate", se usa para dar a entender rellenar una prenda por ejemplo. De otro lado, "huatia" es una comida a base de carne de origen ancestral en los Andes.

Así, por barriga, rellenar, comida y carne, es posible que /wata/ tuviese por significación original "comida" o "comer", o en su defecto "carne", debiendo tenerse presente que todo indica que la propensión carnívora de los homínidos tuvo sus inicios durante la transformación del Sahara en desierto.

En fin, los párrafos precedentes no han sido sino un ejercicio muy libre, desprovisto de todo rigor científico, y lingüístico en particular, con el único propósito de estimular futuras y especializadas investigaciones.

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