BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

Comunidades Productivas: Asociatividad y Producción en el Territorio
 

Luis Ramón Valdez

 

 

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Cooperación

La cooperación y la solidaridad entre las unidades productivas familiares son variables que se manifiestan en las comunidades y algunas aglomeraciones; esta cooperación que involucra la actividad productiva se da como parte de un espectro amplio de solidaridad de tipo social. Esto incluye además la existencia de un sistema de valores compartidos y fuertes relaciones primarias; cooperación en el aspecto de la producción por el compartir de conocimientos y saberes; o el intercambio y/o préstamo de trabajadores y equipos.

Sin embargo, la cooperación como una estrategia de desarrollo no es una solidaridad explícita de individuos y organizaciones, motivados o con el deseo de poner en valor sus recursos humanos, físicos y financieros para compartir el futuro. La cooperación tiene un sentido mucho más pragmático y es una respuesta racional a la propia lógica de cada uno de los actores. Dicho de otra manera, en determinado momento, los actores perciben que, para desarrollar de forma más completa su propia estrategia, es necesario cooperar y poner en común con otros actores, las propuestas y las acciones.

Los actores locales no viven en armonía y en cooperación permanente; la convergencia de los intereses en una estrategia común es un proceso altamente complejo, plagado de obstáculos. En las comunidades existe la solidaridad planteada desde una dimensión social comunitaria que no necesariamente converge en una solidaridad o cooperación de tipo económico, esto visto de forma conciente, la solidaridad de tipo económico acontece traspasada por lo social y confundida con ésta. Y aunque el territorio (sus necesidades y sus potencialidades) es percibido de manera diferente por los distintos actores dada la utilización que cada quien hace del mismo, lo que puede hacer que en sus propias lógicas y estrategias, se generen espacio de interlocución social, que pueden ser trascendidos hacia una dimensión más amplia e incluyente.

La tradición de cooperación para la realización de las actividades productivas, al potenciárse con los elementos anteriormente descritos, ha sido la base para el desarrollo de movimientos asociativos, aunque de baja dimensión política por la fuerte tendencia de conservadurismo político heredada de la influencia de antiguos regímenes de fuerza. Esto podría explicar la baja densidad del tejido institucional y las escasas instancias de participación de las comunidades en la configuración de su propia visión del desarrollo. La participación política generalmente disociada de la actividad económica ha sido un escollo para configurar un tejido social y económico coherente con una propuesta política emanada de las propias comunidades.

La fuerte identidad comunitaria, el sentido de interdependencia experimentado por los individuos de estos espacios, ha contribuido a generar mecanismos sociales espontáneos de solidaridad y cooperación que puede actuar como mecanismos sociales de control de comportamientos oportunistas, aunque no siempre de manera exitosa. Un entorno cultural y social común que vincula a los sujetos económicos y permite la creación de códigos de comportamientos comunes, tanto explícitos como implícitos, si logra organizarse políticamente, tiene mayor oportunidad de estructurar con éxito propuestas de desarrollo, hacia lo interior del territorio con impacto significativo en la estructura socioeconómica del mismo.

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