BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

Comunidades Productivas: Asociatividad y Producción en el Territorio
 

Luis Ramón Valdez

 

 

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Aproximación diagnóstico - descriptiva

La presente descripción pretende configurar el cuadro general de la situación por la que atraviesa esta actividad productiva serrana, sin que los elementos presentados aquí tengan el carácter de un diagnóstico exhaustivo.

Los productores están organizados en La Asociación de Artesanos San José la cual poseía en 1999 en términos nominales, más de 80 talleres asociados en más de 5 comunidades. Todos los artesanos consultados en ese entonces indicaron ser parte de la asociación, también señalaron en esa oportunidad, la incapacidad de la misma para resolver los problemas sectoriales; en todos se manifestó una actitud poco proactiva y más bien receptiva respecto de las actividades que debe hacer la asociación245.

La asociación posee una estructura jerarquizada, vertical, sin espacios intermedios, poco operativa y de acción casi nula, la única figura dirigencial visible es la del presidente. La asociación acciona sin estrategias definidas, se podría sintetizar que la improvisación ha regulado la escasa acción de la asociación. Esto ha provocado el “desencanto” de una parte de los miembros reduciéndose su membresía activa a 56 al 2004.

La materia prima principal utilizada por los talleres serranos para la producción del mueble es obtenida a través de Plan Sierra246, programa que suministró la madera de pino de forma subsidiada desde 1986 hasta el 2004. El grueso de los talleres serranos tiene a Plan Sierra como su suplidor principal247 este programa responsable del manejo del bosque en esta zona de la Cordillera Central, ha ido cediendo parte del suministro directo de madera a productores de bosques de la región248, quedándose como ente regulador del sistema forestal. La madera utilizada por los artesanos presenta ciertos defectos como son mancha azul, alto contenido de humedad y presencia de resina, lo que repercute en la calidad del producto elaborado con ésta. Otra materia prima fundamental para la elaboración del mueble serrano lo es la hoja de palma real, insumo que es obtenido fuera de la comunidad y es utilizado para las labores de tejido. El mueble serrano posee una gran identidad lo que le permite ser diferente a los producidos en el resto del país; este producto se caracteriza por ser un mueble rústico, fabricado en pino con espaldar en madera o fibra de palma y asiento tejido en la misma fibra. El tejido de fibras de hojas de palma real es utilizado para espaldares, fondos para los asientos de los muebles en los diferentes estilos de tejido y para cada una de las variedades producidas. Este tejido es una de las características que le confiere un sello diferenciador al mueble de la sierra.

A pesar de la identidad que le confiere el tejido a los productos; una debilidad reside en el hecho de que los diseños se han tornado repetitivos, hay pocas iniciativas creativas y una alta incidencia del copiado, con escasa variedad y pocos cambios en los diseños nuevos, lo que ha planteado un serio agotamiento de los mismos. En este punto los comercializadores/ intermediarios han ejercido una gran influencia, ya que “imponen” los modelos de muebles que deben ser comercializados. El uso pobre del diseño vinculado a la imposición “comercial” de la intermediación – cuyo planteamiento de diseño va muy vinculado a la “rentabilidad” vía la reduccion de costos- y la influencia que esta ejerce sobre la realización de la produccion de los muebles de la sierra, dificulta en gran medida, la incorporación de características culturales comunales que ayuden a fortalecer el aspecto diferenciado del mueble serrano, como parte de una estrategia de mas largo aliento..

La estrategia para competir impuesta por la intermediación se ha ido trasladando y fundamentando en el precio del producto; entonces, la rentabilidad de la actividad productiva se va convirtiendo en una función del volumen de producción, más que de otras variables. La reducción del tamaño del mercado, del espacio geográfico de venta, la poca variedad de productos, el desconocimiento de otros segmentos del mercado, la no-exploración de nuevos nichos, la aparición de productos importados de bajo costo y ergonómicamente mejor elaborados, ha provocado una clara pérdida de espacio del mercado tradicional de este producto de la sierra.

Los problemas vistos desde la racionalidad productiva fundamentada en la competencia, plantea la existencia de un bajo nivel de estandarización y de planificación en la producción, de esta manera en ocasiones se mantienen altos inventarios, con una idea imprecisa sobre el costo de producción de las mercancías e igualmente poca idea de los beneficios monetarios; desde las unidades productivas familiares esta parte es percibida a través del deterioro de la calidad de vida. La respuesta individual a los problemas ha sido la de bajar el costo de fabricación vía el deterioro de la calidad del producto, por ejemplo: la reducción del uso de madera y de fibras de palma por medio de la reducción del tamaño del producto, con consecuencias negativas en ergonomía y comodidad. La reducción de los tiempos de fabricación alterando la calidad y seguridad de las ensambladuras (sustitución y eliminación de piezas de soporte, etc.), reduciendo la calidad en la terminación (menos nivel del pulimento, laqueado superficial y poco uniforme, etc.); sustitución de los fondos de tejidos por fondos de madera, entre otros elementos a destacar, han sido las prácticas defensivas comunes de los artesanos, como estrategias individuales ante la inelasticidad del precio de venta del mueble por parte de la intermediación. Estas acciones son la expresión fenoménica de cómo la racionalidad competitiva ha impactado y subordinado la producción de las unidades productivas serranas.

Las maquinarias necesarias para la fabricación de un mueble de mediana calidad, dentro de la racionalidad de producción impuesta por la intermediación, no están a disposición de la mayoría de los talleres fabricantes del mueble serrano, aunque esta realidad se ha modificado en los últimos cinco años. En 1999, 57% de los talleres sólo disponía de sinfín y torno como máquinas de trabajo, el resto de las labores debían realizarla de manera manual; en tanto que el restante 43% poseía al menos una herramienta adicional y sólo 26% disponía algunas herramientas más complejas como routers, garlopas, tupís, entre otras, además del sinfín y el torno. En el 2004 el parque de máquinas se ha ampliado, pues 66% de los talleres posee además de sinfín y torno, otras máquinas más complejas, y el 22% ha incorporado el pintado de los muebles con pistolas de aire comprimido. Esto es coherente con el cambio del perfil general de los talleres de la sierra, que evidencia la transformación de las unidades productivas familiares249 hacia la nueva modalidad, o su desaparición.

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