El Bien y El Mal
BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

 

LO QUE LOS POBRES QUIEREN SABER

José Manuel Fernández Núñez

 

 

 

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El Bien y El Mal

En un escenario regido por estas dos fuerzas, la buena auto-restricción de la libertad trae como consecuencia ciertos beneficios típicos de la buena libertad, como son:

- La vida en paz y seguridad,

- La creación de los Derechos Humanos.

- El respeto a la dignidad humana.

- La creación de una economía común con una dinámica comercial y laboral para la obtención de recursos.

- La creación de una cultura común y sentimiento nacional, a través de un Sistema de Escuelas o Educacional.

- La creación de una conducción o gobierno representativo común a todos (Poderes del Estado).

- La creación dentro de estos poderes de un Poder Judicial para que administre justicia en la dinámica de la vida social.

En la medida que El Sistema de Leyes o Sistema Jurídico nos permite vivir sosteniblemente, así mismo el pueblo lo respalda, acude a sus instituciones de administración de justicia y busca cumplir la ley en su vida cotidiana.

Nos toleramos unos a otros mientras vencemos entre todos y con altura lo que son nuestras irracionalidades, partiendo de que todos tenemos algo de irracional aun oculto a nosotros mismos. Este material irracional surge de los traumas vividos desde el vientre de nuestra madre.

El Ser Humano es en principio bueno, pero tendemos a dudar de esa bondad primigenia, cuando la existencia se hace insoportable para el ciudadano que vive circunstancias que lo llevan a quebrantar la ley y violentar los acuerdos sociales, en gran medida para seguir vivo.

Creo que lo normal es que a los ciudadanos NO les guste violar las leyes, a menos que se trate de un problema de orden estadístico y escaso dentro de lo psiquiátrico.

La buena libertad, es más evolucionada que la libertad social, de hecho es mejor decir que es la única libertad que existe, la libertad auténtica.

En el caso de la libertad salvaje, vemos a un ser humano naturalmente esclavo de sus necesidades y que por estas necesidades pierde su dignidad, vive en cacería, inseguro, solitario, sin servicios ni comodidades sociales, etc.

En la libertad social se está sometido a la voluntad global y que lastimosamente puede que seamos de los que no estamos en el consenso. Aun así, existen también mecanismos para defender las ideas y acomodar nuevos consensos.

Esa libertad basada en el acuerdo colectivo de parámetros es una hermosa pieza de sociología, que pone a lucir lo jerárquico de lo mejor que hay en los seres humanos, en su intimidad misteriosa.

Ese tipo de logros de tipo filantrópico, no anula la existencia de los éxitos del egoísmo y la insensibilidad, pero sí nos da esperanza para multiplicar los mejores y sostenibles modelos de las dinámicas sociales.

La buena libertad resulta de nuestro propio deseo de poder vivir en armonía y principalmente en armonía con Dios. La Buena libertad proviene de un auténtico estado de buena salud mental y espiritual. En este estado lo que queremos es lo correcto. Por ello existe felicidad continua porque siempre hacemos lo que queremos y lo que queremos coincide con lo correcto. Eso es el imperio de la racionalidad casada con las virtudes del alma. Solo posible en un pueblo culto espiritual, emocional e intelectualmente.

Existe dentro de la sociedad la mala libertad, que procede de enfermedades mentales y psico-físicas que alteran la percepción y manifestaciones del individuo y crean inadaptados del universo, y de la sociedad, y hasta ellos mismos.

La libertad es capacidad de elección, no es “posibilidad y poder” para hacer lo que se nos plazca, sino para hacer el bien.

No existe libertad en quien toma lo que le gusta, sino en quien sabe cuando tomar lo que desea y puede realizando a la vez a favor del mayor bien posible para la mayor cantidad de gente posible.

Entonces la libertad es más la capacidad de decir que NO que de aprovechar posibilidades de hacer nuestra voluntad. En asuntos de voluntad, el SÍ es automático, y el poder radica por tanto en saber decir NO.

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