BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

Comunidades Productivas: Asociatividad y Producción en el Territorio
 

Luis Ramón Valdez

 

 

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Capítulo IV. La Noción de Cooperación en el Territorio

Conceptualización teórica

El territorio es algo más que un mero receptor de recursos, de “acciones” de desarrollo, es más que un “almacén” primario sólo productor de insumos y mucho más que un punto de partida o de localización de la acción de los sujetos o individuos. Algunos autores plantean la diferenciación y la interrelación entre el territorio como superficie y el territorio como redes de relaciones159. El territorio no es una cosa ni un recipiente, sino que es parte constitutiva de los objetos y procesos, ahora bien, esto debe verse con el debido cuidado de no otorgarle una causalidad que no tiene. En lo referente a la actividad productiva, La variable territorio además de una variable geo-espacial, también es un producto social, como señala Rivas Casado160: “el medio regional en el que se localizan las empresas no es sólo un mero escenario sino que puede funcionar como fuerza estructurante capaz de proporcionar a las pequeñas empresas economías externas.” Por la existencia de una “cultura industrial, saber-hacer productivo, infraestructura y equipamientos de interés empresarial”161

Plantear el desarrollo desde el territorio, no parte de la necesidad de reivindicar el entorno local para formular o contextualizar políticas de fomento, sino de la consideración del “territorio como variable activa en los procesos de desarrollo económico”162. Es en el plano local donde se plasman, toman corporeidad o territorializan políticas formuladas a otros niveles. No se trata de zonificación o de municipalización de políticas públicas163, se trata de contar con planteamientos diferenciales para tejidos productivos diferentes o que tienen una base o lógica territorial particular.

El territorio es cada vez más entendido como espacio social que juega un papel activo. Para algunos autores, el territorio juega un papel esencial en la dinámica económica, pues los mecanismos económicos actúan sobre el mecanismo social, histórico y geográfico164, es decir, los mecanismos de regulación social localmente arraigados desempeñan un papel creciente en la articulación de unas relaciones económicas crecientemente complejas y que, por ello, no pueden reducirse a un cálculo mercantil. Otros señalan que la transformación industrial es inseparable de los elementos de naturaleza sociológica que regulan el funcionamiento del territorio165.

Es indudable que el territorio es un entorno físico, en cuyo interior se dan un conjunto de relaciones sociales, donde se definen grupos sociales con intereses y orígenes diversos que compiten y colaboran con la finalidad de propiciar la reproducción social166. Estas relaciones entre los grupos sociales son el resultado de un proceso histórico de evolución, por tanto el territorio es el producto de la sedimentación histórica de un conjunto de relaciones sociales. “La noción de territorio lleva implícita la de una organización social formada por una multiplicidad de individuos. Esta organización social se caracteriza por tener una serie de instituciones que rigen su funcionamiento”167; se trata de la diferencia entre espacio, como un elemento físico, un soporte pasivo de la actividad económica y territorio entendido no sólo como espacio físico, sino que es el espacio físico ocupado por una población humana, que tiene unos elementos sociales, una cultura, una identidad que la definen como tal.

La legislación dominicana conceptualiza al territorio sólo como un contenedor u objeto espacial, con una lectura disociada de los sujetos que los habitan e interactúan con él. Más aún, la articulación entre los espacios productivos no-agropecuarios y el territorio, está ausente en el imaginario de las fuerzas que intervienen en la formulación y aplicación de las leyes y políticas oficiales. Tradicionalmente las instituciones locales u oficiales, en la práctica generalizada, han ignorado la existencia de estos espacios productivos sectoriales, a pesar de la importancia que en términos económicos estos poseen para un territorio determinado.

La necesidad de retomar el territorio como espacio de reflexión más allá de una consideración geo-espacial, es una acción reconocida y dilucidada en más de una oportunidad168, en el ámbito de la práctica más que en lo reflexivo, estriba la necesidad de trascender la noción jurídico política, e incorporar la autonomía como un concepto que no es sinónimo de descentralización; y esta acción pasa necesariamente por una propuesta de desarrollo coherente a partir el reconocimiento de las fortalezas y debilidades de infraestructuras espaciales, económicas, sociales y culturales de un determinado territorio o espacio.

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