LOS MISTERIOS DEL SOCIALISMO ANDINO PARA LA DEMOCRACIA

Saturnino Flores Landeo

 

 

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (173 páginas, 478 kb) pulsando aquí

 

ECONOMÍA DE RECIPROCIDAD DE LOS INCAS, SEGÚN J. A. BENAVIDES ESTRADA Y OTROS

LA RECIPROCIDAD

“La reciprocidad es la organización socioeconómica mediante la cual los miembros del ayllu prestaban su mano de obra para la producción de bienes a favor de una familia, el curaca o el inca. De este modo se produce bienes en todo el ámbito del Tawantinsuyo, donde no se conocía el dinero, el mercado ni el comercio” y a continuación nos aclaran las dos formas de reciprocidad andina:

“RECIPROCIDAD SIMÉTRICA. Esta reciprocidad tiene lugar cuando una familia emplea la energía de sus miembros a favor de otra familia o un vecino. Por ejemplo: ayudando a cultivar las tierras, concurrir al techado de una casa o interviene en el cuidado del rebaño. La familia que recibe esta ayuda, en otra oportunidad devuelve trabajos similares. Esta forma de prestación de mano de obra mutua es la que se llama ayni o ayuda recíproca, solidaria con participación de varones y mujeres

La familia beneficiada, en agradecimiento le sirve comidas, bebidas y algunos puñados de coca, esta última, preciada hoja que da más energía y ánimo para el trabajo. De modo que no es una simple prestación de servicios, un trabajo de hermandad, es un convenio implícito de intereses y conveniencias familiares, de dar. Con la esperanza también de ser correspondido.

Esta tradición subsiste en las comunidades campesinas del Perú, en las labores agrícolas, ayudando en la cocina durante las fiestas que realiza un hijo del pueblo, en el pastoreo, en la construcción de viviendas para los recién casados, etc.

RECIPROCIDAD ASIMÉTRICA. Se lleva acabo cuando la comunidad trabaja a favor de la colectividad o del Estado, esperando poco o nada en retribución. En estos casos estamos frente a dos formas de trabajo: la minca y la mita.

Por la Minca o el trabajo colectivo, el ayllu entrega su energía de trabajo en la solución de problemas que afectan a la comunidad. Tal es el caso de los canales de regadío, construcción y cuidado de los andenes, edificación de puentes, levantamiento de templos y otras obras importantes. A estas labores concurren las familias portando sus propios instrumentos, comidas y bebidas.

De igual modo, las tierras de cultivo que pertenecen a los huérfanos, viudas, son trabajados sin esperar nada en retribución. Igual sucedía cuando se acudía a laborar a las tierras de los curacas y nobles de privilegio.

La mita. Es el trabajo obligatorio que todo individuo de 18 a 50 años de edad debía prestar al Estado en los cultivos de las tierras del Inca y del Sol. Comprende también la ejecución de obras públicas, como el levantamiento de fortalezas, explotación de las minas y lavaderos y diferentes servicios personales, como chaskis, tambos, puentes, caminos y levas del ejército.

No trabajaban todos al mismo tiempo, sino por turnos. Mita precisamente significa turno. Una cuadrilla de un ayllu entraba en competencia con la cuadrilla de otro ayllu. Había, pues, emulación en el trabajo. La que ganaba en la producción recibía más coca, ropa y otros estímulos. En general, todo era retribuido con abundante comida, excitantes bebidas y una buena música.

Por otro lado, existían especialistas que se destinaban a los trabajos de platería, orfebrería, tapicería, plumería, danzantes, músicos, cargueros, etc., pero que no se desligaban de sus labores agrícolas”

Sobre el fruto del trabajo colectivo, nos ilustra Benavides Estrada:

LA RETRIBUCIÓN

“Se entiende por retribución a la devolución de una parte de los bienes que habían producido los trabajadores de la mita a favor de los curacas o del inca gobernante.

Todos estos bienes se almacenaban en los depósitos o tambos que se habían levantado a la vera de los grandes caminos longitudinales y transversales. Allí se guardaban abundantes provisiones, chuño, maíz, vestidos, sandalias, telas finas y ordinarias y armas de toda clase.

De estos tambos se sacaban los productos para distribuirse a la población en momentos de catástrofes naturales, sequías, heladas, inundaciones, sismos, epidemias y otras calamidades, de tal manera que no padecieran de hambre ni miseria. Como se puede apreciar los campesinos recibían estos bienes muy ocasionalmente porque los desastres no ocurrían todos los años.

Los sobrantes de los depósitos se destinaban para las élites o las minorías fieles al Inca y pago a los servidores. A todos ellos se ofrecían donaciones en premio a su lealtad”

 

Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios