BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales
 

 

EL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO

Defendiendo lo público y construyendo ciudadanía.

La experiencia del departamento de Risaralda. Colombia

 Jahir Rodríguez Rodríguez

 

 

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3. CONTEXTOS DE UNA INTERVENCIÓN PÚBLICA Y POLÍTICA.

“Si no amo el mundo, si no amo la vida, si no amo a los hombres, no me es posible el diálogo”.

PAULO FREIRE.

Las voces del presupuesto participativo. La construcción del ejercicio en el departamento de Risaralda se desarrolla a la luz de los principios que orienta la construcción del una sociedad más democrática e incluyente, un Estado más eficaz y la ejecución de un presupuesto más equitativo.

A lo largo de estos dos años desde la gobernación se ha trabajado decididamente en convertir la práctica de la ejecución del presupuesto participativo en un real y verdadero ejercicio de democracia, defensa de lo público, participación ciudadana, gobernabilidad, desarrollo y construcción de una política pública, en la perspectiva de fortalecer el proceso descentralizador que vive el país. Desde esta óptica los resultados en estas dimensiones se pueden concretar en las siguientes reflexiones:

3.1. La democracia.

Discutir sobre la democracia significa discutir sobre la política.(1) Ahora bien, la política no existe siempre y en cualquier lugar; la verdadera política es la resultante de una creación histórico-social rara y frágil. Lo que existe en toda sociedad es el político: la dimensión -explícita, implícita o quizá casi imperceptible- que tiene que ver con el poder, esto es, la instancia o las instancias instituidas, que pueden emitir mandatos con autoridad, y que, al menos, deben incluir siempre, de forma explícita, lo que denominamos un poder judicial y un poder de gobierno.(2)

Hoy la democracia es una forma de cultura política asimilada por la gran mayoría de los hombres sobre la tierra y su búsqueda se ha convertido en el más importante acontecimiento político del siglo XX; pues al iniciar el siglo pasado más de la mitad de la humanidad encontraba coartadas sus libertades políticas y la libre autodeterminación de su destino como pueblos. Sin embargo, esa búsqueda insaciable de libertad por parte de los hombres y las sociedades como un todo, es más fuerte que cualquier dictadura o régimen político que pretenda limitar las libertades humanas mediante la fuerza o la intimidación.

Democracia es el poder supremo del pueblo decidiendo y regentando su propio destino político, cultural, económico, social, etc. y ante esa determinación no hay poder humano o divino que pueda detenerla.

Una característica del proceso en el departamento de Risaralda indica la señora gobernadora ha sido “…generar espacios de respeto, tolerancia y entendimiento para que los ciudadanos y ciudadanas puedan, además de pensar, expresar lo pensado y se genere de esta manera una confrontación de ideas tal, que permita a las personas sacar conclusiones e incorporarlas a la vida individual y colectiva; es decir, que permita a las sociedades evolucionar hacia la convivencia y el desarrollo gracias a la generación y confrontación de pensamiento.

La fuerza de toda democracia depende de las virtudes de sus ciudadanos. El paso del Estado natural al Estado civil, dice Rousseau, supone el abandono de las conductas instintivas que hasta ese momento han guiado al hombre y la sustitución de éstas por conductas guiadas por la moral.

La democracia es, pues, una construcción humana; su vigor y supervivencia no dependen de ninguna potencia natural o supranatural sino de la inteligencia y voluntad de sus miembros.”(3)

Los valores de la democracia no son verdades reveladas o hábitos naturales; no hay evidencia de que hayamos nacido con ellos o que aparezcan por generación espontánea. La devoción a la dignidad humana; la libertad; la igualdad de derechos; la justicia económica y social; el respeto a la ley, a la civilidad y a la verdad; la tolerancia de la diversidad; la solidaridad; la responsabilidad personal y la cívica; el autorrespeto y el autocontrol, todo esto existe y podrá seguir existiendo en la medida en que sea enseñado, aprendido y practicado.(4) De no hacerse, la democracia estará en peligro de decaer o desaparecer.

La democracia es actividad, es acción, es discrepancia y fiscalización, es ser partícipe de los actos de gobierno, es ejercer el sagrado derecho de los pueblos a autodeterminarse y fijar su propio destino. Con ello, lo que se quiere significar es que el concepto de democracia no es etéreo o que pertenezca a unos cuantos.

No, la esencia de la democracia se encuentra en la participación del hombre frente a los asuntos del poder y esta participación debe traducirse en hechos concretos que trasciendan el simple ejercicio del voto para avanzar hacia el acompañamiento y fiscalización de los actos de los gobernantes elegidos; debe traducirse en individuos propositivos que no dejen solos a sus gobernantes y debe traducirse en oportunidades reales de progreso y felicidad con origen en la voluntad popular. La democracia entonces es resistencia popular.

La democracia depende, en última instancia, de la convicción que tienen los propios demócratas. No hay democracia sin demócratas. Es por ello que la democracia se muestra como un régimen muy exigente. Es exigente con los ciudadanos, de quienes requiere una participación consistente, informada, influyente. No requiere, como temen los exponentes de la teoría elitista de la democracia, explosiones de participación, que podrían ser manipuladas por líderes populistas y antidemocráticos.

Requiere, al contrario interés sostenido en el curso del tiempo, acompañado por aquella información que educa a los ciudadanos y hace de ellos participantes conscientes. Encontramos, por lo tanto, posible y necesario desplegar actividades destinadas a interiorizar los valores de la convivencia, a formar hábitos democráticos y formar una cultura ciudadana. La democracia no sobrevivirá a través del tiempo sino se transmiten los valores que la sustentan.

Como sostiene Fernando Savater, la diferencia entre una democracia y un autoritarismo es que en la democracia somos políticos todos. Porque todos en una democracia somos políticos y no hay más remedio que serlo. Lo fastidioso es que nos obliga a tener que preocuparnos siempre por la cuestión política, y para eso hay que aprender a participar en la gestión pública de las cosas.

Como lo aclara con suficiencia Bobbio: “El proceso de ampliación de la democracia en la sociedad moderna no se presenta solamente a través de la integración de la democracia representativa con la democracia directa, sino también, y sobre todo, mediante la extensión de la democratización, entendida como institución y ejercicio de procedimientos que permiten la participación de los interesados en las deliberaciones de un cuerpo colectivo, en cuerpos diferentes de los políticos. ... Hoy, quien quiera tener un indicador del desarrollo democrático de un país, ya no debe considerar el número de las personas que tienen derecho al voto, sino el número de los lugares diferentes de los tradicionalmente políticos en los que se ejerce el derecho al voto”.(5)


1. Ver: Lecturas recomendadas. TORO, Bernardo. Principios básicos de la democracia. Viva La Ciudadanía – FOREC. Armenia. 2000.
2. Cfr. CASTORIADIS, Cornelius. La democracia como procedimiento y como régimen. En: Iniciativa socialista. Barcelona. No. 38. 2000.
3. CIFUENTES; Elsa Gladys. Op. cit.
4. Cfr. RODRIGUEZ RODRIGUEZ, Jahír. El palimpsesto de la ciudad. Un discurso sobre la democracia y la modernidad. Armenia. FUDESCO. 1999
5. BOBBIO, Norberto. Los principios de la democracia. Barcelona. 1985. pág. 18

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