EL CONSUMO HA MADURADO
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

EL CONSUMIDOR COLOMBIANO ANÁLISIS DE COMPORTAMIENTO DE CONSUMO EN 2005 Y 2006 Y FORWARD PARA 2007

 

RADDAR

 

 

 

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EL CONSUMO HA MADURADO

Por John Valles

Madurar es un proceso normal de la vida. Pero como todo en la vida debe poseer algún sentido, madurar no debe ser entendido solo como el hecho de hacerse viejo, sino el de comprender que la mayoría de las cosas tiene un orden intrínseco y que la mejor forma de enfrentarse a estos hechos es dándoles el pecho y asumiendo responsabilidades. Desafortunadamente muchas veces maduramos después de bastantes golpes y tropiezos, pero finalmente se logra la meta de sentar cabeza y confluir en vastos hechos de responsabilidad tanto individual como colectiva.

De esta responsabilidad colectiva nacen grandes decisiones y no necesariamente dictaminadas por grandes intercesores sino por necesidades comunes. El consumo de los colombianos ha madurado de una manera tan extraordinariamente rápida durante los últimos años que realmente es sorprendente. No se si será por que a pesar de todo somos los más felices del mundo o por que como nosotros mismos nos definimos: “somos gente echada pa` lante”.

Hemos soportado golpes duros a nuestros bolsillos, el desempleo no disminuye al ritmo que quisiéramos, el incremento en los salarios base están muy por debajo de las cifras de inflación, nuestra tasa de pobreza es extremadamente alta, el boleteo aún existe en nuestros campos y se extiende velozmente en nuestras ciudades, el conflicto armado destruye nuestros puentes y carreteras, pero más sin embargo, ahí estamos, enfrentándonos en el día a día, y buscando de alguna forma incrementar nuestras posibilidades de por lo menos mantener nuestro consumo estable.

Hemos buscado alternativas que nos permitan evolucionar y satisfacer nuestras necesidades, eso para nadie es un secreto, los estratos bajos han comenzado a utilizar el crédito de manera contundente para adquirir electrodomésticos, y hasta al parecer una reconocida empresa de tarjetas de crédito ha diseñado una para nuestras clases menos favorecidas. Sumémosle a esto la intención de Codensa en la creación de créditos para financiación de obras de vivienda. De esta manera los individuos de ingresos bajos han entrado a consumir en campos que hace algunos años no pensábamos fueran a ser explotados con tal eficiencia. Aún así, la brecha entre ricos y pobres es demasiado grande y ni por venganza se puede comparar por ejemplo el consumo de artículos suntuarios entre las dos clases debido a la marginalidad existente.

La clase que realmente ha entrado a jugar demasiado duro es la clase media, esta definiendo el funcionamiento económico del país, tanto en aporte intelectual como monetario. Los niveles de ingreso alto mantienen su consumo casi estable pero esto debido a las facilidades que tienen. De aquí surge la gran pregunta: ¿Cómo nuestro consumo aumenta dadas las dificultades tanto salariales como sociales que poseemos?, la respuesta a esto puede ser sencilla pero a su vez aterradora: la capacidad de ahorro ha decrecido de manera monstruosa en los últimos años, aunque a esto hay que sumarle las restricciones sobre las entidades financieras con impuestos tales como el cuatro por mil.

Para describir un poco más la idea basta con observar los siguientes datos obtenidos durante el último trimestre: sobre una encuesta en las cuatro grandes ciudades del país se le pregunto a los encuestados cual fue el alcance del ingreso obtenido, y como respuesta se obtuvo que a cerca del 53% de los mismos apenas le alcanzo el ingreso obtenido para satisfacer su consumo sin la posibilidad de ahorrar, un casi 8% tuvo que sacar algo de sus ahorro, un 19% tuvo que pedir prestado, y tan solo un 17,20% del grupo pudo establecer algún tipo de ahorro.

Lo que deja ver casi de manera contundente que aunque hemos ganado una conciencia de consumo colectiva, también estamos perdiendo terreno de manera dramática en el campo del ahorro. Las respuestas financieras no se han hecho esperar: una guerra entre las organizaciones crediticias privadas fundamentada en bajas tasa de interés para la captación de dinero e interesantes paquetes ahorrativos.

Aún así recuperar la formación en el ahorro es asunto complicado, y si bien es lógico que no estemos dispuestos a dejar de comer y a vestirnos, también es prudente empezar de nuevo a capitalizar nuestras cuentas.

La situación se torna aún un poco más complicada si observamos que dentro de la misma encuesta el 27% de los encuestados pertenecientes a estrato 5 y 6 ahorro algo, mientras que tan solo un 14% de los estratos 1, 2 y 3 estuvo en la misma condición. Todavía más alarmante, los individuos de estos últimos estratos que afirmaron que tuvieron que pedir prestado para satisfacer su consumo suman el 23%.

Ahora, si bien es necesario tomar medidas que promuevan el ahorro tanto individual como colectivo, también es prioritario mantener el consumo en continua evolución y esto solo se garantiza con aumentos consistentes en los precios de la canasta familiar y con la evolución también consistente de los salarios que finalizan por ser la fuente de ingresos de las familias.

Estamos ante la expectativa de lo que puede llegar a ser una gran depresión en el consumo y la manera en como el estado debe afrontarlo, la reforma tributaria aunque ha intentado ser mas dócil ante algunos de los productos de la canasta básica familiar, va afectar claramente el consumo de los individuos del país, y más específicamente a nuestras clases menos favorecidas al grabar con IVA la gran mayoría de los componentes de dicha canasta. De esta forma pues es necesario reevaluar como sería dicho impacto y no darle una frenada en seco a este consumo y específicamente a los estratos inferiores que de una u otra forma han salido a flote en la evolución del mismo. Otro aspecto relevante en dicha evolución es la puesta en marcha del TLC, aunque estancado parcialmente por estos días, también es necesario saber que eventualidades nos deparará y como saber enfrentarlas, esperemos que dicho tratado sea un fomentador del consumo y un colaborador del ahorro.

El consumo ha madurado, pero la madurez es una continua evolución y no debe estancarse debido a arbitrios que incidan negativamente en ella. Si llegase a suceder esto, nos veremos avocados a devolvernos o a estancarnos nuevamente, y definitivamente eso no sería madurar.   

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