BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

LA RELACIÓN GLOBAL-LOCAL: SUS IMPLICANCIAS PRÁCTICAS PARA EL DISEÑO DE ESTRATEGIAS DE DESARROLLO

Carlos Barrios Napurí
Ulises Castro Álvarez
Lorena G. Coria
Mario González Arencibia
Remedios Martínez Verdú
Leopoldo Taddey Díez
 

 

 

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DE LO ECONÓMICO Y POLÍTICO GLOBAL A LO PRÁCTICO PARA EL DESARROLLO LOCAL: UNA EXPLORACIÓN ECONOMÉTRICA
Carlos Barrios Napurí (*)

 

Referirse a las estrategias de desarrollo local en un contexto de globalización, obliga a referirse al crecimiento económico y a su impacto en las condiciones de vida.

Uno de los ODM (Objetivos del Milenio) es reducir la pobreza en el mundo a la mitad al 2015. El PNUD, en el Informe de Desarrollo Humano 2005 señala que la brecha no se reducirá sino que los resultados proyectados indican que “la cantidad de personas que viven con un dólar diario o menos habrá aumentado en 380 millones en el 2015”.


Evolución de los objetivos de desarrollo en el siglo XX

Partamos de lo que es comúnmente aceptado actualmente, la diferencia entre crecimiento y desarrollo, y veámosla desde la perspectiva de lo local. La discusión sobre las políticas de desarrollo entra al debate en la década de los cincuenta, luego que la gran depresión de 1929 y la segunda guerra mundial llevase a priorizar el manejo del corto plazo.

Se identificó a los países pobres como países con niveles de renta bajos, limitándose el concepto de desarrollo al de crecimiento económico. El objetivo de superar el subdesarrollo solo se planteó así en forma restringida, como el aumento del PBI.

De adoptarse esta perspectiva, la promoción del desarrollo local requeriría dedicarse a incrementar las actividades económicas locales elevando el monto del PBI o, específicamente, el monto del PBI per cápita.

Este enfoque restringido al factor económico, difería del concepto de los clásicos, desde Adam Smith hasta Karl Marx, entre muchos otros, donde la economía no se limitaba a la producción o el intercambio sino tenía como preocupación central al bienestar humano. Adam Smith estudió la economía como una parte de la política. Los economistas clásicos no solo se preocuparon por las fuerzas que determinan el crecimiento, sino también por factores históricos, sociales, económicos, políticos y culturales. Era la época de la visión holística de lo social, sin mayores compartimentos entre las disciplinas sociales ni entre el ejercicio científico y el filosófico.

En las primeras décadas del siglo XX, se diferencia lo científico de lo filosófico y las diferencias entre sí de las disciplinas científico sociales. Los modelos de crecimiento que homologaron el concepto de desarrollo al de incremento de la riqueza; al poco tiempo quedaron evidenciados como insuficientes. La renta fue vista como uno de los factores que contribuyen al bienestar, pero no el único.

Durante el siglo XX se ampliaron y contrastaron enfoques, escuelas económicas y propuestas de desarrollo, que evolucionaron en parcial correspondencia con los procesos de cambio de los escenarios políticos. Se finaliza el siglo XX e inicia el actual con un capitalismo hegemónico, legitimado desde un planteamiento neoliberal dominante y cuestionado por varias teorías y evidencias que lo objetan en defensa del desarrollo humano sostenible.

Desde la perspectiva local, la promoción de este desarrollo requeriría, además de incrementar las actividades económicas locales elevando el monto del PBI per cápita, posibilitar el desarrollo de capacidades con adecuados servicios de salud, educación, infraestructura, promoción de emprendedores; así como otorgar adecuadas condiciones de convivencia con información, participación social, seguridad, sin exclusión y actuar considerando los derechos de las generaciones actuales y futuras.

El problema radica en que esta promoción del desarrollo local es necesaria, pero también insuficiente ante las brechas en la distribución del ingreso y poder a escala mundial, que continúan creciendo. El sistema dominante mantiene tendencias autodestructivas, lo que evidencia que los esfuerzos por el cambio social y político del siglo pasado no han concluido aun.

No se ha llegado al fin de la historia y es necesario continuar revisando las tendencias de largo plazo que se relacionan con el modelo societal.


* Sociólogo, especialista en Metodología de la Investigación, con Maestría en Gestión Económica Empresarial

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