Gasto público

El gasto público es la representación de las orientaciones político-programáticas de los gobiernos y la comprensión de ellas por parte de los opositores al régimen en los parlamentos, dado que se requieren sus votos para su aprobación. En él se reflejan pormenorizadamente las prioridades del estado y el consenso de la nación a través de sus parlamentarios. De este modo, observar la estructura del gasto de un estado nos ilustra sobre el sentir de la dirigencia representativa1. La composición del gasto y sus énfasis perfilan razonablemente los propósitos de la administración.


 

Los aspectos del gasto público que afectan el desarrollo científico y tecnológico son el gasto en educación y el gasto en investigación y desarrollo, dos columnas fundacionales para el avance en el campo de la ciencia y el progreso tecnológico. Sin embargo, no podemos desconocer que medidas del gasto en función de tasas de PIB, si bien es cierto hacen visibles los énfasis de las administraciones, no es menos cierto que en términos de US$ per cápita de gasto la brecha con las naciones más desarrolladas e industrializadas seguirá siendo sustantiva. Razón, ésta última, más que suficiente acicate para que la región logre la sensibilización de sus dirigentes, para iniciar debates y discusiones orientados a metas de largo plazo y hacer de ella una zona de naciones pujantes, emprendedoras y comprometidas en el futuro de sus nuevas generaciones2.


 

Si observamos la situación de las economías más desarrolladas respecto del gasto público en educación, éste oscila entre un piso de 4,7% a niveles que superan el 7,6%. En todos estos casos el PIB per cápita en moneda de igual poder adquisitivo no desciende por bajo los US$ 22.000.- y ocupan los primeros veinte lugares en el ranking de índice de desarrollo humano. Es necesario señalar, entonces, que tasas de gasto como las que se aprecian en estas economías, aunque sean similares a las observadas en otros estados del planeta, poseen dos características esenciales, tremendamente difíciles de igualar por naciones menos favorecidas y para muchos simplemente inalcanzables:


 

  1. El valor o monto del gasto en dólares absolutos, a una misma tasa de gasto sobre PIB, es de tal tamaño que se puede financiar sin mayores dificultades infraestructura de calidad, equipamiento de elevados estándares y material formativo (libros, enciclopedias, laboratorios, bases de datos) en volumen suficiente.


 

  1. Gran calidad de los sistemas educativos orientados a formar ciudadanos que concreten aportes sustantivos a sus países. Formar en experticias que inciden tanto en las necesidades actuales como en las que se avecinan, en materia de desafíos competitivos y de desarrollo. Además de contar con una estructura académico-docente de gran nivel: políticas, administración, directivos, docentes, capacitación y calidad de vida y compromiso. Todo esto es completado con sistemas eficientes de índices y evaluación.


 

Si ahora vemos sinópticamente la situación latinoamericana (Gráfico Nº2) ésta deambula entre el 1% del Ecuador y la situación de México, Colombia y Costa Rica que se encuentran unas décimas de punto por sobre el nivel del 5%, exceptuando el caso particular de Cuba que supera el 18%. En muchos de estos casos las tasas de gasto guardan razonable distancia con aquellas de países con niveles de desarrollo más elevados: Japón apunta un 3,6%, en tanto Italia, Los Países Bajos y Australia oscilan décimas en torno al 5%. Sin embargo, éstas últimas naciones registran PIB per cápita por sobre los US$ 27.000.-, además de ser parte del grupo líder en desarrollo humano. Es decir, el monto, la orientación, la calidad y la perseverancia del gasto público en el tiempo, logran establecer una diferencia competitiva para el desarrollo.

grafico 3

En consecuencia, también tenemos que preocuparnos del uso de estos recursos en los distintos niveles de formación. Si no se estructuran sistemas que aborden los tres niveles más importantes, paralela y simultáneamente, no será posible jamás converger a una mezcla eficiente como plataforma de desarrollo.


 

Un nivel primario de amplia cobertura y calidad es el equivalente a las fundaciones de un gran edificio. Debe generarse programas que al menos en una generación estén listos para converger con los otros niveles. Por cierto que si el nivel secundario aumenta su calidad, los recién llegados desde primaria obtendrán magros resultados si no han sido entrenados adecuadamente.

grafico 3

El nivel secundario, no obstante tener que empalmar al comienzo con quienes ingresan y al final con los que emigran al nivel terciario, debe realizar esfuerzos permanentes en nivelar a sus educandos, apoyar su proceso vocacional y orientarles eficazmente en su elección de carrera. No será posible alcanzar alta calidad en el nivel superior si se cuenta con alumnos deficientemente formados. La educación terciaria es la que aporta a los países los ciudadanos que trabajarán por un mejor futuro.


 

América Latina tiene ante si un desafío colosal en materia de educación. Los países con menores niveles de producto per cápita deberán realizar un esfuerzo enorme por aumentar tanto su calidad como su cobertura, aquellos con ingresos por sobre el nivel de los US$ 8.000 en general presentan tasas aceptables de matriculación escolar, por lo que el gran reto será el establecimiento de políticas que eleven sostenidamente los índices de calidad. Sobre este ángulo (Gráfico Nº 3) es interesante observar que las cuatro naciones de la región con los productos per cápita más elevados3 (Argentina, Chile, Costa Rica, México) destinan una proporción de entre el 15% al 20% del gasto público total en educación para el nivel terciario.


 

Si comparamos estos esfuerzos con los países del grupo de mayor desarrollo económico mundial, se aprecia que ellos invierten en educación superior en el rango del 20% al 38% del gasto total en educación. La función objetivo, entonces, pareciera ser apuntar a invertir entre uno a dos quintos del presupuesto educativo en educación superior, es decir, debemos tender a duplicar el gasto regional. Por cierto que integrando un paquete de medidas más amplio, multidisciplinario y de interés nacional.

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1 Una segunda derivada es el análisis siguiente en torno a la correlación de objetivos entre la dirigencia y la ciudadanía que, aunque ésta elige a aquella por la vía del sufragio, no siempre se siente representada, posteriormente, en la forma en que votan sus elegidos. Es posible observar que, una vez elegidos, hay parlamentarios que votan alineados rigurosamente con sus partidos, por personal postura o por terceros intereses, desviándose así claramente del mandato ciudadano.

2 En este desafío es esencial trabajar el tema del acceso real y cercano a las oportunidades a los menos afortunados e iniciar el camino para revertir lo que Manichea y Hopenhayn han denominado “la esquiva equidad en el desarrollo latinoamericano” (Serie Informes y estudios especiales, Cepal, 2005).

3 ONU, Op. Cit.

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