Topoguanimia norteamericana
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¡GUA!, EL INSOSPECHADO ORIGEN DEL LENGUAJE

Alfonso Klauer

 

 

 

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Topoguanimia norteamericana

Entre los guánimos primarios mayores de Estados Unidos está por supuesto el típicamente anglosajón Washington. Es además uno de los topónimos, y topoguánimos, más reiterados en el mundo. Lo hemos encontrado 165 veces, pero en su inmensa mayoría en Estados Unidos.

Con cierta picardía, pero también con sabor muy ancestral, en el Caribe ha sido acuñada la voz guasintones, para referirse a los billetes estadounidenses que llevan la imagen de George Washington. Con esa voz del Caribe como antecedente, pero sin intención implícita alguna, escribiendo "guachintong", "wasinton" e incluso "kwazinton", estamos representando sonidos que, siendo fonéticamente muy parecidos al original, nos ayudan a imaginar que ese antropónimo –como muchos otros–, puede en verdad tener un origen muy remoto. Sin dejar de reconocer su construcción lingüística anglosajona más reciente, ni por supuesto su más remota extirpe germánica.

Gráfico Nº 14 Gráfico Nº 15 -Washington   Como ése, pero con transparente evocación nativa, hemos encontrado por ejemplo los siguientes: Kirewakra y Kowaliga, en Alabama; Tewa y Walapai (= wala), en Arizona; Wabash (= waba) y Wake (~ waka), en Arkansas; Guatay (= wata) y Kekawaka (= waka), en California; Kawana (= kawa e = wana), Walla Watta (= wala e = wata) y Waco (~ waka), en Carolina del Norte; Wando (2) y Kiawah, en Carolina del Sur; Gowanda y Saguache, en Colorado; Attawaugan (= tawa), en Connecticut; Owanka y Wasta, en Dakota del Sur; Atawalia (= tawa) y Shawano (~ wana), en Florida.

No pretendemos presentar muestras de todos los estados, pero permítasenos dar otros nombres más. Waco y Etowah, en Georgia.

Hatwai y Lapwai, en Idaho. Owaneco y Walla Walla, en Illinois. Kewanna, Waco y Wanatah, en Indiana. Kanawha y Onawa, en Iowa.

Kanwaka y Netawaka, en Kansas. Guage, Kuttawa y Waco, en Kentucky.

Pero asimismo: Mowata y Cataouatche, en Luisiana. Wango, en Maryland. Waban, en Massachusetts. Macatawa y Wakarusa, en Michigan.

Wabasso y Wannaska, en Minnesota. Tawanta, en Mississippi.

Niangua y Waco, en Missouri. Waco, en Montana. Waco y Ohiowa, en Nebraska. Hualipi, en Nevada. Totowa y Towaco, en Nueva Jersey.

Canandaigua y Waccabuc, en Nueva York. Tawawa y Waco, en Ohio.

Waco y Waka, en Texas. Y, para terminar, Ilwaco y Chiwawa, en Washington.

Entre los antropónimos más emblemáticos no puede dejar de citarse Hiawatha, el nombre del jefe onondaga, artífice de la Confederación Iroquesa de las Cinco Naciones que se constituyó en el siglo XVI conformada por los mohawk, onandaga, cayuga, oneida y seneca 38.

En homenaje a su gesta, en Norteamérica ese nombre ha sido replica- do hasta 15 veces en otros tantos topónimos.

El Anexo Nº 22, que reúne 135 antropoguánimos de norteamérica, ofrece tanto nombres de genuino origen ancestral americano, como otros llevados desde Europa, pero principalmente de Inglaterra, Irlanda y Escocia.

Pues bien, han quedado presentadas versiones nada anglosajonas de "gua" y "hua", que paradójicamente provienen de estados donde la influencia hispana no ha sido ni es grande. Y con "ua", allí donde hay ascendencia francesa. Kanawha, por su parte, nos permite reconocer la representación "wha" como parte del universo del /ua/.

Las consideraciones y análisis que se viene haciendo están basadas en la "pronunciación en español". La legitimidad y validez –o la ilegitimidad e invalidez– de este procedimiento son equivalentes a las del anglosajón y el francés cuando en sus lenguas pronuncian los ancestrales nombres precolombinos del territorio de Norteamérica. No obstante, el tema de la pronunciación queda para el final del texto.

Los nombres Wabash, Wabasso y Waban, harto reiterados en el listado completo, son inequívocamente parecidos a los muy frecuentes Guaba/o de Centroamérica, las Antillas y Sudamérica. Wando, dos veces presente en Carolina del Sur, y otras más en distintos estados, es fonéticamente idéntico al Huando de la costa peruana. Tawanta incluye la voz del milenario Huanta de los recolectores–cazadores del Perú; Owanka, el nombre de la etnia peruana Wanka; y Wannaska, el poco común nombre de la cultura que erigió los más famosos geoglifos del Perú: Nazca. Valga acá adicionar que la misma terminación "–aska" está presente también en Nebrasca.

Kawana dista fonéticamente poco del andino Cabana. Y hasta podemos asumir que en éste, más reciente y deformado, está encubriendo a aquél, más remoto y más genuinamente ancestral. Al fin y al cabo, más adelante, entre otros, presentaremos un caso paradigmático que demuestra que predecesores de muchos /ba/ han sido precisamente /ua /, o, para el caso, /wa/. Es decir, hay pruebas irrefutables de la transformación /ua/ J /va/ J / ba /. Y bien podría pues ser éste uno de esos casos, con lo que por mediación de copistas y tipógrafos Kawana derivó (..) en Cabana.

Guatay y Walla Wata, conjuntamente con las reiteraciones de Guata y Wata que hay en Meso–Sudamérica, insinúan que también la Real Academia Española estaría errada considerando al vocablo "guata" (= estómago, panza), como derivado del mapuche "huata".

Attawaugan, Atawalia, Kuttawa, Macatawa y Tawawa contienen la voz "tagua" o "tahua". Tagua, citado ya en la guanimia de Sudamérica, es al propio tiempo: nombre de un árbol amazónico de la familia Palmácea, en Colombia y el Perú; nombre de un mamífero (Catagonus wagneri), en Paraguay; y nombre de un ave fúlica, en Chile. Y como raíz, "tagua" y "tahua", está presente en gran número de topoguánimos y guánimos diversos. Sin duda la vieja extirpe de esta voz queda patente en el hecho de que Tagua, madre, y Taguatagua, hija, son dos personajes de la vieja mitología de la isla Margarita, en el Caribe venezolano 39.

Kanawha y Onawa, en Iowa, a dos mil kilómetros de México, incluyen el nombre de la lengua más extensamente difundida en América Central: Nahua o Náhuatl.

Chiwawa, en el estado de Washington, está a más de 2 200 kilómetros de su muy conocido símil de México. Aunque factible, nos parece improbable que sea un trasplante, y menos todavía de data reciente.

Shawano, Kawana, Kewanna y Wanatah una vez más nos traen a la mente los sonidos /uana/ y /uano/. Y se reafirma nuestro recelo a seguir considerando el sustantivo "guano" como de origen quechua.

Waco, idéntico a los meso–sudamericanos "guaco" y "huaco", redundantes ya en este texto, está presente en Carolina del Norte, Georgia, Indiana, Kentucky, Missouri, Montana, Nebraska, Ohio y Texas. Y como Towaco al extremo este, en Nueva Jersey, en tanto que como Ilwaco, al extremo oeste, en Washington. Es decir, a lo largo y ancho de Estados Unidos. ¿Impronta quechua? No, esa idea ya resulta inaceptable.

  Gráfico Nº 16 Pontiac, memorable jefe ottawa.

Y menos todavía cuando, una vez más también, vuelven a aparecer nuevas reiteraciones de "huaca" o "waka": Kekawaka, en California; Kanwaka y Netawaka, en Kansas; Wakarusa, en Michigan, Waccabuc, en Nueva York; y Waka, en Texas. Es decir, también de un extremo a otro del territorio.

Walla Walla (walla + walla), como el recién citado Taguatagua (tagua + tagua), son una variante de los Guagua o Wawa. Es decir, de aquellos a los que hemos denominado reguánimos. Muestran la propensión de los pueblos antiguos por crear nuevos nombres recurriendo a la simple duplicación de nombres ya existentes. En todo caso, debió ser un recurso muy comprensible en los remotos tiempos en que los idiomas empezaban a formarse.

Para concluir esta parte, diremos que, a propósito de Kiawah, queremos empezar a advertir sobre uno de los resultados más interesantes y desafiantes de esta investigación: independientemente de la división silábica que técnicamente pueda y deba hacerse, y de la etimología del nombre –si existe o logra descifrarse–, éste, como otros miles de nombres, algunos de los cuales ya han sido presentados, incluyen el sonido /awa/, el más recurrente de cuantos pueden ser distinguidos dentro del mundo del /ua/.

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