BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

Comunidades Productivas: Asociatividad y Producción en el Territorio
 

Luis Ramón Valdez

 

 

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Algunas pistas para el análisis

La simple existencia de algún nivel de aglomeración de unidades productivas no implica necesariamente la existencia de encadenamiento o algún nivel de especialización productiva de determinada zona o región. No obstante al identificar la existencia de diversos agrupamientos, pueden ser hallados ciertos niveles de encadenamientos productivos industriales de pequeñas y medianas empresas aunque no necesariamente tiendan hacia la especialización productiva de las regiones. Esto puede ser propicio para intentar demostrar que las relaciones sociales establecidas entre los empresarios son determinantes para la constitución de articulaciones de pequeñas y medianas empresas. En otras palabras, que los actores económicos deben devenir en sujetos para traducir eficientemente sus relaciones sociales particulares en alternativas de desarrollo para sus unidades productivas y para su territorio. El homus economicus213 visto de manera individual debe pasar al sujeto colectivo, sujeto que se construye a partir de la densidad y calidad del tipo de relación social construida en un territorio.

La especialización productiva de una región o la existencia de espacios o aglomeraciones de unidades productivas dedicadas a una misma rama de actividad o actividades complementarias, puede conceptuarse como la abundancia de productores de una rama de la producción en una zona geográficamente determinada, frecuentemente a causa de la disponibilidad de recursos naturales, como sería el caso de regiones madereras, mineras o vitivinícolas, pero también a causa de la presentación de procesos generacionales de enseñanza – aprendizaje de cierto oficio o actividad, como ocurre en el caso de las zonas productoras de muebles, calzado, artesanías, productos agroindustriales, entre otras214.

La dependencia de algunas zonas o comunidades respecto de la rama productiva dominante, llega a ser tal que un gran porcentaje de su población depende casi exclusivamente de la misma, provocando que a falta de diversificación productiva, cualquier variación drástica en los mercados puede acarrearles épocas de bonanza o de profundas depresiones económicas, son comunidades o espacios que literalmente se encogen de forma dramática al agotarse la fuente de materia prima de su actividad productiva o al cambiar las condiciones del mercado215.

Sin embargo, experiencias de algunas comunidades especializadas demuestran que esta característica podría traducirse en ventajas u oportunidades para saltos cualitativos en términos de mejoramiento empresarial y territorial216. La argumentación central puede resumirse en los siguientes puntos:

Primero. Puede partirse del hecho de que por lo general en estas regiones se manifiesta la presencia de innumerables unidades productivas especializadas, dando lugar a lo que se conoce como una “aglomeración productiva”. La aglomeración productiva puede ser definida como la existencia de una gran cantidad de empresas ubicadas en un mismo entorno territorial (barrio, comunidad, zona, etc.).

Segundo. En una aglomeración productiva pueden aparecer diversas configuraciones empresariales, posibilitando la convivencia de empresas de diversos tamaños, que conforman articulaciones de relaciones basadas tanto en la subcontratación, como en la cooperación o en otros esquemas de colaboración ínter empresarial, aunque este elemento no siempre se manifiesta de manera explicita para el simple observador externo.

Antes de avanzar en estas experiencias de carácter local, es importante examinar algunos elementos sobre experiencias que ocurren en otros lugares, con cierto parecido, y que han logrado imponer una dinámica de desarrollo social industrial diferente. Al recapitular algunos elementos tratados ya precedentemente en otra parte de este trabajo, pueden observarse algunos aspectos, que plantean algún nivel de correspondencia entre las comunidades que son objeto de este estudio y otras experiencias, sin que en modo alguno se pretenda plantear la existencia de similitudes que signifique la reproducción de fenómenos de otras latitudes.

Los denominados distritos industriales, para indicar un ejemplo ya señalado, son “sistemas productivos definidos geográficamente, caracterizados por un gran número de empresas que se ocupan de diversas fases y formas en la elaboración de un producto homogéneo. Un aspecto importante es que una gran proporción de esas empresas son pequeñas o muy pequeñas”217. Lo que significa que en términos económicos, se puede suponer que en un Distrito Industrial se tiene la existencia de un complejo sistema de cooperación y competencia entre empresas de tamaño pequeño y mediano, articulación que las pone en condiciones de enfrentar las rigideces del modelo de producción en masa218. Ahora bien, también se verifica un comportamiento del carácter de las relaciones sociales tejidas a su interior que permite que los pequeños productores, estén unidos, recurran a determinadas estrategias y acciones colectivas, puedan enfrentarse con éxito a la competencia global y superar las barreras ocasionadas por empresas de mayores magnitudes. Dicho de otra forma, lo que hace al Distrito Industrial es la cohesión social, cuando faltan la cohesión social y la confianza, el Distrito no se manifiesta.

Un supuesto relevante, deducible a partir de los análisis de variables extraeconómicas en estos modelos de cooperación, permite señalar que las explicaciones meramente económicas no han sido suficientes para dar respuesta a importantes interrogantes del modelo productivo de la especialización flexible presentes en los distritos italianos219, o también conocido como “Modelo Italiano”, fundamentalmente por la presencia innegable de configuraciones heterogéneas en lo social, que se contraponen a las explicaciones económicas del actor racional o de la maximización de la utilidad de las actividades empresariales.

Por ejemplo, los modelos italianos de especialización flexible que aparecen en los denominados distritos industriales, plantean algunos supuestos importantes a saber:

a) la existencia de una gran cantidad de empresas de corte familiar;

b) la operación de las empresas a partir de relaciones basadas en la confianza recíproca entre los empresarios, que se sostienen a través del tiempo y que teóricamente posibilitan la cooperación - competencia;

c) la existencia de una densa red de transmisión de conocimientos sobre la actividad productiva;

d) la cohesión social de los empresarios y trabajadores en el plano de lo informal, desde el momento en que participan en actividades conjuntas que dan lugar a nuevas relaciones sociales entre ellos.

De estas consideraciones, limitadas por no ser el tema central de esta unidad, podría plantearse que las relaciones sociales tejidas entre los sujetos son condiciones para la posible existencia de las articulaciones de empresas; que en la medida en que aquellas sean más o menos débiles, lo mismo ocurriría con la organización empresarial.

Así pues se manifiesta la necesidad de explicar el por qué algunas regiones productivamente especializadas tienen éxito desde el punto de vista económico, al evolucionar de una simple aglomeración productiva hacia un entramado productivo de notable eficiencia y productividad; Y también por qué otras se quedan en la simple aglomeración de empresas.

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