LO QUE LOS POBRES QUIEREN SABER
José Manuel Fernández Núñez
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Importancia de las Precisiones al respeto del Mal y del Bien
La función de la ley es hacer posible la vida en sociedad, hacer posible que los hombres y mujeres en todas sus edades puedan vivir en paz y realizando cada día diversos niveles de felicidad.
Al decir que queremos vivir en paz indicamos que queremos vivir en el bien y con los buenos resultados de quienes viven practicando el bien.
Todos los sistemas jurídicos del mundo están influenciados de alguna forma por el cristianismo o teorías afines.
Contradictoriamente, los legisladores son muy irreverentes e irracionales, como resultado de muchos traumas sin resolver, deficiencia cultural general, y sobre todo por deficiencias en su cultura ética y teológica.
El legislador típico es muy materialista y falso.
Dijo un famoso filósofo, que el sentido común es el menos común de los sentidos. Esto es tan real como generalizado. Afortunadamente, cualquier persona que se serene un poco y tenga deseos de armonía y paz, puede con muy poco esfuerzo conectarse con la inspiración típica del sentido común.
Los líderes de todo tipo deben usar su poder sobre las masas para orientarlas hacia un nivel de mayor armonía y cohesión social, usando como herramienta el sentido común y el ecumenismo.
Es una lástima que muchos líderes usen su poder social para enfrentar los pueblos en la modalidad de unas facciones contra otras, poniendo incluso en riesgo de guerra civil a sus mismos países.
Un buen Sistema Jurídico está impregnado totalmente de buen sentido común y buena lógica; de sensibilidad social, de teoría cristiana, de facilidades para el ejercicio del bien y dificultades para la concreción y ejercicio del mal.
Si un pueblo quiere tener un buen sistema jurídico debe tener un buen Sistema Moral, y este se compone de:
- Una buena concepción de Dios,
- Una buena interpretación de la voluntad de Dios,
- Una buena concepción de la función del hombre ante Dios.
- Una buena concepción de los deberes del Ser Humano ente Dios, La Naturaleza, El Universo y Sus Semejantes.
- Una buena estructura de mandamientos divinos, humanos y sociales.
- Una buena cultura de relaciones internacionales de coexistencia y biodiversidad.
- Una estructura de conceptos que nos perfeccionan nuestra razón sobre lo que es malo y lo que es bueno.
- Un eficiente mecanismo de enseñanza y difusión de toda su estructura conceptual, lógica y estratégica.
Los pueblos destinados al progreso y la felicidad creen en un Dios padre creador de todo y de todos, amoroso y misericordioso sin límites, presente en todos los seres humanos y de todas las especies.
Estos pueblos son capaces de ver a Dios en cada ser humano sin distinción de raza, color, género, e ideología; o sea sin discriminación negativa.
Recordando siempre que es necesaria la discriminación positiva, aquella que repele lo que daña estas bases del Sistema Moral.
La sociedad actual se caracteriza por haber perdido o averiado peligrosamente su Sistema Moral y de Valores.
Es cuando empieza a deambular entre ideologías y razonamientos nebulosos. Cuando pone la inteligencia, el razonamiento, la ciencia y la tecnología al servicio de los placeres sin límites, y del éxito sin límites, y muchas otras manifestaciones humanas del desenfreno. Esta tendencia aproxima peligrosamente la vida humana a su auto-extinción.
Pretender un buen sistema jurídico sin estos parámetros es como pretender buenos olores en una casa donde no se limpian ni se descargan los baños.
Debemos rescatar estos valores aunque parezca que damos pasos hacia atrás. Con mucho respeto y sensibilidad podemos descubrir las razones que fundamentaban las buenas leyes en el pasado y aplicar este conocimiento en el presente y el futuro.
