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DESARROLLO AGROINDUSTRIAL SOSTENIBLE: SUBREGIÓN CENTRO-SUR DE CALDAS

 

Carlos Humberto González Escobar

 

 

 

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4.2.1. El Impacto de un Distrito Agroindustrial sobre la Subregión en cuanto a la creación de empleo y generación de valor agregado

Se percibe en los encuestados que arrojara beneficios “unos mayores ingresos (más empleo); elevación de calidad y del nivel de vida; mayor PIB como sumatoria del valor agregado”.

Desde la perspectiva económica la lectura que se le hace a la subregión a futuro es la de mejorar las condiciones de sus productores, la generación de empleo y el incremento en los ingresos y como consecuencia de ello elevar los niveles de calidad de vida de sus habitantes. En conclusión el valor agregado económico del proceso agroindustrial se revierte en valor agregado social y político.

Este último punto tendría que ser examinado con detenimiento en la medida que la democratización del poder y las decisiones, la participación política de los actores sociales y el debate político abierto requiere no sólo de que se alcancen los beneficios económicos, sino también de promover una cultura política, de construir ciudadanos líderes, críticos y libres, y ello implica establecer unas condiciones especiales en el territorio, que no se agotan en lo económico y que se ubican más en el contexto de un desarrollo endógeno e integral.

“El impacto es fuerte si se logra establecer el modelo porque si se supera la concepción de lindero geográfico, se superan las barreras que limitan el desarrollo. Según el modelo de distrito se permitirá llegar más fácilmente a los productores más desprotegidos sin educación e infraestructura”(E14)

La apuesta por concebir un modelo de gestión y de desarrollo subregional puede sonar pretenciosa, sin embargo esa es la óptica de la búsqueda del desarrollo y de integrar una serie de elementos, estrategias, marcos teóricos, marcos legales y las dimensiones en las que se mueve el desarrollo y la competitividad de un territorio.

Es de interés superar las delimitaciones del suelo y de pensar el territorio desde su esfera física, como lo es también supeditar sus posibilidades en el patrimonio natural, como ha sido tradicional en nuestro contexto. El territorio se organiza y ordena en función de generar y posibilitar sus capacidades endógenas, y desde de allí puede orientar sus esfuerzos de interacción e intercambio con otras esferas sociales y territoriales; pero es requisito fundamental primero establecer cual es su perspectiva de futuro, los alcances de su apuesta de desarrollo y por tal definir su plataforma estratégica, es en ese instante en donde definirá su esquema, con el cual se enmarcará y dirigirá el territorio.

Es de interés que el modelo tenga la capacidad de articular e integrar, no de excluir, por tanto debe tener claro el contexto social del territorio, y permitir la inclusión de sectores productivos y sociales marginados, la construcción de infraestructura social, física y tecnológica; la formación de capital humano a partir de procesos de educación, capacitación y formación en distintos niveles.

La confirmación que se trató de un enfoque impuesto desde el gobierno central esta en la respuesta: “es posible que de la constitución de los DAI (Distrito Agroindustrial) se obtenga un impacto alto, pero se debe tener más pedagogía para que la población rural tenga capacidad de asimilar el cambio y mejorar su calidad de vida” (E15).

La expectativa de un impacto social y económico puede ser alta en la medida que en el proceso productivo-económico se incorpore el proceso formativo, ello significa establecer y diseñar sistemas de formación con metodologías pertinentes, desarrollos pedagógicos propios (en la cual hay experiencias interesantes en las Universidades y en el proyecto de escuela nueva), la flexibilidad curricular, el soporte en tecnologías de información y comunicación, etc.

“En la medida que se genere y se ajusten las tecnologías existentes en productos agropecuarios, se fortalecerá la región y se dará la generación de empleo y a su vez se incrementarán los ingresos de los actores involucrados en las cadena productiva” (16).

No es posible que la subregión se impulse hacia el desarrollo sino se revisa la inversión en investigación y desarrollo, se establezca un sistema de gestión y de estructura organizacional para el avance científico y la innovación. En los niveles actuales de inversión en ciencia y tecnología en el país (menos del 1% del PIB Nacional) es impensable que se avance en el desarrollo productivo, y menos aún en las regiones en donde escasamente se destinan recursos para este aspecto, por eso se requiere con urgencia el establecer una política regional, unos esquemas de gestión y promover unas alianzas estrechas entre la academia, el sector productivo y la administración pública de la subregión, con altruismo, con desprendimiento y sin mezquindades.

Algunos de los encuestados consideran que así se generan “un aumento del PIB, mejores niveles de conocimiento, conformación de una mano de obra especializada, mayores niveles de eficiencia en procesos, eficacia en los recursos, la amigabilidad con el medio ambiente, un futuro más cierto y una visión empresarial a todo nivel de producción” (E18). Posiblemente muchas de estas expectativas puedan esperarse de una propuesta como ésta, al fin y al cabo su fin es la de mejorar las condiciones sociales, pero evidentemente su impacto es trascendental en lo económico y su interés también recogería aportes en la innovación y gestión del conocimiento.

Una medición interesante del impacto de un buen modelo de desarrollo agroindustrial lo debe mostrar la obtención de conocimiento, conocimiento no en el sentido tradicional del concepto de conocer, de entender e interpretar el contexto y las particularidades del territorio, no es solo eso, es en el sentido de conocimiento organizado, conocimiento en la dinámica de lo tácito y lo explícito, conocimiento explotable, usable y utilitario para el desarrollo, pero también para la innovación.

Conocimiento que permita el diseño de nuevos productos y servicios, el mejoramiento de la gestión productiva, el implementar estructuras de innovación permanente, que genere valor agregado en conocimiento y que se revierta en la competitividad del territorio.

La visión empresarial tiene que permear tanto el sector rural como el urbano, por que es necesaria que la competitividad sea impulsada desde la mente de cada sujeto-individuo-persona de la subregión, la competitividad es también de las empresas y de las organizaciones sociales, y también es del territorio mirado desde el punto de vista de su integralidad.

Se requieren procesos educativos y de formación empresarial, pero también el impulsar la nueva cultura de la competitividad en sus habitantes.

“Generar empleo estructural para incrementar la capacidad de consumo que presione la demanda insatisfecha que trae consigo la generación de nuevas empresas, nuevo consumo, generación de excedentes que permitan la acumulación de capital y con ello el incremento de la calidad de vida” (E27). Un factor esencial es la generación de empleo real, para ello se requiere orientar la producción de valor agregado y así impulsar la creación de empleo estructural, y por tanto dinamizar la economía subregional.

Con un enfoque desde lo político se propone que “… la participación democrática podría hacerse más transparente y activa. Eleva el nivel de vida de la región que obtendría más desarrollo y crecimiento económico. Mejora la calidad de vida, y genera empleo directo, así la región tendrá más desarrollo a nivel local, regional, nacional e internacional” (E 30).

El enfoque del desarrollo desde las dinámicas políticas encierra el pensamiento que no es posible alcanzar mejores condiciones de vida en la población sino se han conquistado libertades políticas, posibilidades de acceder a escenarios de participación y poder con conocimiento, con capacidad de deliberación y análisis crítico de la realidad de sus actores sociales; una democracia en la subregión es posible construirla desde las bases mismas de la comunidad (pactos sociales, contratos sociales, procesos abiertos de deliberación y diálogo constructivo).

“Los DAI representan el marco ideal para validar hipótesis sobre un desarrollo endógeno basado en las sinergias de todas las categorías de capital existentes en una región, tanto los tangibles como los intangibles. Como consecuencia, sus efectos en términos de generación de empleo, de movilidad social, de fortalecimiento del mercado interno y de generación de valor agregado deben ser mayores que los de un modelo basado exclusivamente en factores externos” (E 41).

Los distritos agroindustriales pueden ser el marco con el cual demostrar los planteamientos del desarrollo endógeno (con sus posturas filosóficas y sus planteamientos de la teoría económica), para lo cual debe haber construcción colectiva, asociación de actores sociales y estratégicos, integración de su capital intelectual y físico, el desarrollo del conocimiento en todas sus dimensiones productivas para la sociedad y para la competitividad del territorio. Un desarrollo soportado en su capital humano y en las inversiones de sus empresarios.

Para algunos de los encuestados en cambio “se daría un impacto poco adaptativo puesto que la región no está en capacidad de asumir este nuevo sistema, se necesita poseer un mejor y mayor conocimiento” (E 57). El sistema podría no ser asumido y adoptado por la comunidad y por la región en general, se podría quedar en un asunto coyuntural y por tal en un momento del tiempo y de la historia del territorio, para lo cual se hace indispensable una preparación para su continuidad y sostenibilidad en el tiempo; ello exige productividad social, ambiental y económica, avances fuertes en la inversión en capital humano, en el desarrollo de la ciencia y tecnología propias. Es decir, unos mayores niveles de conocimiento para la producción, para la planeación prospectiva y estratégica del territorio, para agenciar el desarrollo.

Tomando como referentes los planteamientos de los encuestados y las pretensiones que tiene la ciudad de Manizales de convertirse en un territorio innovador y en donde el conocimiento se ha convertido en una variable clave de sus propuestas de política de desarrollo (proyecto MEC) , se hace un diseño de la integración de los conceptos de capital (tomados de la teórica económica) que articulados sean constructores no solo de la ciudad del conocimiento, sino que se traslade a los ámbitos del territorio cercano, de manera que también arrope a las localidades de la subregión, y en particular el sector agropecuario con nuevos componentes de valor agregado.

Como el capital no se restringe solo al capital físico-natural disponible, que representa ciertas condiciones de favoravilidad o restricción en un entorno competitivo, se reconoce la importancia de la construcción de subregión a partir del talento de las personas, de sus niveles de formación y de disponer de infraestructura para el desarrollo de la educación.

El cimiento desde el cual se construye el desarrollo agroindustrial de la subregión estaría dado por el capital humano y su interacción dinámica con los factores identitarios, la cultura y formas de comunicación de sus habitantes.

Las variables que contienen el esquema de desarrollo agroindustrial de la subregión centro–sur son: (anexo grafico No. 6 )

Subregión Centro–Sur y el Desarrollo Agroindustrial: Un particular eje que tranversaliza la conformación de una subregión desde la perspectiva de su capital estructural lo constituye el conocimiento y en su conversión en un entorno innovador, en la gestión de la investigación, en el desarrollo de la ciencia y en la incorporación de escalas de avances y maduración como un territorio tecnológico, la integración en la agenda del desarrollo de la investigación, como un componente estratégico de la actuación de la política pública y de las organizaciones privadas.

Capital Cultural: Las mentalidades, sentidos, significados, identidades y lo simbólico. La interacción de lo rural y lo urbano.

El marco de las actuaciones de la población se ha dado desde las prácticas de cultivo y consumo del café, este ha señalado las rutas de cierto auge económico y conformó la geografía del verde, junto a la explotación artesanal de la guadua.

La región ha venido proponiendo el reconocimiento de su patrimonio cultural por parte de la UNESCO, teniendo en cuenta el paisaje natural, y el construido a partir de la producción del café, la arquitectura campesina y rural (basada en el bahareque), las formas de comunicación, el lenguaje, el tipo de vestimenta del campesino cafetero, etc.

Capital Intelectual: Recursos y capital intangible, estructural, relacional y humano. Capacidad de aprendizaje y gestión del conocimiento.

La elaboración de la agenda de ciencia y tecnología de Caldas se presenta como la opción para identificar, a futuro, los escenarios de investigación, pero también la necesidad de establecer marcos de política regional y subregional, como la concreción o diseño de un organismo gestor de la producción intelectual y su articulación con el sector productivo.

La región ha venido haciendo esfuerzos en investigación con el Crece, Cenicafé y las Universidades como un aporte a la generación de masa crítica y en la transformación de sus instituciones y en las políticas. La elaboración del programa de competitividad, la matriz insumo producto, el estudio de sectores estratégicos, la agenda de competitividad, el informe regional de desarrollo humano de 2004, la agenda interna y algunos estudios de prospectiva.

Capital Social: Relaciones e interacciones, transacciones y negociaciones, organizaciones sociales, tejido social, confianza. Acciones colectivas, cívicas y solidarias. Asociatividad.

El informe de Desarrollo Humano concluye que la formación de capital social es reducida en el eje cafetero, tomando como base la baja participación comunitaria, sin embargo la participación poca que existe es altamente cualificada. (Informe de D.H. eje cafetero – resumen ejecutivo. Pág. 28).

Capital Humano: Capacidades y destrezas de sus habitantes para hacer uso del intelecto en la solución de sus problemas y en el emprendimiento para el desarrollo tecnológico, social y económico. Actitud mental colectiva positiva y autonómica.

Es central el papel del ser humano en los propósito de desarrollo, así como lo expone el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2001), “el desarrollo humano es un proceso que busca incrementar las opciones de la gente ampliando sus capacidades para conducir vidas extensas y sanas, para estar bien informado, para tener un estándar de vida digno y para participar activamente en la vida de la comunidad”.

Capital Físico–Natural: Las dotaciones naturales del territorio, su ecosistema, potencialmente explotable de una manera sostenible.

De acuerdo con el estudio de ecoregión cafetera, ésta posee “unidades de paisajes” diferentes, que indica un potencial de diversidad de ecosistemas alto. En la subregión (bioregión) se posee un porción importante del parque Natural de los Nevados (el nevado del Ruiz, con el volcán Arenas, la laguna Verde, las aguas termales del Ruiz), que tienen la posibilidad de generar una explotación sostenible del mismo a partir del turismo ecológico y de aventura (ya el gobierno nacional ha hecho la entrega en concesión a una alianza estratégica de entidades de la región para su manejo).

El contraste del paisaje de páramo con el paisaje cafetero da una gama de verdes exuberantes, que se convierten en otro atractivo natural de interés, aunado con la diversidad de especies de fauna y flora, se tiene un registro de 2.833 especies en toda la Ecoregión Eje Cafetero (Ecoregión Eje Cafetero un territorio de oportunidades. Pág. 104).

La cuenca hidrográfica que cruza el territorio está dada por el río Chinchiná y, en una pequeña parte, por el río Campoalegre, ambos conforman la red del río Cauca.

Capital Político: Compromiso de los actores sociales, empresariales y políticos, en un marco de políticas de desarrollo meso para la subregión.

Ha habido algunos intentos de acuerdos o pactos ante la crisis social y en especial de empleo, por iniciativa del ministerio de Trabajo se firmó un pacto por el empleo entre dirigentes políticos y gremiales de Manizales y Caldas; ésta es una de esas nuevas iniciativas para establecer compromisos de los actores estratégicos para atender los problemas sociales, pero aún sus efectos no se evidencian, sin embargo puede incluirse como una cuota de aporte a la construcción de capital político en la región, lo mismo que los pactos por la transparencia en los actos de la administración pública.

La intensidad de los trabajos de investigación y documentación con relación a la problemática pública y las dificultades en el componente social, contrastan con las verdaderas intenciones y compromisos de los dirigentes políticos expresados en los presupuestos y planes de desarrollo locales y de la región.

Capital Institucional: Organizaciones sociales e instituciones inteligentes. Sistemas de regulación, control y transacción.

Tomando como referencia el tejido institucional que la ciudad y la región ha venido constituyendo se podría aventurar la conformación de escenarios organizacionales para la gestión pública orientada al desarrollo de la subregión. Manizales como capital posee varios centros de educación superior que han entrado en los procesos de acreditación de programas e incursionado en la oferta de programas de formación avanzada, en particular existen dos programas de doctorado.

Desde el punto de vista de la referencia en la actuación con el desarrollo económico se constituyó la fundación universidad-empresa, la cual tiene como propósito establecer la conexión entre la academia y el sector productivo, pero su esquema de organización y gestión no ha trascendido y se requiere impulsar la modernización de su estructura y su papel protagónico en el desarrollo de la ciudad y la subregión.

El proyecto MEC ha venido impulsando el acceso a la información virtual con la apertura de telecentros comunitarios, la creación de las incubadoras cultural e incubadora de base tecnológica Manizales Incubar), la constitución de Parquesoft, y recién la conformación de las redes de emprendimiento de Caldas y Manizales, y la existencia de organismos financieros de segundo piso, como Inficaldas e Infimanizales.

Grafico 5. Subregión Centro – Sur para el Desarrollo

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