BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales
 

 

MANEJO DEL AMBIENTE Y RIESGOS AMBIENTALES EN LA REGIÓN FRESERA DEL ESTADO DE MÉXICO

José Isabel Juan Pérez (CV)

 

 

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3. Ambiente, sociedad y cultura.

Los seres humanos participan de sus ecosistemas sea como organismos biológicos afines a otros organismos, sea como portadores de cultura, aunque la distinción entre ambos papeles rara vez resulta clara. Basta con decir aquí que, en tanto organismos, los humanos jamás han logrado vivir en un aislamiento espléndido e inviolable. Se reproducen, por supuesto, como el resto de las especies, y sus crías deben sobrevivir o perecer en razón de la calidad del alimento, del aire y del agua, y del número de microorganismos que constantemente invaden sus cuerpos. Los seres humanos además de ser portadores de cultura, crean y re-crean cultura bajo ciertas circunstancias ambientales.

Modos humanos de producción nada distingue de manera más clara a las personas respecto a otras criaturas como el hecho de crear cultura. Sin embargo, lo que la cultura sea, de modo preciso, es asunto que permanece abierto a discusión, pues existe literalmente una multitud de definiciones y teóricos con diferentes puntos de vista. Con propósitos preliminares, puede decirse que esas definiciones tienden a dividirse entre aquéllas que incluyen tanto las actividades mentales como las materiales, y las que enfatizan de manera exclusiva las mentales; puede agregarse, además, que estas distinciones entre lo mental y lo material corresponden al segundo y el tercero de los niveles de análisis en la historia ambiental.

La cultura material de una sociedad, sus implicaciones respecto a la organización social, y su interacción con el medio ambiente natural son importantes para entender la evolución de las sociedades (evolución sociocultural). Steward (1955) en su libro Theory of Cultural Change, analiza a la adaptación sociocultural como componente importante para entender a la evolución sociocultural. En cualquier sitio específico, la naturaleza ofrece a los humanos que se asientan allí un conjunto flexible, pero limitado, de posibilidades para desarrollar su vida. Los esquimales de las regiones polares del Norte, para referirnos a un caso extremo de límites, no pueden aspirar a convertirse en granjeros.

Los esquimales han logrado aplicar su ingenio a su propia manutención, no apelando a semillas, arados y animales provenientes de otras latitudes más cálidas, sino a través de la caza. Sus alternativas alimentarías se han concentrado en el acecho a las manadas de renos de la tundra y en la persecución de ballenas entre trozos de hielo flotante, en la recolección de grosellas y en la pesca con arpón. Por estrechas que puedan parecer estas posibilidades, ellas constituyen un don de la tecnología tanto como de la naturaleza. (El ser humano con su acervo cultural se apropia de los recursos naturales para satisfacer sus necesidades básicas, como lo hacen los pobladores de Progreso Hidalgo que utilizan los recursos disponibles en las barrancas y los cuerpos de agua).

La tecnología es un elemento importante que consiste en la aplicación de habilidades y conocimientos a la explotación y manejo del medio ambiente. Entre los esquimales, la tecnología consta de anzuelos, arpones, trineos para nieve y otros medios por el estilo. Si bien se ve constreñida por la naturaleza, esa tecnología ha bastado sin embargo para poner a su disposición un campo nutricional que de otro modo hubiera permanecido fuera de su alcance, como ocurre cuando un bote de piel de foca les permite aventurarse a gran distancia en persecución de su presa.

Los esquimales de nuestros días, invadidos como están por los instrumentos de culturas de mayor desarrollo material, disponen incluso de otras opciones: si lo desean, pueden importar un cargamento de trigo y naranjas desde California por carga aérea y pueden olvidar cómo fueron hechas sus antiguas opciones, desprenderse de su excepcionalidad, de su independencia de espíritu, de su intimidad con el mundo de los hielos. Buena parte de la historia ambiental implica justamente el examen de tales cambios, sean voluntarios o impuestos, en los modos de subsistencia y en las ramificaciones de los mismos para la gente y para la tierra. Los pobladores en Progreso Hidalgo, para sembrar maíz, usan una especie de coa de 50 centímetros de longitud, denominada localmente como estaca, la hacen de una rama de árbol de guayabo, la cuestión es ¿por qué no utilizan una coa de mayor longitud? ¿Por qué sin tener fuentes naturales de agua disponibles en su entorno inmediato, practican la agricultura de riego?

En cuanto los historiadores se refieren a los problemas elementales planteados por las herramientas y la manutención, entran en contacto con otras disciplinas que también han estado trabajando durante largo tiempo en este campo. Entre ellas se cuenta la disciplina de los antropólogos, los geógrafos y los historiadores de lo ambiental. Los historiadores han empezado a buscar entre los antropólogos sociales y los geógrafos elementos que resultan claves para segmentos fundamentales del acertijo ecológico: ¿cuál es la mejor manera de entender la relación de las culturas materiales humanas respecto a la naturaleza? ¿debe ser vista la tecnología como una parte integral del mundo natural, afín al abrigo de pieles del oso polar, los agudos dientes del tigre, la rápida agilidad de la gacela, todos ellos mecanismos de adaptación que funcionan dentro de ecosistemas? ¿O las culturas tendrían que ser vistas en términos que impliquen a las personas alejadas, y apartadas de la naturaleza? En Progreso Hidalgo ¿qué es lo que permite a los pobladores hacer un manejo de los recursos naturales? ¿La disponibilidad de éstos en el ambiente o el acervo cultural de la gente?

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