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Capital humano, complementariedades factoriales y crecimiento económico en Colombia
 

Mario Alberto Gaviria Ríos




3. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO COLOMBIANO ENTRE 1950 Y EL 2000


Algunos hechos relacionados con ese crecimiento.

En esta parte se describen algunas regularidades empíricas y hechos del crecimiento económico colombiano durante la segunda mitad del siglo XX, centrando la discusión en el comportamiento de las variables producto, exportaciones no tradicionales y formación de capital humano a través de la educación; cuya evolución se considera relevante para los propósitos de este estudio.

La revisión del crecimiento económico colombiano durante al segunda mitad del siglo XX permite observar que la mayor evolución del PIB se presentó en las tres primeras décadas del período, con un crecimiento medio cercano al 5%, en tanto que en los últimos dos decenios esa tasa media de crecimiento fue sólo del 3.3%. Es decir, si la dinámica de crecimiento que presentó la economía colombiana entre 1950 y 1980 le permitía duplicar su producto en 14 años, la reducción en la misma durante 1980 – 2000 le significa que para duplicar su producto ahora requiere cerca de 21 años.

Como se sabe, en el período 1950 – 1980 estuvo vigente en el país la estrategia de crecimiento fundada en la sustitución de importaciones y la expansión del mercado interno, la misma que evidenció signos de agotamiento desde mediados de los setenta. Sin embargo, las mayores tasas de crecimiento del PIB se presentaron en los decenios sesenta y setenta (cuadro 1), cuando la estrategia sustitutiva estuvo acompañada de una política importante de promoción de las exportaciones manufactureras, las cuales tuvieron un rápido crecimiento especialmente en el subperíodo 1970 – 1974.

Esa aceleración del crecimiento de la economía colombiana durante los años sesenta y setenta estuvo acompañada de una reducción de la volatilidad en el mismo, medida a través de la desviación estándar de la tasa de crecimiento del PIB real . Es por ello que Colombia llegó a ser considerada por analistas nacionales e internacionales como un paradigma del manejo macroeconómico (Cárdenas Santamaría, 2002).

Cuadro 1: Colombia, tasas de crecimiento promedio anual (%)

Aunque esa volatilidad siguió siendo baja, en los años ochenta se observa una desaceleración considerable del crecimiento económico. En ese decenio el país y la región se vieron sumidos en una crisis económica y de deuda externa que presionó un proceso de ajuste macroeconómico orientado por el FMI. A su vez, el desempeño económico insatisfactorio justificó la adopción de un paquete de medidas de reforma estructural en los noventa. Una serie de drásticos cambios constitucionales y legales modificaron los regímenes relacionados con: la banca central, el comercio exterior, la tasa de cambio, la inversión extranjera, el mercado laboral y la seguridad social. Las restricciones cuantitativas a las importaciones fueron fuertemente disminuidas y el promedio de la tarifa del arancel pasó del 43.7% en 1989 al 11.7% en 1992.

Como se señaló antes, los modelos de crecimiento endógeno reconocen que los efectos de la apertura comercial sobre la dinámica económica de un país dependen de su situación previa y, por lo tanto, estos pueden ser asimétricos. En el caso colombiano lo que se puede observar, en principio, es que el período de apertura coincide con el de más bajo crecimiento económico en la historia reciente, pero aún no es clara la relación entre uno y otro fenómeno económico .

El desempeño en términos per cápita resulta bastante similar, observándose una mayor dinámica en los decenios de los sesenta y setenta, con un debilitamiento sustancial de la misma en los años ochenta y noventa. A lo largo de ese medio siglo la tasa media de crecimiento del PIB real per cápita se acercó al 1.7%, en tanto que entre 1950 y 1980 fue del 2.2% y entre 1980 y el 2000 del 1%. Crecer en términos per cápita a una tasa del 2.2% anual equivale a duplicar el ingreso real per cápita al cabo de unos 32 años, que es la diferencia media de edades entre dos generaciones sucesivas. Hacerlo a una tasa del 1% anual significa que para duplicar el ingreso per cápita se requieren por lo menos 70 años.

De otro lado, a partir de una versión reciente de la base de datos Penn World Table que tiene series desde 1950 hasta 1998 para 104 países del mundo, entre desarrollados y en desarrollo, Posada y Gómez (2002) calcularon tasas geométricas anuales de crecimiento del producto real per cápita entre 1960 y 1998, las cuales se consideran una buena aproximación a la media de las tasas anuales observadas. Según esas estimaciones la media de las tasas de crecimiento para esa canasta de países fue del 1.8%. Es decir, el desempeño de la economía colombiana estuvo cercano a los promedios internacionales.

Así mismo, la tasa de crecimiento media de 24 países que en 1960 tenían un ingreso per cápita cercano al colombiano fue del 1.5%. Por lo anterior, puede decirse que el desempeño de la economía colombiana resulta aceptable. Sin embargo, debe observarse que las principales economías desarrolladas tuvieron un crecimiento similar o superior al colombiano, con lo cual el país no logró ninguna reducción en la brecha que le separa de dichas economías.

Cuadro 2: Tasas de crecimiento geométrico del PIB per cápita en dólares de 1990 (%)


En un ejercicio similar (cuadro 2) en el cual se comparan las tasas de crecimiento geométrico del PIB per cápita, medido en dólares de 1990, de algunas economías latinoamericanas, se observan desempeños bastante heterogéneos que no permiten mayores conclusiones generales sobre el período de análisis. Sin embargo, es claro, de un lado, que el país tampoco logró avances significativos respecto a sus similares de la región, excepción hecha del caso argentino; de otro lado, el desempeño económico colombiano fue mucho más estable.

En lo que tiene que ver con las variables de comercio exterior, durante al segunda mitad del siglo XX la economía colombiana no fue cerrada, pero si menos abierta que el promedio internacional. Si se mide el grado de apertura como la razón entre la suma de exportaciones e importaciones y el PIB (cuadro 3), se observa que en 1998 ese indicador para Colombia solo era 15 puntos mayor que en 1950. De manera complementaria debe señalarse que, mientras al inicio del período considerado el grado de apertura de la economía colombiana tenía niveles cercanos a los de su similar chilena, en los noventa esta última economía es 1.6 veces más abierta que la colombiana. Así mismo, una economía más pequeña como lo es la de Costa Rica fue en promedio 2.5 veces más abierta que la del país.

Cuadro 3: Grado de apertura ([exportaciones + importaciones]/PIB)
De otro lado, los primeros esfuerzos realizados en busca de consolidar rubros exportadores no tradicionales dieron sus frutos iniciales a fines de los cincuenta, cuando su valor promedio con referencia a períodos anteriores se multiplica por cinco aunque conservando niveles aún incipientes (cuadro 4). A partir de entonces, y hasta los primeros años del decenio de los setenta, la dinámica de las exportaciones estuvo explicada por los incrementos en las exportaciones diferentes al café y el petróleo crudo .

Dentro de las exportaciones no tradicionales, las de origen manufacturero constituyeron el 24% en 1957 y el 37% en 1970. Estas aprovecharon en su momento las ventajas derivadas de la reducción en tarifas arancelarias y bajos costos de movilización ofrecidos por el mercado regional (ALALC).

El comportamiento de las exportaciones no tradicionales durante 1970 – 1989, aunque con una gran dinámica que le significó multiplicar por cuatro su promedio de participación en el rubro total de ventas al exterior y por 23 su valor promedio en dólares, no tiene un patrón general de evolución y pueden reseñarse tres subperíodos: i) 1970 – 1974, con rápido crecimiento de su valor y de su participación en el PIB y en las exportaciones totales; ii) 1975 – 1985, se presenta estancamiento, con tasas de crecimiento negativas en 1976, 1981 y 1982; iii) 1986 – 1991, las exportaciones no tradicionales recuperan su dinámica observando un crecimiento promedio del 21% anual.

Mientras en el subperíodo 1970 – 1974 el sector industrial fue el que más contribuyó al crecimiento de las exportaciones no tradicionales, en el subperíodo 1975 – 1985 dicho sector en unión con el agropecuario observó peor desempeño en el ámbito de las exportaciones distintas de café, petróleo crudo, banano y oro. Este último comportamiento se explica, en parte, por la apreciación real del peso colombiano entre 1975 y 1982, asociada a la fuerte entrada de divisas provenientes de la bonanza cafetera de fines de los setenta, y por la desaceleración de la economía mundial, fruto de una política monetaria restrictiva iniciada en los Estados Unidos en la segunda mitad del decenio de los setenta y seguida por otros países desarrollados. La política de reactivación posteriormente adoptada, aceleración del ritmo de devaluación gradual y estrategias de promoción como la reglamentación de los certificados de reintegro tributario y los créditos de Proexpo, y la recuperación de la economía mundial explican a su vez el nuevo fortalecimiento de las exportaciones no tradicionales durante 1986 – 1991 .

Cuadro 4: Colombia, promedio de exportaciones por períodos.

Finalmente, en el período de los noventa las exportaciones no tradicionales presentaron un crecimiento anual moderado cercano al 7% en promedio. Un comportamiento que estuvo influido por la desaceleración observada en el ritmo de crecimiento de los países industrializados; un cierto grado de revaluación, especialmente en los primeros años del decenio; y un desmonte de los subsidios contemplados en el certificado de reintegro tributario .

En cuanto a la formación de capital humano a través de la educación, Sarmiento y Caro (1997) califican el avance de la educación en Colombia como lento, insuficiente e inequitativo, frente a los objetivos de política formulados para la educación básica. Hasta 1976 esa educación básica se identificaba con la primaria completa; el decreto 88 de 1976 definió a la educación básica como la primaria más cuatro años adicionales de formación secundaria. Sin embargo, en el umbral del siglo XXI la escolaridad promedio de la población colombiana sólo es de 7.3 años de estudio y en la zona rural sus habitantes no alcanzan en promedio la primaria completa (cuadro 5).

Cuadro 5: Colombia, escolaridad promedio de la población (años de estudio)

Los mayores avances parecen haberse dado entre 1990 y el año 2000, cuando el promedio de años de estudio de la población aumentó en 1.17 años, y entre 1970 y 1980, en cuyo período ese promedio aumentó en 1.05 años. En general, en los últimos 50 años del siglo XX la tasa de escolaridad de la población colombiana aumentó en 4.4 años; es decir, se necesitaron 11.4 años (20 en el sector rural) para aumentar el promedio de educación de la población en un año. Entonces, en las condiciones vigentes del sector educativo colombiano, se requieren por lo menos 42 años para alcanzar un promedio de educación en la población de 11 años.
La escolaridad promedio de la población urbana ha sido el doble de su similar rural; aunque en la segunda mitad del siglo XX la tasa de escolaridad rural observó un aumento levemente mayor, al multiplicarse por 2.3, respecto al de la urbana que se multiplicó por 1.9.

Poco antes de la década de los setenta los países de América Latina convirtieron en temas centrales de la agenda educativa al alfabetismo y a la educación básica, por considerarlos la puerta de entrada al desarrollo social y productivo de las personas y de la colectividad. Según la información de los censos de población, en Colombia la reducción del analfabetismo fue mayor entre 1973 y 1985, cuando esa tasa cayó en 6.5 puntos (cuadro 6). De otro lado, aunque en este ámbito los logros han sido mayores en las zonas rurales, las tasas de analfabetismo de la población rural siguen siendo más de tres veces las de la población urbana.

Cuadro 6: Colombia, tasas de analfabetismo en población mayor de 15 años (%)

Los menores logros en la reducción del analfabetismo a partir de 1985 parecen estar relacionados con la observación del crecimiento de la matricula primaria como un proceso interrumpido. La expansión de dicha matricula llegó hasta mediados de los años setenta; mientras entre 1970 y 1975 tuvo un crecimiento anual de 3.7%, entre 1975 y 1985 prácticamente se estancó y volvió a crecer al 2.2% anual entre 1985 y 1993 (Sarmiento y Caro, 1997). Por su parte, la matricula secundaria ha mantenido desde mediados de los años setenta una tasa de crecimiento promedio anual superior al 4%.

De otro lado, un primer acercamiento a los vínculos entre estas variables en el período de estudio, a través del análisis de dispersión (Gráfico 1), permite observar la presencia de un comportamiento en relación directa entre los indicadores de crecimiento, PIB y PIB per cápita, y la evolución del indicador de capital humano. De igual forma, se observa un movimiento en relación directa entre estos indicadores de evolución de la economía colombiana y el comportamiento de las exportaciones menores del país. Estos resultados preliminares tienden a hacer plausible la hipótesis de una relación positiva entre el crecimiento económico colombiano y la dinámica observada por las exportaciones menores y la acumulación de capital humano.
 


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