Topoguanimia isleña
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

¡GUA!, EL INSOSPECHADO ORIGEN DEL LENGUAJE

Alfonso Klauer

 

 

 

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Topoguanimia isleña

En los cuatro principales grupos de islas de la periferia de África, estos son algunos de los 42 topoguánimos encontrados: Cuadro Nº 20 / Topoguanimia isleña en África Topoguánimo Ubicación Topoguánimo Ubicación Agua de Bueyes Canarias Guamarumbo Comores Aguatona " Kouhani " Arguamul " Nioumachoua " Arguayo " Ouallah " Chilegua " Ouani " Fayagua " Vouani " Guamasa " Wanani " Guanarteme " Acoua " Guarazoca Guatiza " " AnjouanÁgua de Pena " Madeira Jagua Tenagua Tenteniguada Tiagua " " " " Agua, Serra deEntre ÁguasÁgua das FortesÁgua, Torno de " " Cabo Verde " " Están presentes las raíces "awa", "wama", "wana", "nawa", "wara" y "yawa", en el caso de las islas Canarias. "Wama", "wana" y "waya", en el caso de las islas Comores. Y solo "awa", en las islas Madeira y Cabo Verde. En el caso de estas dos últimas, la fuerza de la tradición impulsa a creer que la voz española "agua" y su correspondiente portuguesa "água" fueron implantadas por los colonizadores europeos a partir del siglo XVI. Pero varios cientos de veces presentela misma voz en África bajo la forma "awa", dan lugar a suponer que su presencia es anterior a la de los colonizadores europeos, que, en ese caso, simplemente habrían latinizado una voz ancestral, fonéticamente similar a la conocida por ellos.

Pero solo en Canarias, en condición de topónimos menores, no figuran pues en la lista anterior nombres como Guarchico, Benchijigua, Mulagua y Guayana 141. Y menos pues un nombre desaparecido como Ningouaria nêsos, denominación de una de las seis islas del archipiélago de las Canarias que fue registrada en el mapamundi de Ptolomeo realizado por Francesco Berlinghieri en 1482 142.

En relación con las islas Canarias, la historia tradicional refiere que la primera ocupación de las mismas se habría dado a mediados del primer milenio aC 143, por parte de bereberes procedentes del Norte deÁfrica 144, especialmente desde el vecino territorio de Marruecos. Hay sin embargo versiones que postulan la posibilidad de que la ocupación de las islas se habría producido 3000 años aC 145.

El hecho de que las raíces "wama" y "wara", no se encuentren en Marruecos, y que las otras cuatro se encuentren pero en mínimas cantidades, permite suponer una remota ocupación de las islas, más próxima a la última de las fechas citadas que a la primera. Porque para el500 aC aquellas viejas raíces debieron ser cosa del pasado, en África por lo menos.

Es difícil sin embargo imaginar a los hombres de hace 5 mil años remontando, en lo que resultaba una larga travesía en alta mar, los cien kilómetros que separan la costa de Marruecos con la más próxima de las islas del archipiélago de Canarias. Necesariamente la naturaleza tuvo que otorgar una ventaja transitoria. Y ello ocurrió durante las glaciaciones, en que descendiendo el nivel del océano, resultaron próximas islas antes distantes.

Las últimas dos glaciaciones que afectaron el norte de África se dieron en el período de 18 000 a 12 000 años atrás, la primera, y entre 8 000 y 4 000 años atrás, la segunda. La más osada hipótesis de ocupación de Canarias infiere pues que debió producirse durante la más reciente de esas glaciaciones. Y esa hipótesis resulta más coherente con el tipo de raíces básicas que portaron e implantaron los migrantes. Pero la arqueología canaria tiene en sus manos probar o descartar la hipótesis de que la ocupación de las islas más próximas al continente también pudo remontarse incluso a la más antigua de esas glaciaciones.

¿Cómo si no fue así entender que un eximio lingüista como Gerhard Böhm concluya que «la lengua de los guanches, los naturales en la isla Tenerife en el tiempo de la Conquista, no es con seguridad bereber, y es claramente, tanto en léxico como en gramática, radical- mente diferente de la lengua indoeuropea canaria. Parentescos de palabras relacionan la lengua tinerfeña con el euskera» 146.

Más aún, la comunidad científica, en particular europea, acaba de ser remecida por el científico Stephen Oppenheimer, de la Universidad de Oxford, quien sobre la base de minuciosos estudios genéticos postula la hipótesis de que fueron precisamente vascos quienes hace 16 mil años poblaron las islas británicas, antes pues que celtas, anglos y sajones 147.

Es decir, hay lugar a suponer que en ese remoto período, los mismos grupos africanos que en dirección al oeste terminaron ocupando las Canarias, en dirección al norte, cruzando Gibraltar y toda la península Ibérica, pasando por Burgos y Atapuerca, llegaron hasta lo que hoy es el País Vasco, desprendiéndose de ellos un grupo que alcanzó a poblar algo más tarde Inglaterra e Irlanda.

Al sureste de África, la isla de Madagascar, a pesar de sus casi 600 mil km2 de extensión, se vio poblada muy tardíamente en razón de los 430 kilómetros que la separan de la costa de Mozambique. De allí que, como una excepción, no hayamos encontrado un solo topoguánimo en su territorio, salvo por supuesto error u omisión, y, como se ha visto anteriormente, salvo que la voz /ua/ haya quedado sustituida.

En Madagascar son característicos nombres como: Cuadro Nº 21 / Toponimia de Madagascar – Ankora – Andranomavokely – Sarodrano – Ambohitsimiavona – Sambatioka – Ambalanjanakomby – Maromalandy – Ambohimahavelona – Ambondromamy – Ambatomandondona – Andabonimaholy – Ambohitsimaramarakely – Ampananganana – Antanambaonibotomorima Es decir, no solo no hay topónimos monosilábicos, del tipo de"Gua" y "Bo", muy frecuentes en África continental, sino que casi tam- poco existen bisilábicos. Los más frecuentes son multisilábicos de hasta once o incluso más sílabas. Resulta pues evidente que, a diferencia del archipiélago de las Canarias, ocupado durante una fase del lenguaje humano en que las raíces originarias eran predominantes, Madagascar lo fue cuando éstas habían dado paso a otras muy diferentes, e incluso a muchas y muy distintas lenguas.

La presencia de un topoguánimo como Le Ouaky (~ waka), en la isla Reunión, a casi 700 kilómetros al este de Madagascar, en el océanoÍndico, para ser coherentes con lo dicho anteriormente, debe entenderse como resultante de un trasplante extraordinario, muy posterior a la inicial vigencia de esa raíz en el continente.

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