EL ECUADOR DEL MAÑANA.Desde una visión critica al neoliberalismo

EL CAPITAL ESCOLAR

Hemos iniciado el presente numeral abordando el tema de la actividad cultural en el Ecuador; sin embargo, no podemos concluir este capítulo sin considerar algo que resulta trascendente en la formación de las personas no tanto en lo referente al acceso al conocimiento sino que, especialmente, en cuanto a que determina y condiciona  en los estudiantes (los futuros ciudadanos) la manera de entender y aprehender la realidad social. Me refiero a la educación.

 

La Carta Política del Ecuador, en su Art. 66 establece en forma expresa que “La educación es derecho irrenunciable de las personas, deber inexcusable del Estado, la sociedad y la familia; área prioritaria de la inversión pública, requisito del desarrollo nacional y garantía de la equidad social. Es responsabilidad del Estado definir y ejecutar políticas que permitan alcanzar estos propósitos... La educación, inspirada en principios éticos, pluralistas, democráticos, humanistas y científicos, promoverá el respeto a los derechos humanos, desarrollará un pensamiento crítico, fomentará el civismo...”.

 

En este corto pero importante párrafo se resume extraordinariamente el concepto de educación y, especialmente, los fines que ha de cumplir en la sociedad. Empero, nuevamente la norma constitucional se queda en el campo del idealismo cuando la confrontamos con la realidad ecuatoriana. Analicemos algunas cifras que sobre inversión pública en educación registra el Ecuador.

 

INVERSIÓN PUBLICA EN EDUCACIÓN

Año de 1995

Cuadro Nro. 8

 

PAIS / REGION

% DEL PIB

Países industrializados

5.1

América Latina y Caribe

4.5

Países Andinos (Prom.)

4.2

Venezuela

5.2

Colombia

3.5

Ecuador

3.0

Perú

3.8

Bolivia

6.6

                                   Fuente: UNESCO Informe Mundial sobre la Educación 1998

                                          Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos

 

El cuadro Nro. 8 nos ayuda a comparar los niveles de gasto público en educación expresado como porcentaje del Producto Nacional Bruto, realizado por algunos países o regiones durante el año 1995. De esa información podemos advertir que América Latina y el Caribe en promedio destinan el 4.5% del PNB en inversión pública para educación; porcentaje mayor al promedio que registra la Comunidad Andina de Naciones (4.2%) para igual período. En lo que respecta a la subregión, lamentablemente, el Ecuador muestra el porcentaje más bajo de inversión en el área (3%) superado por Bolivia (6.6%), Venezuela (5.2%), Perú (3.8%) y Colombia (3.5%).

 

GASTO PUBLICO EN EDUCACIÓN POR NIVEL

Año de 1995

Cuadro Nro. 9

 

COMO % DEL TOTAL DE GASTOS PUBLICOS EN EDUCACION

PAIS

PREPRIMARIA Y PRIMARIA

SECUNDARIA

SUPERIOR

Colombia

38.8

33.1

16.8

Ecuador

29

30.9

21.5

                     Fuente: UNESCO, Informe Mundial sobre la Educación 1998

                        Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos

 

De su parte, el cuadro Nro. 9 nos muestra comparativamente hablando que Colombia a diferencia de Ecuador destina mayor recursos para los niveles pre-primario, primario y secundario de la educación y un menor porcentaje a las universidades. Estas cifras, en todo caso, denotan la manera de orientar y priorizar la política educativa por parte de esos dos Estados.

 

En el caso de Ecuador, la indiferencia y falta de atención del gobierno central al área de la educación resulta, como vemos, preocupante. A pesar de que el Art. 71 de la actual Constitución establece que “en el presupuesto general del Estado se asignará no menos del treinta por ciento de los ingresos corrientes totales del gobierno central, para la educación y la erradicación del analfabetismo”, la distribución de los recursos siempre ha resultado ser inferior a ese porcentaje. Veamos algunas cifras esclarecedoras del quinquenio: 1990-1995:

 

 

Cuadro Nro. 10

 

RELACION PORCENTUAL ENTRE LA EDUCACIÓN Y EL PRESUPUESTO GENERAL DEL ESTADO

( millones de dólares)

AÑO

PRESUPUESTO ESTATAL

GASTO EN EDUCACION

RELACION PORCENTUAL

1990

1.344.76

248.9

18.50

1991

1.493.05

272.6

18.25

1992

1.680.87

327.78

19.50

1993

2.117.74

389.63

18.39

1994

2.528.37

416.25

16.46

1995

2.549.94

471.58

18.49

Fuente: www.siscom.or.cr/cdp/proyecu/investigaciones/financiamiento/financ1.html

Elaboración: Giovanni Carrión Cevallos

 

 

De las cifras podemos concluir que la relación porcentual entre presupuesto estatal y gasto en educación se ha movido, en promedio, en el rango del 18% como se ha dicho, muy inferior a lo determinado por la norma constitucional. Y es más, si comparamos  el gasto realizado en educación en 1996 y 1999 en el Ecuador advertimos la reducción dramática de recursos para ese sector, recorte de un 50%, esto es al pasar de 600 a 300 millones de dólares[1] en esos años.

 

Por otra parte, de investigaciones desarrolladas en el campo de la educación en el Ecuador, se concluye que “un problema particularmente grave que afecta a la educación en el país es la inequidad. El sistema educativo vigente tuvo como base la expansión de la cobertura para permitir, entre los sectores medios urbanos, mecanismos de ascenso social y fortalecer el proceso de consolidación nacional. Esto generó el descuido de las zonas rurales, poblaciones nativas y sectores marginales” (SIISE,2000).

 

Estos problemas persisten en el Ecuador a pesar de que el país ha asumido compromisos de carácter planetario, orientados, en lo medular, a mejorar el nivel educativo y de inclusión de la población. Uno de esos instrumentos internacionales, precisamente, constituye la llamada Declaración de Tailandia de 1990, conocida como “ Educación para todos”, mediante la cual el país se comprometió a lo siguiente:

 

“1. Expandir las actividades de desarrollo y de cuidado del niño en la primera infancia, incluyendo intervenciones a nivel familiar y de la comunidad, particularmente en el caso de niños pobres, desfavorecidos y discapacitados;

2. Garantizar el acceso universal y completo de la educación primaria para el 2000;

3. Mejorar los logros de aprendizaje de manera que un porcentaje previsto ( por ejemplo, el 80% de la población de 14 años) alcance o supere un nivel de conocimiento definido como necesario;

4. Reducir la tasa de analfabetismo de adultos hacia el año 2000 a un nivel que represente la mitad de la población analfabeta existente en el año 1990;

5. Ampliar la oferta de educación básica y capacitación hacia otras destrezas consideradas esenciales para jóvenes y adultos, que adicionalmente incorpore a sus programas un mecanismo para la evaluación de su efectividad en términos de cambios en comportamiento, y sus efectos en la salud, el empleo y la producción;

6. Asegurar una mayor adquisición, por parte de individuos y familias, de las destrezas y valores necesarios para lograr un mejor estilo de vida y un desarrollo sustentable, impartidos a través de la acción social, de todos los canales educativos, incluyendo los medios de comunicación y otras formas de comunicación moderna y convencional” (SIISE, 2000).

 

Debemos recordar que las bases del sistema educativo ecuatoriano actual se sentaron allá por la década de los sesenta, en donde además se trazaron estrategias a fin de permitir un impulso al modelo de sustitución de importaciones (ISI). Los objetivos del sistema educativo al que hacemos referencia consistieron en:

 

Expandir la cobertura de la educación a base de la universalización de la escuela primaria. Además, la formación de cuadros técnicos para la incipiente industrialización del país.

 

Con relación al segundo punto, sin embargo, cabe introducir una reflexión que amplíe y explique de mejor manera el por qué de esa decisión. Como recordamos, el gobierno del presidente norteamericano Kennedy, en la década de los 60, con la finalidad de frenar el avance comunista en la región, alentó la llamada Alianza para el Progreso que no fue otra cosa que la decisión de EE.UU de apoyar económicamente a las naciones latinoamericanas a condición de que éstas implementen algunas medidas entre las que destacaron: “a) la reforma agraria y, b) la reforma educativa”[2], orientadas a contrarrestar el fantasma rojo que no solamente recorría Europa sino la región latinoamericana. En este último punto, los ‘estudios’ norteamericanos sobre la realidad universitaria concluían que la universidad estaba politizada y era foco de insurrección, debiendo por lo tanto implementarse una reforma universitaria la misma que consistía en limitar el co-gobierno y, por otra parte, desarrollar las ramas técnicas en detrimento del área social (asignaturas como sociología, antropología, política, etc); es decir, lo que se pretendió fue limitar los espacios para la crítica  y la posición contestataria del sector estudiantil y académico.

 

Volviendo al caso del Ecuador, “durante el decenio de 1970, el régimen militar dio un fuerte impulso a la expansión de los servicios docentes. Asimismo, en 1979 el nuevo régimen constitucional dio especial atención a la educación pero, en esencia, mantuvo el mismo enfoque: ampliar la cobertura. Los gobiernos que siguieron en las dos últimas décadas, manteniendo el mismo modelo educativo, han dado énfasis a determinados ámbitos de la política educativa: construcción de infraestructura escolar y fomento de la educación técnica (1984-1988); alfabetización, producción de textos escolares, transformación de los normales en institutos pedagógicos y nueva ley de carrera docente y escalafón del magisterio (1988-1992); reforma curricular de la educación básica (1992-1996). La tendencia reciente es hacia la formulación de programas parciales y limitados en el tiempo. En este marco, la continuidad  se deriva principalmente de los proyectos, de mediano y largo plazo, que tienen financiamiento y asesoramiento internacional” (SIISE,2000).

 

Lo último que se anota resulta bastante preocupante en la medida que con estas políticas educativas se afecta a cierto tipo de valores como el de la identidad nacional. En este aspecto vale recoger el criterio de Andrés Pérez Baltodano, quien afirma que en Latinoamérica “el tema de la identidad tiende a perder su significado político-sociológico para convertirse en un concepto que sencillamente representa los aspectos folclóricos de la nacionalidad. Si utilizamos nuevamente el caso de la educación es posible observar cómo los procesos de reforma educativa que se impulsan actualmente en América Latina con la asistencia técnica y financiera del Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), son procesos fundamentalmente orientados a facilitar la inserción de los países de América Latina en la economía global. En estos programas, los objetivos de solidaridad e identidad nacional brillan por su ausencia” (Pérez, 1997:44).

 

De otra parte, es importante analizar los indicadores de cobertura y acceso a la educación que se registran en el Ecuador. “Lo que se observa de manera general es una tendencia al agotamiento de la expansión de la cobertura del sistema educativo, la cual se puede ver con claridad en la matriculación escolar” (SIISE,2000). En efecto, entre 1982 y 1990 la tasa neta de matrícula creció de 60% a 89% en el nivel primario, del 30% al 43% en el secundario y del 7% al 11% en el universitario[3]. Sin embargo, a partir de la década de los noventa “el ritmo de crecimiento se estanca dramáticamente, llegando en el caso de la primaria y de la secundaria a mantenerse constante; en el caso de la matrícula universitaria la disminución es acentuada hasta 1995, para luego tener una ligera recuperación. En otras palabras, la mejora del nivel educativo de los ecuatorianos, según estos indicadores ha llegado a su límite...” (SIISE,2000).

 

 A más de existir problemas a nivel de acceso a la educación (matriculación), es clara la falta de igualdad de oportunidades[4] en cuanto a la expansión de la cobertura educativa explicada desde el nivel de ingresos de la población e incluso desde su etnicidad. En efecto, se ha probado que en 1995, por ejemplo, “2 de cada 10 jóvenes de hogares que vivían en extrema pobreza asistían al colegio, en tanto que 7 de cada 10 de aquellos que pertenecían a hogares que no son pobres lo hacían. Asimismo, los jóvenes no indígenas tenían 3 veces más posibilidades de asistir a la universidad que sus compatriotas de los grupos indígenas. En general, en cuanto a la oferta actual del sistema educativo, la mayor discriminación se observa en la secundaria y la universidad: las disparidades se han reducido considerablemente en la cobertura de la educación primaria” (SIISE,2000).

 

Asimismo, resulta importante analizar el grado de eficiencia que muestra el sistema educativo ecuatoriano. En este aspecto, resulta fundamental referirnos al tema de la repetición escolar. De acuerdo a trabajos desarrollados, Latinoamérica a inicios de la década de los 90, el 42% de los niños y niñas que cursaban el primer grado escolar lo repetían y un 29% de ese mismo segmento poblacional repetía uno o más años escolares a nivel de la primaria. Según una encuesta practicada en 1987 y 1990, en el Ecuador el 28% de los alumnos del primer grado de escuela lo repetían; en tanto que, un 15%, en promedio, de alumnos del nivel básico repiten uno o más grados[5].

 

El problema de la repetición escolar, además, se lo asocia con determinadas condiciones sociales. En efecto, investigaciones concluyen que “la repetición de primer grado es mayor en el campo que en las ciudades. Los alumnos indígenas repiten el primer grado con mayor frecuencia que los no indígenas. Los niños y niñas de hogares de extrema pobreza tienen más de tres veces la probabilidad de repetir el primer grado que aquellos que provienen de hogares que no son pobres” (SIISE,2000).

 

La información que hemos revisado nos permite concluir en que si bien en el Ecuador se han dado avances en materia educativa, especialmente con la reducción del analfabetismo pasando éste del 44% que existía en 1950 al 11% en 1999, empero, el ritmo con que venía batiéndose  el analfabetismo en el Ecuador se ha reducido; pues, del 6% por año registrado en el período 1974-1982 pasó al 4% anual en la década de los ochenta y finalmente al 2% anual en el decenio del noventa, advirtiéndose a partir de 1995 un descenso poco significativo en el nivel de analfabetismo en el país[6]. Para este estancamiento sin duda que ha colaborado la falta de atención gubernamental, traducida en la asignación insuficiente de recursos presupuestarios y en la carencia de políticas de Estado en materia de educación.

 

Esto nos lleva a concluir en esta parte que, lamentablemente, uno de los factores fundamentales en la formación del capital cultural, como es el capital escolar, no ha recibido el apoyo requerido por parte del poder central, más bien su manejo, en buena medida se lo ha entregado al sector privado en perjuicio de la educación pública en el Ecuador, en donde se privilegia y entiende a la educación como un negocio antes que como la formación de profesionales y en última de ciudadanos.

 

La sumatoria de los capitales económico, cultural, político y social en el Ecuador como hemos demostrado resultan ser muy pobres y, lo que es peor, subyugados bajo el signo de la corriente neoliberal que amenaza -de continuar con esa tendencia-  agravar sus indicadores y acentuar su ya desigual distribución en la sociedad.

 

[1] Cifras proporcionadas por la Dra. Rosalía Arteaga, ex - Ministra de Educación del Ecuador, en entrevista de televisión difundida por Teleamazonas, canal 4 (26.07.01).

 

[2] Explicación de Consuelo Ahumada sobre el alcance de la iniciativa norteamericana contenida en la “Alianza para el Progreso”.

 

[3] Datos tomados del Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador, 2000.

[4] “Las desigualdades entre los ecuatorianos que residen en el campo y en las ciudades, entre los pobres y no pobres y entre los indígenas y no indígenas, se manifiestan en todos los indicadores de educación. El grado medio de escolaridad de las personas que viven en la pobreza era en 1999 de 5 años en tanto que para aquellas que están sobre la línea de pobreza era de 8,5 años; en las ciudades había 8 veces más personas con instrucción universitaria que en el campo; y había 2 y 3 veces menos indígenas matriculados en la secundaria y universidad respectivamente. De otra parte, el analfabetismo de la población rural era al finalizar la década de 1990 equiparable a la situación del país en general hace 13 años; y la situación de la población indígena es semejante a la del país hace 33 años”(SIISE,2000).

[5] Ibidem.

 

[6] Las cifras han sido tomadas del estudio preparado por el Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador, SIISE, 2000.

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