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DESARROLLO AGROINDUSTRIAL SOSTENIBLE: SUBREGIÓN CENTRO-SUR DE CALDAS

 

Carlos Humberto González Escobar

 

 

 

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4.4. Cadenas Productivas

Algunos de los enfoques de las respuestas de los encuestados con relación a la visión de la subregión se dirigen a:

“Las cadenas productivas, que integran el sector productivo, comercializador, transformador y consumidor” (E20).

“La agroindustria en la subregión deberá estar asociada a productos con alto valor agregado y conocimiento agregado” (E33).

“A partir del aprovechamiento total de la biomasa, que es el gran eje sobre el que gira el objetivo de la "producción más limpia", que se enmarca en el módulo de gestión de sostenibilidad ambiental en los DAI, no va resultar difícil identificar las principales rutas por donde las subregiones podrán orientar sus esfuerzos. Hay un camino muy largo que recorrer en materia de identificación de nuevas cadenas productivas, pero sobre todo en el refinamiento de las herramientas para la bioprospección y para el tránsito del actual escenario rural hacia formas asociativas que permitan integrar unidades productivas en el marco de mejores prácticas de cultivo, de creación de eslabonamientos productivos soportados en pequeños empresarios y una sinergia creciente entre campo y ciudad” (E40).

Es de resaltar que para el mercado competitivo de hoy es fundamental la generación de una cultura de la asociatividad, el liderazgo colectivo se impone, por tal razón se promueve la concepción de cadenas productivas o cluster, ya que esa articulación de diferentes agentes productivos consolida procesos de valor agregado regional, lo que conduce a aprendizajes organizacionales, desarrollo de conocimientos empresariales, de mercado, innovaciones y desarrollo tecnológico.

En otro frente, la región, fuera de trabajar en la asociatividad de sus diversos actores estratégicos, debe orientar sus actividades productivas hacia el desarrollo y la innovación, el valor agregado en conocimiento, el aumento del nivel de capital intangible en sus diversos procesos y servicios.

En la perspectiva de una explotación sostenible del ecosistema regional, se ha elaborado un interesante estudio sobre la Ecoregión Eje Cafetero, en la cual, igualmente, se plantea la importancia del aprovechamiento de la biomasa, el cambio de una producción desequilibrada soportada en monocultivos, con insumos químicos que han degradado el suelo, la fauna, la flora, el aire y las aguas de la región.

El gran objetivo en un largo plazo es orientar la producción hacia productos amigables con el medio ambiente, que en el fondo no perjudiquen al ser humano ni a los seres vivos que están en su entorno, es una necesidad, pero también una exigencia de los organismos internacionales, de los entes de control, de las organizaciones de mercado, de los consumidores; esa tendencia señala la importancia de productos orgánicos que no tengan ni transmitan contaminantes al organismo humano, ni perjudiquen el ecosistema.

Se requiere invertir recursos y esfuerzos en la identificación de los nuevos sectores productivos potenciales de la subregión, la bioprospección de la agroindustria implicará la constitución de un cluster del conocimiento (o un organismo gestor de C y T) con los actores estratégicos públicos y privados, para estimular la asociatividad en el desarrollo avanzado de la ciencia y la tecnología, dirigida a la identificación de nuevos productos y servicios biotecnológicos de valor agregado en conocimiento.

La conexión a las cadenas productivas de pequeños empresarios rurales y urbanos requerirá de su inclusión en procesos de formación de capital humano, de articularlos social, económica y tecnológicamente; pues se exige en un marco de competitividad la conformación de tejidos productivos altamente eficientes.

Para la construcción de una visión agroindustrial en la subregión propone, entre otros, los siguientes aspectos:

• Desarrollo del mercadeo nacional e internacional;

• Alianza estratégica entre los actores claves del desarrollo;

• Formación de capital humano y social:

• Establecimiento de políticas de incentivos;

• Estructurar entidades, instituciones y por tal institucionalidad de la subregión;

• Organizaciones sociales, gremiales y empresariales;

• Diseño de plan estratégico y prospectivo de desarrollo económico de la subregión;

• Construir y consolidar cadenas productivas; a través de pactos colectivos y apuestas futuras del desarrollo de la subregión, mediante el consenso de los distintos actores sociales, empresariales e institucionales;

• Diseño de estrategias de comunicación y sensibilización de la comunidad y demás actores sociales y dirigenciales.

• El pacto colectivo debe incluir las dimensiones políticas, culturales, sociales, económicas, ambientales y territoriales;

• Estrategias transversales educativas para generar una cultura de la competitividad;

• Fomentar nuevos emprendimientos innovadores y de base tecnológica;

• Inversión en infraestructura física y social; garantizando un entorno productivo con altos niveles de seguridad;

• Especialización productiva de la subregión;

• Articulación de la producción de acuerdo a tendencias mercado y capacidad de la demanda diseñar productos y servicios de valor agregado;

• Procesos coherentes de planeación, ejecución y control; establecer indicadores de gestión y evaluación de desempeño;

• Promoción y establecimiento de masas críticas de productores y procesadores, cuya actividad económica permita interconectar empresas e instituciones de los diferentes subsistemas de la cadena agroindustrial;

• Mediante la apertura a procesos de planeación participativo de todos los actores sociales; proceso colectivo que implica cambio de paradigmas;

• Identificar la vocación productiva, que permita señalar cuales son las ventajas comparativas actuales y cuales pueden convertirse en ventajas competitivas sostenibles;

• Partir de la cultura de nuestras gentes, sus identidades, sentidos y sin sentidos, los valores sociales del pasado que permiten construir futuro, las mentalidades, los sueños e imaginarios colectivos;

• Estrategias y mecanismos de asistencia técnica eficiente y permanente a productores;

• Establecimiento de sistemas de financiación;

• Reducir o eliminar, en el actual esquema de comercialización, los intermediarios y especuladores de precios en el mercado agropecuario. De manera tal que los excedentes se queden en la región y le lleguen al productor, para que no alimente el tipo de economía rentista;

• Estableciendo centros de desarrollo tecnológico; con cooperación internacional, para transferencia tecnológica, investigación pertinente, desarrollo de experimentos demostrativos a productores, e intercambio de experiencias;

Este marco de políticas, estrategias, planes, programas, proyectos, instrumentos y mecanismos diversos que se proponen tiene un alto significado por la magnitud de la empresa a constituir, pues los distritos agroindustriales en el territorio, no se limitan a tan solo expedir un decreto, una norma o un documento soporte, se hace indispensable desatar todo un engranaje colectivo, que se ate desde las fibras esenciales de la comunidad, en ese desplegar de intelecto, talento, energías y de recursos se requiere del talante de nuestros dirigentes, de nuevos liderazgos políticos sociales y empresariales, de una clase política que tenga claro el momento de la economía global, de las tendencias del desarrollo, de que el protagonismo ya no es de personas sino del territorio, que se tenga claridad que quienes compiten ya no son personas o empresas sino el colectivo integral de la subregión.

Los esfuerzos individuales aislados de dirigentes políticos, que como intermediarios del pensamiento y actuación de las comunidades se hacen elegir y reelegir y manipulan los bienes y recursos públicos para el beneficio privado, eso demuestra el perjuicio que en los últimos años ha tenido la región, de espaldas a la realidad y gobernando para una grupo cerrado y excluyente de amigos y allegados (marco en el cual se ha dirigido los asuntos locales y regionales).

Ahora bien, el territorio con sus actores sociales debe decidir el rumbo futuro de su sociedad, de la economía, de cual debe ser la apuesta a futuro, eso servirá para acercar a cada persona a sus lazos de identidad y reconocimiento con los otros y con el territorio donde habita, superar los problemas de identidad.

Los planes de desarrollo que se construyen desde los asesores y los escritorios concentrados en la capital, apoyados en programas de gobierno diseñados para estrategias de campaña política y para garantizar el convencimiento de los ciudadanos y la elección del candidato, pero alejados de la realidad de los productores y menos con la intención de buscar y cimentar las bases del desarrollo. De ahí surge la importancia que desde lo local, veredal si se quiere, se inicie procesos de participación, en la generación de una cultura de la planeación, con capacidad de hacer su propio análisis critico de la realidad que le circunda, dispuesto a elaborar diagnósticos sobre las condiciones de los sistemas productivos, de la comunidad y de su entorno social, político y económico.

Los planes de desarrollo se formulan y se ejecutan para el periodo del gobernante de turno, y muchas de sus estrategias se archivan y mueren en los estantes de las oficinas porque el nuevo mandatario trae su propia fórmula de “salvación”, manejo de imagen y movimiento de las fichas del entramado del poder, sin ninguna orientación hacia los objetivos máximos de la sociedad que sería DESARROLLO (calidad de vida).

Para generar desarrollo se requiere de esfuerzos, inteligencia y recursos colectivos locales, de la sociedad local, no debemos depender solo de los envíos y transferencias de recursos desde el centro de poder, desde allí se está hipotecando las posibilidades de autonomía del territorio, como tampoco son solo los recursos financieros y menos los recursos de la administración pública, son todos los recursos y que especialmente se destinen esos esfuerzos para desarrollar capacidades y retener el talento humano , el conocimiento, y la formación de su capital intangible.

Para diseñar, gestionar y coordinar las diversas herramientas y estrategias que se proponen es necesario establecer equipos de trabajo interdisciplinarios y un marco de institucionalidad para la investigación y la innovación, a fin de que exista una relación directa entre el enfoque prospectivo del desarrollo propuesto y su plataforma estratégica.

La formación de capital humano y social, tiene tal trascendencia que significará cambiar el sistema educativo, desde el mismo seno del núcleo familiar, la escuela, el currículo, la pedagogía, la cultura, las personas y la sociedad misma.

Es necesario crear entornos de confianza y seguridad como pilares de las garantías que requiere no solo la inversión de capitales, sino en la constitución de redes de intercambio social entre los actores sociales y sus instituciones. La capacitación de mano de obra calificada y los avances en la configuración del sistema educativo conectando a los centros de formación avanzada con los procesos de formación básica, y estos con relación a las competencias que requieren en el contexto productivo. Se hace primordial la formación de capital humano y social desde los propios escenarios de la subregión, con los recursos y capacidades de que se disponen.

El establecer un mercado de capital de riesgo propio (modalidades alternativas de capitales solidarios y de pequeños inversionistas asociados, así como sociedades privadas de capital de riesgo), liderazgo público y privado orientado al desarrollo productivo y competitivo de la subregión, inversión pública y privada permanente y sostenida destinada a la investigación aplicada, la innovación y desarrollo tecnológico pertinente y articulado a redes del conocimiento.

Creación de empresas de distintos tipos, tamaños, características y envergadura , como centros de democratización real de la propiedad, dispuestos a albergar a los distintos productores rurales, sin una posición de dominante de los grandes capitales o de inversionistas exclusivamente; y la aplicación del talento al diseño de productos y servicios a partir de la inteligencia e investigación rigurosa de los mercados nacionales e internacionales; que en los distintos actores estratégicos y sociales exista la disposición a la constitución de pactos colectivos de sociedad, así como la creación y consolidación de sistemas de producción agroindustrial conectados a los procesos de desarrollo de la subregión.

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