BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

DICCIONARIO DE BAGÜISMOS

UNA INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DEL DIALECTO DEL ESPAÑOL UTILIZADO EN LAS PROVINCIAS DE BAGUA Y UTCUBAMBA EN EL DEPARTAMENTO DE AMAZONAS


 

Alexander Albán Aléncar

 

 

 

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (151 páginas, 352 kb) pulsando aquí

 

CAPITULO II. EL IDIOMA QUECHUA; VARIEDAD CAJAMARQUINA

La presencia del idioma quechua en estas latitudes no es fenómeno reciente sino una constante que se viene dando desde hace 500 años aproximadamente. Lógicamente la injerencia hacia la comunidad lingüística de los bagüinos hispano-hablantes se da recién a fines del siglo XIX época en que los actuales territorios de Bagua y Utcubamba, merced a sus feraces valles, son colonizados por campesinos provenientes de otras regiones para convertirse luego en dos pujantes provincias.

El primer contacto entre el idioma quechua y la unidad geopolítica, objeto de nuestra investigación, se produce con la llegada, al valle del Utcubamba, de las huestes incaicas comandadas por el inca Túpac Yupanqui en su política de conquista del Antisuyo. Al mando de un poderoso ejército se enfrenta a los valientes sachapuyos, quienes a la postre constituían el grupo étnico de mayor desarrollo cultural en la región, luego de arduos enfrentamientos los sachapuyos son derrotados y su territorio asimilado como provincia al Tahuantinsuyo.

Sin pérdida de tiempo son movilizados contingentes de mitimaes provenientes de la sierra central (huancas, cochabambas, etc.) hacia esta región con el objetivo de instruir a los nuevos tributarios en lo relacionado a costumbres, cultura e idioma de los incas. Principalmente la enseñanza del runa simi ó quechua.

Lo mismo ocurre en fecha casi paralela en los territorios de la actual provincia de Jaén, hábitat del grupo étnico de los guambos cuyos dominios abarcaban los distritos de Sallique, San Felipe, Chontalí, partes de la ciudad de Jaén, Pucará y Pomahuaca entre otros. Es decir muy cerca de las actuales provincias de Bagua y Utcubamba.

Los guambos, al igual que sus similares los tabaconas (San Ignacio) hasta el momento de la conquista hispana constituían un reino sometido como wamani o provincia al Tahuantinsuyo.

De esta época datan las primeras voces quechuas, las mismas que se irán generalizando gracias a la difusión realizada por los mitimaes. Un ejemplo de ello lo constituye, quizá, el topónimo Leimebamba, un pueblo de la provincia de Chachapoyas. Su nombre según la tradición oral proviene de raymipampa palabra quechua que exclamara el inca Túpac Yupanqui al encontrar una pampa adecuada para la celebración de la fiesta del Inti Raymi, ello ocurrió en plena campaña de conquista a los sachapuyos, posteriormente el nombre degeneró en Leimebamba.

Palabras como punku (puerta), yacu (agua), misqui (dulce), pacamuros (hombres escondidos), pukamuros (hombres pintados de rojo), Apu (dios ó jefe), pucará (atalaya), etc., posiblemente se remontan a éste primer contacto. Por ello que no nos sorprenda el hecho de encontrar pueblos muy antiguos con nombres quechuas.

Es indudable que estas relaciones interétnicas como consecuencia de la conquista inca, teniendo el quechua como lengua dominante propician la asimilación de las voces quechuas en el grupo dominado. Estas voces se generalizan y son empleadas para designar muchos objetos del mundo material y subjetivo de las etnias sometidas, las mismas que se propalaron a otras etnias, incluso a las que nunca fueron sometidas por los incas.

Por ejemplo entre los aguarunas la palabra quechua Apu está inmersa en su vocabulario para designar a sus jefes, aunque a decir de muchos esta palabra fue incorporada en la década de los setenta durante la llamada revolución velasquista. Entre los migrantes y mestizos se utiliza la palabra chullachaqui para designar a un personaje del folklore amazónico. En el caso de este personaje, Chullachaqui, lo peculiar radica en su nombre toda vez que proviene del quechua chulla – disparejo, desnivelado, desigual y de chaqui – pie ó pierna. Este nombre hace referencia a un personaje que tiene una pierna humana y otra de jaguar y que tiene como misión extraviar a los incautos o depredadores, en el interior de la selva, hasta que mueran o se vuelvan locos.

Así como estos ejemplos existen numerosos casos más, que podemos citar y, que fehacientemente pueden confirmar nuestro planteamiento teórico. En síntesis, podemos enunciar que de este primer contacto, con Túpac Yupanqui primero y Huayna Cápac después, datan abundantes palabras quechuas que hoy se encuentran inmersas en el dialecto bagüino. De esta manera se produce el ingreso del idioma quechua al valle del Utcubamba, iniciándose a la par una injerencia idiomática que en la actualidad continúa, ya no con los grupos étnicos antiguos de la zona sino, ahora, con una comunidad lingüística de hispanohablantes maternos.

En el primer capítulo de nuestro trabajo mencionamos que un alto porcentaje de la población de Bagua y Utcubamba son migrantes, ó hijos de migrantes, provenientes de las serranías de Cajamarca, debido a su proximidad con el departamento de Amazonas (he aquí el segundo contacto del quechua con el valle del Utcubamba). Una particularidad de este fenómeno lo constituye el léxico que ellos traen, en él resalta como elemento dominante, el empleo de voces quechuas y de composiciones oracionales, también, quechuas.

En el léxico del migrante se ha producido una simbiosis entre español y quechua, con la supremacía de voces quechuas en ella. Dicho sea de paso esta amalgama ha desplazado por completo al idioma quechua en Cajamarca, en casi todo el departamento esta lengua ha pasado a convertirse en lengua muerta y ya casi nadie la emplea, pero, pese a encontrarse en proceso de extinción influye o determina el léxico de los habitantes de esta región y por consiguiente interviene en el proceso de dialectalización del español.

Antes de abordar las peculiaridades que se desprenden de esta injerencia es preciso profundizar en el aspecto teórico de esta variedad del quechua que hoy nos ha tocado abordar. El quechua cajamarquino es una variedad perteneciente al sub grupo Yungay, el mismo que está incluido en las hablas quechuas denominadas Quechua II.

De acuerdo con la terminología del estudioso Gary J. Parker, este dialecto se encuentra agrupado en el llamado Quechua A, lo peculiar de este dialecto, así como de los otro cuatro dialectos (Ferreñafe, Pacaraos, Laraos y Lincha) que forman el quechua Yungay, radica en constituir una forma intermedia entre el Quechua I y el Quechua II. Sin embargo, de las hablas del sub grupo Yungay es el quechua Cajamarquino el que más se acerca, por lo menos, en lo que respecta a la gramática al Quechua II Chinchay.

Es importante manifestar que el alfabeto ortográfico para la variedad cajamarquina está integrado por 27 letras:

a, b, ch, tr, d, e, f, g, i, j, k, l, ll, m, n, ñ, o, p, q, r, rr, s, sh, t, u, w, y.

De esta relación es necesario realizar los siguientes desagregados:

Las vocales “e” y “o” están sometidas a ciertas reglas de uso, toda vez que el quechua es trivocálico (a, i, u.)

Los fonemas b, d, f, g, son fonemas del español, constituyen fonemas prestados.

De lo expuesto se deduce que el quechua cajamarquino tiene sólo 21 fonemas nativos de los cuales 18 son consonantes y tres son vocales:

ch, tr, j, k, l, ll, m, n, ñ, p, o, r, rr, s, sh, t, w, y.

a, i, u.

Continuando con nuestro análisis, abordaremos, ahora, la segunda parte de este capítulo donde observaremos cómo la hipótesis plateada va agarrando consistencia pues es evidente la injerencia del idioma quechua en el léxico del bagüino como a continuación se vera.

Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles