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DESARROLLO AGROINDUSTRIAL SOSTENIBLE: SUBREGIÓN CENTRO-SUR DE CALDAS

 

Carlos Humberto González Escobar

 

 

 

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4. MARCO TEÓRICO

4.1. Primera Fase: Teórica Descriptiva

4.1.1. Enfoques teóricos de la agroindustria.

El soporte económico del departamento de Caldas está dado principalmente por la explotación del sector primario dentro del cual predomina el desarrollo del sector cafetero, contradictoriamente éste no ha tenido el manejo adecuado que le permita ser una industria motor del desarrollo social y crecimiento económico para el departamento.

Tradicionalmente se maneja un mercado poco competitivo lo que se refleja en la actual crisis del sector cafetero, además no se observan alternativas viables de productos sustitutos y complementarios, cuya materia prima sea el café. La cultura cafetera, aunque tuvo gran importancia como jalonador de la economía, se estancó por falta de un manejo eficiente de empresa, por la inexistencia de canales adecuados y estratégicos de mercadeo y comercialización; así como la generación de valor agregado tecnológico.

Un factor crucial es que las instituciones de apoyo que existen para el sector agropecuario tuvieron su desarrollo alrededor del café sin generar un valor agregado que fomente nuevas industrias integradas en cadenas productivas y movilizadoras de mano de obra y nuevas inversiones que contribuyan a consolidar el crecimiento de la agroindustria.

La competitividad, la globalización económica, las innovaciones y el desarrollo tecnológico, la apertura de mercados, la conformación de sociedades tecnopolis y del conocimiento son megatendencias del desarrollo de países y regiones del que no está ajena la región e indiscutiblemente el sector agrario, el cual se enfrenta a nuevos desafíos, como la biotecnología, las semillas transgénicas, las biofábricas, los sistemas controlados y planificados de producción, las bolsas agropecuarias (negociaciones a futuro), las cadenas productivas, los clusters y la agroindustria de exportación.

La visión tradicional de la agroindustria ha sido superada por los procesos económicos y sociales de un contexto modernizante. El sector agropecuario está hoy integrado en una variedad de procesos agroindustriales a los mercados, a los servicios, a la sociedad del conocimiento. Los cambios actuales y permanentes que cobijan a la actividad agropecuaria modifican de manera continua sus fronteras o espacios, que ésta no alcanza a aprehender.

Se hace difícil entender el problema del desarrollo y de la competitividad en todas sus dimensiones, y sobre todo identificar que éste no es un problema sólo productivo y de eficiencia agrícola; sus implicaciones tocan las fibras de la sociedad, sus identidades, su pensamiento y actuación política.

Hay una serie de razones que obligan a revisar la concepción sobre lo agrícola y el concepto de estructura agraria (Machado, 2002, 235), las más notorias son:

1. “La creciente importancia de los insumos externos a la finca, o aumento de la manera continua de la dependencia que tiene la agricultura de los elementos exógenos a medida que se modernizan”.

Bajo los esquemas de producción y las formas culturales construidas y por tal arraigadas en los productores se ha dependido de insumos químicos para atender los diferentes frentes de control y desarrollo de la actividad.

Es válido atender que este fenómeno de dependencia podrá obtener sustituciones en el interior de la finca, como en el caso de abonos orgánicos, pero surgirán nuevos requerimientos de insumos, información, conocimientos, tecnologías, energía, entre otros, que servirán para la evolución de los procesos y sistemas de producción de valor agregado e innovación.

2. “La agricultura depende cada vez más de patrones de consumo universal que condicionan su producción (segmentación y nichos de mercados)”.

La volatilidad y cambio permanente de los mercados, las expectativas directas del consumidor final, las tendencias nuevas de consumo, las exigencias y requerimientos sanitarios y de carácter técnico, así como el cumplimiento de nuevas normas para entrar a mercados más competitivos en costos, eficiencias y tecnologías.

3. “Las políticas macroeconómicas priman sobre las sectoriales y éstas tienden a perder peso e importancia en los aspectos aperturistas o cuando la economía se internacionaliza”.

Los marcos de política económica del país cada vez tienen un mayor nivel de dependencia de organismos globales y de otros países con poder y control de mercados y de nuestra economía; de ahí se deriva un planteamiento de fragilidad de las políticas y de estabilidad en el orden de orientación y manejo, lo que hace bastante susceptible las decisiones de gobierno en el mediano y largo plazo.

Una negociación como la del TLC puede poner en grave riesgo las posibilidades de inserción en mercados competitivos como el de Estados Unidos y evidentemente atraer o facilitar el ingreso de productos agropecuarios subsidiados y con precios más favorables al consumidor nuestro, pero netamente destructores de la incipiente estructura productiva rural del país (4 millones de hectáreas.)

4. “La institucionalidad agrícola se desarticula a medida que la producción se integra más con el sector industrial. Las tradicionales instituciones sectoriales tienden a reconvertirse para adaptarse a los nuevos procesos, o desaparecen por sustitución de funciones, sea por el mercado o por nuevas instituciones, o porque se redefinen las relaciones entre lo público y privado”.

El cambio institucional debe darse, la integración de cadenas productivas, la incorporación de valor agregado en la transformación de productos agrícolas en productos de consumo final y menos como subproductos, hace indispensable la concepción de nuevos marcos institucionales, nuevos órdenes en política regional, con cobertura amplia en las dimensiones de la cadena y no en un sector específico.

5. “Los límites entre lo urbano y lo rural tienden a desdibujarse con el avance de la urbanización, la industrialización, los medios de comunicación y los procesos de modernización”.

La necesaria conexión de las organizaciones de productores, las instituciones públicas, el sector académico y demás sectores sociales y empresariales; tanto ubicados en lo rural como establecidos en lo urbano, esa frontera debe romperse para establecer nexos más cercanos entre actores sociales e institucionales diversos, generando de por sí entramados más complejos de gestión y operación del sistema tanto productivo, como institucional y social.

6. “El avance tecnológico y la competitividad de tipo excluyente crean polarización y conflictos cuya solución está más por fuera del sector agropecuario”.

Eso implica la planeación prospectiva del desarrollo investigativo y tecnológico del país y de las regiones. Los desarrollos tecnológicos de otros países tendrán las dimensiones, estructuras y adecuaciones a su contexto, es necesario adaptar y trasladar parte de esos avances a los sectores productivos agropecuarios.

7. “El núcleo central del problema agrario está dado en la capacidad de acceder al conocimiento, a la tecnología, a la información y a las relaciones de gobernabilidad, y, por lo tanto, al recurso humano; y menos en el acceso a grandes extensiones de tierra”.

Se requiere el desarrollo de conocimiento pertinente y generar las condiciones de difusión y apropiación en las comunidades productoras y en los agentes técnicos y profesionales que tiene la región.

Por lo anterior, la agricultura está vista hoy como un sector ampliado y se considera como “el complejo agroindustrial con crecientes flujos de productos destinados al procesamiento y con estrechas relaciones insumo-producto con los sectores industriales y terciarios. Las agroindustrias que procesan la producción primaria utilizan cantidades de insumos industriales dentro de un proceso de industrialización de la agricultura que ha robustecido los encadenamientos intersectoriales o vínculos hacia atrás y hacia delante”

Esta visión conduce a un análisis integral de la agricultura recogiendo las articulaciones más importantes del sector con los núcleos del sistema de toma de decisiones, sin desmembrar artificialmente la producción primaria del suministro de insumos, el procesamiento, la transformación industrial, la articulación con los mercados y los servicios.

Por ello, es apropiado hablar de una estructura agroindustrial o sistema agroindustrial en lugar de la tradicional estructura agraria que ponía el énfasis en la producción primaria, en la tenencia de la tierra (propiedad sobre grandes extensiones, basadas en la renta y valorización de la misma) con pocos vínculos con el mercado y con la sociedad urbana.

Se visualiza la agricultura de manera integral y multidimensional en sus articulaciones con todo el sistema socioeconómico y en especial con el sector procesador y transformador de los productos agropecuarios, además del industrial como suministrador de insumos.

Según la definición de Absalón Machado (El sistema agroindustrial 2002, Pág. 221) sobre Agroindustria: “La estructura agroindustrial es un conjunto de relaciones socioeconómicas, políticas y culturales, cuyo núcleo central es la propiedad sobre los factores de producción (tierra, recursos naturales, recursos humanos y capital), la tecnología y el conocimiento, y cuya dinámica depende de los diferentes contextos y modos como las estructuras se insertan en el sistema socioeconómico y los mercados”. Se integra a los factores de producción la tecnología y el conocimiento, lo que indica cambios trascendentales sobre las formas de propiedad, explotación, gestión y gerencia, estructuras empresariales, sociales y el mercadeo.

Las cadenas agroindustriales son flujos continuos y discontinuos de los productos, proceso y agregación de valores, que exigen los productos primarios hasta llegar al consumidor final; y en cada proceso se integran diferentes agentes sociales y económicos, tecnología y estructuras productivas. Para efectos analíticos separa en tres grandes segmentos que pueden estar articulados o no:

a. La producción y el suministro de insumos a la agricultura. (Segmento primario).
b. El segmento agroindustrial, es decir, los procesos de postcosecha (procesamiento, comercialización industrial).
c. La distribución minorista de los bienes finales (segmento de distribución y consumo).

Un concepto más amplio de la agroindustria se enmarca desde la perspectiva del desarrollo local, en el cual se plantea la creación de empresa, la generación de empleo, a partir del desarrollo endógeno y la capacidad de articular y potenciar los recursos del territorio (competitividad sistémica).

El cambio tecnológico (cambio de modelo fordista a sistemas de producción innovadora y flexible) como factor influyente en la productividad y la competitividad empresarial, no es ajeno a lo rural. La descentralización administrativa y política en construcción en el país, deberá tener nuevos desarrollos normativos y avances en la concepción y definición del ordenamiento territorial y su administración, en las que tenga un peso más representativo el componente político y de asignación de recursos de diverso orden (entre ellos lo presupuestal) para la gestión del desarrollo económico local. Hoy los recursos de transferencia de la nación a las localidades se concentran en unos cuantos rubros orientados a la construcción de infraestructura básica y a unas líneas predefinidas de asignación de recursos, pero dejó de lado las posibilidades de que las administraciones locales sean promotoras, autónomas e impulsoras del desarrollo productivo y económico de su territorio.

La situación es crítica si las cifras del presupuesto de las localidades dependen de esas transferencias y están atadas en su manejo desde la ley y del centralismo que gobierna en nuestro sistema público.

En España, los avances en relación con el concepto del desarrollo rural están más ligados a la innovación y el desarrollo tecnológico, y a la industrialización avanzada (Sanz H., 2001)

Entre otros aspectos resalta la tendencia del desarrollo rural en un mundo globalizado, como: Modelos de organización industrial, flexibilidad, redes de cooperación e innovación; cambios en los criterios de decisión de localización industrial y en la comprensión de lo rural; el conocimiento como variable estratégica para establecer diferenciación y ventajas competitivas sostenibles en el tiempo en las empresas y en los territorios (el cambio del trabajo manual al trabajo del conocimiento).

Desde la óptica de los modelos de desarrollo rural se han identificado dos tendencias:

1. Modelo “de arriba abajo” (top-down). La visión tradicional y centralista (los años 70s) identifica desarrollo con crecimiento económico, proceso de concentración industrial y urbano. Prima la idea de eficacia frente a la de equidad, enfoque sectorial y productivista.

2. Modelo “de abajo arriba” (bottom-up). Enfoque integrado y visión más amplia de desarrollo; se asume el objetivo de equidad y teóricamente se acepta el desarrollo rural como promoción de la diversificación económica y del potencial global de desarrollo. ((Sanz H., 2001).

Esta investigación se orienta a una propuesta de sistema de gestión del desarrollo agroindustrial de la subregión centro–sur de Caldas a partir de un modelo participativo (“de abajo a arriba”), y bajo la concepción de las teorías de desarrollo endógeno y de competitividad sistémica, en el que sea fundamental el rol de los actores implicados directamente en su concepción y desarrollo, las organizaciones sociales, las administraciones locales, la academia, los centros de Investigación, los organismos del sector agropecuario, entre otros.

Como punto de partida es necesario darle un sentido y un enfoque estratégico al desarrollo de la subregión, se considera pertinente hacer una exposición de los elementos teóricos que contribuyen a hacer un planteamiento de la cuestión, para ello es necesario echar mano de las apuestas por lo sostenible, como connotación prioritaria de los sustentos en los que se apoyaría la versión en construcción del desarrollo, teniendo como referente los asuntos propios del entorno local, sus dinámicas sociales y culturales, las aproximaciones al territorio, a lo público, sus particularidades productivas y económicas, y no por demás su patrimonio natural.

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