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VENEZUELA, CAPITALISMO DE ESTADO, REFORMA Y REVOLUCIÓN

Edgardo González Medina

 

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El llamado salto de acumulación

Respetables economistas han afirmado que el período perezjimenista verifica un supuesto salto de acumulación.75 En primer orden se puede probar que en el período 1950 a 1957 se realizan inversiones que no redundan en altas tasas de acumulación sino en altas tasas interanuales de inversión, tal como se muestra en la columna de variación interanual de I del cuadro c.13. Una tasa de Acumulación concebida solo en términos de corriente es una idea incompleta de acumulación. La verdadera tasa o ritmo de acumulación deberá calcularse a partir de las relaciones tanto del capital como del producto, ya que se trata de la determinación de la mutua influencia de ambas variables. El cuociente Inversión-Producto considera una de estas variaciones, es decir una razón entre la variación del stock de capital, que en otras palabras es la Inversión del año, medida en términos monetarios pero que representa un fenómeno real, y el Producto, Ingreso o Renta, como una magnitud monetaria que expresa la variación de la producción u oferta real interna. Adicionalmente, tendremos en cuenta que una tasa de crecimiento equilibrado o crecimiento garantizado es aproximada por la teoría económica a la tasa de crecimiento de la población económicamente activa o de la población en general, pudiendo utilizarse la tasa de crecimiento de la fuerza de trabajo.

En segundo lugar el ritmo de acumulación debe percibirse con base a un origen determinado, y los resultados numéricos adquieren mayor confiabilidad mientras mayor es la serie analizada. En cualquier caso, es una verdad del tamaño de un templo, que la sola variación promedio interanual de la inversión no indicará jamás una idea idónea de acumulación.

Un análisis mas exhaustivo, tal como se hace en el cuadro c.16 que sigue, por el cual, el cálculo de la tasa de inversión parte de un origen concreto que es el año 1950, y relaciona las variaciones del stock (inversión neta) con las variaciones de la oferta real, revela un ritmo promedio de crecimiento de 3,52% interanual para la larga serie de 1950-2005. Esta es la tasa real histórica (g´).

Entre 1950 y 1957 la tasa es de 9,60% dentro del crecimiento promedio interanual observado de la inversión de la larga serie de 1950-2005. lo cual induce al falso supuesto de que el período de Pérez Jiménez reúne méritos para considerarse un “salto de acumulación”(ver c.15 siguiente).

Sin embargo, cuando examinamos la tasa promedio de crecimiento garantizado (g=s/v siendo “s” la propensión marginal al ahorro y “v” la relación capital-producto) en el período perezjimenista es de 0,67%, inferior con creces a la tasa promedio de crecimiento garantizado del largo lapso de 1950 a 2005, que es de 7,3%, siempre calculado a precios constantes de 1984.

Si analizamos la utilización del capital respecto al producto, obtendremos que el período de Perez Jimenez tampoco es la productividad más alta de la serie histórica, sino la más baja: Como se muestra en el cuadro c.15, en el período perezjimenista se invierten 0,27 unidades monetarias para obtener una unidad de valor agregado, mientras que en los diferentes períodos de la democracia burguesa se requieren menos unidades de capital para alcanzar los mismos fines. En otras palabras, en el período 1950-57 se alcanza en promedio 3,7 unidades de valor agregado por cada unidad de capital (relación 1/v), mientras que en el resto de la serie los promedios son mucho más favorables, siendo de 8,32 unidades de producto por unidad de capital, la productividad en la larga serie 1950-2005, tal como se prueba en el cuadro c.16.

Es importante destacar relaciones de la inversión respecto al crecimiento potencial o garantizado, definido y ya mostrado en los cuadros anteriores. Los resultados obtenidos nos dicen que durante el período perezjimenista, la tasa garantizada de crecimiento (0,67%) era sensiblemente inferior a la tasa de las inversiones (9,60%), calculada ésta sobre la base de la inversión realizada. Esto nos muestra que al emplearse un exceso de unidades de capital para alcanzar los fines reproductivos, se incurre en una conducta irracional de despilfarro, en tanto que cuando el nivel de inversiones realizadas está por debajo del crecimiento posible o potencial, la sociedad tal vez ha dejado de producir a los ritmos esperables.

En síntesis, la relación entre el estado de la productividad del capital y la propensión al ahorro, en el período perezjimenista es la inferior del largo lapso 1950-2005 y si analizamos los promedios absolutos de la inversión en los períodos políticos clasificados, obtendremos que en el período perezjimenista se experimenta un promedio anual, medido a precios constantes, solo superior a los dos primeros quinquenios de la democracia, período que como sabemos presenta esa situación debido a la depresión deliberada de las inversiones por las transnacionales petroleras con el fin de atacar la política de no concesiones.76 Se revela, no obstante, que durante los tres primeros quinquenios de la democracia, las inversiones efectivamente realizadas estuvieron por debajo de las que pudieron resultar de haber crecido a la tasa histórica de inversión calculada de 1950 a 1998 en una cifra alrededor de 3,5% interanual, contrariamente al período de Perez Jimenez, donde el promedio anual de las inversiones efectivamente realizadas supera no solamente los niveles de la trayectoria de crecimiento garantizado sino así mismo los que pudieron haberse obtenido a la tasa histórica de crecimiento. De ello se concluye que si bien las sobreinversiones de Perez Jimenez conllevaron alguna clase de euforia económica, tal conducta constituyó un despilfarro que al final preparó sucesivas fugas de capitales al exterior.

> Grafico 4: Trayectorias real y estimadas de la inversion

> Gráfico 5: Ecuación lineal del crecimiento garantizado

Ahora, como se demuestra en el siguiente cuadro c.17, en el año 1958 se produce un incremento del PTB de 18,81%, respecto a 1957, que fue de 0,38% en relación a 1956, que a su vez fue de 9,91% respecto 1955, todo en términos reales.

En 1959 se sufre una caída de -2,32%, respecto al incremento experimentado en 1958, lo cual no indica un retroceso significativo, en razón de los crecimientos anteriores. El incremento observado en 1956 se origina principalmente en el ingreso por concesiones petroleras otorgadas por el dictador. Pero 1959 fue el inicio del gobierno de Betancourt, cuando todavía nadie estaba seguro de la orientación del partido AD en el gobierno. Las petroleras anteriormente invertían porque Pérez Jiménez les aseguró toda clase de garantías y había dejado de lado por fin la política de no concesiones. Los monopolios del oro negro, además de que sus elementos técnicos fueron casi totalmente importados, tienen una alta actividad exploratoria que va degradándose con el tiempo, como lo confirma el siguiente cuadro


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