BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

MANUAL DE ANÁLISIS FINANCIERO


Pedro Rubio Domínguez

 

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La rentabilidad de los capitales propios

Acabamos de ver la importancia del rendimiento como medida de la eficacia de la totalidad de los recursos invertidos en la empresa. Sin embargo, desde el punto de vista de los propietarios es de primordial interés el mismo concepto de rendimiento pero aplicado a los capitales que ellos han invertido realmente en la empresa.

Surge así el concepto de rentabilidad de los capitales propios:

Beneficio neto (deducidos los intereses)/Capitales propios

que podemos desglosar en sus dos componentes:

Beneficio neto/Capitales propios = (Bº neto/Ventas)*(Ventas/Capitales propios)

o lo que es igual:

RENTABILIDAD = MARGEN SOBRE VENTAS x ROTACIÓN DE LOS CAP. PROPIOS

La diferencia entre el rendimiento y la rentabilidad está en que una parte de los bienes invertidos en el Activo está financiada por acreedores o prestamistas que perciben, generalmente, un interés fijo por su capital. Este interés fijo es diferente de la tasa de rendimiento conseguida por los activos que financian, y esto proporciona un margen de diferencia generalmente favorable para los propietarios de la empresa

Es preciso destacar también la utilidad del concepto de rotación de los capitales propios, pues a veces no se le da la relevancia que tiene. Por ejemplo, algunas empresas del sector de la distribución obtienen resultados excelentes fijando como objetivo de su política general la mejora de la velocidad de rotación de sus capitales. Estas empresas (hipermercados y tiendas de descuento) basan su política comercial en unos márgenes muy pequeños que permiten un elevado volumen de las ventas y el incremento de la cifra de beneficios, sin que por ello sea necesario aumentar los capitales propios. Tal es el caso de una empresa de este sector que con un beneficio sobre ventas de tan solo el 2%, consiguió una rotación de los capitales propios del 22. Esto le supuso una rentabilidad del 46%.

A pesar de lo que acabamos de exponer, es preciso matizar la importancia de la rentabilidad.

• Un nivel elevado de rentabilidad no siempre es un indicador automático de una buena gestión o de una situación financiera adecuada. Puede ser consecuencia de un nivel de endeudamiento elevado, incluso excesivo.

• A la inversa, una rentabilidad baja tampoco es siempre un signo de una gestión defectuosa y de una capacidad débil de expansión. Puede ser consecuencia de las características de determinados sectores que, por ejemplo, necesitan un elevado nivel de capitales propios.

Otra forma muy utilizada de expresar la rentabilidad, es el concepto de beneficio por acción. Se trata simplemente de la relación entre el beneficio neto y el número de acciones en circulación, indicando, por lo tanto, las unidades monetarias de beneficio que corresponden a cada acción. Este ratio tiene gran aplicación en el análisis de las sociedades que cotizan en Bolsa y en el estudio de posibles alternativas de financiación (calculando el impacto de cada una de ellas a través del beneficio por acción resultante):

Finalmente, la rentabilidad liquida para el accionista se mide a través del concepto de dividendos por acción.

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