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JAÉN DE PAKAMUROS


BREVE ENSAYO SOBRE LOS POBLADORES PREHISPÁNICOS DE LA PROVINCIA DE JAÉN
Y EL ORIGEN DEL NOMBRE PAKAMUROS


 

Alexander Albán Aléncar

 

 

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CONCLUSIÓN

Nosotros coincidimos con el planteamiento de que un trabajo de investigación, no debe ser una simple compilación de hechos sin prestar atención al estudio de las instituciones, ni a la evolución social, y sobre todo que los estudiosos no sean sólo pacientes colectores de fechas y hechos, caso contrario tendremos ante nuestros ojos un trabajo “de investigación” irreal y carente de objetividad.

Cuando abordemos un trabajo de investigación tengamos presente que los hechos históricos son conocidos, salvo en casos excepcionales en los que el historiador es testigo de los propios acontecimientos, a través de fuentes intermedias. Entre éstas se incluyen – según los especialistas - el testimonio de los testigos contemporáneos de los sucesos; relatos escritos como memorias, cartas, literatura, etc.; archivos de tribunales, asambleas legislativas, instituciones religiosas o mercantiles y la información no escrita que se obtiene de restos materiales de civilizaciones desaparecidas, tales como los elementos arquitectónicos, artes menores o decorativas, ajuares funerarios, etc.

Todas éstas y muchas otras fuentes – continúan los especialistas - proporcionan las pruebas con las que el investigador descifra los hechos históricos. Sin embargo, la relación entre hecho y evidencia raramente es simple y directa. Las evidencias pueden estar sesgadas o ser erróneas, fragmentarias o prácticamente ininteligibles tras un gran intervalo temporal que haya causado grandes cambios culturales o lingüísticos. Por tanto, el historiador ha de enjuiciar críticamente los testimonios de que disponga.

Por otro lado – remarcan los especialistas -, el objetivo de la historia, como serio esfuerzo por entender la vida del hombre, no se cumple por completo con el mero relato de los acontecimientos. Éstos sólo constituyen los cimientos sobre los que se elabora la interpretación histórica. El proceso de interpretación afecta a todos los aspectos de la investigación histórica, iniciada con la selección del tema que se pretende estudiar, porque la elección de un hecho, una sociedad o institución particular es en sí misma un juicio que manifiesta la importancia de la cuestión.

Una vez elegido, el objeto de estudio sugiere una hipótesis o modelo teórico provisional que guía la investigación y ayuda al historiador a valorar y clasificar los testimonios disponibles y a presentar un relato detallado y coherente del elemento analizado. El historiador –continúan los especialistas- debe respetar los hechos, evitar la ignorancia y los errores cuanto sea posible y aportar una interpretación convincente e intelectualmente satisfactoria.

Hasta tiempos relativamente recientes, la historia fue considerada fundamentalmente como una variante literaria que compartía muchas técnicas y efectos con la narrativa de ficción. Los historiadores estaban sometidos a los materiales factuales y a la veracidad personal, pero, como los novelistas, escribían detallados relatos de los acontecimientos, vivos retratos de los personajes, y prestaban gran atención al lenguaje y al estilo literario. Las complejas relaciones entre literatura e historiografía han sido y continúan siendo objeto de serios debates.

La tarea, según nuestro entender, va más allá, puesto que implica el tratamiento metodológico de la información obtenida a la luz de las pesquisas y también el planteamiento de un marco teórico y conceptual que guíe la concretización de nuestros objetivos debiendo, estos, adecuarse a las peculiaridades del problema objeto de nuestro estudio.

En este contexto y llegado ya a la culminación de nuestro trabajo permítasenos mencionar que gracias a la aplicación de un método globalizador que aborda la realidad como un conjunto de fenómenos entrelazados entre sí, y el consiguiente tratamiento científico de los hechos, hemos podido arribar a la confirmación de la hipótesis que nos planteáramos, por lo tanto podemos arribar a la siguiente conclusión:

“EL ANTIGUO DESCONOCIMIENTO DE LAS ETNIAS QUE POBLARON JAÉN PRE-HISPÁNICO AUNADOS AL MARCO TEÓRICO NO-CIENTÍFICO ASUMIDO POR ALGUNOS INVESTIGADORES LOCALES, HAN CONLLEVADO A NEGAR LA EXISTENCIA DE LOS DIVERSOS GRUPOS ÉTNICOS QUE PROLIFERARON EN LA REGIÓN Y EN CONTRAPOSICIÓN SOSTENER LA EXISTENCIA DE UNA SOLA ETNIA FORJADORA DE CULTURA LLAMADA PAKAMUROS”.

Consideramos que el presente ensayo propiciará entre nosotros, y en otros investigadores, el deseo de profundizar el estudio de la historia de los antiguos pobladores de la provincia de Jaén, cuyos restos, cual mudos testigos, nos hablan del desarrollo cultural por ellos alcanzados y que hasta la fecha no han encontrado una interpretación definitiva.

Cuando logremos ello, encontraremos una identificación hacía lo nuestro “para así plasmar ese deseo que late en nuestros corazones la de lograr una sociedad donde imperen los sentimientos de justicia e igualdad en su más alta expresión”.

ALEXANDER ALBAN ALENCAR

Jaén, 07 de octubre de 1993.

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